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La batalla a solas de Cristina y Dilma

requete lluvioso”. Dilma: “Tenemos la infla- ción dominada: 5,4% anual”. Cristina: “Per- dón, cuando hablás rápido no te entiendo”. Dilma: “Los empresarios me ...
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página dos

| Sábado 1º de diciembre de 2012

Página dos de no Creer

a primera vista

La batalla a solas de Cristina y Dilma

Fin de año móvil

Diciembre es el mes de las llamadas telefónicas. El crecimiento del uso del celular a través de los años muestra una diferencia sustancial con el teléfono fijo Florencia Abd y Varinia Tellería

Carlos M. Reymundo Roberts

— LA NACION —

—LA NACIoN—

Mensajes de texto enviados

Cantidad de llamadas registradas

D

ilma volvió a su país feliz de la vida. Dice que cada encuentro con Cristina le resulta increíble. Que aprende muchísimo. Todavía recuerda la primera entrevista. Al salir, el canciller Antonio Patriota le preguntó cómo le había ido. Ella contestó: “Muy bien. Me explicó todo. A los 10 minutos de hablar ya me estaba explicando Brasil”. Sobriecita como es siempre en su outfit (desabridos tailleurs, poco maquillaje; un estilo que podría definirse como “no me importa nada”), disfruta viendo los esmeros de su colega, siempre súper producida (estilo “cada vez me importa más”). En el cierre de la Conferencia de la UIA, en Cardales, no pudo dejar de mirarle el exuberante collar de oro que se había puesto. Le pareció un poquito too much semejante alhaja para una reunión con tan poco glamour, pero no paró hasta preguntarle cuánto le había costado. “Hace mucho que no pregunto los precios”, respondió Cristina. Por cierto, lo más jugoso no estuvo allí sino en la reunión que habían tenido horas antes en la Casa Rosada. Como cada vez que se encuentran, el trato cordial sirvió para disimular una rivalidad muy evidente. Dilma contó que había estado en Harvard y que le había ido bárbaro. “Me fueron a ver cientos de chicos, traté de hablar poco y de escucharlos mucho, les contesté todo lo que me preguntaron y no pararon de aplaudirme. Hasta repartí becas para los estudiantes brasileños que estudian allí. Fue inolvidable.” Cristina relató su experiencia en la misma universidad. “Me fueron a ver miles de chicos, pero había infiltrados de Macri. Traté de hablar mucho y de escucharlos poco. No pararon de aplaudir las preguntas más hirientes. Uno me preguntó cómo había hecho mi fortuna y los periodistas le sacaban fotos. Repartí críticas a Harvard y a la Universidad de La Matanza. Fue inolvidable.” Continuó Dilma. “En Nueva York salí a caminar y me seguían decenas de periodistas. Habrás visto las fotos. Después tuve la visita de Bill Clinton en mi hotel, durante dos horas. Me vino a proponer que la próxima reunión de su fundación se hiciera en Río. Y el New York Times me anunció que va a sacar una versión en portugués para Brasil.” Replicó Cristina. “Salí a hacer compras por Manhattan y me siguieron decenas de funcionarios y chicos de La Cámpora, y no dejé que se acercara ningún periodista. En la habitación de mi hotel vi una entrevista por televisión a Clinton y no entendí nada. Al hegemónico New York Times no lo soporto. Yo prefiero Tiempo Argentino.” Pasaron a los temas domésticos. Dilma comentó su sorpresa cuando vio, camino de la Casa Rosada, el crecimiento de la villa 31, en Retiro. Cristina lo atribuyó al boom de la construcción. Dilma se mostró orgullosa porque acababa de echar a cuatro funcionarios sospechados de corrupción. Cristina, solidaria, se ofreció a darles trabajo. Dilma

reveló detalles sobre el llamado “juicio del siglo” (el “mensalão”), en el que fueron condenados 25 funcionarios del PT. Cristina relató, con el mismo orgullo, cómo el “juicio del siglo”, contra Clarín, le había permitido remover a decenas de jueces y camaristas. Instalado el tema de los medios, no hubo forma de escaparle. Cristina contó que había mandado a traducir la famosa frase de Dilma: “Prefiro o ruído da imprensa ao silêncio das ditaduras”. En español cristinista quedó así: “Prefiero el silencio de la prensa oficial al ruido de los medios independientes”. Dilma dijo que le gusta dar conferencias de prensa. Respuesta: “Acá, ni se te ocurra. Los periodistas argentinos tienen la manía de hacer preguntas”. Muy en la intimidad, Dilma reconoció que poco a poco se había ido alejando de su antecesor y mentor, Lula. Cristina dijo que ella había hecho lo mismo. Hablaron de economía. Dilma: “Nos están lloviendo inversiones”. Cristina: “octubre fue un mes requete lluvioso”. Dilma: “Tenemos la inflación dominada: 5,4% anual”. Cristina: “Perdón, cuando hablás rápido no te entiendo”. Dilma: “Los empresarios me aplauden”. Cristina: “A mí también, y eso que los vivo retando”. Dilma: “Hemos liberado totalmente la venta de dólares y no hubo corrida algu-

teléfono fijo

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Último registro de septiembre

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2010

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Dilma admitió que se fue alejando de su mentor, Lula; Cristina dijo que ella había hecho lo mismo

5049,8

na”. Cristina: “Please, hablá más despacio”. Dilma: “Estoy orgullosa porque la fortaleza de nuestra economía le pudo hacer frente al impacto de la crisis mundial”. Cristina: “Yo tuve la fortaleza de decir que el mundo se nos había caído encima”. Después hablaron de la inseguridad. En Brasil mandaron el ejército a las favelas para combatir al crimen organizado. Acá, contó la señora, cada vez hay menos delito y menos ejército. Política internacional. Dilma confió que no le gusta viajar al exterior. Cristina, que ya tiene bastante con los permanentes viajes a Santa Cruz. Protesta social: “En Brasil son insignificantes”. Réplica: “Acá los que protestan son unos insignificantes”. Cuando se dieron cuenta habían pasado dos horas, en las que Dilma recordó su largo viaje político: de aquella guerrillera de los 70 a esta jefa de Estado. Cristina, el suyo: de humilde estudiante de derecho a abogada exitosa con 70 millones de pesos, gran parte de ellos conseguidos como jefa de Estado. La despedida. Dilma, en tren de confidencia: “Sabés, yo tengo un imitador, Gustavo Mendes. Velo en YouTube. Es buenísimo”. Cristina: “Y yo, una imitadora, Fátima Florez. Es malísima. Si Dios quiere, a partir del 7-D sólo la vas a poder ver en YouTube”.ß

2006

1.199.035

Diciembre

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2004 Diciembre

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2002

966.699

Diciembre

409.215 2004 06 08 10 2012 Septiembre Fuente: Indec / LA NACION

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Las notas mÁs Leídas De la eDición impresa

Eduardo Fidanza

1. La Presidenta ordenó ignorar las críticas 2. El poder cristinista, el relato y los límites de la sociedad 3. Cuando Montoneros también gobernaba

oPINIóN

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1. El ejemplo contracultural de Almeyda dejó su huella 2. Máximo Kirchner y una chacra de más de US$ 2 millones 3. Tras el diluvio, cómo seguirá el clima el fin de semana

“Cuando los argentinos tuvieron acceso al consumo y al trabajo, se desentendieron de la política.”

editoriaLes

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evitar el colapso energético. Los daños de la política oficial están a la vista y de no aplicarse un plan estratégico coherente los estragos serán incluso mayores. Página 34

mañana

Vivir solo. En la Argentina ya hay casi 6 millones de personas en hogares unipersonales, y el fenómeno de los neosolteros se extiende en todo el mundo. Revista

SÁBADo

“La lista de códigos de país que en Internet se usan con fines comerciales es larga y curiosa”

en esCaLa.

Neumáticos

Bicicletas

1.400.000.000 Teléfonos móviles

1.600.000.000

Fuente: Guinness World Records / LA NACION

Adriana Anzillotti

PRoPIEDADES

“De la mano del agro habrá un derrame a los ladrillos, aunque lo esperable está muy lejos de otros tiempos.”

gabriel mariotto

Unidades producidas en el mundo, por producto Ladrillos Lego

“Habrá que recomponer caja: los precios de los combustibles subirán más que la inflación.”

La frase deL día

Un 2012 a toda máquina 36.000.000.000

105.000.000 Computadoras

364.000.000

Diciembre de cada año y septiembre de 2012. En millones

= 100.000

teléfono móvil

“La provincia no es un vaciadero para que traigan sus desechos” El vice bonaerense se cruzó con Vidal, su par porteña, por la basura. Página 26

miniaturas

pantaLLas

¿De qué le sirve al Gobierno el 7-D?

Oráculos del pasado que nos hablan del futuro

Carlos Pagni

Pablo Sirvén

a semana próxima llegarán a Buenos Aires delegaciones de la Sociedad Interamericana de Prensa y de la Asociación Internacional de Radiodifusión. Esas organizaciones temen que Cristina Kirchner imite a su amigo Hugo Chávez y avance manu militari sobre Clarín. Como con las finanzas o el comercio, la Presidenta ya sabe por qué sus conductas alarman en el exterior: “Quieren castigar el éxito de mi heterodoxia”, explica. Está menos claro si conoce el resultado. ¿Mejorará su imagen pública apagando TN? El cacerolazo del 8-N se promovió en las redes sociales. ¿Habrá que controlar Twitter y Facebook? Poner radios y canales en manos de amigos tampoco la ha ayudado demasiado. El Canal 9 del mexicano Ángel González es una mueca del Canal 9 de Romay. Y la Radio del Plata de Electroingeniería ni se aproxima a la de Tinelli. ¿Cuánto rinde en términos políticos la montaña de plata que destina a los medios que promueven su gobierno? Como en tantos otros campos, la señora de Kirchner no llama tanto la atención por lo mucho que paga, sino por lo poco que consigue.ß

odo lo que suponemos que inventamos en los últimos años, fue anticipado en los 60. La reedición de La sociedad del espectáculo, de Guy Debord (1967) nos recordó que ya entonces se vislumbraba que los 2000 nos iba a sorprender vadeando un río tempestuoso donde lo histriónico y lo mediático se volverían hueca ideología global. Para confirmar que no hay nada nuevo bajo el sol, Eduntref, la editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, acaba de exhumar otro libro de aquellos años: Cine expandido (1970), un clásico armado sobre la base de artículos que el teórico de los medios Gene Youngblood escribió entre 1967 y aquel año en el periódico underground The Angeles Free Press. El título que dio nombre a esa serie de artículos, y luego al libro, fue acuñado por el cineasta experimental Stan Van Der Beek. Youngblood hablaba de video arte, mescolanzas audiovisuales, películas “computarizadas” , holografías y otras rarezas. Pensó que sólo lo leerían cuatro hippies, pero llegó a vender casi cien mil copias en siete años. Ahora vuelve en castellano, 42 años después, sin una sola arruga.ß

—LA NACIoN—

—LA NACIoN—

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