Hombres diferentes Por Yoandys López Pérez Usado con permiso Una de las frases de toda la Biblia que más me cautiva se encuentra en el libro de Hebreos capítulo 11, donde se hace referencia a los héroes de la fe. Ésta dice así: Hombres. . . de los cuales el mundo no era digno. ¿Cuántos hemos anhelados en algún momento que es tas palabras se refiriesen también a nosotros? Hoy en día, en la era de la comunicación y la informática, en la época de reconocimientos de las masas, del uso de la psicología mundana y no del Espíritu Santo para trastornar multitudes muchos logran gran prestigio y reconocimiento humano. Los nombres de pastores, misioneros, y evangelistas ruedan de boca en boca al hablar de la eficacia y ministerios de éstos, los métodos nuevos, “iglesias crecidas” y “vidas cambiadas”. Todo esto es maravilloso e impresionante pero son puras fábulas de hombres. ¿Pero qué de aquéllos que marcaron diferencias sin ni siquiera ser reconocidos? ¿Se terminaron? ¿Se quedaron éstos en la época de la iglesia primitiva, de la reforma o de los avivamientos en Europa? O, ¿es que seguimos como Samuel mirando lo que está delante de nuestros ojos y no el corazón? ¿Será que los nuevos lentes actuales han segado la luz del discernimiento que Dios ha puesto en nosotros? ¿Se terminó la lista de los que realmente sirven y glorifican a Dios? Creo que no. Es más. La Palabra de Dios nos muestra que en todas las épocas nuestro Padre tiene su remanente fiel. Como en los tiempos de antaño cuando Elías, deprimido, pensaba que estaba solo, Dios había guardado para sí 7,000 hombres y mujeres fieles que no doblaron sus rodillas ante ídolo alguno. Es igual en es te tiempo. Entonces, ¿dónde están? ¿Qué hace que no los veamos o que notemos su escasez? ¿Acaso hay que recordarles como aguas pasadas y haciendo énfasis en el olvido? ¿O simplemente tenemos que buscar hombres diferentes? Diferentes a nuestros conceptos y a nuestro tiempo. Dios hoy también tiene hombres fieles. Éstos quizás no son dirigentes de grandes iglesias, ni son llevados como el viento, y probablemente nunca tendrán el derecho de ser reconocidos. Ellos son los que se conforman no con dinero, ni reconocimientos, ni carros, ni nombres, ni ministerios nacionales ni internacionales, ni de vanidad alguna de hombres sino de la presencia de Dios. No tienen una vida fácil ni desahogada materialmente pero esto no les preocupa. Sus noches de desvelos son provocadas por un deseo de agradar a Dios y para Él ser mejores. Estos son los que siguen trastornando al mundo como en el tiempo de los apóstoles. Son los que hoy hacen que el mundo vaya tras él (Jesús), los que dan sabor, los que ponen el paso para que los demás lo sigan, sin forzar ni obligar, sino exhortando y sirviendo. Siendo ellos mismos ejemplos de que Jesús vive. Hombres de acción más que de palabras, hombres que predican todo el tiempo y hablan sólo cuando es necesario. Por siglos en la Palabra de Dios la lista de los héroes de la fe sigue intacta para nosotros, pero no para Dios. Quizás hoy tu creador pueda estar diciendo de ti: Por la fe __________________ venció vanidades, destronó mentiras, cambió indiferencias, consoló a muchos, trajo unidad, y en medio de angustias sufrimiento y dificultades se sostuvo como viendo al invisible. Aunque para otros no fueran grandes, fueron fieles, sin igual, de los cuales el mundo no era digno. Escribo para dar nuestro reconocimiento a aquellos que ni siquiera lo saben, para los siervos de siempre y para los amados de Dios.
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