Exterior

Viernes 8 de febrero de 2008

Reacciones ante la propuesta de Rajoy

Crece en España la polémica electoral por la inmigración

LA NACION/Página 3

Cae un capo de la camorra

Se debaten las “costumbres españolas” Por Silvia Pisani Corresponsal en España MADRID.– Cuando sólo faltan 30 días para las elecciones generales, el derechista Partido Popular (PP) provocó un súbito giro en la campaña, al instalar de lleno el fenómeno de la inmigración como tema de debate con su cuestionada idea de imponer un contrato para que los extranjeros “respeten las costumbres españolas”. Si bien el tema se impuso en la campaña, dirigentes del PP trataron ayer de explicar a qué hábitos concretos se quiso referir su candidato, Mariano Rajoy, cuando habló de “costumbres españolas”, cuyo acatamiento quiere exigir por contrato a los extranjeros. Al caer la tarde, la explicación parecía más o menos cerrada. “Se trata de los principios que hacen a la convivencia democrática, que rigen no por ley sino por un consenso que no siempre es claro en todas las culturas”, insistió uno de los voceros del partido, Ignacio Astarloa. ¿Qué principios? Por ejemplo: que hombres y mujeres son iguales; que la mujer no es propiedad del hombre y que los padres no son quiénes para acordar el matrimonio de sus hijos ni para mutilar el cuerpo de las hijas con la ablación de sus genitales, o que a la escuela se va sin símbolos religiosos, sea el velo o cualquier otro. Ya se sabe que no es bueno para un candidato que otros tengan que explicar lo que quiso decir. Lo cierto es que cuando los amigos de Rajoy terminaron de hacerlo, las críticas le llovían con el furor del granizo. “Esto es puro humo con tufo a xenofobia”, disparó el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. “¿Quién va a fijar el catálogo de buenas costumbres? ¿Cuáles son las buenas: las mías, las del señor Rajoy, las de Rouco?” (en alusión al cardenal primado de Madrid, Antonio Rouco Varela). “¿Contrato de integración? ¿Y eso qué es?”, preguntó, irónico, el presidente y candidato a la reelección, José Luis Rodríguez Zapatero. “Esa es una propuesta superflua y vacía de contenido”, añadió, una vez que escu-

Elecciones de marzo

Irán: vetan a candidatos reformistas Es por deslealtad al sistema islámico TEHERAN.– En una medida que podría favorecer al presidente ultraconservador Mahmoud Ahmadinejad, más de 2000 candidatos reformistas a las elecciones parlamentarias de Irán fueron vetados por su supuesta falta de lealtad al sistema islámico. Los comités ejecutivos encargados de organizar las elecciones del 14 de marzo, en dependencias del Ministerio del Interior, descalificaron el mes pasado a alrededor de 2000 candidatos, en su mayoría moderados. Los dirigentes reformistas dijeron que la decisión anula sus posibilidades de competir con los conservadores, que controlan el actual Parlamento. El ex presidente reformista Mohammed Khatami calificó la medida, promovida por el poderoso Consejo de Guardianes de la Constitución, como una “catástrofe”. “Es bastante problemático que algunas personas decentes sean descalificadas y todavía más lamentable que la tendencia del voto de la gente esté siendo predeterminada, lo que podría poner en serio peligro al sistema”, comentó Khatami, que encabeza una coalición reformista de oposición a Ahmadinejad. Uno de los candidatos vetados es Ali Eshraqi, nieto del difunto líder histórico de la revolución islámica, el ayatollah Ruhollah Khomeini. Lo misma situación ocurrió en los comicios de 2004, cuando 2500 candidatos reformistas fueron prohibidos y los aliados de Ahmadinejad lograron el control parlamentario. Para el analista independiente Saeed Laylaz, el hecho “es una señal de que el gobierno, mantenido por el petróleo, no necesita más que un Parlamento obediente”. La influencia en el Parlamento fortalecería a Ahmadinejad para las elecciones presidenciales de 2009, frente a las crecientes críticas que ha recibido por los problemas económicos de Irán. Agencias DPA, ANSA y AP

chó –con cara de que era la primera vez– de qué se trataba el asunto. En partidos políticos y en organizaciones que trabajan con inmigrantes, la mayoría de las opiniones fueron muy críticas para con la idea. Pero, al caer la tarde, empezaron las sorpresas y los signos de que, tal vez, la propuesta no sonaba tan aberrante entre sectores sociales con voto a favor del gobernante socialismo.

Apoyo a la idea Los primeros sondeos informales revelaron, al menos, una “escucha” de la propuesta, según admitieron a LA NACION fuentes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sin valor de encuestas, el sondeo digital del influyente diario El País revelaba que sólo uno de cada cinco consultados rechazaba de plano la idea y que, en todo caso, el principal problema era determinar qué se quería decir con “costumbres”. Las sorpresas siguieron cuando, entre agrupaciones de inmigrantes, asomaron tímidas voces a favor y se diferenciaron de la mayoritaria repulsa. “Nos parece bien, siempre que se respete la cultura de la persona que llega”, dijo la titular de la Asociación de Inmigrantes Marroquíes de Madrid, Nadia Otmanit. “Esto ha armado un revuelo innecesario. Si se escucha con detenimiento, la idea tiene sentido y para los inmigrantes es útil porque sabemos mejor a qué atenernos”, dijo el titular de la Asociación Pueblos de Ecuador, Washington Tabar. Con cuatro millones de personas, la inmigración representa el 10 por ciento de la población española. El fenómeno ha sido muy rápido y en muchos barrios tradicionalmente votantes del PSOE se advierte no intolerancia, sino cierta aprensión sobre cómo el fenómeno impacta en la vida cotidiana. Muchos colegios tienen “aulas de integración” para los recién llegados; en Cataluña, el gobierno que integran socialistas y nacionalistas impone la enseñanza del catalán. Por todo eso, anoche parecía que el debate, lejos de cerrarse, quedaba instalado.

AFP

Licciardi, custodiado por policías tras su arresto en una finca en las afueras de Nápoles

Histórico golpe contra la mafia Hubo 90 arrestos en operativos simultáneos realizados en Nueva York y en Sicilia Por Elisabetta Piqué Corresponsal en Italia ROMA.– Una megarredada coordinada por el FBI y la Dirección Antimafia de Palermo, que determinó un total de 90 arrestos entre Sicilia y Nueva York, le propinó ayer un severo golpe al crimen organizado ítaloamericano. Y que coincidió con otro, no menos importante: la detención del capo de la camorra (mafia napolitana), Vincenzo Licciardi, que integraba la lista de los 30 más buscados por la justicia. En el operativo bautizado Old Bridge –por tratarse de un “viejo puente” que une los negocios ilícitos de Sicilia y el Nuevo Mundo–, destinado a romper la conexión del tráfico de drogas entre las familias sicilianas y neoyorquinas de los Inzerillo y los Gambino, 30 personas fueron detenidas en Palermo y 60 en Nueva York. “El Padrino y Los Soprano no son sólo ciencia ficción: la Cosa Nostra está viva y es una amenaza, especial-

mente en Nueva York”, dijo John Pistole, número dos del FBI, que definió como “excepcional” la colaboración con la policía italiana. La operación en Italia también desarticuló a familias mafiosas conectadas con el ex capo di tutti i capi de la Cosa Nostra, Bernardo Provenzano (arrestado en abril de 2006), y con su heredero, Salvatore Lo Piccolo (detenido en noviembre último). Los fiscales norteamericanos arrestaron a varios “peces gordos”, entre ellos Frank Calí, de la familia Gambino y considerado el jefe de la Cosa Nostra norteamericana; el boss ítalo-americano Filippo Casamento, de 82 años; y Giovanno Inzerillo, de 36 años, hijo de Totuccio, asesinado por los hombres de Salvatore Riina (Totó) en la guerra de la mafia de los 80. Según la investigación conjunta, Calí, de 43 años –apresado en la casa de su amante–, tenía contactos con los mafiosos palermitanos vinculados a Provenzano y a Lo Piccolo. Los investigadores, con escuchas y cámaras ocultas, siguieron durante

por lo menos dos años cada conversación y cada paso que daban los padrinos norteamericanos aliados de los Inzerillo, los Mannino, los Di Maggio y los Gambino, y gracias también a pizzinis (mensajes en código) descubiertos tras los arrestos de Provenzano y Lo Piccolo. Así salió a la luz un nuevo pacto entre sicilianos y estadounidenses, después de dos décadas de dominio mafioso corleonés. A principios de los 80, cuando estalló una guerra en el seno de la Cosa Nostra, varias familias mafiosas se vieron obligadas a huir de Sicilia. “O vivos en Nueva York, o muertos en Palermo”, fue el ultimátum que entonces Riina, capo del clan de los corleoneses, les dio a sus enemigos. Una familia que se fugó a Estados Unidos fue la Inzerillo, que ya había enterrado a Salvatore Inzerillo, capo del clan, y a un hijo suyo, asesinado días antes de cumplir 18 años. Los Gambino, el clan italiano dominante en Nueva York, les dio a los Inzerillo una calurosa bienvenida, por sus estrechos vínculos matrimoniales

y de negocios, sobre todo en lo relativo al tráfico de drogas. Pero tras el arresto de Riina, en 1993, las relaciones entre los Inzerillo y los capos de la Cosa Nostra en Sicilia se suavizaron. Las tradicionales familias querían volver participar del negocio de la droga. Así, después de años de exilio, los denominados scappati (los que se escaparon) volvieron a Palermo a reconquistar territorio, según determinó la operación Old Bridge. “El intento de la mafia palermitana de restablecer relaciones con el crimen organizado norteamericano fue porque la Cosa Nostra siciliana quería volver a entrar en el tráfico de drogas, que es más lucrativo que las extorsiones”, explicó Francesco Massineo, fiscal de Palermo. El ministro del Interior, Giuliano Amato, calificó de “hito” los dos golpes de ayer. Según los expertos, se trató de la redada antimafia más importante desde la famosa pizza connection, investigación que comenzó en 1979 y que destapó un gigantesco tráfico de heroína entre la Cosa Nostra y EE.UU.