Historia de amor por los padres

12 ago. 2014 - en la última versión argentina de La ... música. No es un personaje de carne y hueso, sino una metáfora, al estilo ... Homero Manzi, folklore ar-.
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espectáculos

| Martes 12 de agosto de 2014

Historia de amor por los padres

Grandes nombres y tres estrenos

estreno. El director Alejandro Ullúa les rinde tributo a sus progenitores, en un musical que combina

canciones en distintos idiomas, protagonizado por cuatro destacadas figuras del género Viene de tapa

“No hay literalidad en este homenaje. No se trata de una biografía. Nunca me interesó. Cuando mis padres murieron, la gente que sabe transitar un duelo me aconsejó algo: retener lo mejor de ellos, sin sus vicios y sin sus errores”, dice conmovido Ullúa, quien utilizó el mismo espíritu para crear Judy, un homenaje a Judy Garland, musical que se presentó en Buenos Aires, Nueva York y Dublín, y quien seguirá esta misma línea para su próximo trabajo, junto con el coreógrafo Gustavo Wons, inspirado en Bob Fosse. Hijo de un peón de estancia y de una maestra rural de Santiago de Estero, Ullúa nació en Buenos Aires, pero a los pocos años se mudó a una localidad que no tiene siquiera nombre, apodada “el 49”, en referencia a su ubicación y al kilómetro que señalaba la distancia con el norte de Córdoba. Este paisaje de su infancia rodeado de salinas es el que recupera el realizador en otro nuevo espectáculo que acaba de estrenar, El corazón del incauto (Hasta Trilce, martes, a las 20.30). “Lo más sublime de la vida es el amor, la pasión y la música. Con estos ingredientes, de alguna manera, voy a poder darles a mis padres el lugar que siempre quise para ellos. Fueron gente muy sencilla, que me dio mucho amor, y mucha libertad, que me enseñó que el tesoro más importante que alguien puede tener es la familia”, asegura Ullúa, y se refiere al respaldo que tuvo de su familia cuando, en 1983, su madre le preguntó si era gay. “En ese momento, en la TV aparecía el clisé del homosexual, travestido, ridiculizado. Ellos me dieron un pasaporte inmediato para vivir con libertad siendo quien soy, e incluso adoptaron a quien era mi pareja y quien hoy es mi marido como si fuera su propio hijo”, agrega. Entre himnos y hitazos Christian Giménez y Sebastián Holz se conocen desde 1997, cuando ambos integraban la compañía de Pepe Cibrián Campoy (el primero, con El rey David; el segundo, con Drácula). El último trabajo donde compartieron el escenario fue en el show Sres & Sres del Musical y, pocos meses antes, en Más de 100

Sánchez Alleno, Giménez, Ullúa, Pantano y Holz, en el escenario del teatro oficial de Villa Urquiza mentiras. “El director quería que interpretáramos a sus padres y quién mejor que él para explicarnos cómo eran. Nunca vi fotos de ellos, no los conozco físicamente, pero sí a través de muchas anécdotas y frases que utilizaban, y eso nos ayudó a crear esos personajes. A mí me dio más libertad para poder crear, si no me hubiese atado mucho a la realidad, o lo hubiese buscado”, dice Giménez. Holz tiene una difícil tarea: ser narrador de este musical y, a la vez, espejo del alma del realizador. “No quise hacer una imitación, sino algo neutro, construir algo, o alguien nuevo durante los ensayos que para mí era una gran incógnita.” Magalí Sánchez Alleno (la Bella en la última versión argentina de La Bella y la Bestia y una de las grandes actrices de Company) cuenta que el último tramo de ensayos fue real-

mente conmovedor, ya que los personajes comenzaron a convertirse en criaturas nítidas: “Al principio hablábamos de ellos con distancia, mencionando algunos rasgos, pero luego cobraron vida”. Otra actriz que desempeña un rol clave en esta historia es Daniela Pantano, quien se acaba de bajar del ensamble –y también tenía un personaje como vedette– de Priscilla, la reina del desierto, para hacer este personaje: “Tuve que tomar una decisión difícil, pero quería sumarme a esta propuesta. Mi rol es muy abstracto. En algún momento interpreto a la muerte; en otros, a la pasión o a la música. No es un personaje de carne y hueso, sino una metáfora, al estilo de Jessica Lange en All That Jazz”. Los cuatro artistas, experimentadísimos en todas las disciplinas que exige el musical, coinciden en que la

gran complejidad de este espectáculo fue la vocal: “Pudimos jugar mucho, pero a la vez debimos ser muy cuidadosos en la interpretación. No cantamos canciones. Interpretamos himnos, hitazos”, precisa Giménez. En inglés, en francés, en portugués e incluso en alemán (tarea que realiza Pantano, quien tuvo como coach en este idioma a Alejandra Perlusky), los intérpretes deleitan al público con estas composiciones: “La mayor dificultad reside en que estas canciones no son un decorado, sino que están contando, en un idioma que no es el nuestro ni el del público, y con ellas tenemos que hacerles entender qué ocurre en la historia”, dice Sánchez Alleno. “Queremos que el público se deleite al escuchar estas canciones, que además son versiones con muchos arreglos, porque no son absolutamente fieles,

mariana araujo

sino que, como todo en este espectáculo, se trata de una invocación”. Los Ullúa, Humberto y Elena, dos personas que se amaron hasta su muerte y que tuvieron cuatro hijos. No hay en ellos nada de excepcional ni gloria ni brillos, salvo el amor que los unía y que hoy el mayor de sus hijos transmite a los espectadores. Giménez sintetiza el mayor atractivo de este espectáculo: “Este matrimonio no estaba integrado por personajes famosos y esto es justamente lo que lo vuelve maravilloso: hablamos del amor universal”.ß

Nosotros, los amantes de Alejandro Ullúa En el Teatro 25 de Mayo, Triunvirato 4444 Funciones, viernes, a las 22; sábados, a las 21; domingos, a las 20.

Nosotros, los amantes se sumerge en el mundo de Sophia Loren y de Marcello Mastroianni, con algo de la estética de sus películas que tanto admiraban los padres de Ullúa, y también con la música que se escuchaba en ese hogar, los favoritos de Elena y Humberto: Cole Porter, Vinicius de Moraes, Jacques Brel, Homero Manzi, folklore argentino e incluso temas que popularizó Marlene Dietrich (canciones que corren por la cuenta de Daniela Pantano). El director convocó a Hernán Matorra como director musical, quien además, en su vasta experiencia, debuta en el escenario como cantante, siempre acompañado por su piano. El elenco se completa con Natalia Volonnino, Marcos Rauch, Julieta Gonçalves, Santiago Ibarra, Fernanda Vallejo, Marcelo Amante, Ana Rodríguez, Matías Prieto Peccia, Celeste Gómez Ríos y Esteban Segovia, quienes bailarán las coreografías de Alejandro Ibarra. Construido a tracción y a talento, hay que señalar también que cuenta con la producción de Roni Isola, de apenas 21 años, quien a su corta edad, lleva más de 10 obras estrenadas. Cuando finalice 2014, Ullúa habrá estrenado tres obras. Hace una semana acaba de subir a escena El corazón del incauto, de Patricia Suárez y Sandra Franzen, con Martín Urbaneja, Georgina Rey y Mariano Mazzei, en Hasta Trilce. Por otra parte, en pocos días estará partiendo hacia Jujuy para dirigir Justo en lo mejor de mi vida, de Alicia Muñoz, para el Plan Federal de coproducción del Teatro Nacional Cervantes, con una compañía completa de artistas jujeños elegidos a través de audiciones. Se estrenará el 5 de octubre en el centenario teatro Mitre, de San Salvador de Jujuy.

Con un sutil aroma de Asia

danza. La compañía Kim Bock Dance deslumbró en el Teatro San Martín Néstor Tirri

PARA LA NACION

En sus orígenes, la danza contemporánea abrevó en disciplinas del movimiento de culturas de Oriente. Además, algunos bailarines (sobre todo, bailarinas) de origen asiático dieron un toque exótico a la conformación de compañías neoyorquinas de la modern dance de los años sesenta. Las tres presentaciones de la Kim Bock Hee Dance Company en Buenos Aires con Perfume de danza evidencian que en poco más de medio siglo se produjo un ir y venir de influencias: la compañía coreana ofreció un bello y compacto programa de tres obras que quedará en la memoria del público devoto de esta expresión artística. De la vasta producción de su directora, la surcoreana Kim Bock Hee, en estos días se vieron dos piezas, una de las cuales abrió el programa: La flor de la existencia, la flor de vanidad III - La novia, conforma un sugestivo cuadro procedente de una leyenda, recogida en el poema La novia, de Suh Jung ju, que narra el equívoco de una noche de bodas cuando el novio, creyendo que su amada esconde un desaforado deseo carnal, huye. Regresa veinte años más tarde y la novia continúa, desolada, en el mismo punto en que fue abandonada, y se disuelve en cenizas cuando el hombre intenta acercarse. Este sutilísimo dúo conforma el tramo formalmente más autóctono de la velada, tanto en la ceremonia inicial con máscara cuanto en las técnicas de movimiento. Y también en la banda sonora, un mix de música tradicional coreana con un (reelaborado) pasaje de un concerto de Giuseppe Tartini. Espacio Plus, Vestigio VIII es otro dúo, concebido por Son Kwan jung, coreógrafo que lidera la Garinda Dance Company, la división juvenil de la compañía que dirige la señora Kim. Su propuesta apela a las posibilidades de relación de los cuerpos con un esquema algo más afín a lo que se gesta en Occidente, con técnicas que recurren al piso y a fugaces portés, sobre una banda sonora marcadamente rítmica,

que deriva en climas más serenos. El ámbito reproduce una suerte de club nocturno, en el que un entertainer imagina una relación (a veces afectuosa y, otras, conflictiva) con la showgirl-striper que anima el local. La otra obra de Kim Bock Hee es La razón que dejó volar a los pájaros, basada en una novela de Toni Morrison, que dobla en extensión a los dúos precedentes y, además, incorpora al resto de la compañía, una decena de intérpretes de impecable formación y disciplina (de ostensible belleza, por lo demás). Se inicia con una desmesurada figura que ingresa por un lateral, un cuerpo que insinúa sus ángulos dentro de

un gran manto, como lo impuso la inolvidable Martha Graham en sus obras iniciales. Con la irrupción del grupo reaparecen las máscaras y se desarrollan rituales sociales irónicos que incluyen el uso de la voz (se escucha un ¡Gracias!, seguido de un De nada), aunque, en el fondo, se subraya el sometimiento de la mujer en el quehacer social. Un aire stravinskiano induce a una danza tribal, que acaba en el despojamiento de las máscaras, como si la revelación del quién soy estableciera otras reglas; en escena queda un trío, en situación más intimista, que oscila entre una intensidad controlada y un delicado lirismo. En el final sobreviene una

exultante profusión de luz y color, después de la cual la mujer sometida liberará los pájaros a su cuidado, metaforizados en unos extraños globos iluminados que ascienden. A la ya veterana Kim Bock Hee, que fundó esta compañía en 1971, se la considera discípula de la legendaria Yook Wan-soon, pionera de la danza moderna en Corea, quien en 2013 bailó al cumplir sus 80 años; esta venerable dama debutó en Seúl en 1963, cuando regresó de su stage en Nueva York, en la compañía de Martha Graham. Por esta vía, pues, no asombran los toques grahamsianos de Perfume de danza, un espectáculo pletórico de formas sutiles, de color y, sobre todo, de poesía.ß

Escena de esta obra inspirada en Mujercitas

marCELa marTinEZ

TeaTro

Una comedia en estado puro Kuñataí. ★★★

buena. dramaturgia y dirección: Leticia Torres. intérpretes:

Gabriela Torres, Maximiliano Sarramone, María Marta Di Paola, Paula Zelis, Rocío Orlandino, Flavia Villegas, Hernán Ortiz de Elguea, Hernán Wallace y Leticia Torres. voz en off: Carlos Belloso. escenografía: Ariel Vaccaro. iluminación: Omar Possemato. vestuario: Jorge Orlando. música original: Los Periplos. teatro: Gargantúa (Jorge Newbery 3563). funciones: sábados, a las 19. duración:

100 minutos.

I

Es la segunda visita de la compañía coreana

song-inno

nspirada en la novela norteamericana Mujercitas, el clásico de Louisa May Alcott, Kuñataí es una reversión de esta historia en clave de clown, ambientada en una localidad del litoral argentino, cuyo nombre no se precisa, y en un tiempo tampoco certero. Al ritmo del chamamé, y para todo el público, se desarrolla este precioso espectáculo que entretiene de modo constante a niños y adultos, mientras disfrutan de una picada o de una gaseosa. Kuñataí sigue de cerca la vida de la familia Marzo, cuyo patriarca se marcha a la guerra. Hay un mensaje claro sobre la dignidad que poseen los pobres y sobre la unión en el seno familiar. Sobre ellos esta versión enfatiza de modo reiterado. En este sentido, se conserva el espíritu de May Alcott y su vez se muestran las desventuras de un hombre de razón, en el marco de un universo, el béli-

co, ajeno a su pensamiento y a toda lógica. La directora Leticia Torres, logra sortear, a fuerza de una enorme creatividad –como también gracias a la plasticidad de sus intérpretes–, las dificultades que un escenario tan pequeño genera a un elenco de 9 actores, 9 clowns (ella interpreta a un personaje, la aborrecible y a su vez querible Tía Marga, quien pasea engreída con su inmenso miriñaque). Destacan en este elenco el personaje de Julio Marzo, en la piel de Maximiliano Sarramone, el de la pícara Bety, interpretada por Flavia Villegas, así como el de la gran heroína Jose, a cargo de Rocío Orlandino. Este espectáculo es una comedia pura, en sus múltiples acepciones, por su efecto hilarante, así como por su temática y por la nobleza que postula a través del universo y de las criaturas que construye. ß Laura Ventura