El mejor crítico de rock

19 dic. 2009 - zar el peronismo y el rock, que en la militancia nunca estuvieron ... Cuando hacemos a Latino Solanas, la estantería es más chiquita, y si ...
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El mejor crítico de rock POR KEVIN JOHANSEN Para La Nacion

L

a bienvenida que le dimos como espectadores a Peter Capusotto y sus videos radica en la necesidad que había de una revisión histórica del rock como género. Nacional o internacional, no importa. Ahora, cuando algunos ya somos grandecitos y se nos pasó la edad del pavo (y también la edad del “nabo”, o sea, la andropausia, como dice el pelado Gustavo Cordera) y vemos más allá de los posters de nuestros ídolos de la vieja revista Pelo o de la Rolling Stone, podemos diferenciar la actitud de la sustancia. El lindo problema con el rock es que consta justamente de ambas características: actitud y sustancia. Esa línea delgada entre la demagogia y el “menefrega”. ¿Cómo nos damos cuenta de si al cantante le importa un bledo lo que pensamos de él o si estuvo ensayando cuatro horas frente al espejo para que pareciera todo lo contrario? Hace rato que entramos en lo que yo llamo “el arte del descuido calculado”. Por eso, el pop tomó la dimensión que tomó a partir de Madonna. Porque, nos guste o no, el pop no es hipócrita. A esta altura, creo que a todos nos corre un frío por la espalda cuando vemos que Bono, de U2, se pone la remera de la selección del país donde está tocando. Antes que eso, prefiero a Robbie Williams. Y ahí radica el acierto de Capusotto y su inefable ladero, Saborido (¡qué apellidos, muchachos!). Han puesto en evidencia la hipocresía del rock. Pero ¿por qué? Porque lo quieren, porque lo aman en su esencia más pura. Por eso su crítica es válida: por constructiva. Además del guión brillante de Peter Capusotto y sus videos, tenemos a un gran actor en Diego Capusotto. Un comediante físico de la talla de los mejores. Yo lo comparo con Jim Carrey, Will Ferrell o Sacha Baron Cohen (Borat), una camada increíble de actores cómicos de la ultima década y media que conjugan lo físico con la crítica social y te la mandan a guardar. Herederos de Buster Keaton, los Hermanos Marx y Jerry Lewis, en ese orden y por no mencionar a muchísimos otros. De Luis Almirante Brown (el cantante culto que quiere llegar a las masas) a Soy Baba (el genial gurú trucho), pasando por su último gran personaje, Latino Solanas, el hiphopero/reggaetonero alienado, Capusotto da una lección de observación sociológica. Que nos haga reír y querer lo mejor para el rock y la música en general son los logros del programa creado por Capusotto y Saborido. Desafiando el famoso “promediar para abajo” que, lamentablemente, domina la pantalla hoy por hoy, el ciclo logró encontrar al famoso público dormido, ávido de entretenimiento inteligente. Solo habrá que pedirles, como a nuestros ídolos, que sigan así y que no cambien. Por suerte, no nos harán caso y nos seguirán sorprendiendo. © LA NACION

8 | adn | Sábado 19 de diciembre de 2009

HISTORIA. “El peronismo tiene una saga interna digna de El señor de los anillos”, dice Saborido

El peronismo D.: –Tal vez la presencia de “lo argentino” la marque el peronismo. Pero yo diría que eso ocurre porque somos de una generación que, además del hecho contundente político del peronismo (y cuando digo contundente me refiero a políticas que se han realizado), tiene todo un imaginario alrededor de Perón. En 1973 nosotros teníamos 12 años más o menos. Y recuerdo que, visto desde esa edad, en mi familia todo lo que estaba en contra de Perón era feo y malo. Había un imaginario, romántico si querés: toda esa cosa de la espera, de algo que venía de afuera a liberar lo que estaba entumecido. Un romanticismo que luego devino tragedia. Eso era muy fuerte. Yo repartía volantes en los colectivos, y ahora me doy cuenta de que, aun sin ser militante, eso te generaba una mirada política. Era una época en la que Perón nos atravesaba a todos, a los que se oponían y a los que estábamos a favor. Particularmente, dentro de ese escenario, a mí me parecía que yo debía estar en ese lugar por todo lo que representaba el peronismo, que muchas veces tiene algo de relato ficcional. P.: –El peronismo tiene una riqueza cultural muy impresionante. Como guionista, trabajar con esos elementos te hace sentir que podés jugar en un parque de diversiones peronista que va de la UOM a John William Cooke... Es un territorio vastísimo, lleno de anécdotas y hechos increíbles. D.: –Y es que Perón es el único personaje que per-

mite un imaginario. Tanto es así que nos permitió cruzar el peronismo y el rock, que en la militancia nunca estuvieron ligados. En la Argentina, ¿qué figura paternal contiene a la argentinidad y permite un relato ficcional y posible para hablar de rock? Perón, ¿quién otro? Y es que Perón hizo mucho antes lo que el rock pretendía. A mí me parece que nosotros armamos un juego en el que Perón entra en cualquier terreno. Y no desde el lugar gorila que es irónico con el peronismo, sino desde adentro, de manera activa. P.: –Volvemos al principio: en lo que hacemos hay mucho de juego adolescente. El peronismo te da una estantería llena de juguetes, pero el rock también. Cuando hacemos a Latino Solanas, la estantería es más chiquita, y si observamos el radicalismo, la estantería creativa es más chiquita aún, ya que cuando éramos chicos, los radicales se definían como “no peronistas”. Todos esos elementos los metemos en una especie de pelotero adolescente desde el cual miramos la historia y la realidad, y una vez allí, lo único importante es divertirse. Acordate de que al principio nosotros teníamos el prejuicio de que el humor construido a partir de la unión entre el rock y el peronismo no le iba a interesar a mucha gente. Pero luego no nos importó, e hicimos Bombita Rodríguez con la sospecha de que sólo iban a entenderlo unos pocos. La verdad es que así trabajamos siempre: cuando empezamos no sabíamos si nos iba a ver mucha gente, hicimos lo que queríamos hacer y no nos pusimos a pensar que tal vez sólo iban a vernos los interesados en el rock.