El Dolor Artículo escrito por: Jazmín Ovalle Texis ObreroFiel.com usa este artículo con permiso
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande. Job 2:13
Recientemente estuve enferma por tres días. Casi nunca me enfermo y jamás me había sentido tan mal como en esta ocasión. Pasé dos días en cama, no tenía ganas de hacer nada, ni de hablar, ni de moverme. Mi familia me atendió amorosamente y, al mismo tiempo, me dejó descansar, ninguno me obligó a hacer nada. Realmente sentía mucho dolor físico y mi espíritu estaba decaído. Sólo le pedía a Dios que por favor ya no me doliera tanto, especialmente porque se acercaba mi cumpleaños.
En la vida, hay dolores que son mucho más fuertes de lo que una enfermedad pudiera parecer, éstos, son más difíciles de tratar aún para los creyentes genuinos. Hay pérdidas de seres muy queridos, accidentes, problemas en la familia, decepciones, maldad, etc., no obstante, Dios ha creado el dolor para enseñarnos cosas que no aprenderíamos en otro contexto, una prueba está en Romanos 5:3-4 donde se dice que debemos gloriarnos en las tribulaciones, ya que producen paciencia y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza. Hay mucho que sacarle; otra cosa que aprendemos en el dolor, es a confiar más en Dios y a ser completamente dependientes de Él como una ovejita herida que busca ayuda en su pastor.
El dolor añade belleza a la vida del cristiano, porque ahí nos volvemos más vulnerables a lo que Dios hace alrededor de nosotras, sobre todo cuando el dolor es muy grande, como el de Job que poco a poco perdía todo (aunque sabemos que al final Dios le dio más de lo perdió). Hace poco leí de un hombre que había sufrido un accidente, cuando despertó en el hospital, la enfermera le dijo: “No trates de hablar ahora, sólo descansa”. En ocasiones, tratamos de explicarnos el porqué de cierta situación, el propósito que tiene tan fuerte dolor en el corazón y quizá, surgen varias preguntas sin respuesta. En esos momentos, tal vez, Dios nos diría lo mismo que la enfermera, aunque añadiendo “(…) sólo descansa en mí”.
Por otra parte, como seguidores de Jesús, una de las tareas que tenemos y que está mencionada en la Biblia, es la de consolar a otros. Cuando estuve enferma, mi familia me dejó descansar, me dejaron sola en mi cuarto sin dejar de atenderme cariñosamente. Así, el consuelo que a veces alguien necesita, puede únicamente consistir en nuestra presencia, como lo hicieron los amigos de Job; después de dejar descansar a su amigo, le animaron con palabras.
Pensamiento: Hermana, en momentos de dolor refugiémonos en Dios, no tratemos de hablar sino de descansar; como consoladoras, sobrellevemos las cargas de otras mujeres con nuestra presencia, aún si no sabemos qué decir.
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Bibliografía Anónimo. (2010).Ilustración: Accidente. En: kkkhttp://www.obrerofiel.com/index.php/2010/06/03/ilustracion-accidente/#respond. kkkConsultado el día 26 de junio de 2010.