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EXTERIOR
I
Domingo 24 de abril de 2011
El casamiento de Guillermo y Kate | Faltan cinco días para la ceremonia en Londres
Por la monarquía Una boda para asegurar el futuro de la realeza
Diana y Carlos 29 de julio de 1981 Continuación de la Pág. 1, Col. 4 Primera Guerra Mundial. En medio de la lucha contra el Káiser, la casa real británica decidió abandonar su germano nombre de Saxe-Coburg-Gotha para adoptar el más autóctono Windsor. Pero lo que había mantenido el carácter alemán de la realeza británica por dos siglos habían sido los vínculos matrimoniales. Jorge V decidió cambiar eso también. Desde ese momento en más, la realeza británica miraría primero al mercado nupcial puertas adentro y daría prioridad a candidatos británicos como la escocesa reina madre y los ingleses duque de Edimburgo y Diana Spencer. Más importante aún, desde entonces, la monarquía pasó a ser una monarquía familiar, es decir, el gran emblema de los mejores valores familiares británicos. Bodas reales, antes celebradas a puertas cerradas, comenzaron a ser transmitidas por todos los medios de comunicación, convirtiéndose, además, en eje de pantagruélicas fiestas nacionales destinadas a expresar patriotismo. Las miles de banderas de la Union Jack que adornan, desde esta semana, Regent Street y todas las calles que conducen al Palacio de Buckingham, así como las 4000 fiestas callejeras que se realizarán en todo el país, responden a esa norma. “Siempre y cuando los principales miembros de la casa real dieran la apariencia de aplicar valores morales burgueses, la monarquía podía prescindir del apoyo de la aristocracia, que nunca le dio mucha importancia a la fidelidad matrimonial, para apelar al resto de la población que, no sólo sí lo hacía, sino que esperaba que ellos dieran el ejemplo. Por eso cuando el matrimonio de «cuentos de hadas» del príncipe Carlos con Diana terminó en pesadilla, el daño fue enorme, no sólo para la pareja; para Guillermo y su hermano, Harry, sino también para la monarquía”, sostiene Starkey.
Kate y Guillermo 29 de abril de 2011
Tres décadas y dos casamientos
Catedral St. Paul
Abadía de Westminster Con más de 1000 años de historia, allí se coronaron los reyes desde que, en 1066, accedió al trono Guillermo I; la última fue la de Isabel II, en 1953.
Tiempo de noviazgo Breve Se comprometieron a poco de conocerse. Cuando le preguntaron a Carlos si quería a su prometida, dijo: “Sí, lo que sea que enamorado signifique”.
Ocho años La relación nació como una amistad en la universidad de St. Andrews, en Escocia; la pareja convive desde hace años.
Edad de la novia
20
29
Edad del novio
32
28
Recuperación El panorama pinta alentador para la recuperación. La condición “plebeya” de la novia, lejos de ser una desventaja, se ve ahora como la ruta más segura para comprender, y así mejor satisfacer, las aspiraciones de la mayoría de los súbditos. La similitud de edad (el príncipe Carlos le llevaba 13 años de edad a Lady Di, mientras que Guillermo, 29, es sólo un año mayor que Kate) y los ocho años de noviazgo, incluidos varios de convivencia, han eliminado el peligro de la incompatibilidad. Lo único que los británicos temen ahora es que el príncipe Guillermo tenga que calzarse la corona antes de asentar su vida privada. La reina cumplió anteayer 85 años y Carlos ya batió todos los récords como el príncipe de Gales que más tiempo lleva esperando el trono (59 años). De allí que, por primera vez, de acuerdo con una encuesta de YouGov, la mayoría de los británicos (45%) quiere que Carlos suceda a Isabel II, y no Guillermo (37%). De la boda, el gobierno espera otra cosa: que genere ingresos para la tesorería y levante los espíritus de una clase media que está sufriendo lo más duro del ajuste económico. Las nupcias tendrán lugar seis días antes del primer test electoral de la coalición conservadora-liberal demócrata desde que asumió el poder hace casi un año, y que consistirá en comicios municipales en Inglaterra, autonómicos en Irlanda del Norte, Escocia y Gales, así como un referéndum sobre la reforma del sistema electoral británico. Los pronósticos son de un “voto castigo”, propinado más que nada por correligionarios que acusan a sus líderes de haber traicionado sus principios. Esto explica por qué el primer ministro David Cameron, que, para hacer olvidar su origen aristocrático había dado a entender que asistiría a la boda vestido de traje y corbata, dio marcha atrás y anunció que lo hará en frac y sombrero alto, “tal como lo dicta la tradición”. No en vano el nombre de su partido es “conservador”.
Llegada de la novia Carruaje de cristal y oro Diana y Sarah Ferguson fueron de Clarence House hasta la Catedral de St. Paul en esa histórica carroza, de 1902.
Limusina real Será el lujoso Rolls Royce Phantom VI que, en diciembre pasado, fue atacado por estudiantes cuando transportaba a Carlos y su esposa, Camilla Parker.
Apodo público de la novia Shy Di Los medios la llamaban así (“Tímida Di”) por su actitud recatada y su tímida pero encantadora sonrisa.
Waity Katie La prensa la apodó así por el largo noviazgo que tuvo con Guillermo, lleno de idas y venidas.
Personaje de la familia sin invitar Barbara Cartland La madrastra de Diana, Raine, era la hija de la afamada novelista; no se llevaba bien con Lady Di.
Sarah Ferguson, duquesa de York Famosa por avergonzar a la familia real con su falta de protocolo, la tía de Guillermo no estará en la boda.
Ni Blair ni Brown LONDRES (AP).– El príncipe Guillermo y su prometida, Kate Middleton, hicieron pública ayer gran parte de la lista de invitados (1900 en total) a su boda del próximo viernes, en la que figuran actores, deportistas, reyes y príncipes, y en la que también hubo llamativas ausencias. Los ex primeros ministros laboristas Tony Blair (19972007) y Gordon Brown (2007-2010) no fueron incluidos en la lista, lo que generó la primera gran controversia de la boda real, que es una ceremonia de “semi-Estado”. En contrapartida, sus predecesores conservadores, John Major (1990-1997) y Margaret Thatcher (1979-1990), sí, fueron invitados. Por motivos de salud, la Dama de Hierro no asistirá al casamiento. Un vocero del palacio de St. James explicó que Blair y Brown no fueron invitados porque ninguno pertenece a la Orden de la Jarretera, a diferencia de Major y Thatcher. Elton John, David Beckham, los príncipes de Asturias y unos 50 miembros de la realeza asistirán a la boda.
Lugar donde se propuso casamiento Buckingham Palace Residencia oficial de los monarcas, allí viven hoy la reina Isabel II y su esposo, el duque Felipe de Edimburgo.
En una cabaña en Kenya Luego de varios días en una reserva natural, Guillermo le ofreció a Kate el anillo de compromiso de su madre.
Transmisión TV Fue la gran boda real del siglo XX, y la siguieron por TV unas 750 millones de personas en todo el mundo.
EL PERSONAJE
De audaz plebeya a princesa modelo
Lugar Obra maestra de Christopher Wren, en pleno corazón de Londres, sustituyó a la que se destruyó en el incendio de 1666.
FOTOS DE ARCHIVO / REUTERS Y AP
TV, YouTube y Twitter La boda se verá en vivo a través del canal de la monarquía en YouTube; habrá un blog con información histórica.
GRACIELA IGLESIAS PARA LA NACION LONDRES.– Una morocha esbelta, con vestido corto negro con un profundo escote en “v”, ingresó el último martes en un negocio en la céntrica King’s Road. Compró unos anteojos de sol, un par de pantalones azules y una bombacha bikini en oferta por seis dólares y le contó a la vendedora que los usaría en su “inminente luna de miel”. La joven en cuestión era Catherine Middleton. El episodio bien podría interpretarse como la espontánea escapada de compras de una chica común, de no ser que, al día siguiente, Kate repitió la operación, y extendió incluso la visita a otra tienda, donde charló durante 20 minutos con una asistente sobre los mejores productos de maquillaje para una novia. Esta vez la prensa se encontraba apostada del otro lado de la vereda. Las imágenes de la joven cruzando la calle, sonriente y con bolsas con artículos de fabricación británica en mano, fueron la tapa de todos los diarios. Kate demostró así saber cómo llamar la atención cuando quiere y, más importante aún, cómo utilizar a la prensa para transmitir discretamente un mensaje al público. ¿Cuál era ese mensaje? Que no sólo cumplirá con su función de darle a la monarquía “an heir and a spare” (“un heredero y un suplente”), sino que también está dispuesta a asumir el papel de embajadora de la industria de la moda británica (generadora de 21.000 millones de dólares anuales) que Lady Di había encarnado tan bien. No es que la misión vaya a depararle muchos sacrificios. Copias del vestido azul, diseñado por la brasileña Daniella Issa Helayel, que lució al anunciar su compromiso, así como del blanco de media pierna con el cual fue fotografiada por Mario Testino al final de la conferencia de prensa (diseño “Nannette” de la firma Reiss, de 200 dólares) se agotaron en menos de 24 horas. Pero es aquí donde la novia del príncipe Guillermo quiere que terminen los paralelos con quien, de no haber muerto en plena juventud, habría sido su suegra. Kate está lejos de ser esa tímida “rosa inglesa” abrumada por la fama. Durante su paso por una de las escuelas privadas más caras del país (el Marlborough College), demostró ser una alumna aplicada, de carácter resuelto y sin ninguno de los problemas de aprendizaje que impidieron a Lady Di seguir una carrera universitaria. El romance de la pareja real comenzó en la universidad escocesa de St. Andrews, donde Kate obtuvo una licenciatura en historia del arte. La experiencia laboral de Diana se limitó a unos meses como maestra de jardín de infantes. Kate trabajó dos años como ejecutiva en el área de compras de accesorios de la tiendas de ropa Jigsaw y tres como colaboradora en Party Pieces, la firma de artículos de cotillón de su familia, junto con sus hermanos menores, Philippa (“Pippa”) y James. No hay tampoco que darle demasiada trascendencia al hecho de que su árbol genealógico, repleto de mineros, comerciantes y abogados, la distancie del aristocrático abolengo de Diana Spencer. Es cierto que ella será la primera plebeya en casarse con un heredero de la corona en más de 350 años, pero el mundo también ha cambiado bastante en el ínterin. Mientras Kate hacía su segunda incursión de compras esta semana, sus padres almorzaban por primera vez con la reina en el Palacio de Buckingham. ¿Cuál fue el principal tema de conversación? La pasión que ambas familias tienen por los caballos de pura sangre. En 1881, Edward Thomas Glassborow, tatarabuelo de su padre, Michael, pasó unos cuantos días en prisión por no pagar deudas, pero hoy en día los Middleton son gente educada y de fortuna. Cuando Kate nació en 1982, sus padres eran empleados de British Airways, pero cinco años más tarde lanzaron la empresa de accesorios para fiesta con la cual lograron comprarse una mansión de cinco habitaciones y un aras propio en las inmediaciones de Reading, a sólo media hora de viaje del castillo de Windsor. Algunos dicen que una prima de Guillermo, la hija de la princesa Ana, Zara Phillips, le puso a Kate el apodo de “Barbie”, en alusión a la muñeca, a raíz de su interés por aparecer “siempre impecablemente mona”. También que otros miembros jóvenes de la familia real la llaman “Little Miss Bloody Perfect” (“Pequeña Señorita Recontra Perfecta”). Pero comentarios motivados por la envidia son moneda común en todo tipo de familia. Y si son ciertos, la astuta plebeya no dio señales de que le hagan la más mínima mella. Lo único que le importa es que pronto será princesa y algún día, probablemente, reina.