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Sábado 12 de mayo de 2007
FUTBOL
Informe especial La pelota rueda y en un partido de la Clericus Cup, con la Basílica de San Pedro como imponente marco en la escena // A P
Un hincha de Boca, otro de River, libros católicos y fútbol El padre Santiago Caucino y el seminarista Agustín Villa, dos argentinos que estudian y se divierten en la cancha Por Elisabetta Pique Corresponsal en Italia
Goles en el Vaticano
La Clericus Cup es la Liga más nueva del mundo: se juega en una cancha que da a la basílica de San Pedro; participan curas y seminaristas de todo el mundo y hay reglas innovadoras, como expulsiones momentáneas y el permiso de pedir tiempo muerto para los entrenadores
Por Carlos Beer De la Redacción de LA NACION
E
l cardenal Tarcisio Bertone es el secretario de Estado del Vaticano y, también, un fanático del fútbol. Hincha de Juventus, como obispo de Génova fue comentarista de radio en el campeonato italiano. A él pertenece la idea de la creación de la liga de fútbol más nueva del planeta: la Clericus Cup, el torneo de fútbol del Vaticano. Pese a que el papa Benedicto XVI no es un entusiasta del deporte, como sí lo era Juan Pablo II, la creatividad de Bertone se concretó el 24 de febrero último, con el comienzo del certamen; desde hoy ya se jugarán los cuartos de final y el partido decisivo se realizará el mes próximo, en el Olímpico de Roma. Bertone soñó con que el Vaticano tuviera su propio equipo en el Mundial de fútbol. Más allá de que su ambiciosa idea se concrete algún día, el primer paso fue la creación de la liga, con 16 equipos repartidos en dos zonas, con 311 curas y seminaristas de 25 países diferentes, entre ellos dos argentinos (ver aparte). Los
conjuntos están integrados por jugadores de diversas nacionalidades, de América, Europa, Asia, Oceanía y Africa. A la hora del armado de las formaciones, los seminaristas africanos, algunos de los cuales han jugado como profesionales en sus países y son considerados muy atléticos, fueron los más buscados por los sacerdotes entrenadores para el denominado “Mundial del Vaticano”. Con Francesco Totti, el jugador de Roma, y el arquero Angelo Peruzzi, de Lazio, como padrinos, la competencia despertó desde un comienzo una gran curiosidad en Italia y varias empresas se sumaron a la idea con su auspicio. Esta primera versión se realiza sólo en Roma, en el campo de pasto artificial del oratorio de San Pedro, desde donde se puede observar la gran cúpula de la Basílica. Participan seminaristas que estudian en la capital italiana y sacerdotes que cumplen aquí su misión eclesial; existe el interés de abrirla, a partir de 2008, a equipos de otras regiones. Los partidos se realizan los sábados y, por supuesto, la buena conducta es una característica de la competencia. Antes del primer partido, el cardenal
Una comparación futbolera entre los dos últimos papas “Si Juan Pablo II fue un delantero inventivo, con Ratzinger la Iglesia encontró a un defensor capaz de sumarse al ataque. Es el Beckenbauer del catolicismo.” La comparación futbolera entre los dos últimos papas pertenece al cardenal Tarcisio Bertone.
italiano Pio Laghi, encargado del puntapié inicial de la competencia, les dijo a los jugadores: “Están jugando con la cúpula de San Pedro como telón de fondo: compórtense”. Por supuesto: le hicieron caso... El torneo cuenta con características especiales: los partidos duran 60 minutos, con dos tiempos de 30; cuando hay empates, los cotejos se definen por penales; no hay límite de cambios; se puede solicitar un tiempo muerto por período
y hay tarjeta azul para expulsiones momentáneas de cinco minutos y se utiliza en especial para los jugadores que insulten durante el desarrollo del cotejo. La FIFA sigue con atención estas innovaciones y está en estudio la aplicación de las dos últimas para el fútbol internacional. “El fútbol que se juega a la sombra de la cúpula de la basílica genera una curiosidad entre los deportistas de todo el mundo y las novedades reglamentarias podrían ser exportadas a otros
La competencia
Con mayoría de equipos cosmopolitas Cumplida la etapa de clasificación, Mater Ecclesiae se adjudicó el Grupo A con siete victorias, 27 goles a favor y dos en contra. Se trata de un equipo multinacional con mayoría de mexicanos, más bolivianos, camerunenses, y un oriundo de Birmania y otro de Ruanda. En el Grupo B se impuso Redemptoris Mater, con mayoría de jugadores romanos, con siete éxitos, 24 go-
les convertidos y ninguno recibido. Sedes Sapientiae, el equipo de los argentinos, fue tercero en el grupo B y se medirá en los cuartos de final con Pontificio Collegio Urbano, un multicombo con jugadores de Nigeria, Congo, Nueva Guinea, Tanzania y Corea del Sur, ente otros. La decepción fue Gregoriana, el equipo de 19 brasileños y un napolitano, que ya quedó eliminado.
campeonatos”, dijo en un comunicado la organización, cuando el certamen tenía un mes de juego. El presidente de la liga de fútbol de Inglaterra, Brian Mawhinney, ya propuso discutir la propuesta de cambiar los empates por la definición con tiros desde el punto del penal. “Quería demostrar que el deporte contribuye a intensificar los sentimientos de auténtica amistad”, enfatizó Bertone. Una de las misiones que cumple la Clericus Cup...
ROMA.– Uno, es hincha de Boca; el otro, de River. Agustín Villa, seminarista de 23 años que espera convertirse en sacerdote en tres años más, y el padre Santiago Caucino, a punto de cumplir 32 años y ordenado en mayo pasado, son los únicos dos argentinos que juegan en la Clericus Cup. Si bien comparten la pasión por el fútbol, un deporte que practican desde chicos –“pero no en el nivel profesional, como es normal en la Argentina”–, Agustín, oriundo de Mercedes, y el padre Santiago, porteño, no coinciden en el amor por la camiseta. “Seguimos el campeonato argentino, pero no podemos compartir las alegrías...”, admite con una gran sonrisa Santiago, en una charla con LA NACION en el Colegio Eclesiástico Internacional Sedes Sapientiae (www@sedessap ientiae.it), un colegio de seminaristas diocesanos enclavado en el espectacular barrio de Trastevere, dirigido por la prelatura del Opus Dei. Pelo morocho, físico atlético, los dos argentinos juegan en el equipo Sedes Sapientiae (Sede de la Sabiduría) del seminario, que es uno de los 16 que participan en la competencia. Este, según cuentan con gran orgullo, va tercero en el Grupo B, y ha logrado clasificarse para seguir adelante en el certamen y jugar la segunda etapa, con la disputa de los cuartos de final. “Además, tenemos al goleador del campeonato, que es Marcos Tulio Peña, un salvadoreño”, aseguran. El equipo cuenta con dos camisetas: una de color naranja, y otra azul oscuro y amarillo, “nada que ver con la de Boca”, lamenta Agustín, que fue enviado este año a estudiar a Roma por el obispo de Zárate-Campana. Las camisetas se las dio el Centro Sportivo Italiano, organizador del campeonato, que logró además el auspicio de Lotto para la Clericus Cup. Mientras que el director técnico del Sedes Sapientiae es un español, el arquero es un seminarista ecuatoriano, gran parte de los jugadores de la defensa
son de Camerún, y en el resto del equipo hay un alemán “de dos metros”, dos mexicanos y dos salvadoreños. Agustín es mediocampista ofensivo y el padre Santiago juega de cinco, con una misión más defensiva. “Yo juego; Agustín sabe un poco más”, destaca el padre Santiago, sacerdote del Opus Dei luego de estudiar seis años en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma. El entrenamiento corre por cuenta de cada uno, aunque algunas veces salieron a correr al Circo Máximo, que no queda lejos del seminario. “En el colegio, de todos modos, todos los sábados por la mañana hacemos deporte, algunos fútbol, otros básquetbol o voleibol, o salimos a correr”, cuentan. Fiel reflejo de que no es fácil organizar un campeonato de fútbol exclusivamente dedicado a seminarios y universidades pontificias, Agustín y el padre Santiago cuentan que en la quinta fecha, disputada el 5 del actual, no pudieron jugar por lo que perdieron por walkover 3-0. “Nos mataron porque no podíamos jugar ese día porque tenemos una ordenación de diáconos... Cuando empezó el campeonato habíamos pedido que cambiaran esa fecha, pero no pasó nada”, lamentan. “Claro, en el orden de los valores, la prioridad es la ordenación”, agregan. Lo cierto es que cuando se anotaron en el campeonato, a principios de año, los dos argentinos pensaron que iba a ser un torneo “más simple”. “Pero a la Clericus Cup le dieron mucho bombo”, explican, porque poco antes de su lanzamiento el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, y un salesiano famoso por ser un fanático hincha de Juventus, dijo que el Vaticano pronto iba a tener un equipo, noticia que tuvo gran repercusión en todos los medios pese a que había sido una evidente broma. Así las cosas, cuando se jugó el primer partido en el oratorio de San Pedro, en el campo de los Caballeros de Colombo (desde el cual hay una vista impactante de la cúpula de la Basílica de San Pedro), el acoso mediático fue impresionante. “La primera fecha fue increíble: estaba lleno de periodistas, cámaras... Un poco
El padre Santiago Caucino y el seminarista Agustín Villa
exagerado, la verdad”, recuerda el padre Santiago, aún sorprendido por lo sucedido en aquella jornada y por las repercusiones. Más allá de la Clericus Cup, un campeonato que demuestra que “la vida cristiana hay que tomársela con espíritu deportivo, como enseñaba San José María Escrivá de Balaguer”, según el padre Santiago, los dos argentinos están convencidos de que para ellos estar en Roma es “una gran gracia de Dios”.
Los dos extremos en la edad El español Yarza Iñaki, de 54 años, es el más veterano de Sedes Sapientiae; el ecuatoriano Juan Castillo, de 21, el más joven.