el hincha (ii)

De la cancha partió al Obelisco. Una semana antes escenario de sangre. Ahora de festejo por “Racing campeón”. “¿Podíamos jugar un partido de fútbol en.
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MIÉRCOLES 7 Y 12 Y 2011 MI

la mirada de

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ariano Katz aguantó toda la madrugada para conseguir una entrada. Tenía 28 años y jamás había visto campeón a Racing. Con la entrada en el bolsillo y todavía con la camiseta puesta, Katz, militante de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), estaba en la Plaza de Mayo. Resistiendo al estado de sitio. Rompía vidrieras de bancos y se enfrentaba con la policía. También estaba Martín Sharples, el atleta que corre en silla de ruedas. Cargaba en su camioneta a un militante herido por las balas policiales. Entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001 la represión provocó 388 muer muerrtes en todo el país. El presidente ente e Fernando de la Rúa se fue en un helicóptero. El día 22, Raamón Puerta, sucesor fugaz,, citó a Julio Grondona a la Ca-sa Rosada. El 27 de diciembre, re, Racing empató 1-1 en cancha a de Vélez y se coronó campeón después de 35 años. Katz celebró cerca rca de los Racing Stones. Sharples en n la platea, con su carné de discapacitado. do. Y con una bajo del logo de camiseta de Racing que, debajo e matar al pueRosamonte, decía “Basta de blo”. De la cancha partió all Obelisco. Una semana antes escenario de sangre. Ahora peón”. de festejo por “Racing campeón”. “¿Podíamos jugar un partido tido de fútbol en ese país?”, se pregunta el periodista riodista Alejandro Wall. Él también estuvo el 20 protestando en la Plaza y el 27 celebrando do en la cancha. “¿Cómo se suspende una pasión? asión? ¿Con qué botón se apaga? ¿En qué momento omento un hincha deja de serlo?” ¡Academia mia Carajo!, su flamante libro, es una crónica nica formidable de aquella Argentina de diciembre iembre de 2001. eos. Piquetes y La del corralito y los saqueos. cacerolas. La de Susana Giménez ménez diciendo ósitos ordenada que la confiscación de depósitos por Domingo Cavallo era “comunismo”. La Argentina del “Que se vayan todos”. Y la del grafiti de Carlos Calvo l yD Defensa: f “Nos mean y los diarios dicen que llueve”. Cinco presidentes en 12 días. 38 muertos. Y Racing campeón. A diez años del Racing de Mostaza Merlo, Wall cuenta por qué el poder político precisaba la vuelta del fútbol para apagar el incendio. Y sugiere que, a esa altura de los acontecimientos, era mejor que Racing saliera campeón. Tres meses antes, el 11 de septiembre de 2001, cayeron las Torres Gemelas. Estados Unidos fue puro dolor. A la semana, George W. Bush pidió que se reanudara el béisbol. Algunos jugadores se opusieron. Pero el país precisaba dar señales de vuelta a la normalidad. Y el retorno del llamado “pasatiempo nacional” de los norteamericanos fue la señal más poderosa de que la vida seguía. Algo parecido pensó acaso Ramón Puerta en esos calientes días de diciembre, después de que su amigo Mauricio Macri, entonces presidente de Boca, lo llamó pidiéndole por Racing. A la Academia le bastaba un empate en la última fecha para ser merecido cam-

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

Para LA NACION

EL HINCHA (II) peón, pero Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) dijo que no podía jugarse al fútbol en esas condiciones. “Me di cuenta de que Racing tenía que salir campeón sí o sí cuando vi a Grondona entrando en la Casa de Gobierno”. Lo dice Alberto Barrientos. Cinco días después, Barrientos, fana de Racing, corría a la mitad de la cancha con su banderín bajo, convalidando el gol en claro

una bandera de Racing. Juan Gabriel, que se tatuó a Jesús con el escudo de Racing, le confiesa a Wall que cayó dos veces preso en la cancha. En una, por querer evitar que la policía se llevara al Tano Scardillo, por entonces miembro de la Guardia Imperial, en pleno tratamiento contra el alcoholismo, que el cura supervisaba. El Tano, que hasta perfumaba las banderas de Racing Ra y ahora rehace su vida en Pinamar, había ha excavado la cancha unos años antes buscando bu gatos muertos que supuestamente habían enterrado hinchas de Independiente. Independien Y en 2002 se encadenó en una puerta para par evitar el remate de la sede de Villa del Pa Parque. Había que evitar la desaparición de R Racing. Vicepresidente de la Nación y fana de Racing, el Chacho Alvarez provocó una reunión con el Grupo Clarín, socio de Torneos Torn y Competencias, dueña de los derechos de d TV. Cuenta Wall que Héctor Magnetto, C CEO del multimedios, abrió la charla diciéndole al Chacho: “Ya te hice vicepresidente, vic ¿ahora qué más querés? querés?” Racing no desaparec desapareció. El gerenciador Blanquiceleste SA, sosteni-

pensión de la final de la Copa Mercosur que terminó ganándole en febrero al Flamengo de Brasil. Los hinchas de Racing sí salieron a la calle para que no suspendieran su ilusión. Al día siguiente de la represión en Plaza de Mayo, se plantaron frente a la sede de Agremiados con bombos y, según rumores, también con bidones llenos de nafta y con armas. Horas después, mientras negociaba quién sería el nuevo presidente de la Nación, Puerta recibió a Grondona. Y el 27 Racing gritó campeón. “Mientras escribía el libro por un lado iba creyendo que era una locura. ¿Un sábado por la mañana negociaban por Racing en Casa Rosada? ¿Puerta no tenía nada más importante que Racing en ese momento?” Con Racing otra vez en crisis, pero el país lejos de 2001, Wall me dice, diez años después, si igualmente tenía sentido tomar al fútbol como escenario de suspensión y mantener en cambio otros escenarios, si acaso algo hubiese cambiado trasladando la última fecha para febrero, como quería River, que también tenía chances de campeón. Igual que Andrés Burgo, el autor de

“ME D DI CUENTA DE QUE RACING TENÍA QUE SALIR CAMPEÓN C SÍ O SÍ CUANDO VI A GRONDONA EN ENTRANDO A LA CASA DE GOBIERNO”, DICE EL JUEZ DE LÍNEA ALBERTO BARRIENTOS

offside de Gabriel Loeschbor en el empate final contra Vélez. El gol del título. “Yo no me iba a hacer el héroe con todo lo que estaba pasando en el país… la FIFA nos había dicho no sancionar en caso de duda y yo tenía dudas”. Barrientos dice que fue un error, no deshonestidad. Eso sí, cree que la AFA lo designó porque él era de Racing. El árbitro fue Gabriel Brazenas, el favorito de la AFA para partidos decisivos. El mismo Brazenas que no volvió a dirigir más después del escándalo Vélez-Huracán de 2009. “Por Diego Milito, para que Dios lo ilumine de goles.” “Te lo pedimos Señor.” “Por Racing, para que esta tarde sea campeón.” “Te lo pedimos Señor.” Adrián y Rita cumplían su promesa de casarse el día que Racing fuera campeón. Y ellos tenían fe. Los casó Juan Gabriel Arias en la parroquia Inmaculada Concepción, la Redonda de Belgrano, a cuya cúpula, el día siguiente, el cura subió con un arnés para colgar

do por los dineros de un jeque etíope, pagó la deuda de 4 millones de dólares a la AFA y en ese diciembre de 2001, la Academia se convirtió en el primer campeón “privatizado” del fútbol argentino. Blanquiceleste, dice Marcelo Betbese, uno de los fundadores de Racing Stones, hoy en Brasil y jugador de poker profesional, “fue la peor derrota. Vendimos la grandeza, vendimos la dignidad, nos cantaban que éramos una empresa y tenían razón”. Fernando Marín, la cara de Blanquiceleste, hablaba loas del fútbol-empresa en el programa de Mariano Grondona, con Racing campeón. Wall describe que Blanquiceleste vendió jugadores, el principal negocio del fútbol, con los mismos vicios que cualquier otro club. Los hinchas de San Lorenzo resistieron en esos mismos años a ser una empresa de ISL, la firma de marketing de la FIFA que terminó quebrando unos meses después en Suiza. San Lorenzo sí no pudo evitar en ese diciembre de 2001 la sus-

Ser de River (ver El Hincha I, http://www. canchallena.com/1428827), Wall escribió ¡Academia Carajo! (Sudamericana) “con la pasión declarada del hincha”. Pero también “con el fino artesanado del mejor periodismo de investigación”, como escribe en el prólogo Carlos Ulanovsky. Burgo y Wall hablan de épica, identidad y resistencia. Y también de dolor, pasión y desmesura. “Quejarse de que en el fútbol se sufre o sea aburrido –escribió el inglés Nick Hornby en Fiebre en las gradas– es como quejarse de que el Rey Lear tenga un final tan triste: es no haber entendido nada”. Los relatos de Burgo y de Wall no son neutrales, sí honestos. Cuentan el país desde una tribuna. El país hecho pelota.

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