Espectáculos
Página 2/LA NACION
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Jueves 3 de diciembre de 2009
TELEVISION Encuentro cumbre: Susana y Mirtha, juntass Amigas para siempre Las conductoras hablaron sobre sus vidas profesionales (jabón Cadum incluido), las personales y su preocupación por el estado general de la Argentina
FOTOS DE MAXIE AMENA
Un almuerzo para dos divas de la pantalla Continuación de la Pág. 1, Col. 5 los motochorros y la necesidad de perdonar. “Que terminen con cosas que han pasado hace 30 años, por más dolorosas que hayan sido. Uno de los reproches que le hago a este gobierno es que ha separado a los argentinos”, editorializó Susana. Claro que la política fue apenas uno de los muchos condimentos controvertidos que tuvo la comida. Para empezar, una vez superada la doble presentación de la invitada, que primero entró flanqueada de sus bailarines y luego, a pedido de Mirtha, se escondió detrás de cámara para ser formalmente anunciada, la anfitriona empezó por intentar develar la incógnita chismosa del momento. “¿Qué fuiste a hacer a Londres?”, disparó Legrand sin que Giménez tuviera oportunidad de dar el primer bocado a la comida preparada sin crema para cumplir con las especificaciones de su dieta. Atenta a los rumores que hablan de un romance entre Susana y Juan Martín del Potro, Mirtha insistió en su interrogatorio hasta obtener de su invitada una particular desmentida. “¿Cómo voy a estar enamorada? Aparte, yo ya renuncié al amor. Con Del Potro, nada”, aseguró Susana, pero Mirtha no se conformó. “¿Cuántos años tiene?”, contraatacó Legrand y Giménez, sincera, contestó: “Veintiuno,
Minuto a minuto
3,3
puntos
N El rating a las 13.33, cuando Mirtha anunciaba la llegada de Susana.
12
puntos
N A las 15.06, cuando conductora e invitada hablaban de la situación del país, la audiencia se cuadruplicó con respecto al arranque.
que es un poco-poco. Bueno, depende de para qué...” Pasado el momento de actualidad sentimental, la conversación derivó a cuestiones laborales, al comienzo de la carrera de Susana y su necesidad de descansar de la televisión diaria a la que Mirtha es tan aficionada que ya anunció el comienzo de su temporada de verano para el 4 de enero. A esta altura, mencionar la capacidad de preguntar de Legrand es una obviedad y sin embargo, en el almuerzo de ayer, la conductora volvió a demostrar que sabe cómo hacer que sus
invitados se relajen con una pregunta suave para luego arremeter con una de ésas que pone incómodos hasta a los más curtidos comunicadores. Así, luego de pedirle que volviera a contar la historia de la publicidad que la hizo famosa, Mirtha tomó aire y fue directo al grano. “¿Qué opinás de la inseguridad?”, preguntó y, fiel a su estilo, Susana contestó sin sonrojarse. “A mí no me interesa la Bolsa, me interesa el pueblo y lo que la gente está sufriendo”, explicó Giménez que algo más tarde recordaría a su padre “milico” y abogaría por el regreso del servicio militar obligatorio “para sacar a los chicos de las calles”.
El secreto de mi éxito Explicar el éxito y la permanencia de Mirtha y Susana como las favoritas del público argentino podría ser objeto de más de un estudio antropológico. ¿Qué tienen estas dos señoras, cada una a su modo, para atrapar el interés de tanta gente por tanto tiempo? Según la conductora de Telefé, la clave está en decir la verdad: “Nunca les mentí en nada, soy auténtica”, aseveró Giménez, mientras su amiga y anfitriona no pudo decir lo mismo. “Yo, totalmente auténtica no puedo ser. Es casi imposible serlo en TV”, confesó Legrand y, como para completar el cuadro de autoreflexión y sinceramiento, cerró con una declaración digna de un diván.
“Uno, en el fondo quiere gustar, que te quieran”. En el caso de estas dos señoras, se puede decir con tranquilidad que la necesidad de cariño está más que cubierta por un público que las idolatra, que escucha lo que tienen para decir. “Nos van a criticar por decir esto. Es como que una no debería opinar”, conjeturó Legrand cuando ambas coincidieron en sus críticas al gobierno. Cauta, Legrand sabe navegar las tormentas de las declaraciones resonantes algo mejor que Giménez, que convencida de su derecho a opinar, parece olvidar el impacto de sus dichos en una sociedad que la admira con más emoción que raciocinio. “¿Por qué no puedo opinar? Si opina gente que es inepta, que no sabe hablar, que no conjuga los verbos. Tenemos todo el derecho, pagamos nuestros impuestos y somos ciudadanas. Te digo que nosotras no pensamos distinto de lo que piensa el pueblo”, arremetió Susana, sin pelos en la lengua. Tan cómoda estuvo en su lugar de invitada que en casi dos horas al aire Giménez pudo desplegar tanto sus modos de glamorosa diva televisiva acostumbrada al lujo internacional como su nueva faceta de opinóloga conservadora.
Apostillas
Situaciones llamativas y graciosas que se dieron detrás de cámara N Llegada
con gloria. Susana Giménez llegó a América a las 13 en punto. Tenía preparado un camarín con su nombre y una gran estrella con su foto en la puerta. La acompañó hasta allí Inés Hernández, que, además de ser la editora de su revista, Susana, oficia desde hace años de asistente y asesora de imagen de la diva.
N ¿Quién habrá puesto globos? Una docena de medios cubrieron el almuerzo. Para ubicarlos, en el estudio se instalaron unas gradas que al parecer no eran muy sólidas. Apenas subieron los periodistas algunas tablas se rajaron, lo cual generó un sonido similar a pequeñas explosiones. Con su particular despiste, Susana comentó al aire: “Pusieron globos y están explotando”. Sólo ella los vio. N El
Más información. Mirá las declaraciones de Mirtha y Susana sobre la inseguridad en www.lanacion.com.ar
proverbial corte. En la primera pausa, las comensales aprovecharon para que les retocaran el maquillaje, mientras Néstor Moyano,
el productor general de Giménez, le dio algunas instrucciones a Susana acerca de cómo acomodarse para que las cámaras tomaran su mejor ángulo. En la segunda tanda, hicieron silencio y se dedicaron a probar el salmón que habían servido como plato principal. N Una idea que no prosperó. Uno de
los noteros que cubrieron el almuerzo fue Guillermo López, el Pelado de CQC, quien gestionó denodadamente con la producción la posibilidad de aparecer en cámaras sirviendo el postre. Le dijeron que podría ser. Pero al final no se concretó.