Sin miedo a la muerte

en el Santiago Bernabéu. Habíamos partido de ... cesivos en Roma, Zaragoza y Santiago de Compostela. Pero aquel año de ... fidelidad y lealtad a la Iglesia.
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Diario de Burgos LUNES 17 DE MARZO DE 2014

PÁGINA PAR ANTONIO JOSÉ MENCÍA GULLÓN

Sin miedo a la muerte L

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a primera vez que estuve con Juan Pablo II fue en Madrid, en el año del mundial, el de la victoria de Felipe González y el del primer viaje a España de un Papa que cambió la historia y que será canonizado junto a Juan XXIII este próximo mes de abril en Roma. Aquel encuentro lo compartí con miles de jóvenes, primero en la Complutense en un discurso al que puede acceder por mi condición de estudiante de periodismo y luego en el Santiago Bernabéu.

También el sucesor de San Josemaria, Álvaro del Portillo, será este año beatificado, en su centenario, en Madrid, su lugar de nacimiento Habíamos partido de Pamplona, del Colegio Mayor Belagua, casi todos los residentes en un bus que luego nos llevó siguiendo los pasos del futuro santo por Ávila y por supuesto el castillo de Javier. Por temas profesionales volví a encontrarme con Juan Pablo II en años sucesivos en Roma, Zaragoza y Santiago de Compostela. Pero aquel año de 1982 era histórico y así lo pensábamos todos los que compartíamos el bus, tanto que nos acompañaba una inmensa pancarta, robada a muchas horas de sueño, con el lema ‘Sin miedo a la vida, sin

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miedo a la muerte’, unas de las primeras palabras del Papa al ser elegido hacía cuatro anos. Para mi era también el ecuador de la carrera en una universidad donde su gran canciller entonces, Álvaro del Portillo, pretendía que sus alumnos comprendieran que para ser buenos cristianos no había que apartarse del mundo, sino ser buenos profesionales con todo lo que lleva consigo. Es lo mismo que escuchó durante más de 30 años al Fundador del Opus Dei y con el que compartió muchos momentos en Burgos durante la guerra civil. También el sucesor de San Josemaria será este año beatificado, en su centenario, en Madrid, su lugar de nacimiento. Aquí en La capital burgalesa vivió su madre con sus hijos más pequeños tras quedar viuda en la capital, y se hospedó en casa de su hermana en la plaza de Santa María. No eran tiempos fáciles los de la guerra. Y si hay algo que he podido comprobar a primera vista del conocimiento que puedo tener de ambos y que une al Papa polaco y a Álvaro del Portillo es sin duda su fidelidad y lealtad a la Iglesia. Su coherencia y su cercanía. Su comprensión y su buen humor. Y eran hombres de Dios, seguro que con sus errores pero ‘sin miedo a la muerte’ una consecuencia que para un creyente es decisoria porque supone tener la conciencia tranquila y creer en un Dios que perdona, pero que sobre todo es padre.

en twitter @ajmencia Periodista

FIRMA INVITADA | FRANCISCO MURO DE ÍSCAR

Jóvenes desencantados L

amentablemente no es lo que más preocupa al Gobierno y a la oposición, a los sindicatos o a los empresarios. El problema de este país, además de la creación de empleo, es el de los jóvenes. Se nos ha llenado la boca diciendo que tenemos la generación mejor formada de todos los tiempos y que la educación universitaria garantiza un mejor salario. Aunque discrepo en alguna medida de ambas afirmaciones, démoslas por buenas. Los datos apuntan en otra dirección: el porcentaje de jóvenes titulados superiores (en FP superior o Universidad) que ni estudian ni trabajan ha crecido en estos últimos años un 69 por ciento, hasta alcanzar el 21,4 por ciento. Ni ellos encuentran trabajo. Estos jóvenes que no responden al cliché de los nini son los grandes damnificados de ahora. Posiblemente no encuentren trabajo en los próximos 10 años, el plazo que los expertos estiman necesario para que volvamos a las cifras de empleo de antes de la crisis. Y cuando el mercado les llame

Hablamos no de una sino de dos generaciones perdidas o abandonadas a su suerte. Son, además, jóvenes absolutamente desinteresados por la política. El 56,5 por ciento suscribe la frase de que «la política no tienen nada que ver conmigo ni afecta para nada a mi vida privada». No es difícil de entender. Pero tampoco son rebeldes ni ha crecido su compromiso social. El porcentaje de jóvenes que no participan en ninguna asociación ha pasado del 69 por ciento en 1994 al 81 por ciento en 2010, según datos de la Fundación SM. Tampoco ha reaccionado nadie con preocupación a dos datos recientes. El primero, que un 67 por ciento de los menores de 15 años disponen de móvil y lo que más les preocupa en esta vida es «quedarse sin cobertura». Muchos de ellos padecen ya una adicción que les traerá problemas. Pero mucho más grave es que los de 14 y 15 años beben más que antes y tienen acceso al alcohol sin