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Nuestra vida también puede compararse a ese arbusto. De igual manera, nosotros tenemos como ramas invisibles que son los diferentes aspectos de nuestra ...
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LA RAMA SECA Por Arlina Cantú Lectura bíblica: Juan 15:1-9 Texto clave: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”. Juan 17:20 Desde una silla del comedor alcanzaba a ver hacia el patio trasero. Ahí florecía la planta, de casi dos metros de alto y el colorido que lucía era porque estaba cargada de fruto. Se trataba de una planta de chiles y su fruto eran pequeños chiles de un rojo encendido. Una especie muy parecida a otra llamada “chile del monte”, peculiar picante que crece precisamente en los montes de muchos estados de la República Mexicana. Esta era una planta de jardín y con ella estaba yo disfrutando de exquisitas salsas que mi tía preparaba con especial sazón. De pronto decidí salir a cortar todos aquellos pequeños y picantes chiles para congelarlos y llevarlos a mi casa al regresar. Esta es una labor que realizo con gusto cada vez que visito esa casa. Corté y corté de cada rama y fui llenando un recipiente. Pero mientras lo hacía –maravillada por lo fecundo de la planta- le preguntaba al Señor para qué estaba yo invirtiendo tanto tiempo en aquella recolección; le decía que no creía que estuviera yo allí de casualidad, sino que seguramente él tendría alguna enseñanza especial para mí en ese tiempo y en ese lugar. Y así fue. De pronto tiré de una de las ramas para cortar aquellas rojas esferitas y observé con asombro que era una rama que la vez anterior había visto completamente seca. Y en efecto seguía seca, ahí tan alta como la planta en sí, pero con las puntas de sus ramitas mostrando algunas hojas verdes adornadas de rojo. Ahí encontré el mensaje para mi día. Nuestra vida también puede compararse a ese arbusto. De igual manera, nosotros tenemos como ramas invisibles que son los diferentes aspectos de nuestra vida que cuando no son puestos al servicio del Señor, se secan y no dan fruto para el extendimiento de la obra del evangelio. Pero pude entender que Dios quiere hacernos fructificar. Quiere que florezcamos y llevemos fruto que sea de gracia para quienes no conocen la salvación. Pongamos nuestras ramas secas en sus manos, dejemos que las haga florecer y que las emplee para su gloria. OREMOS POR QUIENES SE SIENTEN SECOS ESPIRITUALMENTE. Usado con permiso

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