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enfoques
| Domingo 6 De abril De 2014
MI Mundo dIgItaL
Alejandro Artopoulos
Sociólogo especializado en redes de conocimiento (http://elotroted.blogspot.com.ar/), docente de la Universidad de San Andrés, investigador del Consejo de Investigaciones Científicas, magíster y candidato a doctor por la Universitat Oberta de Catalunya. Asegura que Google Apps para educación le cambió la vida: “Ya no soy el nerd que usa cosas raras en la universidad. Al fin una empresa de tecnología hace algo que realmente va a cambiar la educación”.
BLogs
sItIos weB
http://www.businessinsider.com/category/chartof-the-day “Datos para disipar mitos de la revolución digital.”
http://www.manuelcastells.info/es/index.htm “Sitio de mi maestro Manuel Castells, sociólogo de la era de la información. Siempre me doy una vuelta, siempre me sorprendo.”
http://www.theguardian. com/education/series/ extreme-learning/ “Me mantiene al tanto de lo que hay que saber sobre educación y tecnología.” http://pensarlaescuela. wordpress.com/autora/ “Ayuda a recuperar lo mejor de las instituciones que nos hicieron lo que somos.”
rankIng de twItteros 1 @thecampora “El mejor humor político del fin de ciclo.” 2 @arieltorres “Referente del periodismo tecnológico digital que no hay que perderse.”
www.ted.com “Una de las innovaciones educativas más disruptivas.”
3 @manuginobili “Argentino que da orgullo. Me gustó su tuit sobre aprender a programar.”
http://www.visualcomplexity.com/vc/ “Simplificar sin perder el norte es un arte que no puede ser delegado a las máquinas.”
el perfil
Rodolfo Tailhade, el guardián camporista de las empresas que complican al Gobierno ge, en la casa de Eugenio Zaffaroni. El día que nació Abogados por la Justicia Social (AJUS), un espacio que en principio buscaba disputar el claustro de graduados en la Facultad de Derecho de la UBA. El titular de la IGJ había sido invitado al asado en la casa del juez de la Corte Suprema por Mariano Recalde, quien era su principal referente. Poco después, conoció a los actuales miembros del Consejo de la Magistratura Eduardo “Wado” De Pedro y Julián Álvarez, su jefe en el ministerio que tiene a Julio Alak como cara visible. Cuando asumió como secretario de Justicia, en diciembre de 2010, Álvarez lo nombró su asesor en materia criminal. Tailhade es el segundo camporista que hace pie en la IGJ. El primero fue su antecesor, Norberto Berner, que en marzo de 2013 dejó ese cargo para pasar a la Secretaría de Comunicaciones. Berner fue el encargado de amputar la influencia de Aníbal Fernández en el organismo. Después de que Ricardo Nissen inaugurara en 2003 la etapa prístina del kirchnerismo con sanciones a las empresas offshore y un perfil académico, Fernández, entonces jefe de Gabinete, nombró en 2009 a Marcelo Mamberti. Durante la gestión Mamberti, desaparecieron los legajos vinculados al caso Ciccone y creció la influencia de Silvina Martínez, una ex funcionaria que desde hace un tiempo recorre los medios con denuncias contra Tailhade. Con la llamada línea militante, el camporismo dejó atrás el perfil académico, aunque Nissen siga trabajando temas puntuales en el edificio de Paseo Colón 285. El actual titular de la IGJ recibe críticas porque es penalista y no conoce de derecho societario, pero además por dos resoluciones de Berner (1/12 y 4/12, denominadas de “interés legítimo”) que clausuran el acceso a información sobre sociedades comerciales que antes estaba disponible para cualquier hijo de vecino. En eso, Tailhade mantuvo el criterio de su antecesor, pero en otros aspectos, no. A contramano de la lógica camporista de ocupar cargos con gente propia, “Rodo” promovió una línea de directores y gerentes de carrera para las jefaturas y se esforzó por evitar los roces con el sindicato. Le entregó un local en el edificio a la fracción de ATE liderada por el delegado kirchnerista Fernando Aldao.
Abogado, con edad y trayectoria diferentes de muchos integrantes de La Cámpora, el titular de la IGJ ya prueba la política en el conurbano Diego Genoud PARA LA NACION
p
or su edad y su historia, podría ser el padre de muchos de los militantes de ese container denominado La Cámpora. Rodolfo Tailhade es famoso entre los dirigentes de la oposición porque está al frente de la Inspección General de Justicia, la llave que abre los secretos de las empresas más importantes del país, incluidas las que acumulan los funcionarios del gobierno nacional. Desde esa tribuna, se lo acusa de ser –hace un año ya– el ejecutor del llamado “cepo informativo”, instrumentado por agentes de la organización que se referencia en Máximo Kirchner. Las andanzas de Amado Boudou, Sergio Schoklender y Lázaro Báez están bajo su égida de hierro. Para la militancia camporista, en cambio, Tailhade es “Rodo”, el abogado cajetilla que alguien en la residencia de Olivos decidió enviar a la boca del lobo para que debute en política. Le tocó armar una lista del Frente para la Victoria en cuatro horas para enfrentar a Jesús Cariglino, inoxidable cacique comunal que hoy usa el ropaje de la renovación. Cuando muy pocos lo esperaban, Tailhade consiguió 53.000 votos y se convirtió en concejal de Malvinas Argentinas. Perdió por 27 puntos, pero así y todo obtuvo uno de los mejores resultados del kirchnerismo en la primera sección electoral, donde arrasó Sergio Massa. “Fue un éxito. No lo conocían ni los de la lista”, evalúa un miembro de la vapuleada comandancia oficial en la provincia. Con voz de cantante de tango, Tailhade no aparece como un camporista típico. Dejó atrás el Sub 30 y el Sub 40 y no acredita una militancia antimenemista como algunos de los altos jefes de La Cámpora. Además, se lleva bien con gran parte de sus empleados, incluidos los de la CTA no kirchnerista. “No es soberbio, no es autoritario, no es rígido. Es nor-
mal”, sintetiza un veterano del PJ que lo distingue de la nueva camada de funcionarios. El titular de la IGJ tiene 43 años y nació en Choele Choel, Río Negro. Vive con su esposa y sus tres hijos en la localidad de Pablo Nogués desde hace 6 años. Su padre no militó en Montoneros, sino en el frondizismo, y llegó incluso a ser secretario de Trabajo durante la gobernación de Edgardo Castelo en su provincia. Militancia tardía Hasta que ingresó en La Cámpora, Tailhade sólo había sido presidente del centro de estudiantes en el colegio secundario de su pueblo. Los 90 no fueron años de política para el funcionario que se hizo famoso recientemente por compartir en Facebook un afiche contra los empresarios “que saquean el bolsillo del pueblo” con remarcaciones de precios. En 1994, se recibió de abogado en la Universidad del Museo Social y poco después debutó como meritorio en el juzgado penal de Alberto Baños, el magistrado que tuvo el caso del robo de las manos de Perón. Más tarde, ingresó en uno de los estudios más selectos de la ciudad de Buenos Aires, Pizarro Posse y García Santillán. Desde ahí –y durante 14 años– asesoró a otros estudios que hicieron mucho dinero durante la era de las privatizaciones y la reforma menemista del Estado. Para justificar su cargo actual, el titular de la IGJ suele decir que en ese período se especializó en delitos económicos, pero su nombre trascendió por un caso policial: el crimen de Solange Grabenheimer, en 2007. Tailhade trabajó en la etapa de instrucción de la causa en la defensa de Lucila Frend, amiga de la víctima, juzgada como principal sospechosa del asesinato y absuelta en 2013. Aunque Néstor Kirchner lo cautivó en 2003 y durante su gobierno comenzó a reivindicarse como peronista, Tailhade se incorporó a la militancia recién en 2008. Fue unos meses después del crimen de Solan-
quién es b Nombre y apellido Rodolfo Tailhade b Edad 43 años b En la Justicia Nació en Choele Choel, en Río Negro. Abogado recibido en Buenos Aires, trabajó 14 años en un importante estudio porteño. b En la política En 2008, se incorporó a La Cámpora. Llegó a la IGJ en marzo de 2013. En febrero, se hizo conocido cuando “escrachó” en Facebook a supermercados por “saquear el bolsillo del pueblo”.
Pero no le regaló motivos a la lista opositora para que lo enfrenten. Aunque suelen recibirlo con bazucadas en la puerta, los veteranos de Paseo Colón extrañan las escaramuzas con Berner. Tailhade era un desconocido para el gran público hasta que en febrero pasado apuntó en Facebook contra las empresas que el kirchnerismo señala como responsables del monstruo inflacionario: Coto, Carrefour, Walmart, Garbarino, Shell, Jumbo y Frávega. Unas horas después, su nombre trascendió las fronteras. Diarios de Colombia, Chile y hasta El País de España se ocuparon del abogado rionegrino. Tailhade afirma en privado que lo hizo porque estaba convencido de que las corporaciones se estaban “llevando puesto” al Gobierno. Poco después, presentó pedidos de informes e impugnó el contrato que el intendente Cariglino firmó con Coto para la compra de patrulleros y cámaras de seguridad. De tradición noctámbula, desde que llegó a la función pública Tailhade dice que no tiene tiempo para nada. Entre la IGJ y la disputa territorial en Malvinas Argentinas, se lamenta porque todavía no pudo comprar el libro de Sandra Russo sobre la agrupación que integra. Una falta que, lo sabe, puede costarle más cara que cualquier denuncia.ß
reaLIsMo trágIco (en dos MInutos)
El Lombroso interior de los argentinos Diego Sehinkman PARA LA NACION
“p
ara los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos.” “Les dejo un besito a los progres que me van a criticar dentro de 130 años. Resuélvanlo como puedan. Con cariño, Cesare Lombroso.” Por supuesto que el segundo párrafo jamás fue escrito por el afamado y polémico criminólogo italiano, aquel que postulaba que al delincuente se lo identifica por su fisonomía: mandíbula hacia afuera, orejas en punta, nariz aguileña. Lombroso se ríe porque a su tumba le llegó el diario del lunes, donde dice que en
pleno siglo XXI, nadie encontró aún la ortopedia justa para que los delincuentes caminen derechitos. En la Argentina, más distribución de la riqueza, más educación, más opciones a los que menos tienen prometían ser la solución contra la marginalidad. Pero como después de 10 años hay 10 millones de pobres, las oportunidades no llegaron para todos y los delincuentes tomaron por costumbre ostentar cuán violentos pueden ser gratuitamente, muchos argentinos decidieron comenzar a linchar. ¿Qué es un linchamiento? Algo así como un “hágalo usted mismo”. Un siniestro per saltum a la Justicia, para “hacer justicia”. El linchamiento es un mecanismo de defensa tan primitivo como inadecuado frente al miedo y la agresión. Con la sensación de desamparo y la no respuesta del Estado, se empezaron a activar en una
parte de la población esquemas de respuestas atávicas y violentas. Así como un contexto invalidante, que no da oportunidades de progreso, fabrica un delincuente, otro contexto invalidante –el que no da respuestas frente a la delincuencia– fabrica un linchador (sí, la Argentina ahora fabrica linchadores. ¿Vio qué triste? Éstos no se ensamblan, se fabrican enteritos acá). Al linchamiento puede precederlo otro mecanismo peligroso: la aparición de nuestro “Lombroso interior”, por el cual condenamos por la cara: - “Esos dos que van en la moto son chorros.” - “Todos los trapitos de la 9 de Julio son paqueros.” - “Crucemos, que el morochito de gorra debe ser punga.” Las generalizaciones –“todos los que van de a dos en moto”, “todos los trapitos”, “todos los de gorrita”–
también son mecanismos de defensa. Dolorosos y muchas veces injustos, pero mecanismos de defensa al fin. ¿Por qué? Porque toda generalización es, en definitiva, un intento de economizar recursos mentales. “Decime si es blanco o negro. No me pidas que distinga grises.” Pero, atención, porque también hay un lombrosianismo inverso: - “A los del barrio cerrado les molestan los derechos laborales y las conquistas sociales de los últimos 10 años.” - “¿Le viste la camioneta? Debe tener una empresa con toda gente en negro.” ¿Qué se hace desde el poder para desactivar el neolombrosianismo que cada vez se instala más en la sociedad argentina? Nada. Muy por el contrario, se lo fomenta. Esta semana, desde la cadena nacional, se escuchó: “Los que tienen plata toman
[droga] de la buena”. Parece una frase de Luis D’Elía. Fue de Cristina. Curioso: nunca antes un episodio de inseguridad había sido comentado por cadena nacional. Los linchamientos, sí. Reitero: los linchamientos son delitos que deben ser condenados. Pero ¿por qué nunca el
Gobierno demostró empatía por las víctimas de la inseguridad? La Presidenta puso como ejemplo a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, “que tuvieron que esperar justicia durante 30 años, sin recurrir a ningún otro método ni ningún gesto de violencia a los que les habían arrebatado a los hijos”. Pero Cristina nunca habló de las otras madres: las Madres del Dolor, las Madres contra el Paco, las Madres por la Vida, la Red de Madres y Familiares de Víctimas de las Drogas, la Asociación de Madres y Familiares de Víctimas (Mafavi), la Asociación de Víctimas de la Impunidad sin Esclarecer (Avise), la Asociación de Víctimas de Violaciones (Avivi). “Me siento la madre del país y de todos los argentinos.” Mamita.ß Twitter @diegosehinkman