París quiere ser el centro de los negocios del arte en el mundo

24 oct. 2011 - Todas las noches, hasta que amanecía, bom- bardeos, bombardeos, bombar- deos. Fue terrible”, describió el obispo de Trípoli, que vio morir.
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CULTURA

I

Lunes 24 de octubre de 2011

ARTES PLASTICAS s FIAC 2011, EN EL GRAND PALAIS

París quiere ser el centro de los negocios del arte en el mundo La gran feria contemporánea alberga 168 galerías; mínima presencia latinoamericana ALICIA DE ARTEAGA ENVIADA ESPECIAL PARIS.– Con la presencia de 168 galerías de 21 países y obras de 3000 artistas, se inauguró en el Grand Palais la 38ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC). La gigantesca nave de vidrio y acero construida para la Exposición Universal de 1900 entre el Sena y Champs Elysées no puede ser más imponente. Un marco de excepción para la crema de las galerías globales. Están los grandes nombres, como Gagosian, Ivon Lambert, Lisson, White Cube, Marian Goodman, Hauser & Wirth, Tornabuoni y Denise René, entre otros, que marcan el pulso internacional del mercado, más una anémica presencia latinoamericana: dos galerías de México y tres de Brasil: Luisa Strina, Vermelho y Luciana Brito, todas de San Pablo. Ninguna de la Argentina. La selección de obras es digna de un museo, o de una bienal, si se piensa en las atrevidas propuestas de Maurizio Cattelan y Thomas Hirschoorn, más el increíble montaje que ha ideado Karl Lagerfeld, diseñador de Chanel, para la galería suiza Gmurzynska. Unas modelos flacas como spaghettis se pasean por el stand donde el germano Karl ha colgado también sus fotografías. Las galerías han llevado obras emblemáticas de Lucio Fontana, Alighiero Boetti, Jesús Soto, Ernst Kirchner, Daniel Buren, Basquiat, Picasso, Miró, Dubuffet y Le Parc. Para los coleccionistas aggiornados están los nombres que marcan la tendencia: Allora & Calzadilla, Tracey Emin, Mona Hatoum, Anish Kapoor, Bill Viola, Thomas Ruff, Murakami, Demian Hirst y algunas sorpresas, como las obras de la escocesa Giorgia Rusell y del francés Florian Pugnaire. Los precios van de los ¤ 5000 a los ¤ 5 millones que vale una pintura del haitiano, o los ¤ 2 millones de una “farmacia” de Demian Hirst. El visitante descubrirá obras de dos argentinos: las acuarelas de Jorge Macchi, en una galería suiza, y un casco intervenido por Adrián Villar Rojas, en la galería mexicana Kurimanzutto. Villar Rojas es el enfant gaté del circuito internacional. Representa a nuestro país en la 54ª Bienal de Venecia y es el autor de la inmensa escultura instalada en el Jardín de las Tullerías. Descubierto en una edición de Curriculum 0 de galería Ruth Benzacar, integró el programa de residencia de Sam Art Projects, una fundación filantrópica francesa del grupo Auchan. En el otro extremo: la FIAC quiere ser europea, internacional y jugar en primera. Jennifer Flay, la joven directora artística de la feria, confió a la prensa que esta edición es “más

FOTOS DE REUTERS

Favela plan 1994, instalación de Tadashi Kawamata, en el Grand Palais

La bestia de dos espaldas, del artista Theo Merceir chica y mucho más selectiva”. “Ha sido duro dejar muchas buenas galerías afuera, pero este año no teníamos los metros anexos del Louvre, que está en remodelaciones, y había 650 solicitudes”, aclaró. Entre los grandes ausentes están las galerías madrileñas, salvo Elvira González con su entusiasmo manchego. Los españoles están más atentos a la evolución de las finanzas que al convite del ruedo parisino. Estar en la FIAC cuesta ¤ 37.000 el stand, más seguros, traslados, invitados vip, etc. Es el precio que deben pagar las galerías para ser parte de la “reconquista” del mercado, porque París quiere volver a

ser el gran centro de los negocios de arte, de la legitimación y difusión de artistas, como lo fue en los albores del siglo XX, cuando despegaron las vanguardias y los coleccionistas descubrieron el genio de Braque, Picasso y Matisse. Una flota de Audis con el logo de la FIAC traslada a los invitados vip; la mayoría son coleccionistas y amigos de museos interesados en acrecentar las colecciones con impulso privado, según el modelo Matching Funds, que instaló Mauro Herlitzka en arteBA. Para lograr posicionarse en el ranking mundial de ferias, la FIAC deberá competir con el relojito suizo de Art Basel y con la ascendente Frie-

INSEGURIDAD EN EL VATICANO

ACTUALIDAD RELIGIOSA

Queman una Biblia en la Plaza de San Pedro ELISABETTA PIQUE CORRESPONSAL EN ITALIA ROMA.– En un episodio que volverá a causar polémicas sobre la seguridad del Papa, un hombre logró ayer subirse a la famosa columnata de Bernini de la Plaza de San Pedro, donde quemó una Biblia justo cuando Benedicto XVI estaba recitando la oración del Angelus. Identificado como Iulian Jugarean, de nacionalidad rumana, el sujeto se quedó media hora sobre la cornisa –en la denominada Loggia delle Dame, mirando la Basílica, del lado derecho–, mientras un cardenal y gendarmes vaticanos intentaban

AFP

Jugarean quemó una Biblia

convencerlo de que desistiera de su acción. Aunque nunca amenazó con tirarse, el grupo de fieles que se encontraba justo debajo de él –que había presenciado la ceremonia solemne de canonización de tres santos que presidió Benedicto XVI– fue obligado a correrse del lugar. Luego de quemar una Biblia, el sujeto –que al parecer cuenta con antecedentes análogos en otras ciudades–, finalmente, se fue de la cornisa y terminó demorado por gendarmes vaticanos. El padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, indicó: “Se trata probablemente de un desequilibrado”. “Hablando con responsables de la gendarmería y con un funcionario de la embajada de Rumania que acudió, dijo que tenía mensajes para comunicar al mundo, en particular, sobre la lucha al terrorismo”, detalló Lombardi. Nadie sabe cómo el “desequilibrado” logró subirse a la columnata; aunque la hipótesis que se maneja es que pudo haber utilizado unos andamios presentes en la zona para trabajos de restauración. Lo que es seguro es que el episodio, que tuvo gran repercusión, ya que hay imágenes impactantes, provocará nuevas polémicas sobre la seguridad del Papa.

Culto católico Santoral. San Antonio Claret, obispo y fundador de la Congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María.

ze de Londres, que la semana última exhibió la insolente prosperidad de los marchands ingleses. En medio de la crisis financiera internacional, y con la tasa de desempleo más alta de los últimos 17 años, entre la feria y las subastas de Christie’s, Sotheby’s y Phillips los británicos vendieron obras de arte por valor de US$ 500 millones. Pareciera que el arte se mueve por un carril separado y canaliza el dinero de los nuevos ricos del mundo, que son los rusos y los chinos. Frieze nació por un grupo de jóvenes en 2003. Creció al abrigo de referentes como Nicholas Serrota, director de la Tate Modern. Hoy es un éxito. En cuatro días de feria, los galeristas facturaron US$ 350 millones de dólares, según la agencia Bloomberg. Empresarios rusos como Roman Abramovich, dueño del equipo Chelsea y de una galería en Moscú, prefieren comprar en Londres, donde tienen su base de operaciones y fronteras “más abiertas”. Para compensar, París tiene su “task force” del arte contemporáneo con tres jugadores fuertes: François Pinault (Christie’s, Printemps y Gucci), Bernard Arnaud (Grupo Louis Vuitton) y, el último en llegar, Guillaume Houze, dueño de las Galeries Lafayette, principal sponsor de la FIAC. En un sector especial, la feria exhibe las obras de los finalistas del premio Marcel Duchamp. El ganador será anunciado hoy por el director del Pompidou, que entregará el premio de ¤ 35.000 más una muestra en el prestigioso centro.

Liturgia. Hoy se leen la carta de San Pablo a los Romanos (8, 12-17) y Evangelio de San Lucas (13, 10-17).

La Iglesia ante la muerte de Khadafy MARIANO

DE VEDIA

uy crítico de los bombardeos de la OTAN, que durante ocho meses estremecieron cada rincón de Libia, el obispo de Trípoli, Giovanni Martinelli, objeta el modo en que murió Muammar Khadafy, pero entiende los motivos. “¿No había otra manera? ¿Sólo las bombas?” En sus primeras declaraciones tras el modo con el que los rebeldes libios pusieron fin a una dictadura de 42 años, la voz de la Iglesia Católica en Libia describió ayer en Cadena Ser su percepción sobre lo que ocurrió y lo que sobrevendrá en un país en el que muchos tienen sed de venganza. “Lo que hicieron no está bien. Pero no quiero juzgarlos. Entendemos la sensibilidad de la gente frente a este hombre que causó muchas víctimas, especialmente en los últimos meses”, contó Martinelli, que tiene 69 años, la misma edad que Khadafy. Vive en Trípoli hace 40 años y vio de cerca el crecimiento de las ambiciones del dictador, quien actuaba como “inspirado por Dios” y era, en realidad, un “demagogo y mentiroso”. Expresión minoritaria en un país con mayoría musulmana, la iglesia cristiana en Libia desarrolla su acción en hospitales y orfanatos. A ello se sumaron, en esta emergencia, los incesantes

M

llamados humanitarios del papa Benedicto XVI. La fuerte represión a las protestas obligaron al cierre de la ayuda de Cáritas. Martinelli se contactó con la Media Luna Roja y otras organizaciones islámicas para pedir la protección de los templos y conventos y de los fieles que trabajan en los hospitales. Ya en febrero la Iglesia alertó sobre la situación en Libia. “Cuando un pueblo es oprimido durante demasiado tiempo por un régimen que no respeta los derechos humanos, antes o después estalla”, anticipó entonces el presidente del Episcopado italiano, cardenal Angelo Bagnasco. En las últimas horas, la Santa Sede declaró que la muerte de Khadafy “cierra la demasiado larga y trágica fase de la lucha sangrienta para abatir un régimen duro y opresivo” y transmitió su esperanza de que “los nuevos gobernantes puedan emprender lo más pronto posible la necesaria obra de pacificación y de reconstrucción, con un espíritu de inclusión, sobre la base de la justicia y del derecho”. Un camino difícil de transitar, luego de las traumáticas experiencias. “Era realmente terrible. No podíamos dormir. Todas las noches, hasta que amanecía, bombardeos, bombardeos, bombardeos. Fue terrible”, describió el obispo de Trípoli, que vio morir a muchos civiles, y hoy todavía se pregunta: “¿No había otra manera?”.

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