Espectáculos
Página 2/LA NACION
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Martes 30 de marzo de 2010
TEATRO En el Multiteatro: texto con dirección de Miguel Cavia
Obra sobre un hijo excluido y un padre ausente Continuación de la Pág. 1, Col. 3 del cual forman parte: Luppi, en el doble rol de padre y amante; Navarro, que interpreta a un hijo al filo de los 40 y del estallido personal. Poco antes de una función, ambos actores compartieron con LA NACION sus impresiones acerca de la obra que protagonizan. Federico Luppi: –Entre otras cosas, me atrajo el planteo de un tema del que casi no se habla, que tiene que ver con el caso de un niño excluido, criado en una familia sin imagen paterna fuerte, con una madre ausente, con un amante. La obra recorre la perspectiva de qué ocurre cuando en la familia la comunicación con el niño no es ni fluida ni afectuosa ni cuidadosa. Por otro lado, se plantean los temas centrales del hombre, su crecimiento, su descubrimiento del sexo, el tema del afecto, del cariño, la pareja, la seducción como un elemento amoroso que forma parte de la pareja, y la ausencia de educación sentimental. La historia habla de esos tópicos, más lo que se genera en un chico joven que crece huérfano de todo ese tipo de raíces: la furia, el resentimiento, la enorme capacidad afectiva aún no puesta en ejercicio, el brutal enfrentamiento con una parte del sexo que este muchacho descubre casi a los 40 años. –¿La obra remite, además, a los rituales? F. L.: –Tiene que ver con cierto sentido de los rituales de la despedida de los deudos, que tiene un doble componente. Por un lado, la acentuación de la despedida, como una forma de patentizar un duelo que en el tiempo permita desprenderte cada vez con menos dolor. Pero también, que en el momento de la plasmación del hecho ritual, hay una especie de formalidad salvaje, como dice un personaje en cierto momento de la obra. Adrián Navarro: –Lo dice en relación a que hacer un velorio es una formalidad salvaje. Y este tipo no siempre tiene esos pensamientos tan lúcidos. En el momento en que dice eso, tiene 40 años, pero es un tipo que quedó atrapado en los 12 años, en la situación de ver esa relación de padre, madre y un amante, y que era aceptada por su padre.
Reencuentro Luppi vuelve a ser dirigido por Cavia, después de haber hecho El vestidor, y a trabajar con Navarro, luego de la película Que parezca un accidente
FOTOS RODRIGO NESPOLO
–¿Su personaje es psíquicamente inmaduro? A. N.: –Es un tipo que no sabe cómo se crece. Psíquicamente quedó atrapado en un momento de la vida. Y ante la presencia del amante de su madre, tiene diversas regresiones. Por momentos sale de ese punto, como cuando dice: “Esto [el velorio] es una formalidad que no sirve para nada; sólo para destruir”. Pero tiene grabadas en su cabeza imágenes que no puede borrar. Y para poder librarse de ellas, tiene que transitar todo lo que transita y que se plantea en la obra. –¿Hay en este hijo una necesidad de reconciliarse?
F. L.: –Hay pase de facturas. En cierto momento el padre dice “ésta es la misa de las cobranzas”. Pero algún día hay que hacer la famosa vuelta de página; el odio no puede durar toda una vida. Hay que saltar. A. N.: –Y seguir viviendo. Pero este muchacho tiene que hacer un camino para liberarse de todas esas presiones. Y sí: necesita reconciliarse, sobre todo consigo mismo. Ver y tratar de entender. –¿Para ustedes cuál es el tono de Por tu padre? F. L.: –Lo bueno es que no transita por todo ese proceso con un lenguaje tontamente paródico de lo psicoana-
lítico o de lo filosófico. El trámite es muy realista, muy sencillo, simple, pasional. Pero no se mete en hacer reflexiones para enseñarte cómo es la vida. A. N.: –En algún momento, por alguna razón, todos van a sentirse identificados con lo que sucede arriba del escenario. En ese padre, en ese hijo, en alguna relación o con ciertos episodios. Da pie para pensar qué relación tengo con mi padre o con mi hijo, cómo soy como hijo, como padre…, pero sin ponernos psicoanalíticos. Lo interesante es que se trata de una pieza que el espectador termina de completar.
–Es la segunda vez que recrean el vínculo padre-hijo. La primera fue en la película Que parezca un accidente, aún no estrenada en nuestro país. A. N.: –Ahí yo hacía de papá de Federico [risas]. El era joven y yo, viejo. F. L.: –Filmamos en Canarias, y lo pasamos muy bien. Trabajamos con Carmen Maura, dirigidos por Gerardo Herrero. A.N.: –¿La pregunta tiene que ver con cómo nos llevamos ahí? ¡Muy mal, como siempre! [risas]. No sabés cómo es Luppi como padre: ¡terrible!
Federico Luppi Después de filmar varias películas, vuelve al teatro “Tomo las cosas como se van presentando”, confiesa Federico Luppi, refiriéndose al modo de vida medio itinerante que lleva desde 2001, residiendo a veces en Madrid y otras, en Buenos Aires. Hace ya varios meses que viene con trabajo constante en la Argentina: el año último, filmó con Juan Carlos Desanzo Verano amargo; en televisión hizo de padre de Cecilia Roth en Tratame bien, y actuó junto a Leticia Brédice y Leonardo Sbaraglia en la serie policial Impostores. “A mí, el teatro me fascina, y acá lo último que hice fue El vestidor, con Julio Chávez y dirección de Miguel. Después, me llamaban para hacer cine. Ocurre que ahora el cine cada vez se convierte más en llamadas episódicas; ya un protagonista es difícil. Salvo que aparezca un personaje protagónico de mi edad”, reflexiona Luppi, que pronto volverá al set, para coprotagonizar con Leonardo Sbaraglia Criminal, un thriller del debutante Miguel Cohan. Pero según cuenta Luppi, el teatro le da un reencuentro con cuestiones que le hacen realmente bien, y cuidadosamente las enu-
Miguel Cavia “Me gusta aprender junto a Federico” “Yo disfruto mucho de la posibilidad de volver a trabajar con Federico Luppi, de compartir y de aprender juntos”, dice Miguel Cavia, director de Por tu padre, que anteriormente había desarrollado el mismo rol en El vestidor, en la que, además de Luppi, actuaba Julio Chávez. “Debutamos en 1997 e hicimos casi tres años con aquella pieza”, recuerda Cavia, que fue convocado por Luppi hace varios meses para la puesta en escena de la obra estrenada hace pocos días. “Lo que se cuenta en la obra –señala el director– es una suerte de proceso de crecimiento de un joven, a partir del encuentro que tiene con el padre en distintas facetas: desde su mirada de la niñez con respecto al padre, hasta verlo ya como hombre, con todos los matices que hay en medio de ese arco”. En esta adaptación que presenta en el Multiteatro, se buscó privilegiar ciertos aspectos: “Decidimos reducir algunas cosas del texto original que nos parecían como ya dichas –apunta Cavia–, y que guardaban más contundencia si se ponían de modo más económico. El autor fue muy generoso; nos dijo: «Tomen el material y hagan lo que ustedes crean que les guste hacer». No tuvimos condicionamientos”. Ahora, según desliza el puestista, se abre otro capítulo frente al público. “Vamos a ver qué pasa con el espectador, que también aporta su percepción de la experiencia teatral”, concluye Cavia. PARA AGENDAR
Por tu padre, adaptación de la obra Adivinhe quem vem para rezar, de Dib Carneiro y dirección general de Miguel Cavia. Multiteatro, Corrientes 1283. Miércoles, jueves y viernes, a las 21; sábados, 20.30 y 22.30, y domingos, a las 20.
mera: “El trabajo de elaboración, de ensayo; el ritual cotidiano de hacer la función, la revisión constante”. Una especie de seguridad rutinaria, según palabras del actor. “Me hace bien –concluye–. No para quedarme en ella, sino para encarar la experiencia todos los días.”
Adrián Navarro Un film del Bicentenario y de nuevo televisión Luego del debut teatral junto a Federico Luppi, Adrián Navarro será uno de los galanes que acompañarán a Soledad Silveyra en una telenovela que prepara Telefé (ver página 6). La patria equivocada, dirigido por Carlos Galettini (con lanzamiento previsto para mayo, con motivo de la celebración del Bicentenario) es el trabajo más reciente de Navarro en cine, donde comenzó a las órdenes de Héctor Olivera, en otra película de época, ¡Ay, Juancito!, haciendo el personaje de Juan Duarte, hermano de Evita. Queda pendiente la presentación en salas argentinas de Que parezca un accidente, comedia en la que se conocieron Navarro y Federico Luppi, coprotagonizada por la española Carmen Maura.
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