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Miércoles 15 de julio de 2009
FUTBOL
Informe especial
Por Cristian Grosso De la Redacción de LA NACION i confort ni puntualidad. Menos, perfección. Será un Mundial muy distinto el del año próximo. La Copa de las Confederaciones lo confirmó, y eso que la FIFA sometió a Sudáfrica a monitoreos que ninguna otra sede reciente había sufrido. Al día siguiente de la coronación de Brasil en el certamen, aún en Johannesburgo, el suizo Joseph Blatter calificó con un 7,5 el torneo. Pero enseguida llegó la advertencia: “Espero que pueda estar en 8 cuando el próximo 4 de diciembre se realice el sorteo de la Copa del Mundo en Ciudad del Cabo. Y en 10 para el Mundial. Por ahora, deben seguir haciendo un poco más…” La FIFA sabe que debe estar encima del comité organizador… y hasta del gobierno también. Por estos días vuelve a reinar la incertidumbre: ya suman siete las jornadas de paro que inmovilizan las o obras brass en en lo loss es estadios, debido a reclamos sala salariales ari r ales dee los obreros que ganan alrededor de US$ 200 mensuales. El sindicato pide entre un 12 y un 13% de recomposición y hasta anoche los empresarios habían ofrecido el 11,5%. Dicen, el acuerdo es inminente En realidad, las remodelacioness
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Sensaciones de Juan Pablo Varsky también se detuvieron en los puertos, los aeropuertos, las centrales eléctricas, los hospitales, las rutas y el nuevo tren de alta velocidad. En total, 35 obras mundialistas se encuentran paralizadas. De brazos caídos 70.000 trabajadores, hoy Sudáfrica está detenida. El comité local prometió que los escenarios se entregarán entre octubre y diciembre, pero esta huelga puede aplazar la fecha. Por ejemplo, ya se cree que el estadio Green Point, de Ciudad del Cabo, no estará disponible hasta 2010. El secretario general de la FIFA, su rostro duro, el francés Jerome Valcke, aclaró que tras la Copa de las Confederaciones detectaron varios problemas que tendrán que ser resueltos en los próximos meses. “No hay manera de que les dé una lista de todo lo que todavía falta hacer. Sé que muchas cosas no han funcionado…”, aceptó. Pero a la cabeza, nítidamente, se distinguen dos cuentas pendientes: poner a punto un sistema de transporte más eficaz y encontrar una solución a la falta de espacio para recibir a los visitantes, ya que
Una fuerte crítica con acento alemán El DT de Alemania, Joachim Loew observó la Copa de las Confederaciones y no se ahorró críticas sobre los lugares de entrenamiento. “Las canchas para practicar no cumplieron nuestras expectativas. No vi un solo campo que esté a la altura del nivel que tenemos en Europa”, señaló en la revista Kicker.
algunas estimaciones indican que al menos aún faltan 15.000 habitaciones. “Sabemos que hay cuestiones logísticas en las que todavía hay que trabajar. No vamos a ocultarlo. El transporte es un tema delicado, lo mismo que el alojamiento. Son cosas que hay que resolver. El transporte a los estadios no funcionó, las señalizaciones no funcionaron y fue difícil llegar y salir de los estadios”, puntualizó Valcke, que permaneció diez días más en Sudáfrica tras la Copa para entrevistarse con varios funcionarios y ministros del gobierno del presidente Jacob Zuma. Por ejemplo, tras la primera semana del torneo fue despedida la empresa de seguridad privada que se encargaba de controlar los accesos al estadio Ellis Park, de Johannesburgo. Otro tema será neutralizar la elevada
criminalidad de la que, incluso, fueron víctimas algunos asistentes durante la Copa de las Confederaciones, por ejemplo las delegaciones de Brasil y Egipto, que sufrieron robos en sus hoteles. Al respecto, Fikile Mbalula, ministro adjunto de Seguridad, descartó que en Sudáfrica haya “áreas prohibidas”… aunque aceptó que “hay zonas en las cuales hay que tener sumo cuidado”. Igual, un testimonio para nada tranquilizador. Durante la Copa se blindaron los recorridos de los planteles y no se lamentó ningún incidente grave. Algún problema serio en materia de seguridad hubiese sido una catástrofe para la organización. Se desplegaron 8000 policías por las cuatro ciudades que albergaron el torneo (Johannesburgo, Pretoria, Rustemburg y Bloe-
Hace siete días que Sudáfrica está paralizada por las huelgas; el transporte y la hotelería también inquietan especialmente a la FIFA
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estadios albergarán el Mundial. De los cinco que debieron remodelarse, cuatro ya fueron terminados; de los cinco nuevos, sólo el de Port Elizabeth está acabado y los otros cuatro están entre el 80 y el 85%.
mfontein), pero prácticamente el certamen no contó con turistas extranjeros. El año próximo, frente a los esperados 450.000 visitantes, se movilizarán alrededor de 41.000 efectivos. Valcke, siempre más reacio a los elogios, trazó un balance sobre los episodios de peligro: “Hay una cierta satisfacción, pues podían haber ocurrido más incidentes”. Aunque la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) se esforzó por pedir disculpas y desacreditar a su empleado, aún resuenan las palabras que dijo el 24 de junio pasado Antonio Nunes de Lima, a cargo de la delegación canarinha en suelo sudafricano: “Yo no le daría la aprobación para hacer la Copa; después de las 6 de la tarde hay toque de queda y no se ve a nadie en las calles. Estoy realmente preocupado, esto parece una ciudad en guerra permanente. Ni siquiera nosotros somos respetados pese a la escolta policial. Pensaba traer a mi familia el año que viene, pero ya no sé si lo voy a hacer”. Contundente.
Contra reloj
Los planteles se quejaron por el frío, y más importante que eso, también protestaron por el estado de los campos de juego debido a las desfavorables condiciones climáticas. La asistencia a las canchas es otro rubro que inquieta a la FIFA. “En principio, no deben regalarse las entradas”, recomendó Blatter cuando le preguntaron si durante el Mundial también se repartirían tickets como ocurrió en la Copa de las Confederaciones. El reciente torneo comenzó con una muy baja concurrencia y fue creciendo hasta conseguir que se vendieran 492.000 localidades de un total de 640.000. Sudáfrica superó la Copa de las Confederaciones, aunque se trató de una pequeña escala. En 2010 habrá 450.000 visitantes; ya no serán 8 los equipos, sino 32; 10 sedes frente a las cuatro de hace algunas semanas, y un perímetro mucho más amplio que los 500 kilómetros que ahora hubo entre las ciudades. “Nos queda mucho trabajo por hacer”, admitió en uno de sus editoriales el diario local The Times Ti ime mess. Esa E a parece Es parre pa rece rece e la la lectura l ctu le ctu que mejor ct se ajusta a aju just ju stta a la la realidad.
Las obras están paradas, pero los obreros se movilizan alrededor del Soccer City, en Johannesburgo, el principal estadio del Mundial; ya se perdieron siete días de trabajo // FOTOS DE AP
CARLOS SERSALE DI CERISANO
“Lo que falta se va a hacer porque tienen el dinero”
A Carlos Sersale di Cerisano se le enciende la voz cuando la charla entre argentinos lo devuelve por un instante a Buenos Aires. Es el embajador de nuestro país en Sudáfrica y su palabra cobra valor a once meses de la Copa del Mundo. Desde Pretoria, la capital administrativa y sede del Poder Ejecutivo, el relato del funcionario es un testimonio a tener en cuenta para analizar con lupa los progresos y retrasos de un país que camina contra reloj para recibir a la gran industria del fútbol. “En la Copa de las Confederaciones todo salió bien, y los avances que restan o lo que falta mejorar, se va a hacer porque tienen el dinero y la capacidad para desarrollarlos”, manifiesta Sersale di Cerisano en una charla telefónica con LA NACION.
El embajador argentino en Sudáfrica confía en la capacidad de organización y en que se terminarán las obras y los problemas
–Pero la FIFA les apuntó especialmente a dos puntos su disconformidad: transporte y hotelería. ¿Fue tan malo? ¿Qué van a hacer para mejorar? –Es cierto, Joseph Blatter calificó con 7,5 sobre 10 la organización con vistas al Mundial por el tema del transporte y la hotelería. La falta de transporte público da lugar a otros problemas. En mayo del año que viene se habilitará el tren bala, pero aún no está definido su trayecto y si es que habrá estaciones en los centros urbanos más concurridos. De todos modos no habrá suficiente disponibilidad para moverse libremente. Y en cuanto a los hoteles, la gran mayoría se concentra en Sandton, en el caso de Johannesburgo, lo que provoca importantes retrasos de tránsito. Lo ideal para los visitantes será contratar un bus privado que los traslade de los hoteles a los estadios, y viceversa. La recomendación es que vengan con paquetes turísticos armados. No es conveniente caminar
por las calles, ni tomar taxis. –Viajarán muchos argentinos si se clasifica la selección... –Los que vengan deben hacerlo organizados porque este país funciona así. Sé que muchos de los 5000 argentinos que estima la FIFA que vendrán son parte de un paquete turístico familiar, que combina fútbol con safaris u otras atracciones. Pueden visitar el sitio de la embajada (www. embassyofargentina.co.za). –Durante la Copa de las Confederaciones el país estuvo blindado y no pasó nada grave... –Fui a ver tres partidos, dos en el Ellis Park (Johannesburgo) y el otro en el Loftus (Pretoria). Los accesos y la seguridad estuvieron más organizados que en un partido de rugby. Y eso que el rugby movilizó más público que el fútbol en esas semanas, en las que también estuvieron los British Lions. En la Copa de las Confederaciones se jugó con un 80 por ciento de los estadios
cubiertos, según las cifras que daban en la cancha. La gente ees amistosa y cordial, y no hubo inconveniientes. Sólo hubo un episodio con un grupo o de ingleses a los que les robaron en la callle. No es un país para caminar por las calles, excepto Ciudad del Cabo. Hay que tenerr cuidado. // // // En Sudáfrica todoss coinciden en que la competencia deporttiva será el punto de partida para épocas d de bonanza, que será la inserción definitiiva en el mundo, no sólo de un país, sino o de un continente al que el progreso olvid dó. Este pensamiento une a negros y a blan ncos, a empresarios, trabajadores y desoccupados; une a todos, como si se tratara dee una cuestión de estado. “Sudáfrica lo toma como el Mundial de un continentte, como lo describió Mandela. Por eso, la gente manifiesta en las radios que si pierrde su selección, res-
paldará a Costa de Marfil o a otro equipo africano”, cuenta el embajador. –Pero el pueblo, la gente común, ¿está contenta con el Mundial o lo considera un gasto fastuoso en un país con tantas privaciones? –Las críticas nacieron de los sectores de izquierda, que pretenden derivar el dinero para la construcción de hospitales. Pero
ALTO INDICE DE VIOLENCIA Sudáfrica es el segundo país con más asesinatos, con 51,4 cada 100.000 habitantes, según las Naciones Unidas. Primero está Colombia, con 62,7, pero es por los asesinatos políticos, hechos poco frecuentes en Sudáfrica. También, se detalla que Sudáfrica es el país con más robos, con 8,89 cada mil habitantes.
en general, hay una noción de que con el Mundial el pueblo se va a salvar. Sin embargo, el mayor ingreso será por las franquicias y no para el país. De todos modos, la gente está entusiasmada. Los comerciantes aumentaron sus servicios, los hoteles mejoraron sus instalaciones y se percibe un apoyo masivo a esta causa. –En estos días se están haciendo huelgas. ¿Pueden peligrar las obras que faltan, teniendo en cuenta la proximidad del Mundial? –Los sindicatos son afines al gobierno, pero no tienen la capacidad de frenar obras y proyectos como en la Argentina. No será un problema. –¿Intimamente los dirigentes sudafricanos sienten que ya nada les quitará la sede de 2010? –Nadie lo siente, ni siquiera el más pesimista. Sienten que es irreversible y que todo saldrá bien. NICOLAS BALINOTTI
Para LA NACION
Del 78 al 2010, la Copa vuelve al Tercer Mundo
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rgentina? ¡Lionel Messi!”, nos dijo el empleado de una estación de servicio al costado del camino JohannesburgoBloemfontein. No se quedó ahí. Nombró a Riquelme, a Tevez y, sorpresa, a Gabriela Sabatini. Me gustó mucho Sudáfrica. Quedé fascinado con su historia y su gente. Hace apenas quince años que existe como país integrado racialmente. Las primeras elecciones universales se realizaron en 1994. Recién allí el imprescindible Nelson Mandela vio reflejada su consigna “una persona, un voto”. Ya la proclamaba en la década del 50, cuando era uno de los hombres fuertes del Congreso Nacional Africano. Es un hermoso milagro de convivencia entre negros y blancos. El apartheid dejó muchos muertos. Provocó la fractura social y política del país. Creó conciencia de cuánto un hombre puede humillar a otro solamente por tener distinto color de piel. Obliga a un permanente ejercicio de la memoria. Allí está el Museo del Apartheid en las afueras de Johannesburgo para contarlo todo. Con fotos, documentos y videos. Es una visita obligatoria. Hay que ir a Soweto también. Llegar a Vilakazi Street y pasar por la casa de Mandela, devenida atracción turística. Cerca de allí está el monumento a Hector Pietersen, el chico de tres años asesinado el 16 de junio de 1976 durante la manifestación de los estudiantes negros que protestaban contra el uso obligatorio del idioma afrikáner en las escuelas. La TV estaba llegando al país y las autoridades blancas temían que el idioma inglés penetrara entre la población negra. Los estudiantes reaccionaron con una marcha que terminó con sangre y muertos. Cada 16 de junio se recuerda con dolor y emoción esa jornada de rebeldía, ese punto de partida para la liberación. Sudáfrica no es un paraíso. Hay una profunda desigualdad, la principal causa de la inseguridad. Los sectores medios y altos viven en barrios cerrados con alambre electrificado. Está entre las naciones con más asaltos, asesinatos, violaciones y muertes por sida. Se estima que una mujer nacida en los sectores más pobres del país tiene más chances de ser violada que de aprender a leer. Los delitos son aberrantes y merecen el más enfático repudio. Pero colgarse de estas estadísticas para
asegurar que allí no se puede jugar un Mundial sería intelectualmente deshonesto. Hace 32 años, nuestro país organizó una Copa del Mundo en días de máxima inseguridad, responsabilidad de la dictadura militar y su terrorismo de Estado. Una persona salía de su casa y no tenía certeza de su regreso. Justamente, Argentina 78 ha sido el último torneo disputado en el hemisferio sur. La Copa vuelve al Tercer Mundo. ¿Es en sí misma una mala noticia? Para nada. Pero deberemos cambiar el chip. No es Alemania, donde todo funciona siempre bien. Sugiero bajar el nivel de exigencia. Entender que se trata de una cultura diferente. Habrá déficit hotelero en la mayoría de las ciudades. Sin tren de alta velocidad, se usará mucho el auto con navegador satelital (se maneja del lado derecho). Las rutas aprueban con seis. Con el último aliento y un sobreprecio monumental, los estadios terminarán de construirse justo a tiempo. La falta de Internet y una mala comunicación telefónica pueden provocar un ataque de furia. Hace frío y oscurece temprano, pasadas las cinco de la tarde. Días cortos, noches largas y temperaturas muy bajas, hasta negativas, ofrecen un panorama bien distinto de las Copas anteriores. Dos de los tres partidos de cada día se jugarán de noche y con mucho frío, algo que también afectará a los futbolistas. La excepción es Durban, donde, con 30ºC en junio, se rompe la rutina con un día de playa. Algunos problemas de inseguridad pueden evitarse. Por ejemplo, no hace falta pasar por el centro de Johannesburgo a las ocho de la noche. Además del conmovedor recorrido histórico, hay atracciones turísticas como zoológicos y reservas naturales en todas las sedes. La contra pasa por la corta duración del día y las bajas temperaturas que alejan del aire libre e invitan al encierro. Si quieren gastar dinero, encontrarán centros comerciales por todos lados. Los negocios cierran a las 6 PM. Se come muy bien y barato. La carne es un manjar y se sorprenderán con los vinos. Y Sudáfrica encanta con su pueblo. Son amables, hospitalarios, alegres y apasionados por el fútbol. Ojalá en junio de 2010, en el primer Mundial en invierno después de 32 años, Lionel Messi deje su huella. Así el empleado de la estación de servicio renovará su orgullo cuando le digan Argentina.
[email protected] Juan Pablo Varsky cubrió el mes pasado la Copa de las Confederaciones, en Sudáfrica, para DirecTV