12 LA VANGUARDIA
I NTERNACI ON AL
DOMINGO, 6 DICIEMBRE 2015
EL desafío terrorista
Kurdos, árabes y yazidíes lo tienen muy difícil para recuperar la convivencia que rompieron los yihadistas
Las heridas del monte Sinyar CATALINA GÓMEZ ÁNGEL Sinyar. Servicio especial
L
a belleza del histórico monte Sinyar, que se levanta en medio de la planicie de Nínive formando una gran barrera natural, contrasta con la destrucción a su alrededor. La batalla de hace unas semanas pa ra recuperar esta plaza en el nor te de Iraq, que estaba en manos del Estado Islámico (EI) desde hacía un año y medio, ha dejado la ciudad de Sinyar en ruinas. Los peshmergas kurdos, apo yados por la aviación aliada y guerrilleros yazidíes, doblegaron a los yihadistas y cortaron su ruta principal entre Mosul y Raqa. Los yazidíes, antigua minoría islámica, han regresado con ga nas de venganza. Son muchas las casas de los vecinos árabes que han ardido estos días, incendia das por haber delatado a los yazi díes, que tuvieron huir al monte si no querían morir a manos del Estado Islámico. Miles fueron asesinados. Otros tantos fueron secuestrados. Las mujeres fueron violadas y convertidas en escla vas sexuales. “Estos días hemos encontrado a dos niñas muy jóvenes. Los yi hadistas se olvidaron de ellas an tes de huir y las dejaron encerra das en una casa. Están en muy malas condiciones pero viven”, cuenta All’a, yazidí originario a la cercana población de Kocha don
YASER YUNES / EFE
Escombros y casas deshabitadas en las calles de Sinyar
de se dio una de la peores matan zas. De los 1.700 habitantes sólo 400 han sobrevivido. Las fosas comunes empiezan a aparecer. En una había los cuerpos de unas 80 mujeres. “Más de 20 eran de mi familia”, agrega All’a. Este hombre de 30 años, que lleva un bigote espeso y oscuro que identifica a muchos yazidíes, entiende la venganza. Los árabes les quitaron todo lo que tenían y sienten el derecho de hacer lo mismo con ellos. Miles de personas, las más cau
tas o temerosas, siguen refugia das en el monte Sinyar. Viven en tiendas de campaña. Hasta allí suben, en camiones y tractores, todo lo que encuentran, desde ai res acondicionados a mesas roí das y neveras. En la ciudad, el comandante kurdo Qassem Sumo explica que “hemos limpiado muchas áreas de explosivos, pero al menos un 50% de Sinyar todavía está sem brada de minas”. Aún falta tiem po para que la población pueda regresar.
El olor a pólvora que se apode ra de las calles es consecuencia de una explosión controlada que minutos antes había puesto en alerta a las fuerzas kurdas y a los pocos vecinos que regresan para ver qué ha pasado con sus casas. Los kurdos han dado por con cluida la ofensiva, pero sigue ha biendo yihadistas en la zona, que hacen estallar coches bomba o explosivos pegados a sus cuer pos. Sobreviven en la red de tú neles que los yihadistas constru yeron por toda la ciudad. “Sabe mos que estos túneles los excavaron niños yazidíes utiliza dos como esclavos”, cuenta All’a. Más de 600 yihadistas contro laban Sinyar. Unos 60 murieron durante la ofensiva de los pesh mergas kurdos. El resto huyó por la ruta sur. “Tenemos orden de disparar si vemos cualquier movimiento ex traño”, comenta All’a para justifi car los tiros que se oyen de vez en cuando. El frente está a pocos kilóme tros de distancia, en poblaciones kurdas y árabes en manos del Es tado Islámico. “Estos pueblos no son kurdos. Están en un territo rio controlado por el Gobierno de Bagdad. Para liberarlos se necesi ta una negociación política”, ex plica Qassem. La captura de Sinyar y otros pueblos aledaños ha puesto de relieve las divisiones entre los kurdos del norte de Iraq y el go bierno de Bagdad, así como las
fricciones que hay entre los pro pios kurdos. El ataque para recu perar Sinyar, por ejemplo, tuvo que demorarse porque el gobier no de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, no estaba de acuerdo con la participación del PKK, grupo armado de los kurdos turcos. Er bil mantiene una buena relación con Ankara, que considera al PKK una organización terrorista. En Sinyar y todo el norte de Si ria bajo control kurdo, las fotos de Abdulá Ocallan, fundador del PKK, compiten con las de Masud
Liberada Sinyar, los yazidíes regresaron para quemar las casas de los árabes que los entregaron al EI Barzani, presidente de la región kurda de Iraq. También hay tensión entre Er bil y los cantones kurdos del nor te de Siria. El tablero político kurdo no es fácil, pero al final las diferentes fuerzas encuentran la manera de colaborar, aunque sea puntualmente. Esta colaboración será esencial para reconstruir estas planicies porque, hoy por hoy, parece difí cil que las diferentes comunida des –árabes, kurdos y yazidíes– puedan volver a convivir.c
El bloguero de Bahréin Ali Abdulemam, exiliado en Londres, considera que a la teocracia de los Saud no les queda más de diez años
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li Abdulemam, blogue ro y activista de Bahréin que fue condenado a 15 años de prisión por cri ticar al Gobierno y defender la li bertad de expresión, anticipa un cambio generacional en Arabia Saudí que modernizará las estruc turas de Estado. “No creo que el actual régimen saudí pueda sobrevivir más de cin co o diez años”, aseguró hace unos días en Barcelona. La teocracia de los Saud es el ré gimen más conservador del islam político y propagador del waha bismo, la lectura más ortodoxa del Corán. También financia a grupos terroristas en Iraq, Siria y Libia. Aun así, es uno de los principales aliados de Estados Unidos y los países europeos. Estas alianzas se deben a la de pendencia que las economías occi dentales tienen del petróleo saudí. Abdulemam considera, sin embar go, que esta relación pronto cam biará. El precio del crudo baja y, a
medida que Irán se reincorpore a la comunidad internacional, Occi dente tendrá más donde comprar. Este bloguero, que escapó de Bahréin antes de que le cayeran los 15 años de cárcel, opina que las pri maveras árabes no han terminado porque los objetivos no se han lo grado. “La juventud árabe no solo estaba en contra de los regímenes, sino también en contra de la vieja
Abdulemam considera que las primaveras árabes seguirán hasta que se produzcan los cambios democráticos mentalidad, precisamente la mis ma que el Estado Islámico (EI) tra ta de imponer. La revolución y los sueños de los jóvenes no han ter minado”. Bahréin es un reino dominado por una dinastía suní a pesar de que el 90% de la población es chií. La movilización popular del 2011
en demanda de más democracia fue aplastada por el ejército saudí. Desde entonces, el régimen ha su primido la libertad de expresión y las fuerzas policiales mantienen a raya a la oposición chií. Muchos opositores, periodistas y blogueros están en prisión y son torturados. Aún así, a pesar del riesgo, los activistas siguen escri biendo en las redes sociales. Abdulemam no pierde la espe ranza. “Cambiar de un sistema dic tatorial a uno democrático es un proceso largo. De acuerdo con un estudio de las Naciones Unidas, la transición puede durar entre seis y diez años. Todavía estamos en un proceso de revolución, no creo que vaya a morir hasta que los cambios ocurran”, agregó. Estos cambios, a su juicio, se acelerarán cuando caiga el actual régimen saudí y afectarán a todo el mundo árabe. Abduleman participó en Barce lona en un debate sobre la libertad de expresión en el marco del pre mio Sájarov 2015 a la libertad de conciencia que recibió el bloguero saudí Raif Badawi.c