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1. Sentía urgencia, 4:4. “Le era necesario pasar por Samaria”. Jesús comenzó su ministerio enfocándose en Capernaum, en la provincia de Galilea, en el norte.
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JESÚS EL EVANGELISTA Dr. Gerardo Laursen Usado con permiso

Jesús nos dio ejemplo para que sigamos sus pisadas, 1 P. 2:21. Aunque el texto en Pedro habla directamente de aguantar persecución, el precepto tiene amplia aplicación. Tenemos un ejemplo específico de Jesús evangelizando a la samaritana, en Juan 4:1-42. He aquí los principios que él usó en el evangelismo que podemos imitar: 1. Sentía urgencia, 4:4. “Le era necesario pasar por Samaria”. Jesús comenzó su ministerio enfocándose en Capernaum, en la provincia de Galilea, en el norte. Terminó su ministerio en Jerusalén, en la provincia de Judá, en el sur. La parte media de Samaria no había sido visitada. Sólo ministró por un total de 3 años y medio, pero le fue importante alcanzar a todos en un límite de tiempo. Por eso hubo importancia de incluir a Samaria. Nadie sabe cuánto tiempo de vida tiene. Tenemos que trabajar mientras “el día dura” (Jn. 9:4). Sólo lo que uno hace por Cristo vale por la eternidad. Otra presión de tiempo es la convicción de que Cristo regresará pronto por la iglesia en el rapto. Por eso las oportunidades de evangelizar son algo limitadas. Debemos sentir urgencia en alcanzar al mundo para Cristo. 2. No tenía prejuicios, 4:4, 27. Los samaritanos eran de raza mixta: mitad gentil y mitad judía. Establecieron su propio templo adentro de su territorio para no tener la molestia de viajar a Jerusalén. Fueron odiados por los judíos. Hubo prejuicio racial y religioso en su contra. Cristo no tenía tales prejuicios. Ama a todos; se preocupa por la salvación de todos. Además, la samaritana era mujer. Había prejuicios universales en aquel entonces contra las mujeres. Aun los discípulos se sorprendieron de que Jesús estuviera charlando con una mujer, en 4:27. Las mujeres fueron tomadas como propiedad. Es la cristiandad que elevó a la mujer a la correcta igualdad con el varón. Jesús tampoco tenía prejuicios contra la mujer. ¿Cómo podemos alcanzar a todos, si tenemos prejuicios contra razas, clases socialeconómicas, el sexo opuesto, y otros? Todos somos iguales ante Dios. 3. Se fue a “pescar”, 4:5-6. Hay que ir a pescar donde están los peces. Algunos peces saltan adentro del barco, sí. Es bueno dar invitación para recibir a Cristo en los servicios en la iglesia. Pero el enfoque evangelístico debe estar afuera de las 4 paredes. La reunión el domingo en la iglesia es llamada por muchos “el servicio”, pero el servicio comienza cuando uno sale del templo. Cristo viajó a un lugar incómodo, muy fuera de casa, para evangelizar a alguien que resultó muy clave para el pueblo (4:39). 4. Picó interés, 4:7-15. Ella vino al pozo por agua. Jesús entonces picó su interés por hablar del agua viva, y así entró en la conversación de temas espirituales. Es importante estar alerta durante una conversación social para encontrar una entrada y cambiar el tema a las buenas nuevas. Puede ser útil una transición como: “Lo que usted me dice me recuerda algo que leí recientemente en mi Biblia.” 5. Controló la conversación, 4:16-26. Una vez que la conversación pasó a lo espiritual, ella intentó cambiar el tema. En 4:20 pregunta referente el mejor lugar para un templo. Tal desvío es común. Si personas sienten culpabilidad por su pecado, como ella, no quieren pensar en eso. Buscan cambiar el tema. Aquí una clave por Cristo: contesta breve y regresa a su tema. Controla la conversación. Otra idea práctica es que si alguien le pregunta algo complicado o que requiera mucha discusión, dígale que al terminar su explicación de cómo encontrar la paz con Dios, pueden regresar a la pregunta si todavía quiere.

2 6. Esperaba fruto, 4:28-39. “Los campos están blancos para la siega.” 4:36. Eso quiere decir que hay personas allí fuera listas para recibir a Cristo. Solo les falta algo más de orientación, un toque final. Un día comencé una conversación con un moreno de unos 40 años de edad, de nombre Calvino. Le pregunté si asistía alguna iglesia cerca de aquí. Me dijo que sí, una bautista. Todo moreno bautista que había conocido es evangélico. Así que le pregunté: “¿Entonces ya tiene a Cristo en su corazón como salvador?”. Me dijo “No. Todavía no”. Me quedé “paralizado” sorprendido por unos segundos, hasta que se me ocurrió preguntarle: “¿Qué tal si lo recibes ahora?” El dijo “Está bien” y comenzó a orar en voz alta, pidiendo a Cristo el perdón y la salvación. Al terminar le pregunté: ¿Dónde está Cristo ahora?” El contestó: “¡Aquí en mi corazón!” Hermano lector, ¡¿qué le parece mi formidable presentación evangelística?! ¡Seis palabras! Obviamente él tenía una orientación previa. Evidentemente escuchó cómo ser salvo en su iglesia, o tenía una madre orando, o leyó un tratado, pero de todos modos, no había tomada la decisión todavía. Yo di el empuje final. Yo segué donde no sembré, 4:36-38. Otros hicieron 99% del trabajo. Si estamos predicando el evangelio a toda criatura, tarde o temprano encontraremos a los listos a aceptar. Mientras tanto, nuestro deber es ayudar a todos a tomar a lo menos un paso más adelante hacia recibir a Cristo, de clarificar los malentendidos. Si encontramos a un ateo, hablemos de la realidad de Dios. Si uno cree en Dios pero no en la Biblia, hablemos de las evidencias que apoyan la Escritura. Y así a cada nivel. El resultado es gozo, 4:36. Sigamos el ejemplo del evangelista Jesús: sintamos urgencia, no tengamos prejuicios, vamos afuera para “pescar”, piquemos interés, controlemos la conversación, y esperemos fruto. Así seremos gozosos.

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