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EXTERIOR

I

Martes 7 de julio de 2009

CONMOCION REGIONAL POR EL GOLPE Y OFENSIVA DIPLOMATICA

Gestión clave de EE.UU. por Honduras Críticas de la oposición por el viaje de la Presidenta

Continuación de la Pág. 1, Col. 5 Estados Americanos (OEA). En las calles de Tegucigalpa se respiraba ayer una tensión contenida, con algunas marchas poco numerosas, después de la represión militar de anteayer en el aeropuerto de Toncontín, que dejó un saldo de por lo menos un muerto y una veintena de heridos. Las pistas del aeropuerto seguían bloqueadas por fuerzas militares, y las instalaciones, completamente cerradas. Todos los vuelos regulares de pasajeros fueron cancelados, medida que podría continuar hoy. El toque de queda y el estado de sitio encubierto que rige en el país también se prolongaron. Es parte de la “normalidad democrática” que se vive en Honduras desde el pasado 28 de junio, cuando un golpe cívico-militar sacó del poder y del país al presidente elegido en las urnas. Sin clases y con la mitad de los negocios cerrados, el país se encuentra semiparalizado. El fiasco del retorno a su país obligó a Zelaya a cambiar de estrategia. La suspensión de Honduras de la OEA no fue suficiente para hacer variar la actitud del gobierno de facto. Y Estados Unidos es el último recurso que le queda a Zelaya para un rápido retorno al país. La “foto” del mandatario con Hillary Clinton puede hacer más mella en el gobierno de facto que miles de manifestantes en las calles de Tegucigalpa. Ayer, Zelaya recibió un nuevo aliento de Washington. El vocero del Departamento de Estado Ian Kelly reiteró el rechazo categórico al golpe: “Nuestro objetivo sigue siendo la restauración del orden democrático en Honduras; renovamos nuestro llamado a todos los actores políticos y sociales en Honduras para hallar una solución a la crisis”. Esa restauración democrática sólo pasa para Washington por el “retorno del presidente elegido democráticamente, Manuel Zelaya”. La estrategia de Zelaya provocó una rápida reacción del nuevo régimen. Una comisión negociadora se encargaría en Washington de buscar un acercamiento con la OEA. El presidente de la Corte Suprema, Jorge Rivera, que avaló el golpe de Estado, fue el encargado de proponer esa iniciativa. El gobierno de facto no especificó quién compone la comitiva. Pero son los militares, y no los políticos, los que llevan ahora la batuta en el país. Y es en ese frente donde Washington, que no reconoció al gobierno de facto, está presionando, dada el gran ascendiente que para los militares hondureños, formados en la Escuela de las Américas estadounidense, tiene Estados Unidos. “La influencia de Washington entre las fuerzas armadas hondureñas va a ser decisiva para resolver la crisis”, señalaron fuentes diplomáticas acreditadas en Tegucigalpa. “El mensaje de Estados Unidos a los militares es claro: ya pasó el tiempo de los golpes de Estado y de andar disparando y reprimiendo con brutalidad”, explicó un alto funcionario del gobierno de Zelaya en la clandestinidad. Los simpatizantes de Zelaya se concentraron ayer a unos metros de la Casa Presidencial. Pero la multitud que cercó Toncontín anteayer para recibir al mandatario se transformó en una reunión de apenas unos cientos de seguidores. “Estamos preparando la estrategia a seguir”, señaló el líder campesino Rafael Alegría, uno de los más activos zelayistas. Aturdidos todavía por la violenta represión de los cuerpos especiales del ejército en el aeropuerto, los partidarios de Zelaya optaron por la prudencia y anunciaron una gran concentración para hoy. El frustrado aterrizaje del avión del presidente parece haberlos debilitado. Muchos esperaban que las columnas zelayistas arrasarían la capital en venganza por la muerte de un joven, alcanzado por la bala de un francotirador del ejército. Pero las imágenes de violencia callejera podrían enturbiar la ansiada reunión de Zelaya con Clinton. Según Alegría, “las conversaciones en Washington son la prioridad para que los días de los golpistas estén contados”. El gobierno de facto de Micheletti también quiere ganar la batalla de la calle y ha llamado a sus simpatizantes a congregarse hoy en el centro de la ciudad para contrarrestar la marcha de los zelayistas. “Sólo hay una cosa que no es negociable: el regreso de Zelaya a Honduras”, insistió ayer el canciller, Enrique Ortez, cuyo departamento presentará una protesta ante Venezuela por la violación del espacio aéreo hondureño, cuando el jet con matrícula de ese país trató de aterrizar con Zelaya en el aeropuerto de Tegucigalpa.

Exige que se ocupe de la crisis por la gripe A

REUTERS

Simpatizantes del depuesto Manuel Zelaya salieron ayer a las calles en San Pedro Sula; para hoy anunciaron una masiva manifestación

EL ESCENARIO

Ante el riesgo de más sanciones ENRIQUE ANDRES PRETEL AGENCIA REUTERS TEGUCIGALPA.– “¿Golpe? ¿Qué golpe?”, repite una y otra vez el gobierno interino de Honduras, insistiendo en que el secuestro y la expulsión a punta de pistola del presidente Manuel Zelaya, hace más de una semana, fue legal y necesario por las reiteradas violaciones del mandatario a la Constitución. Las autoridades provisionales confían en el férreo respaldo del Congreso, la Corte Suprema, la Iglesia Católica, los militares y principales gremios empresariales para superar la fuerte presión externa, que, según estiman, se diluirá cuando en enero asuma el nuevo gobierno tras las elecciones previstas para noviembre. Pero su negativa a dialogar sobre un posible retorno del depuesto mandatario ha dejado cada vez más aislado al gobierno encabezado por Roberto Micheletti y, a la vez, más cerca de fuertes sanciones económicas en la peor crisis política en América Central desde la invasión estadounidense a Panamá en 1989. “No tengo que negociar con nadie más que con la población hondureña [...]. He llegado aquí por una sucesión constitucional”, dijo anteayer Micheletti, en cadena nacional, en

el momento en que seguidores del depuesto Zelaya chocaban con militares. Pero a una semana del golpe, la amplia condena internacional ha empezado a dejar paso a sanciones económicas que supondrían un difícil desafío para la estabilidad del país. Por el momento, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han congelado los préstamos que otorgan para la reducción de la pobreza, que afecta a más del 70% de los hondureños, en momentos en que la crisis global ha golpeado las vitales remesas y el turismo. Además, el corte de suministro petrolero de Venezuela podría subir los precios de combustibles y acelerar la inflación en el tercero entre los países más pobres de América, después de Nicaragua y Haití. “Cosas como éstas, que impactan a los pobres, podrían generar inestabilidad social, lo que incrementaría la presión sobre el gobierno [de Micheletti]”, dijo Heather Berkman, analista de Eurasia Group para México y América Central. La tensión en Honduras escaló anteayer, cuando simpatizantes de Zelaya y soldados se enfrentaron en el aeropuerto de Tegucigalpa, donde se había congregado una multitud

para aguardar el anunciado retorno del mandatario, que, finalmente, el gobierno interino impidió. La muerte de un joven de 19 años por un disparo en la cabeza durante los choques complica aún más la situación en el país y nadie se atreve a pronosticar el desenlace de la crisis por la negativa de las partes a ceder. “El país está cada vez más polarizado y parece que no hay una salida política viable. El gobierno de facto no es interlocutor para la comunidad internacional y Zelaya no lo es para muchos poderes dentro del país”, dijo Denis Mejía, analista de una organización civil anticorrupción en Honduras.

Fantasmas de confrontación La postura que tome Estados Unidos, tradicional aliado de Honduras, será clave en la salida de la crisis que ha dividido a los hondureños entre los que aplauden el discurso social del derrocado mandatario y los que lo consideran un peligroso populista manejado por el presidente venezolano, Hugo Chávez. El presidente estadounidense, Barack Obama, no reconoce al gobierno de Micheletti, pero no ha tomado todavía una decisión firme sobre suspender o no la ayuda a Honduras.

Zelaya se entrevistará hoy con la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, para buscar un compromiso más contundente de Washington en su vuelta al poder. Al mismo tiempo, una comisión de diputados y empresarios hondureños adeptos al gobierno de Micheletti va a tratar de buscar una salida negociada con la Organización de Estados Americanos (OEA). Hasta el momento, el gobierno de facto sólo ha planteado adelantar los comicios como posible solución, pese a que la OEA –que suspendió al país el sábado por su negativa a restituir a Zelaya– ha asegurado que no reconocerá a ningún presidente que no sea el derrocado líder hondureño. Por el momento, el respaldo de militares y policías a las autoridades provisionales aleja los fantasmas de una confrontación civil a gran escala, aunque muchos temen que la tensión en las calles aumente por las movilizaciones a favor y en contra de Zelaya.

Encuesta. ¿Cree oportuno el viaje de Cristina Kirchner para apoyar a Zelaya? comunidad.lanacion.com.ar/encuestas

El relato del padre del joven de 19 años que fue asesinado anteayer en el aeropuerto de Toncontín

AP

Una niña observa el féretro de Isy Murillo, asesinado anteayer compostura, cómo el francotirador se situó entre dos soldados y después apuntó y disparó con su fusil a la multitud. Después, todo fue caos y confusión en el área donde se congregaban los simpatizantes

que pretendían saltar la valla de seguridad que protege las pistas. “No supe que fue mi hijo hasta una hora y media después, cuando por fin alguien contestó el celular de Isy. Eran de la morgue. Fueron ellos los

AFP

El depuesto Manuel Zelaya

“Esta es la bala que mató a mi hijo” TEGUCIGALPA (De un enviado especial).– José Murillo aprieta el puño y al abrirlo muestra un casquillo de bala. “Es la bala que mató a mi hijo”, se lamenta. Su hijo, Isy Obed Murillo, de 19 años, murió anteayer en los incidentes del aeropuerto de Toncontín. “Yo vi cómo disparó el francotirador, pero no supe hasta más tarde que su disparo había alcanzado a mi hijo”, relata a LA NACION este pastor evangelista de 57 años junto a la humilde casita donde oficia las misas de su Iglesia de las Américas. La colonia de Villeda Morales, ubicada en las afueras de Tegucigalpa, está de luto. Desde las casas dispersas entre los cerros van apareciendo vecinos para dar el último adiós al joven Isy. José Murillo no entiende por qué dispararon: “Yo les había llevado agua a los de verde olivo [los efectivos de las fuerzas especiales que custodiaban las pistas del aeropuerto] unos minutos antes de que abrieran fuego. Ellos bebieron de mi agua y luego mataron a mi hijo. ¿Por qué? Como pastor evangelista no entiendo la violencia, la paz debe prevalecer siempre”. Murillo, padre de 12 hijos, relata con desazón, pero sin perder la

Sin esperar el regreso de la presidenta Cristina Kirchner al país, los principales partidos de la oposición argentina fustigaron ayer en duros términos el viaje de la mandataria para apoyar al depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya. Las críticas, que se extendieron al papel de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a otros presidentes que participaron del fallido retorno de Zelaya a Honduras, fueron similares a las que surgieron en otros países latinoamericanos, como Venezuela, Paraguay y Nicaragua. “Solicitamos a la Presidenta que contribuya a la búsqueda del diálogo en Honduras, pero que evite cualquier sobreactuación, ya que la pandemia de gripe A requiere la mayor atención y coordinación de acciones en el más alto nivel del gobierno”, afirmó el titular del Comité Nacional de la UCR, Gerardo Morales. En el mismo sentido, el titular del bloque de la Coalición Cívica en la Cámara de Diputados, Adrián Pérez, opinó que “es correcto que la Argentina se manifieste en contra del quiebre del sistema democrático en el continente”, pero consideró que “la Presidenta debe atender la crisis

que me dijeron que mi hijo estaba muerto”, cuenta. Murillo y su hijo asistieron anteayer a la multitudinaria concentración de partidarios del presidente destituido Manuel Zelaya en el aeropuerto de Toncontín. El mandatario tenía pensado aterrizar, pero su vuelo fue desviado por orden del gobierno de facto hondureño. Minutos antes, la marcha festiva se había convertido en tragedia. Algunos seguidores de Zelaya se habían encaramado a las vallas para tomar las pistas. Los militares lanzaron gases lacrimógenos y recibieron piedras a cambio. Las fuerzas especiales del ejército contestaron con balas. “No hubo agresión del pueblo; los militares provocaron al pueblo cuando lanzaron los gases, y luego dispararon a matar”, denuncia. Para Murillo, el militar que mató a su hijo debería someterse a los tribunales de la justicia universal: “Aquí no tenemos nada que hacer, el ejército es intocable; sólo los tribunales internacionales pueden hacer justicia”, señala Cuando concluye el velatorio, la comitiva de duelo parte con el féretro para Olancho, en el nordeste del país, la tierra donde nació Isy. Y Manuel Zelaya.

creada por la aparición de la gripe A en el país”. El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, consideró que la crisis en Honduras es “importante”, pero opinó que la Presidenta “debe darles más prioridad a los temas locales”. El jefe del bloque de diputados de Pro, Federico Pinedo (Capital), prefirió la ironía. “Me parece bien el gesto de alto perfil del Gobierno, erradicar el golpismo no es un tema menor. Espero que haga lo mismo con los ataques a la libertad de prensa y las violaciones constitucionales que se dan en países como Ecuador y Venezuela”, afirmó el diputado macrista. Mientras tanto, a pesar de que la comunidad internacional continuaba firme en su rechazo al golpe en Honduras, empezaron a surgir críticas al papel de la OEA y de los presidentes que, como Cristina Kirchner, acompañaron a Zelaya en su fallido viaje de regreso. Las más fuertes provienen de Venezuela. “Aquí no existe Estado de Derecho, pero eso no lo ve la OEA ni [el secretario general, José Miguel] Insulza”, se quejó el opositor Henry Ramos Allup, de Acción Democrática. El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, también recibió críticas en su país por haber participado de la misión diplomática. “Tiene que entender que tenemos problemas graves, en lo económico, social y sanitario. Debería estar liderando una campaña para resolver estos problemas”, sostuvo Lilian Samaniego, titular del opositor Partido Colorado. En Nicaragua, el obispo Bernardo Hombach criticó a la OEA por no denunciar el presunto fraude ocurrido en las elecciones municipales en ese país. “Está bien defender la democracia y la legalidad, pero la OEA no intervino cuando hubo fraude en Nicaragua”, criticó el obispo.

EDICION DEL 7 DE JULIO DE 2009 INDICE 1 Primera

Exteriorlibros&cho Políticalibros&cho Saludlibros&cho Cultura Inf. General Loterías Editoriales

2 Economía

EDITORIALES 2 4 7 8 9 11 12

3 Deportes 4 Espectáculos Cartelera Televisión Agenda cultural

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5 C. Exterior 6 Clasificados Guía de servicios

Vergonzoso clientelismo. Una comunidad wichi denunció al intendente de Ingeniero Juárez, Formosa, por lamentables maniobras. Pág. 12

LA FRASE DEL DIA 23

6 secciones / 72 páginas para Capital, Gran Bs. As., los partidos de Campana, Zárate, Capitán Sarmiento, Luján, Mercedes, La Plata y Chascomús. 5 secciones / 48 páginas para el resto del país.

“Daríamos un salto cualitativo de excelencia si la propia Presidenta convocara a los 24 responsables de los distritos.” Del gobernador de Chubut, Mario Das Neves. Pág. 4

MAÑANA EN LA NACION Las notas más leídas de ayer 1. La Presidenta va a donde no la necesitan. 2. Primera prueba de fuego para los K. 3. El ministro de Salud dijo que “el 90% del virus que circula es del tipo A”. 4. Todos miran a Duhalde, el hacedor en las sombras. 5. Idiotas contra hipócritas.

Rolando Hanglin. ¿De Narváez peca por ser rico?, se pregunta el periodista en Pensamientos incorrectos. www.lanacion.com.ar Cristina en Honduras. Los lectores de lanacion.com opinan si fue oportuno el viaje de la Presidenta para apoyar al destituido Manuel Zelaya. comunidad.lanacion.com.ar

El último show Un acontecimiento mediático global: el funeral de Michael Jackson. Millones de espectadores televisivos y miles en su despedida en el Staples Center de Los Angeles. Espectáculos