Casa Publicadora Brasilera Comentarios de la Lección de Escuela Sabática III Trimestre de 2015 Misioneros
Lección 10 (29 de agosto al 5 de septiembre de 2015)
Felipe como misionero Moisés Lucas, Allan Chagas, Ary Maciel, Robson Alonso, Luiz Alberto, Diego Mendes y Cláudio Souza 1
Introducción Poder. Una pequeña palabra, pero con grandes consecuencias. Alguien dijo que, para conocer verdaderamente a una persona, se le debe dar poder. Tal vez esta idea puede ser aplicada a Hechos 1:8. La expresión “poder” (en griego dunamis), significa fuerza, capacidad. Lucas se estaba refiriendo a un “poder” jamás visto, y que sería enviado por Dios directamente a los apóstoles: el propio Espíritu Santo. Esta capacitación divina les otorgaría la posibilidad de testificar como nunca antes, y conquistar el mundo con el poder el evangelio. El texto principal concluye que, a través de ese poder, seríamos testigos de Dios en Jerusalén, Samaria, y hasta lo último de la tierra. Esto significa que la reforma comenzaría dentro de casa, y se volvería una obra global. ¿No quieres recibir ese poder y convertirte en esa clase de testigo para Cristo? Felipe, el evangelista Felipe era un helenista, uno de los siete comisionados para servir a las mesas (Hechos 6). Es posible que haya llegado a Samaria a causa de la persecución a los cristianos, comandada por Saulo (Hechos 8:3, 4). Su paso por ese lugar se caracterizó por milagros, expulsión de demonios y –especialmente– por el poder de la Palabra que “obligaba” a los oyentes a prestar atención a su mensaje (Hechos 8:6). En definitiva, muchos fueron bautizados, pues creyeron que Felipe había sido enviado por Dios (Hechos 8:12), incluyendo al mago Simón. El poder de su testimonio también se hizo evidente en la obra del Espíritu Santo en la conversión de un etíope, en el camino de Jerusalén a Gaza (Hechos 8:26).
Los autores son alumnos de 4º año en la Facultad de Teología de la UNASP (Universidad Adventista de San Pablo), campus Engenheiro Coelho, orientados por el pastor Marcelo Dias, profesor de Teología, y cursando el doctorado en Misiología en la Universidad Andrews, Estados Unidos. Recursos Escuela Sabática ©
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Podemos aprender mucho de Felipe. En primer lugar, el poder de la Palabra transforma la vida de las personas. En segunda instancia, lo más importante no es cuán conocidos puedan volverse los actos de una persona, sino el imparto de ellos en la vida de cualquiera que ingrese a la familia cristiana. Sirviendo a las mesas Además de la dedicación a la misión y a sus semejantes, en los miembros de la iglesia primitiva se destacó la actitud de vender sus posesiones para suplir las necesidades de los cristianos más pobres. El rápido crecimiento de la iglesia hizo que los apóstoles se sobrecargaran en sus tareas. La solución fue la elección de siete hombres “llenos del Espíritu Santo” que se dedicaran al servicio de la comunidad. Los judíos nativos de Palestina hablaban principalmente el arameo. Pero los judíos que vivían en el mundo mediterráneo, fuera de Palestina, hablaban el griego y, en ocasiones, ni siquiera conocían el arameo. Muchos de esos judíos de la Diáspora habían vuelto a Jerusalén. Entonces surgieron discordias entre los cristianos que hablaban griego (helenistas) y los que hablaban arameo (hebreos), porque parecía que había un favoritismo hacia estos últimos en la ministración diaria a las viudas. “Ningún hombre, ni grupo de hombres, podría continuar llevando esas cargas solo, sin poner en peligro la futura prosperidad de la iglesia. Se necesitaba una distribución adicional de las responsabilidades que habían sido llevadas tan fielmente por unos pocos durante los primeros días de la iglesia. Los apóstoles debían dar ahora un paso importante en el perfeccionamiento del orden evangélico en la iglesia, colocando sobre otros algunas de las cargas llevadas hasta ahora por ellos”. 2 Para solucionar el problema, los discípulos resolvieron continuar enseñando en el templo, y escoger a siete hombres para que fueran líderes espirituales y evangelistas. Todos ellos eran helenistas, pues todos sus nombres eran griegos, incluyendo a Esteban. Además de los apóstoles, estos siete fueron los primeros oficiales de la iglesia. “Más adelante en la historia de la iglesia primitiva, una vez constituidos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del mundo, se perfeccionó aún más la organización a fin de mantener el orden y la acción concertada. Se exhortaba a cada uno de los miembros a que desempeñase bien su cometido, empleando útilmente los talentos que se le hubiesen confiado”. 3 Felipe en Samaria Cuando Felipe le predicó a los samaritanos, se comprobó el cumplimiento de parte de la expectativa enunciada en Hechos 1:8. Felipe había sido escogido por la iglesia para servir a las viudas de los helenistas, y más tarde, fue llamado como evangelista. “Cuando [los] discípulos fueron expulsados de Jerusalén, algunos hallaron seguro asilo en Samaria. Los samaritanos dieron la bienvenida a estos mensajeros del Evangelio, y los judíos convertidos recogieron una preciosa mies entre aquellos que habían sido antes sus más acerbos enemigos. La obra de Felipe en Samaria tuvo
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Elena G. de White, Los hechos de los apóstoles, p. 73. Ibíd., p. 75. Recursos Escuela Sabática ©
gran éxito”. 4 Felipe entonces es un ejemplo de lo que Dios quiere, y puede, hacer cuando nos ponemos en sus manos. Él nos utiliza para cumplir con la comisión de llevar el evangelio hasta los confines de la tierra. Con el etíope La lectura que hacía el etíope formaba parte de una profecía acerca de la pasión de Cristo (Isaías 53:7). El Espíritu Santo llevó a Felipe a presentarle a Jesús a aquél eunuco. Este hombre había ido a Jerusalén a adorar, y estaba volviendo a Etiopía. Bautizado por Felipe, ahora estaba listo para predicarle a sus coterráneos. “Este etíope simboliza una numerosa clase de personas que necesita ser enseñada por misioneros como Felipe, esto es por hombres que escuchen la voz de Dios y vayan adonde él los envíe. Muchos leen las Escrituras sin comprender su verdadero sentido. En todo el mundo, hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones, lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el umbral del reino esperando únicamente ser incorporados en él. “Un ángel guió a Felipe a uno que anhelaba luz y estaba dispuesto a recibir el Evangelio. Hoy también los ángeles guiarán los pasos de aquellos obreros que consientan en que el Espíritu Santo santifique sus lenguas y refine y ennoblezca sus corazones. “El ángel enviado a Felipe podría haber efectuado por sí mismo la obra en favor del etíope; pero no es tal el modo que Dios tiene de obrar. Su plan es que los hombres trabajen en beneficio de sus prójimos”. 5
Felipe como evangelista, padre y huésped La experiencia de Felipe y el eunuco debiera servir de estímulo para nuestro testimonio personal. El evangelio predicado a aquél hombre fue transformador. Podemos estar seguros de que aquél que siguió su camino gozoso no se guardó su nueva alegría para sí mismo. De hecho, Dios escogió a la persona correcta para ejercer esa determinada tarea, con el propósito de revelar su soberana voluntad redentora a todos sus hijos. Tales palabras nos llevan a concluir que el evangelio de salvación a ser predicado a todos los pueblos, naciones y lenguas, no se consumará de manera restringida o limitada. En la multiplicidad de dones y talentos, Dios se valdrá de muchas mentes, habilidades y personalidades, en diferentes contextos, para hacer accesible su mensaje a un público más amplio y variado. “Tampoco recae únicamente sobre el pastor ordenado la responsabilidad de salir a realizar la comisión evangélica. Todo el que ha recibido a Cristo está llamado a trabajar por la salvación de sus prójimos. […] Los dirigentes de la iglesia de Dios han de comprender que la comisión del Salvador se da a todo el que cree en su nombre. Dios enviará a su viña a muchos que no han sido dedicados al ministerio por la imposición de las manos”. 6
Ibíd., p. 88. Ibíd., p. 89. 6 Ibíd., p. 90, 91. 4 5
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Para estudiar y meditar Luego de la ascensión de Jesús, sus seguidores no cumplieron inmediatamente la misión de ir “hasta los último de la tierra”. Por el contrario, los apóstoles y la mayoría de los creyentes se quedaron en Jerusalén. Elena G. de White comenta que “después de la muerte de Esteban, se levantó contra los creyentes de Jerusalén una persecución tan violenta que todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria”. 7 Toda persecución debiera ser condenada, ya será religiosa, política, o de cualquier otra índole, pero “la persecución que sobrevino a la iglesia de Jerusalén dio gran impulso a la obra del Evangelio”. 8 Dios transformó una cosa mala en algo bueno, y no fue esa la primera vez que ello sucedió. En nuestra actual condición como iglesia, ¿es necesario que surja la persecución para dar un mayor impulso a la obra misionera? “¿Por qué, entonces, parece adormecida la persecución en nuestros días? El único motivo es que la iglesia se ha conformado a las reglas del mundo y por lo tanto no despierta oposición. […] Revivan la fe y el poder de la iglesia primitiva, y el espíritu de persecución revivirá también y el fuego de la persecución volverá a encenderse”. 9 Muchos miembros de la iglesia parecen “alentar” la persecución, en su ansia de acelerar el tiempo del cumplimiento de las profecías, especialmente del decreto dominical. Este no parecería ser el plan de Dios. No podemos ser rehenes de la persecución para reavivar nuestra fe. Debemos cumplir nuestro papel ahora, mientras aún tengamos libertad de hacerlo, y si viene alguna clase de persecución, que sea a causa de nuestro despertar para la obra de Dios, aunque no debiera ser el motivo de ese despertar.
Traducción: Rolando Chuquimia © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA
Ibíd, p. 118. Ibíd., p. 86. 9 White, El conflicto de los siglos, p. 52. Recursos Escuela Sabática © 7 8