“El mundo del teatro es fascinante y más misterioso que el cine”

18 abr. 2009 - –¿Cómo fue el pasaje del cine al teatro? –No soy amigo ... mis películas. En todo caso ... Festival de Berlín; la argentina El asaltante, de Pablo ...
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ENTREVISTA | DANIEL BURMAN

“El mundo del teatro es fascinante y más misterioso que el cine” El jueves se estrena Las llaves de abajo, la primera obra teatral escrita y dirigida por el realizador de El nido vacío. En este diálogo, el talentoso cineasta cuenta cómo fue el proceso creativo junto con Damián Dreizik, también protagonista de la historia, y qué aprendió durante los ensayos con los actores POR NATALIA BLANC De la Redacción de La Nacion

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aniel Burman descubrió un nuevo mundo. Después de filmar seis largometrajes basados en guiones propios, este cineasta de 35 años decidió explorar el universo del teatro. Esa incursión lo dejó fascinado. A pocos días del estreno de su primera obra, Las llaves de abajo, que escribió junto al actor Damián Dreizik, Burman hace los ajustes finales de la puesta en una de las salas de la Ciudad Cultural Konex. Con Dreizik como protagonista y las actuaciones de Adriana Aizenberg, Elvira Onetto y Chela Cardalda, la historia indaga en el vínculo entre un hombre adulto y su madre. O, como asegura su autor, entre los traumas del presente y los símbolos del pasado. –¿Cómo fue el pasaje del cine al teatro? –No soy amigo de reflexionar sobre lo que hago, pero al empezar me di cuenta de que hace mucho tiempo que quería escribir una obra y montarla en un espacio teatral. Eso no significa que ahora sea director de teatro. Soy el mismo de hace seis meses. Hago esta aclaración porque, en realidad, no sentí una gran diferencia entre escribir para teatro y para cine. Creo que eso tiene que ver con el valor que le doy al diálogo en mis películas. En todo caso, lo que hizo el escenario fue darle mayor profundidad a las palabras. De una manera bastante intuitiva, al escribir respeté el lenguaje teatral. El tránsito fue sorpresivamente cómodo. Lo más asombroso, para mí, llegó con los ensayos. Fueron dos meses intensos, que disfruté como loco, y en ningún momento sentí pena por no tener la cámara para moverla de acá para allá. –¿Pensaba que iba a extrañar el rodaje? –Antes de empezar a ensayar, pensaba: “¡Qué aburrido va a ser encontrarme todos los días con las mismas personas para escuchar los mismos textos!”. Pero fue extraordinario. Descubrí que los actores tienen razón cuando dicen que el teatro es diferente cada día. No hay un día que no surja algo nuevo en un ensayo: desde corregir la perspectiva de la obra hasta darle un 24 | adn | Sábado 18 de abril de 2009

El sueño del pibe

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a semana pasada se inauguró Arte Cinema, un complejo de cine ubicado en Constitución. Se trata de tres salas, con capacidad para 260 personas, levantadas en la esquina de Av. Garay y Salta, donde funcionó un teatro de variedades y un cine condicionado. El proyecto, desarrollado por Daniel Burman y su socio Diego Dubcovsky, junto con Pablo Rovito, Fernando Sokolowicz y el productor español José María Morales, recibió el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales. Con el criterio de exhibir films en exclusividad y de dar espacio al cine independiente nacional y latinoamericano, los primeros estrenos fueron la película peruana La teta asustada, de Claudia Llosa, premiada con el Oso de Oro en el último Festival de Berlín; la argentina El asaltante, de Pablo Fendrik; y el documental cubano El telón de azúcar, de Camila Guzmán. “A los que nos interesa el buen cine, nos gusta verlo cómodos, sin olor a humedad ni mal sonido –dice Burman–. El cine de autor siempre fue un consumo cultural de clase media, dispersa en la diversidad de la ciudad. La idea es modificar un poco la distribución desigual de la oferta cultural, que reproduce la distribución de la riqueza. Este proyecto tan anhelado me ha reconciliado con cierta parte romántica del cine: intentar cambiar las cosas y no quedarme en un discurso de queja. Pero también me ha dolido mucho descubrir el enorme prejuicio que hay en personas vinculadas al quehacer cinematográfico. Parece que muchos se sienten más cómodos en el bar del Malba que en una pizzería de Constitución.”

valor distinto a una palabra, un gesto, un movimiento. Lo que hace esa aparente repetición es marcar una huella que en el texto es difusa. –¿Es una historia tragicómica? –Tiene un costado de comedia y otro más siniestro. La obra reflexiona sobre la complejidad de la relación entre una madre y un hijo adulto. En la adolescencia, uno tiene miles de excusas que le permiten evadir la realidad. Pero en la adultez tenemos que enfrentar el presente irremediablemente. En ese momento, como último recurso, recurrimos a nuestra madre, que es la representación del pasado, para guarecernos. Es un símbolo de aquellas relaciones con personas que sellaron nuestra infancia y de alguna manera nos predisponen para ciertas actitudes de la vida adulta. –¿Cómo fue el proceso de escritura junto con Dreizik? –Escribí una primera versión a partir de una premisa básica, bastante definida. Después convoqué a Damián, a quien conocía como actor, director y autor, porque tiene un conocimiento profundo del trabajo teatral, pero, a la vez, una elasticidad no dogmática. Lo interesante fue que, según creo, él no estaba muy seguro de trabajar conmigo. Yo sentía la necesidad de convencerlo en cada encuentro. Eso fue extraordinario; si él hubiera estado muy entusiasmado desde el principio, habría sido un fracaso. De la idea original quedó poco. La obra es producto del trabajo de los dos. Yo escribía, le mostraba, charlábamos, intercambiábamos opiniones. La escribimos en cuatro, cinco meses. –¿Por qué decidió escribir con otra persona? –Cuando escribí el primer texto, sentí que Damián era el actor ideal, pero después me di cuenta de que quería tenerlo cerca durante el proceso de creación. Para esta primera aventura quería sentirme acompañado por alguien con más experiencia. Es una obra bastante compleja por la puesta, los diálogos, la estructura. –¿Empezó a escribir teatro como un hobby o un descanso del cine? –Al principio tenía delimitado este trabajo como algo estrictamente lúdico. No sabía si iba a montar la