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espectáculos
| Domingo 28 De septiembre De 2014
Grabaciones Gabriel Plaza
El gen folklórico de Spinetta
El Flaco, reinterpretado en un álbum triple
E
n 1982 Luis Alberto Spinetta editó Kamikaze, un manifiesto estético de la canción, en el que aparecía una de las zambas más hermosas de la música argentina: “Barro tal vez”. La aparición de esa zamba no tuvo eco en los músicos del folklore de su tiempo, pero siguió latiendo en el inconsciente colectivo de la música de raíz hasta que llegó al encuentro de una de las madres del folklore: Mercedes Sosa. La versión a dúo entre Spinetta y la Negra Sosa, incluida en el disco Cantora, fue todo un gesto estético. Esa canción reflejaba la pulpa de un músico de rock acunado en el seno de la Pachamama, que volvía de alguna manera a su raíz original. Ahora el disco triple Raíz Spinetta con la participación de figuras como León Gieco, Liliana Herrero, Silvia Iriondo, Ángela Irene, Laura Albarracín, Franco Luciani, Teresa Parodi, Jorge Cumbo, Guillo Espel, Lito Vitale, Suna Rocha, Juan Quintero, Lorena Astudillo y María y Cosecha, entre muchos otros, busca en la matriz poética
e. martí /archivo
del Flaco para integrarla definitivamente al universo sonoro de la canción folklórica, junto al Cuchi Leguizamón y Yupanqui. Esa poderosa raíz de su obra, madura ahora en la participación de una generación de músicos populares que crecieron con sus canciones y que en este trabajo hurgan en clásicos como “Los libros de la buena memoria”, “Todos estos años de gente”, “Todas las hojas son del viento”, “Muchacha, ojos de papel” o “Durazno sangrando”, junto a perlitas del repertorio de Invisible, Spinetta Jade, Pescado Rabioso y como solista. Sorprenden las transformaciones folklóricas que se plasman en la selección de un repertorio de más de cuarenta temas, en el que cada músico rescata una parte del alma spinettiana para devolverla en tiempo de zamba, vidala, chacarera, malambo, baguala, huayno o aires del litoral. El ambicioso proyecto, compuesto por tres discos con ilustraciones originales de Spinetta y fotos de Dylan Martí, fue producido por el músico Néstor Díaz, que
además se encargó de muchos de los arreglos del proyecto. De la trilogía grabada en los estudios La Montaña y editada a beneficio de la Fundación Huésped no sólo participan músicos del folklore, sino también muchos que tocaron con Spinetta, que aportan sus versiones: Machi Rufino, bajista de Invisible, se luce cantando en “Enero del último día”; Rodolfo García, baterista de Almendra, recrea “Campos verdes” con aires de malambo; Leo Sujatovich, tecladista de Jade, cruza la sonoridad spinettiana con citas a “Zamba para no morir”, y Marcelo Torres, bajista de Los Socios del Desierto, encuentra el espíritu vidalero del Flaco en la potente versión de “Fuga capella” con caja. La trilogía tiene otros puntos altos, entre un abundante collage de versiones, en el que prevalece una sonoridad acústica que parece un guiño a la austeridad del sonido kamikaze que mejor se entiende con el universo folklórico. Las voces templadas y aguardentosas de Nacha Roldán y Ángela Irene les dan hondura, rusticidad épica y un sonido del folklore de los 70 a “Tema de Pototo” y “Crisantemo”, respectivamente. Mientras que el cantautor jujeño Bruno Arias hace olvidar hasta la versión de Cerati de “Bajan” con un aire andino que lleva el tema a territorios ancestrales. El huayno revela un aspecto escondido de “Bajan” y es quizás la mejor versión del disco. Mientras que “Plegaria para un niño dormido” parece la canción perfecta para Teresa Parodi, como si Spinetta la hubiera pensado para un gurí del Paraná. De los artistas nuevos sorprenden la cantante Silvia Salomone (integrante del grupo del Negro Aguirre) y Alfonso Bekes con “Miguelito, mi espíritu ha partido hace tiempo”. Los María y Cosecha se apropian de “No te busques ya en el umbral (Umbral)” y le hacen justicia con sus arreglos de aires andinos. Otras perlitas son “Fuji”, a cargo de Juan Quintero –síntesis perfecta entre interpretación y recreación–; la versión en marimba de Marcos Cabezas en “Corto”; el mundo bagualero que le imprime Baglietto a “Es una lejana playa de animus”, y la originalidad de Grace Cosceri, en “Asilo en tu corazón”. Son muchas versiones; en todas, Spinetta se vuelve canción, barro tal vez.ß