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espectáculos
Nº 16
| Martes 18 de Marzo de 2014
Martes 18 de marzo
9 789500 746106
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Colección
AMORES FANTÁSTICOS ÚLTIMA ENTREGA
El creador de Vorterix habla del nuevo rumbo de la Rock & Pop y los drásticos cambios que la tecnología impuso al medio radiofónico
Mario Pergolini. “Hoy, la música se volvió una commodity” Viene de tapa
–¿Qué fue lo primero que se te pasó por la cabeza cuando te ofrecieron hacerte cargo de la dirección de Rock & Pop? –Primero habría que aclarar cuál es mi rol en todo esto. Cuando se resuelve el conflicto legal que termina con el grupo en el que trabajo adquiriendo la Rock & Pop, la FM Blue y América, me piden que los aconseje. Les dije que, para mí, no había un universo tan grande como para mantener dos radios de rock. Ahí me contestaron que no estaban dispuestos a entrar y a desarmar toda la radio, porque para el grupo era importante mantener ciertas cosas. Entonces, creí que podía aportar tomando decisiones más operativas, ayudarlos a que tanto América, Vorterix y Rock & Pop tengan cosas en conjunto y puedan formar un grupo importante. –¿No fantaseaste con dirigir y programar todas las radios? –Realmente no puedo dirigir tres radios, no me da el cerebro y no puedo poner pasión en ese tipo de cosas. Sí creo que puedo poner determinada gente para que se mueva con total libertad y lleve adelante las distintas radios. Sí puedo decidir que es mejor que Rock and Pop se transforme en una radio de rock clásico y les demostré también por qué por el momento no convenía pasar fútbol en una FM. Por otro lado, bueno, si esta radio gastaba tanto, había que ver cuáles contratos se vencían y cuáles no íbamos a renovar aprovechando que se finiquitaban. Con el resto, vemos cómo nos arreglamos. Lo que intento es tratar de optimizar recursos y decir: “de acá a tres años, la radio, los medios, creo que van a ir por este lado”. –¿Y hacia dónde creés que va la radio y las FM puntualmente? –Y... por ahí en un par de años las FM van a estar al lado de los VHS. Los tiempos están cambiando muy abruptamente, porque el usuario está cambiando con la tecnología. Antes tu opción era de contenido y hoy tenés otras ansiedades. En los 90, la presentación de un disco en exclusiva era todo un evento y uno se ponía a ver MTV y se se quedaba esperando cuarenta minutos para ver si pasaban el tema de los Rolling Stones de una vez por todas. Hoy a nadie se le ocurriría escuchar la radio para esperar a que le pasen el tema que le gusta. Si lo quiero escuchar, voy y lo escucho. Por algo los oyentes se
están yendo tanto de las AM como de las FM. Lo que sí sigo creyendo es que Vorterix. com no tendría tanto éxito si no tuviera una radio que todo el tiempo está instigando: “llamá ya, fijate, miralo, ponelo”. Nosotros le hablamos al nuevo usuario. Y los viejos compañeros o la gente de radio que no ha podido hacer esto o no tuvieron la idea de hacerlo te dicen: “la radio no se ve”. Pero es una mentira, porque el 90 por ciento de las radios filma sus notas y las pone on demand quince minutos después. Pará, no se ve, pero sí se puede ver quince minutos después. ¿No sería más sensato decir que te gustaría hacer esto pero no te da para hacerlo? –Hablás de cambios tecnológicos, pero no de contenido... –Sí, es cierto. A fines de los 80 nuestra aparición contrastó tanto con lo que se venía escuchando en las radios, que resultó un cambio de contenidos. Pero ¿por qué estamos pidiendo que el cambio sea igual? La música hoy es una commodity. Si querés escuchar música nada más, escuchá Spotify, si ahí está todo. Por eso hoy es muy difícil cambiar el contenido. El nuevo usuario, el sub35 digamos, piensa distinto y tiene otros sentimientos con respecto a la radio que alguien que está por arriba de esa edad. –¿Esto no tendría que dar pie a un recambio generacional en las radios? –Creo que tuvimos un problema con la proliferación de un millón de radios en los últimos años y a lo mejor, mucho talento que pudo haber venido a nuestras radios, terminó en algo más marginal. Porque en definitiva, siempre fue así: las cuatro radios líderes son las que hacen dinero, el resto no. Y hoy un pibe no se aguanta no tener un lugar y va derecho a comprar un espacio en FM lo que sea creyendo que desde ahí va a poder llegar al público masivo. Y no es así. Eso un poco nos cagó el recambio. Creo que hace quince años no hay un recambio real de conductores y de gente. Estamos escuchando a los mismos. Yo voy a cumplir 50 este año y cuando escuchás a Matías Martin, bueno, hace doce, trece años que está ahí y la verdad…
Pergolini presidente Cuando Pergolini habla de Vorterix (“excede lo que es una radio, es un teatro para conciertos, es un estudio de grabación, una platafor-
emiliano lasalvia
“En la Argentina es muy difícil ser no alineado” –Años atrás parecías mantener un estrecho vínculo con Macri y hoy se te suele acusar de trabajar para el Gobierno... –Lo leí varias veces y a través de Twitter me lo hacen saber. La verdad, no recuerdo en qué momento estuve vinculado con Macri. Lo conozco, le he hecho notas, fue presidente de Boca, tengo un teatro en la Capital Federal, cuando el Gobierno hace conciertos, nosotros estamos, pero nunca pasó de ahí. Yo intento ser claro políticamente donde entiendo que uno debe serlo y por lo menos mostrar un perfil de lo que piensa. Y del gobierno de Macri pondero muchas cosas de gestión que me parecen que están buenas y otras me parecen tremendas. A lo mejor cuando le dije “conchudo” a Moreno me alejó un poco más del modelo gubernamental del momento y eso hace pensar a la gente que estoy más cerca del otro.
–Pero ahora se dijo que “sos el candidato del Gobierno para Boca” –Siempre he sido claro. La verdad es que he militado mucho tiempo en política, trabajé en Casa de Gobierno con Alfonsín hasta el “Felices Pascuas” y después me retiré. Hoy en día descreo de la sinceridad de la política y entiendo claramente cómo es el juego. Conozco a todos los jugadores, la vida me ha llevado a este lugar y a veces me llama la atención y parezco un nene cuando veo con quién estoy sentado. Otras veces lo entiendo mejor y no me sorprende. Hoy es muy difícil ser no alineado. Y también, las redes sociales son tremendas. Si esto llega a ser publicado en lanacion.com, seguramente voy a leer comentarios desde “este chupaculos k” hasta “este tipo se hizo rico y yo lo banco”. Así es el juego.ß
ma desde donde se puede transmitir un festival como el de Cosquín Rock durante tres días consecutivos, con cámaras en todos los escenarios y que lo vea más de un millón de personas”) su pasión por los números y las estadísticas dejan al desnudo su instinto empresarial, ese que muy a menudo queda debajo del maquillaje de estirpe rockera que siempre lo acompañó. Y el mismo que llevó a un puñado de dirigentes de Boca a sugerirle una posible candidatura a la presidencia de Boca. –¿En serio te ofrecieron ser presidente de Boca? –Je. Todo empezó porque salió una noticia en Clarín que decía que el gobierno quería que Pergolini fuera presidente de Boca. Me pareció muy gracioso y jugué un poco con todo eso. Lo loco fue que de ser tan gracioso, algunos de Boca me empezaron a decir que estuvieron viendo y que a la gente no le desagradaría que fuera parte de un proyecto. Yo soy muy de Boca, voy todos los domingos a la cancha y tengo que ser muy sincero: la primera vez pensé “Uy, está bien. Para esa fecha voy a tener 51 y ser el presidente del club del que soy fan... podría ser. Des-
pués pensé un poco más y caí en la cuenta que los tipos pensaban que si una persona que está en los medios puede hacer funcionar un club como San Lorenzo, por qué no hacer lo mismo con Boca. Y no, con San Lorenzo somos distinos. Además, a Marcelo le gusta la gestión, el lugar que ocupa, se ocupa. Y mi mujer me dijo: “Pero mirá que no es un chiste, cuando sos el presidente de Boca sos de la mesa chica de AFA. Sos una persona a la que en un momento vienen dos facciones distintas y te pregunta para quién vas a jugar. ¿Estás para eso?” Y no, no estoy para eso. No tengo capacidad de gestión en ese rubro. Fue más por vanidad y cuando lo pienso, me digo: no, zapatero a tus zapatos. No tengo capacidad para hacerlo. –Hablando de Tinelli... ¿fuiste o no a grabar la apertura de su programa? –No, no hice nada. Hace unos días me volvieron a llamar, pero no. Y está bien que sea así. Se lo dije, por más que nuestra relación se haya descomprimido y yo no tenga necesidad de apuntarle ni él de obviarme, eso que me pedís no tiene que pasar nunca. ß
música clásica
Desolador cuento de hadas La vendedora de fósforos, de heLmut L achenmann. ★★★★★
excelente. dirección musical:
Baldur Brönnimann. dirección del coro: Armando Garrido.narrador: Helmut Lachenmann. sopranos: Yuko Kakuta, Elizabeth Keusch. escena: Minou Maguna, Martín Bauer. iluminación: Matías Sendón. en el teatro colón.
E
l encuentro entre un cuento de superficie engañosamente infantil y una de las poéticas musicales más radicales de los últimos años puede parecer improbable. Helmut Lachenmann, sin embargo, logró que esa improbabilidad adquiriera la consistencia de lo inevitable. La vendedora de fósforos, la obra de 1996 que se estrenó en el Teatro Colón dentro del ciclo Colón Contemporáneo, toma como columna vertebral el relato homónimo de Hans Christian Andersen, y, sin alejarse un punto de la historia de la niña que no logra vender sus fósforos y muere de frío la última noche del año, despliega una fantástica experiencia sonora. Ya desde el principio, en una especie de obertura (La vendedora… es
también a su modo una ópera) los violines en pianissimo y la emisión de aire sin nota en la flauta instalan un paisaje níveo, estremecedoramente desolador. Luego sobrevienen chasquidos vocales e instrumentales, mimesis del temblor del que tirita. A contramano de sus lúcidas especulaciones estructurales, Lachenmann se vuelve inusitadamente narrativo, abiertamente literal. La llamada “música concreta instrumental” y el uso no convencional de los instrumentos con los que el maestro alemán irrumpió a fines de los años sesenta siguen aquí, pero trascendidos, subordinados al drama. En este sentido, La vendedora… respira en la misma atmósfera de otras piezas tardías del compositor, como la anterior Ausklang, o la posterior Grido. El libreto comenta el relato de Andersen con citas ajenas, entre ellas las de cartas de la militante Gudrun Ensslin, que introducen una perspectiva de crítica social. La alternancia entre exterioridad e interioridad constituye una de las causas de la fascinación de la obra; no sólo la interioridad y la exterioridad respecto del cuento sino también la fricción entre la interioridad de la niña y lo exterior
a ella, que la amenaza. Aunque se define como “música con imágenes”, La vendedora… no necesita escenificación en la medida en que su historia transcurre enteramente en el sonido. La realización no puedo ser más precisa. Brillaron las sopranos Yuko Kakuta y Elizabeth Keusch, y el director Baldur Brönnimann, el frente de una muy comprometida Estable, probó una vez más su pericia para sortear los desafíos más arduos; en este caso, no se trataba solamente de las dificultades técnicas de la escritura lachenmanniana para cada instrumento sino de los incesantes cambios métricos que el director resolvió con precisión. La iluminación de Matías Sendón y la escena de Minou Maguna colorearon ese drama instrumental con proyecciones; fue además un acierto incorporar luces en los palcos de viuda, que por momentos convirtieron a la sala principal del Colón en un ambiente glacial. Un capítulo aparte merece la aparición del propio Lachenmann en escena. En el último tercio de La vendedora… se recupera Zwei Gefühle, una pieza del compositor fechada en 1992 con un texto de Leonardo da Vinci. Lejos de ser un desvío, ese momento es el más
El compositor Lachenmann (izq.) lee en el escenario su pieza Zwei Gefühle significativo de la obra. El texto de Leonardo habla del temor y el deseo (los dos sentimientos) de conocer el interior de un volcán. El fuego y el texto meridional entibian la música, que se vuelve súbitamente cálida. El compositor, que leyó el texto en
escena fragmentándolo fonéticamente, toma partido y trata de entibiar también a la niña. Es uno de los momentos más conmovedores de la obra. Después queda el vacío: el sonido del Sho (instrumento japonés que fue tocado aquí por Mayumi
teatro colón
Miyata) cuyo solo se escucha como un responso sonoro, y los golpes secos en cada uno de los dos pianos que parecen tramar un diálogo en el más allá. Lachenmann es, en sus propios términos, desnudamente expresivo. ßPablo Gianera