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Sábado 1º de diciembre de 2007
Una medida polémica: tras la aprobación de la Legislatura de Río Negro
Críticas de la Iglesia a la ley que autoriza la “muerte digna” Los obispos rionegrinos advirtieron que la norma supone “adelantar la muerte” Por Silvina Premat De la Redacción de LA NACION La sanción de la ley conocida como de “muerte digna”, dada anteayer en la Legislatura de Río Negro, despertó una polémica ética sobre los cuidados que deben recibir los enfermos terminales y abrió la puerta, según argumentaron algunos sectores católicos, a la posibilidad de permitir la eutanasia. La norma, que entrará en vigor cuando sea regulada por el gobierno rionegrino, reconoce el derecho de pacientes terminales a una “muerte digna” y los habilita para rechazar “tratamientos médicos que consideren desproporcionados con respecto a sus expectativas de mejora”. Los cinco obispos de Río Negro –tres titulares y dos retirados– se mostraron sorprendidos por la votación del Senado provincial y por la difusión de una supuesta consulta que les habrían realizado los legisladores. “Ninguno de los obispos fue consultado sobre la opinión de la Iglesia en este tema, tan lleno de consideraciones por atender”, dijo ayer a LA NACION monseñor Néstor Navarro,
No avanza el debate en el Congreso nacional Por Laura Serra De la Redacción de LA NACION En el Congreso nacional, diputados y senadores de distintos colores políticos presentaron, en el último año, diversos proyectos de ley que van en el mismo sentido que la norma que anteayer sancionó la Legislatura de Río Negro y que reconoce el derecho de los pacientes terminales a una “muerte digna”. Dichas iniciativas no figuran siquiera en el temario de las comisiones de Salud de ambas cámaras. Bien es sabido que los proyectos que objeta la Iglesia –como en este caso– no tienen precisamente el camino allanado en el Congreso. En el Senado, hay tres iniciativas presentadas. Sin vueltas, la de Adriana Bortolozzi de Bogado (Frente para la Victoria-Formosa) va directo al grano y propone que “toda persona mayor de edad y consciente que se encuentre en estado terminal, entendiéndose por éste un pronóstico de sobrevida de un mes, o padezca de una enfermedad grave, discapacitante e incurable, o haya sufrido un accidente que la coloque en esa situación, podrá oponerse a la aplicación de tratamientos extraordinarios, debiéndose proporcionar analgesia”.
Sedación terminal La senadora propone que los pacientes terminales tengan derecho a la “sedación terminal”. “La sociedad progresista y tecnológica de hoy nos debe dar a los mortales la posibilidad, si la queremos, de afrontar la propia muerte de acuerdo con nuestra voluntad y las condiciones de dignidad que sean posibles. El muriente es una persona y tiene derechos”, fundamentó. Bortolozzi también presentó otra iniciativa en la que reconoce al paciente terminal la posibilidad de dejar un “testamento de vida”, propuesta que también recogió la senadora Silvia Giusti (Frente para la Victoria-Chubut). Para Giusti, ese “testamento vital” es un instrumento por medio del cual una persona expresa su voluntad sobre las elecciones terapéuticas y médicas que la afectarán en la fase final de la vida, pudiendo rechazar la asistencia médica, si así lo desea.
Tema tabú “Este instrumento, el testamento vital, ha sido legislado por diversos países, tales como los Estados Unidos, Canadá y Dinamarca. La evolución de la legislación mundial demuestra que es necesario que nuestra legislación tome la iniciativa de abordar un tema que ha sido tabú”, sostuvo Giusti. Por su parte, Bortolozzi establece en su iniciativa que aquel médico que no cumpla con ese testamento sea acusado de mala praxis profesional. Un proyecto similar presentó el diputado Luis Galvalisi (Pro-Capital), en el que también reconoce al paciente con una enfermedad terminal el derecho a expresar, por medio de una declaración unilateral de voluntad, la no aplicación de determinados tratamientos médicos.
obispo de la diócesis de Alto Valle. La postura de la Iglesia fue difundida en Río Negro por medio de un mensaje firmado, además de por Navarro, por el titular de la diócesis de Viedma, monseñor Esteban Laxague, y de Bariloche, monseñor Fernando Maletti, y los obispos eméritos (retirados) de esa diócesis, monseñor José Pedro Pozzi, y de Viedma, Esteban Hesayne. Los prelados advierten que “estos proyectos en general se refieren más a decidir y producir el adelantamiento de la muerte en pacientes terminales, que a cuidar y acompañar sus últimos momentos de vida biológica, con total cercanía y respeto por la vida”. La principal preocupación de los prelados radica en la atención de los cuidados paliativos (los que están destinados a hacer más soportables el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y, al mismo tiempo, asegurar al paciente un acompañamiento humano adecuado). “No sólo es bueno garantizar, a nivel público y privado, la administración de los cuidados paliativos, tal como el proyecto de ley prevé en su art. 10, sino que
requiere un trabajo de capacitación del equipo de salud y de difusión para que todos puedan solicitarlos para sí o para sus familiares”, aclararon los obispos. Mañana, con motivo de la celebración de los 50 años de la diócesis de Comodoro Rivadavia, los obispos se reunirán en esa ciudad y retomarán la discusión sobre la problemática. En el mensaje que los obispos dirigen a los católicos y a todos “los hombres y mujeres de buena voluntad”, recuerdan una frase de Juan Pablo II en la que explica que “la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por lo tanto, su uso se debe considerar, en principio, ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio, en la medida y hasta que demuestre alcanzar su finalidad propia”.
Defensa de la autora En tanto, la autora de la ley, la legisladora y médica Marta Milesi, explicó, en declaraciones a Télam, que “el objeto básico de la ley es que
los enfermos terminales tengan una herramienta para rechazar los tratamientos médicos que prolonguen su agonía inevitable y les produzcan dolor o sufrimiento desmesurado”. Y aclaró que “la muerte digna no debe confundirse con la eutanasia, que sería literalmente la muerte inducida del paciente, sino que se trata de poner límites terapéuticos para continuar acciones que prolongan inútilmente la vida de un enfermo terminal”. Esta perspectiva no es precisa según Gerardo Perazzo, médico especialista en bioética. Más que argumentos en contra de la ley rionegrina, Perazzo destacó que es una cuestión de lógica. “Es una tontería poner una ley que nos obligue a los médicos a hacer lo que tenemos que hacer: una medicina humanizada”, dijo el profesional que integra el comité de bioética médica del hospital Vélez Sarsfield de Buenos Aires y es investigador del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina. “Muerte digna significa atender al paciente con cuidados adecuados. Esto abre un campo vasto para otras cosas como la eutanasia”, expresó.
LA NACION/Página 27