CONTENTAMIENTO: “LA ALEGRÍA DE VIVIR SATISFECHO HOY” Por Luís Alberto Gómez Usado con permiso Un señor muy rico, anunció que va a regalar una finca. Hizo un rótulo con letras pintadas con colores fluorescentes, y atractivas. Las letras del anuncio eran tan grandes que todos podían verlas. El anuncio decía: “Regalo mi finca a la persona que se sienta satisfecha por lo que es, lo que tiene y lo que hace”. Como era de esperarlo, un día muy temprano, un hombre tocó la puerta del rico y le dijo: “Señor, vengo por la finca que esta regalando, porque soy la persona más satisfecha del mundo.” “No puedo regalarte la finca porque si estuvieras satisfecho con lo que eres, tienes, y haces, no vendrías en busca de más”, respondió el rico. ¿Qué es contentamiento? Es una virtud espiritual, muy poco entendida y practicada. “Luís, mire lo que tengo en mi cuenta bancaria,” dijo Eusebio. “Solo quiero completar otros $10,000 dólares más para enviarlo a mi país. Ya compré una casa, varias vacas lecheras, y tengo una buena cantidad de dinero en los bancos. Trabajo hasta diez horas al día porque quiero tener más”. En el rostro, en la voz y en los gestos de Eusebio se mostraba la sed y el hambre por el dinero. La persona que no ha experimentado el contentamiento como una virtud transmitida por el Espíritu Santo sufre muchos problemas. La falta de contentamiento se demuestra en la insatisfacción, avaricia, desconfianza, intranquilidad, codicia, egoísmo, falta de dependencia de Dios, falsa espiritualidad, quejas, lamentos, reclamos contra Dios y mezquindad. Se duerme poco, se piensa mucho, olvida lo prioritario, no piensa en los demás, no esta tranquilo en un solo lugar, hace muchos planes, siempre esta haciendo números, ahorra lo que gana y nunca esta feliz con lo que tiene. Hay personas que ni duermen por trabajar. Otros ven a sus hijos y esposa solo el domingo, porque el resto de la semana está ganando dinero. ¿Conoce usted a una persona así? Puede que cerca de usted haya personas insatisfechas y descontentas con la vida, con lo que son y tienen. ¿Es usted una persona satisfecha con lo que es, lo que hace y con lo que tiene? Eva, la primera mujer en la Biblia, por ambición e insatisfacción, desobedeció a Dios (Gn. 3). Acán, por su avaricia y descontento robó un manto y dinero (Jos. 7). Judas, uno de los doce discípulos de Jesús, por amor al dinero, vendió a su maestro (Mt. 26:14-16). Ananías y Safira por la ambición mintieron al Espíritu Santo (Hch. 5:1-11). La codicia es opuesta al contentamiento, pero “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Ti. 6:6). ¿QUÉ DICE LA BIBLIA? ¿Qué es contentamiento? ¿Qué no es contentamiento? ¿Cuáles son las causas y los efectos? ¿Habrá forma de promoverlo, preservarlo y extenderlo? ¿Cuándo una persona experimenta contentamiento como una virtud espiritual? ¿Cómo beneficia el contentamiento a la familia, a la iglesia, a la sociedad, y a la nación? La palabra contentamiento como sustantivo sólo aparece una vez en el Nuevo Testamento (1 Ti. 6:6) y se traduce “suficiencia”, pero su equivalente aparece en otros pasajes. La misma palabra en (1 Ti. 6:6) se traduce como ‘contentamiento’ mientras que en (2 Co. 9:8) es ‘todo lo suficiente’. Cuando Dios dijo a Pablo ‘bástate mi gracia’ (2 Co. 12:9) usó la palabra ‘estar contento’ (Lc. 3:14; 1 Ti. 6:8; He. 13:5). Otra manera de decirlo: “mi gracia es suficiente para lo que tu necesitas, deseas y quieres haces”. Como dice Jerry Bridges, “La persona contenta experimenta la suficiencia de la provisión de Dios para sus necesidades y la suficiencia de la gracia de Dios en sus circunstancias”. Por ejemplo, el Salmo 37:7 tiene relación estrecha con el contentamiento porque esta ligado a la fe, la confianza, la seguridad, la dependencia y la satisfacción que un creyente tiene en Dios y sus promesas. ¿Cómo guardar silencio y esperar en Dios y su palabra cuando las circunstancias parece estar en contra de uno? Este es el reto del contentamiento; aprender a sentirse satisfecho, completo y confiado en Dios, aún cuando las cosas, los
planes, y las circunstancias que te rodean son adversos. Es dejar de depender de las cosas, de tus habilidades, de tus títulos, de tus recursos y de los demás para depender sólo de Dios. Es una ruptura entre tu autosuficiencia y la dependencia absoluta de Dios. Es dejar de ser yo mismo para permitir que Cristo sea todo en mí (Fil. 1:21, 4:13). En el momento que escribo este artículo, como familia tenemos 11 días de haber llegado a nuestra casa en Texas, estamos por iniciar un nuevo ministerio, no tenemos sostenimiento desde hace dos meses, la casa necesita pintura y reparaciones. El aire acondicionado se averió, los baños tienen fuga de agua, necesito cambiar aseguranza de carro, de casa, y cambiar licencias, etc. Nuestro hijo mayor quien regresó a Chicago para iniciar estudios universitarios, ha dejado una profunda tristeza que nos inunda como olas del mar Y Dios espera que mantenga mi dependencia, confianza en él y crea en toda su suficiencia. No debo hablar, quejarme, reclamar, pero si gozarme, alegrarme, y deleitarme en Dios (Sal. 37:4-7). ¿No cree usted que vivir en contentamiento es una virtud espiritual difícil de cumplir, pero necesaria para el desarrollo completo del cristiano? Para completar el cuadro, este pasado domingo antes de ir al templo, una apreciada hermana en Cristo me dijo: “Eso esta muy bien hermano pastor, para que aprenda a vivir por fe”. “Eso lo hemos estamos haciendo desde hace 19 años,” le respondí. Ella volvió a decir: “Eso es bueno, porque necesitamos aprender a vivir por fe”. ALEGRÍA EN ABUNDANCIA O EN ESCACEZ. El contentamiento es una virtud divina que da tranquilidad, satisfacción, contentamiento, estabilidad, y
optimismo en tiempos de abundancia o de escasez. Una de las cosas que más produce inconformidad, insatisfacción y descontento son las posesiones materiales. Lucas 3:14-22 enseña a estar contentos con el salario y en toda situación y Mateo 6:14-34 enfatiza que el mejor antídoto para el afán y la ansiedad es confiar en Dios. ¿Soy feliz con lo que hago, recibo y hago? ¿Esta satisfecha mi esposa e hijos material y espiritualmente? ¿Hay algo que mi esposa desearía tener, mi hija quisiera comprar y mis hijos anhelan conocer? Cuando estoy contento, satisfecho, conforme y tranquilo con relación al dinero, veo la vida con otra perspectiva. El contentamiento es más que dinero o bienes materiales, es una vida de entrega, dependencia, confianza y satisfacción en Dios y su palabra. Es una relación estrecha, fresca, transparente, sincera, limpia, constante y de fe entre el cristiano y Dios. El reto es aprender a vivir confiado en Dios y agradecido por cada circunstancia, pues estas son parte del proceso divino que busca lo mejor para cada persona. Creer en que Dios esta en control de todo lo que nos sucede como dijo Pablo: “He aprendido a saber vivir en toda circunstancia, de bonanza o escasez”, es más importante que lo que hacemos para sentirnos satisfechos (Fil. 4:4-6, 12-13, 19). El contentamiento no lo producen las cosas, sino Dios, porque él se encarga de dar gozo, regocijo y alegría. En Nehemías 12:43, contentamiento significa ‘regocijo y alegría’. Es el pueblo de Israel quien dice: “tenemos alegría, regocijo después que hemos ofrendado a Dios”. El resultado de dar a Dios, no sólo los bienes materiales, sino la vida misma es la alegría, la satisfacción, y la realización. Dios es el que produce el verdadero contentamiento, no las cosas. Este no viene por lo que damos, sino porque a Dios le place dárnoslo. TIENE SU BASE EN DIOS. El contentamiento del que habla la Biblia, tiene su base en Dios, en la relación madura con el Espíritu, en el grado de obediencia de la Palabra y en las profundas convicciones de fe. Por lo tanto, el verdadero contentamiento no depende de la abundancia o de la escasez; sino de la constante relación con Dios (Jn. 15:5,8; Fil. 4:13). San Pablo destaca dos aspectos de Dios en relación al contentamiento: la provisión de Dios para sus necesidades y la suficiencia de la gracia de Dios para cada circunstancia (Fil. 4:6-7, 13, 19). Así que, tenemos contentamiento, porque Dios es fiel, soberano y provisor, justo, cuidadoso, libre e independiente para hacer su voluntad. Dios provee para todas las necesidades materiales y obra en cada circunstancia para el bien de cada uno (Sal. 23; Ro. 8:28). Quien teme y espera en Dios ha encontrado satisfacción y descanso para su alma.
Todo lo que somos, hacemos y tenemos viene de Dios como resultado de su gracia, su amor y su fidelidad. Pablo aprendió que la gracia de Dios es suficiente para vivir contento en toda circunstancia. La gracia como favor inmerecido de Dios hacia nosotros a través de Cristo y la ayuda divina que él da a través del Espíritu Santo, ambas dimensiones son necesarias para el contentamiento. La primera tiene que ver con nuestra relación con el Dios soberano que nos da todo aun cuando no merecemos. La segunda tiene que ver con nuestra relación de dependencia con Dios por medio de la acción diaria del Espíritu Santo. De esta forma Bridge concluye: “Debemos aprender que aunque nuestras circunstancias sean difíciles y frustrantes, la ayuda de Dios a través del Espíritu Santo nos es accesible para ayudarnos a responder en una manera piadosa y a contentarnos.” El Espíritu Santo como Consolador, Ayudador, Intercesor, Protector y Proveedor nos aclara cuando no entendemos las cosas que pasan e intercede delante del Padre para que su gracia se manifieste en nuestra debilidad y necesidad. ¿ES BUENO TRABAJAR MUCHO PARA COMPRAR UNA CASA, ETC.? ¿Cómo aplicamos esta verdad tan hermosa en la vida cotidiana? Volvamos al ejemplo de Eusebio. De veras, muchos hermanos en los Estados Unidos trabajan para enviar dinero a su familia en su país. Y es verdad que, después de unos años, algunos puedan construir una casa, etc. Eso no es malo. 1 Ti. 5:8 dice: “Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado su fe, y es peor que un incrédulo.” Es loable conocer a personas que se desviven y trabajan de sol a sol para comprar una casa, ofrecer estudios a sus hijos, o poner un negocio. Esto merece aplausos y reconocimiento. Solo que se necesita tener equilibrio entre el mucho trabajo y el orden de prioridades. El mucho trabajo es bueno siempre y cuando este justificado por razones que beneficien a la familia. El trabajo que hacemos debe glorificar a Dios, beneficiar a la familia y contribuir para la extensión del reino. Si estos son los móviles, es bueno que todos trabajemos mucho (Mt. 6:33; 1 Ti. 6:6). Practicar estas prioridades obliga a cada persona a tener fe, confianza y dependencia en Dios. El balance está entre Eclesiastés 3:1, “todo tiene su tiempo” y (2 Ts. 3:10) “el que no trabaja no coma”; pero monitoreados por (1 Co. 10:31) “hacedlo todo para la gloria de Dios.” ¿ES BUENO ESPERAR EN DIOS CON LOS BRAZOS CRUZADOS? Tampoco es el estado pasivo de conformismo ante la necesidad de creer, trabajar y actuar. ¿Es contentamiento quedarse con los brazos cruzados esperando que Dios haga todo? Si el contentamiento es la seguridad absoluta de que Dios ha suplido todo, y es estar contento, alegre, satisfecho; entonces el Salmo 149:4 exhorta a cada uno a contentar, agradar y satisfacer a Dios. Cuando Dios esta satisfecho con nosotros, somos más productivos, crecemos espiritualmente y vivimos felices. ¿ES BUENO SER RICO? Conozco a una familia de cinco miembros, que por no gastar dinero, vivían en un apartamento de una sola recámara, compraba en tiendas de segunda y manejaba un automóvil viejísimo; mientras que en los bancos tenía grandes ahorros. Lo anterior no es malo, ni vergonzoso cuando se tiene como meta agradar a Dios, beneficiar a la familia y extender el reino de Dios (Mt. 6:33; 1 Ti. 6:6; Fil. 4:6-7, 12-13,19). En Génesis 1:28, Dios da “el mandato creacional” de señorear o administrar todas las cosas que hay en la tierra. ¿Hace Eusebio esto? ¿Y la familia que solo trabaja, pero no gasta? ¿Quiénes solo piensan en hacer planes, hacer números, amontonar dinero están obedeciendo este mandato? ¿Glorifica a Dios esta forma de proceder? ¿Práctica usted este mandato administrativo? Recuerdo con mucho asombro a un señor, no cristiano, en mi pueblo natal, que era capaz de cenar con tres tortillas tostadas en las brazas y un pedacito de queso fresco y todavía guardaba queso para el siguiente día. Este
mismo señor era dueño de una docena de graneros llenos de maíz y fríjol. Era dueño de mucho, pero quería más. Esta actitud puede estar en los cristianos y no cristianos; pequeños y grandes; jóvenes y ancianos; mujeres y hombres; ricos y pobres. Se ve por las mañanas y las noches; en horas de trabajo y de descanso; en tiempos de abundancia o escasez, etc. No es la falsa espiritualidad que algunos presentan al decir que todo lo que tienen es porque Dios los ha bendecido y enseñan que todo cristiano debe ser rico. ¿Es la abundancia señal de bendición de Dios? ¿Es la pobreza evidencia de una mala relación con Dios? Con sarcasmo en sus labios dijo un predicador en una ciudad de Connecticut, un domingo de Abril del 2006: “Hermanos, hoy estoy estrenando una de las bendiciones de Dios, mi Jet personal”. Mientras que el pastor general de la iglesia animaba a toda la congregación a dar una ofrenda generosa, no para Dios, sino para este predicador. Pero más grave es el problema cuando las personas se desviven y descuidan la casa, familia, valores, convicciones y principios éticos por falta de contentamiento. Alguien dijo: “Cuando una persona gana la lotería, Dios gana una fortuna o pierde un alma”. ¿Qué es más importante para Dios, un cristiano rico que no toma en cuenta a Dios o un pobre que para cada cosa pregunta a Dios? Dios desea que lo glorifiquemos en cualquiera que sea nuestro estado de prosperidad. ¿CÓMO INFLUYE EL CONTENTAMIENTO EN EL HOGAR Y EL TRABAJO? El contentamiento ha de ser demostrado en el hogar y en el trabajo. Proverbios 19:22; 29:10 expresan que quien esta satisfecho en Dios hace misericordia con los demás. Se puede ser misericordioso en el trabajo y en el hogar regalando una sonrisa, saludando respetuosa y amablemente, ofreciendo ayuda, consejo, ánimo, y orando. Poniendo mayor atención a la familia, a los compañeros de trabajo y a Dios. Enseñando a vivir alegre en cualquier circunstancia con la ayuda del Espíritu y a estar satisfecho en las promesas y acción soberana de Dios. Las relaciones familiares y laborales se vuelven sólidas cuando se vive en contentamiento. ¿ESTOY SATISFECHO O ESTOY SATISFACIENDO A DIOS? Cuando estoy contento con Dios y él conmigo, mi comportamiento es recto. En Job 22:3, la palabra para contentamiento es ‘satisfacer’ y no tiene el mismo sentido de mi satisfacción, sino la de Dios. Generalmente buscamos estar contentos, satisfechos, completos, alegres, sonrientes, tener abundancia, pero muy poco pensamos, ¿estoy satisfaciendo a Dios con mi vida, con lo que hago y tengo? El comportamiento recto en el trabajo y en el hogar se demuestra cuando hablo la verdad y la practico (Pr. 12:22). Para hablar y actuar según la verdad debo estar controlado por el Espíritu Santo, lleno de la palabra de Dios, dirigido por el temor de Dios y sometido a su voluntad. Quiere decir que si práctico el contentamiento no debo fingir, ni ser hipócrita, y ni culpar a los demás. Debo ser honesto, imparcial, evitar el pecado y hacer el bien. Finalmente, el contentamiento es un estado de vida espiritual que se aprende, se desarrolla y se alcanza por medio de un proceso de madurez espiritual. No es sólo conocimiento de la vida y de las cosas sino una experiencia personal con Dios. Pablo, lo ve así en 1 Ti. 6:6, “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. Piedad, no como simple religiosidad, sino a una vida de temor hacia Dios. Pero piedad sin contentamiento es simple religiosidad y piedad acompañada de contentamiento es el estado de satisfacción en Dios que le agrada a él y que nos da alegría en cada circunstancia de la vida. ¿Es usted una persona satisfecha por lo que es, tiene y hace? ObreroFiel.com - Se permite reproducir este material, siempre y cuando no se venda.