CONDENADO POR SU PROPIA INTELIGENCIA. “Quien no encaja en el mundo, está siempre cerca de encontrarse a sí mismo” Hermann Hesse.*
La preocupación del ser humano durante mucho tiempo ha sido mantener esa razón que lo distingue de otros animales, avanzando en su inteligencia, pero sin darse cuenta que ésta misma es la que lo condena a su propia pérdida de identidad con sigo mismo y con su entorno. Es así como el ser humano ha pretendido llamar a su igualdad con la comunidad algo ’natural’; es decir, se ha moldeado él mismo para ser igual a toda su sociedad, perdiendo así la esencia individual, y con ésta no sólo su autenticidad sino además su compromiso con la tierra, la naturaleza y su verdadero entorno, debido a que está más preocupado en crear cosas nuevas que en cuidar lo que ya tiene. Partiendo de lo anterior: “(…) Todo ser inteligente, por el hecho de serlo, al enfrentar un problema en su entorno se dedica a corregirlo, pero nunca a adaptarse a él. Esto quiere decir que somos seres inteligentes con capacidad de manipulación física. La combinación de inteligencia con capacidad de manipulación física da como resultado material un entorno adaptado a nuestros deseos y necesidades. (…)”1 Teniendo en cuenta este fragmento del ensayo de Manfred Max Neef**, podemos notar cómo la propia inteligencia del hombre lo ha llevado a manipular su propio entorno en lo que considera él: en beneficio de sí mismo y de su realidad. Pero realmente, si partimos desde las consecuencias que esto le ha traído al mundo, podemos notar que realmente no ha sido nada benéfico para él; por el contrario, encontramos como ejemplo elementos tecnológicos de uso cotidiano, a los cuales casi todo el mundo tiene acceso, entre éstos encontramos: celulares, carros, aerosoles, industrias, en fin, cientos de objetos que supuestamente crea el hombre para beneficiarse según sus necesidades, pero que, por otro lado, afectan su propia existencia y la de su entorno. No es exagerado decir que, elementos que están a nuestro alcance y consideramos sólo favorecedores por el hecho de satisfacer ciertas necesidades, afectan mayoritariamente la capa de ozono (naturaleza y entorno), y nuestra salud 1
MAX NEEF, Artur Manfred. El acto creativo. Ensayo Bogotá 1991, p. 1. Escritor, poeta, novelista y pintor alemán que recibió la nacionalidad suiza en mayo de 1924; además fue el ganador del Premio Nobel de Literatura en 1946, como reconocimiento a su trayectoria literaria. ** Chileno. Economista y músico. Ganador del Premio Nobel Alternativo de Economía. Autor de la Economía descalza. Conferencia transcrita por la Especialización para la Educación Ambiental, Universidad Santo Tomás. Bogotá, 1991. *
(existencia); es decir, observamos cómo ese propio invento del ser humano termina condenando su existencia. Cabe señalar que lo dicho anteriormente es además producto de lo que ha inculcado la misma sociedad en las nuevas generaciones, ya que al pasar los años la ciencia y la tecnología avanzan a un ritmo exorbitante, nos enseñan que el que no esté actualizado no es nadie; quien cuide la naturaleza está loco; el que no esté a la moda es rechazado; y quién es diferente, es raro. Añadiendo un poco al tema, es oportuno mencionar una causa importante de este comportamiento del hombre. “(…) También en otro sentido la educación responde a los intereses de los educadores que a los de los educandos. Para que la sociedad continúe funcionando –y éste es, en cualquier grupo humano, el interés primordiales preciso que aseguremos el reemplazo en todas aquellas tareas sin las cuales no podríamos subsistir. (…)”2 Esto es preciso decirlo ya que de alguna forma la educación ha hecho parte de este problema, nos enseñan a fragmentar nuestra vida y nuestra realidad desde el simple momento en que nos brindan el conocimiento por partes, nos separan las asignaturas que nos deben enseñar; y así, nos inculcan que entre éstas no existe un sentido, una relación, nos dan a entender que el resto de nuestra vida es así, todo por separado, todo fragmentado. Ahora bien, podemos entender un poco de este problema, por la cuestión del ‘ego’ *** ya que el hombre (entendido como el ser de la razón), quiere demostrarse a sí mismo y a los demás que es un ser inteligente, que resalta entre los demás animales por sus capacidades. Olvidando así, las consecuencias negativas que esto le puede traer; es decir, logra pasar por encima de su propia vida para resaltar y recordarle al mundo que es él quien gobierna y hace posible la existencia de muchos otros objetos. Es ahora cuando quiero plantear el problema mencionado en un principio: la autenticidad, y es que el hombre debe obrar conforme a su propio ser; es decir, debe aprender a hacer lo que él desea y cuando lo desea, rompiendo así ciertas cadenas que lo atan a su pasado, a su cotidianidad, a la historia y a su condena a repetirla. Es importante que el hombre sea un ser autentico, y ésto se relaciona con el tema desarrollado debido a que su autenticidad puede lograr un cambio social, es como aterrizar en la realidad, en aprender a usar correctamente su inteligencia; con lo anterior me refiero a que el hombre debe aprender a usar sus capacidades en pro suyo, no sólo satisfaciendo sus necesidades sino además siendo diferente a los demás para así encontrar y acercarse a su felicidad, ignorando el fin toda sociedad: la perfección, tener mucho dinero y objetos que 2
SAVATER, Fernando. El valor de educar. Editorial Ariel, S.A. Décimo octava reimpresión (Editorial Planeta Colombia). Bogotá, 2009, p.1. *** Ego: Aprecio excesivo que siente una persona por sí misma.
nos hacen ver y creer superiores a los demás. Es la importancia de vivir en estado de alerta, de poner esos hechos que consideramos negativos en pro de nuestra vida, de nuestro encuentro con nosotros mismos y con el entorno; en volvernos a reencontrar y aceptar que nuestra inteligencia se ha convertido en nuestra condena, que sí tenemos muchas capacidades, pero en realidad no hemos aprendido a explotarlas en nuestro beneficio, en nuestro verdadero beneficio. Es importante mencionar que éste no es el fin, que aún existe la oportunidad de generar un cambio, una transformación, pero esto sólo si lo desean así las generaciones siguientes, ya que aunque todos somos encargados de la buena construcción del futuro, cada generación le propone al mundo algo nuevo: nuevas metas, nuevos cambios, suprimiendo así ciertos paradigmas, creando historia, generando cultura, construyendo una sociedad y esperando con ésto excelentes resultados. Necesitamos más conciencia para que sea posible; desde la generación a la que pertenezco, considero que podríamos ser una generación más consiente de nuestra realidad y realmente no es necesario tener un alto cargo para generar un movimiento o cambio que sacuda el mundo, tan solo necesitamos: conciencia, cooperación y autenticidad. Hemos desembocado pues, en que la inteligencia es quizá un factor que nos condena como seres humanos razonables, que aunque nos ha permitido generar muchos elementos y tecnología, ha deteriorado nuestro entorno y nuestra propia vida. Pero es aquí cuando es preciso preguntarnos ¿El ser humano ha abandonado su ser y renunciado a su felicidad para lograr desarrollar su inteligencia?