¿CÓMO DESCUBRIR Y USAR NUESTROS TALENTOS EN EL DÍA A

Sin embargo, Alfred Binet, el creador del test de coeficiente .... Howe, Michael: Genius Explained, Cambridge, Cambridge University Press, 2001. Shenk, David: ...
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¿CÓMO DESCUBRIR Y USAR NUESTROS TALENTOS EN EL DÍA A DÍA?

Introducción Mucha gente dice no ser feliz en su trabajo, su carrera o en su día a día. Pero todos han nacido con un don, algo especial en lo que cada uno es naturalmente bueno, que le gusta hacer y además lo distingue del resto. Entonces si existe algo en lo que uno es naturalmente bueno y que además es del agrado de uno hacer surge la interrogante: de ¿Por qué tanta gente no es feliz en lo que hace? Quizás se deba a que no conocen sus fortalezas, sus talentos o tal vez porque no saben cómo usarlos.

Por eso, en primer lugar, se definirá que es el talento ya que el que una persona no sea feliz en su día a día se deba porque simplemente no conoce lo que son los talentos. Luego se tratarán algunos pensamientos erróneos que la gente tiene sobre lo que son los talentos que no los dejan avanzar. Finalmente se mencionará como usar nuestros talentos en el día a día para llegar a ser más felices.

Para concluir, el saber conocer los talentos que cada uno tiene puede hacer más feliz a cada quien en lo que hace y no ser uno más de los que mencionan no estar a gusto en su vida diaria. El ver como descubrir, saber usar los talentos y que estrategias usar para usarlos en nuestros diferentes entornos: familia, entorno social, trabajo hará más feliz a uno.

¿Qué es él talento? Si se le pregunta a la gente ¿Cuál es su talento? habría mucha gente que no sabría que responder, otros pensarán que el talento es algo que no todos tienen, que solo lo poseen los personajes muy reconocidos como Messi en el fútbol, Gustavo Cerati en la música o Bill Gates en la computación.

La gente tiene una visión limitada de lo que son los talentos, esto es un obstáculo que nos impide descubrir los propios. Como señala la psicóloga De Andrés El talento que tenemos es nuestra fortaleza, son esas características nuestras, esas que nos distinguían desde pequeños. Esto también se puede ver en los hijos observándolos. ¿Cuáles son sus características únicas? ¿Es que no puede irse a dormir hasta que el último de sus juguetes esté en su lugar? Seguramente es porque tiene un talento natural para el orden. ¿Es que no soporta perder en algún juego incluso no soporta ver que su equipo pierda un partido? Su fortaleza se concentra en esa motivación total para ganar. ¿Tu hijo siempre les dice a sus amigos cuando es la hora de jugar y cuando la de ordenar? Quizás su talento sea el de liderar a otros. ¿Le gusta hacer las cosas de manera independiente, sin ayuda? Posiblemente tendrá un talento especial para actividades que impliquen toma de decisiones y actuar con determinación. ¿Se conmueve al ver que un niño pobre de la calle está pidiendo dinero o comida? Tiene una sensibilidad social especial. ¿Suele defender a sus hermanos cuando lo regañan? Se siente inclinada a proteger a otros. ¿Disfruta del tiempo en soledad y prefiere leer un libro a salir con amigos? Es probable que disponga de una gran riqueza interior. (De Andrés p.78)

Pero la mayoría de la población cree que los niños talentosos son los que pueden tocar de alguna manera impresionante algún instrumento, los que saben sumar y restar antes que el resto o los que juegan al fútbol como Messi. Estos niños quizá hayan dado muestras de su talento antes que el resto, pero aún así todos tenemos algún talento que nos hace especiales. Para descubrir cuáles son esos talentos que uno tiene necesitamos primero “desaprender para aprender” es decir hay que eliminar esas creencias negativas sobre los talentos. Como el decir que no todos tienen talento.

Cuatro mitos sobre los talentos Primer mito: El ser exitoso es algo que está determinada por la genética. Anteriormente se pensaba que los genes lo determinaban todo en nuestra existencia, como si todo lo que nos pasara en la vida fuera algo que estaba destinado a pasar. David Shenk, especialista en el tema, sostiene que toda la idea del talento genético se ha revertido gracias a que han salido a la luz una cantidad enorme de pruebas científicas que apuntan a un paradigma diferente, en tal sentido el autor afirma lo siguiente:

“No hay una escasez de talento, sino una abundancia de talento latente… El problema no es la inadecuación de nuestra dotación genética, sino nuestra capacidad para aprovechar lo que ya tenemos. Las recientes investigaciones sugieren que mayoritariamente desconocemos nuestro potencial. Eso que Shakespeare expresó a través de Hamlet “sabemos lo que somos, pero no sabemos lo que podemos ser” para la ciencia es en la actualidad “el potencial no actualizado”. (Shenk, p.14.)

De la cita anterior surge la siguiente pregunta: ¿Todos son capaces de hacer todo? Claro que no. La idea es otra, aunque alguien destaque en todas las áreas, tampoco se debe pensar que indefectiblemente se condena a la mediocridad. Es más, todos pueden destacar si se apoyan en sus fortalezas, es decir, en los talentos.

Segundo mito: El nivel de inteligencia es algo fijo Durante siglos se pensó que la inteligencia era una cualidad innata, determinada desde el nacimiento y fija a lo largo de la vida. Sin embargo, Alfred Binet, el creador del test de coeficiente intelectual en 1919, dijo que no podemos aceptar la idea de que la inteligencia es una cantidad fija que no puede aumentar, ya que nadie nace con una cantidad predeterminada de inteligencia: “La inteligencia no es una aptitud innata determinada desde la concepción o vida intrauterina, sino una colección de habilidades en un proceso de desarrollo dirigido por la interacción entre los genes y el entorno”, afirmó. Esta interacción queda demostrada gracias a la plasticidad del cerebro, que es la capacidad que tiene el cerebro de ser modificado a través de las experiencias vividas. Shenk lo define como: “la capacidad intrínseca del cerebro humano en convertirse con el tiempo en lo que le podamos ser”. Un ejemplo es el caso que narra la neuróloga Eleanor Maguire, quien descubrió en 1999 que los taxistas experimentados de Londres, ciudad compleja al extremo, presentaban un desarrollo muy pronunciado del hipocampo, zona de la memoria espacial en el cerebro medio. Cuanta más experiencia tenían como taxistas, más grande era la parte posterior de su hipocampo. Según Maguire, estos datos sugieren que los cambios en el cerebro son adquiridos por la experiencia. Es decir, la capacidad de desarrollar nuestras habilidades es mucho más grande de lo que imaginamos, y nuestro nivel de inteligencia, de ninguna manera, es algo fijo, sino producto de un proceso.

Tercer mito: A medida que vamos haciéndonos adultos cambiamos La verdad es que no cambias tu personalidad, sino que, en realidad, te conviertes en más y más de lo que ya eras desde niño. Así, por ejemplo:

“Al observar a mi niño de cuatro años veo cosas en él que sé que serán características muy suyas por el resto de su vida: él no puede cerrar la puerta de la heladera si la etiqueta del frasco de kétchup no está mirando hacia delante, prolijamente alineada con las otras etiquetas de otros envases”. (Buckingham, p. 37.)

De lo anterior podemos inferir lo siguiente: El que su hijo no pueda cerrar la puerta de la heladera si la etiqueta del frasco de kétchup no está mirando hacia delante, prolijamente alineada con las otras etiquetas es una señal de que su hijo tiene como fortaleza el ser ordenado.

Cuenta Marcus Buckingham: “Si luego de adulto ese niño logra usar esa fortaleza que tiene para el orden y logra canalizarla en el trabajo, sentirá más satisfacción que si no lo hace”.

Según lo que dice el autor se puede afirmar que si usamos esas fortalezas, ese talento que tenemos, seremos más felices que si no lo hacemos.

Cuarto mito: Para crecer y evolucionar hay que trabajar más en tus áreas débiles

Existe una famosa encuesta de Gallup en la que se le hace a los padres la siguiente pregunta: “Suponga que su hijo vuelve a casa con las siguientes calificaciones: Literatura 10 (A), Ciencias Sociales 10 (A), Biología 7 (C) y Matemática 3 (F)… ¿Cuál de todas estas materias es la que merece más atención de su parte?” El 77% de los padres encuestados respondió que la materia que más atención merece es la del aplazo: matemática. No se trata de ignorar ese punto de mejora tan evidente, uno no puede avanzar en la vida si hace eso. Pero la realidad es que crecemos mucho más cuando ponemos tiempo y esfuerzo en explotar nuestras áreas de fortaleza natural que cuando ponemos tanta atención en aquellas para las cuales no tenemos una inclinación natural. Uno puede crecer en las áreas más débiles, pero con muchísimo desgaste y esfuerzo. El autor Marcus Buckingham cuenta una experiencia propia con una de sus debilidades cuando era niño: Yo tengo una incapacidad natural para la confrontación. Desde niño me sucedía que cada vez que quería ir a hablar con mi padre sobre un tema, practicaba lo que iba a decir, ensayaba mentalmente respuestas a sus posibles preguntas y luego… cuando lo tenía adelante, mi cerebro cerraba mi garganta. Era una incapacidad natural. De adulto, en el trabajo me sugirieron hacer cursos de negociación, en los que aprendí mucho: que hay que mirar a los ojos a la persona con la que uno va a confrontar, que hay que usar tal tono de voz… ¡Aprendí, mejoré y pasé de ser un absoluto desastre a ser simplemente malo para confrontar! (Buckingham p.43)

Lo que dice Marcus Buckingham es que una de sus debilidades era el ir y confrontar a la gente, es decir se le hacía difícil expresar sus ideas. Pero uno en la vida además de usar sus talentos debe mejorar sus debilidades como hizo Marcus, se metió en un curso que lo ayudo a mejorar.

¿Pero entonces que hacemos con los puntos débiles? ¿Simplemente los ignoramos? No, se debe encontrar la manera de que no se conviertan en obstáculos para el crecimiento de la persona por ejemplo, en alguna tarea o trabajo se puede hacer equipo con alguien que tenga una destreza natural para eso, para así aprender un poco y mejorar las habilidades de uno. Para hacerlo sencillo la idea es no hacer de la debilidad el centro de preocupaciones. Porque no quedará tiempo ni energía para explorar y aprovechar al máximo esas cualidades que la persona tiene desde que nace y de las que disfruta usar. Entonces, si uno se encuentra en un ambiente en el que no le gusta estar ya sea el trabajo o el colegio ¿Se debe dejar todo y renunciar? Muchas veces la clave no está en renunciar. Algunas personas se la pasan pensando que el día que tengan el trabajo ideal todo cambiará. Que el día que tengan el jefe ideal todo será distinto. Que el día que sean parte de la empresa ideal su vida mejorará. No se trata de cambiar el trabajo, el jefe, el profesor ni la empresa. Se trata de cambiar lo que se piensa sobre los talentos. ¿Un primer paso para cambiar? Suplantar los cuatro mitos por estas cuatro verdades: 1.El ser exitoso no está determinado por la genética, es un proceso dinámico de interacción entre los genes de la persona y el entorno. 2. El nivel de inteligencia que uno tiene no es algo fijo, puede aumentar según las experiencias a las que expongamos nuestro cerebro.

3. A medida que alguien crece no cambia hasta convertirse en otra persona, sino que se convierte más y más en lo que uno ya es. 4. Se debe crecer más en las áreas en las que uno ya es naturalmente fuerte.

Hoy mismo uno podría tomar la decisión de dejar de desear que aparezca la empresa ideal, el trabajo perfecto, el centro de estudios deseado, el equipo soñado. Puede que eso no llegue jamás. Y puede que no dependa de uno mismo. Pero hay una gran parte que sí está bajo el control de uno. Una parte que ayudará a ser uno de esas dos de cada diez personas que dicen que su trabajo les causa placer, es decir felicidad. Se debe empezar hoy mismo a ver cómo usar los talentos, las fortalezas naturales la mayor parte del tiempo. Juan Pablo II decía: “La vida es confiada al hombre como un tesoro que no debe ser desperdiciado, como un talento que deber ser usado apropiadamente”.

¿Cómo descubrir y usar nuestros talentos?

1. Ser específico Un adulto es certero al responder sobre cuáles son sus defectos, sus áreas de aprendizaje o puntos flojos. Pero no tienen la misma precisión cuando se habla de cuáles son sus talentos y fortalezas, y es muy importante que puedan ser muy específicos a la hora de definirlos. Si, por ejemplo, la respuesta es “soy bueno para tratar con personas”, ¿en qué aspecto de la relación con las personas te destacas? ¿Te gusta venderles ideas o cosas? ¿Construir relaciones duraderas con ellos? ¿Brindar servicio a las personas? ¿Escucharlas y darles consejos? ¿Liderarlas? Ser específico es la primera clave.

2. Dejar de esperar que los demás te digan cuáles son tus talentos La única persona realmente calificada para saber cuáles son tus talentos es uno mismo. Desde temprana edad uno se ha acostumbrado a que los demás digan qué hacemos bien y qué hacemos

mal. Y la gente se confunde pensando que alguien tiene que señalarles en qué son realmente buenos: los padres, los profesores, los colegas, los jefes, el departamento de recursos humanos de la empresa. Todos ellos pueden ver algunos aspectos nuestros una libreta de calificaciones, nuestra productividad a fin de mes, nuestros logros y desaciertos, pero ninguno puede saber cuáles son esas actividades que realmente hacen vibrar a uno mismo y cuáles le quitan la energía por completo. Y esto nos lleva al siguiente paso.

3. Estar muy atento a las señales que los talentos nos dan Los talentos y las fortalezas de uno son esas cosas por las que naturalmente una persona atracción, esas actividades en las que no tiene que hacer un enorme esfuerzo por concentrarse, en las que el tiempo vuela, en las que una vez que termina de hacerlas no se siente vaciado de energía, sino que se siente pleno… “Tus fortalezas te llaman todo el tiempo, son como una fuerza en tu interior que busca salir” (Buckingham M. p.52) Según la cita anterior podemos afirmar que los talentos nos dan señales. Y para encontrarlas uno puede fijarse en esas cosas que le gustaba hacer desde pequeño y que muchas personas han dejado de aplicarlas a sus vidas. Otra manera simple de descubrir cuáles son los talentos es pensar en el mes que acaba de pasar, o en la semana anterior preguntarse ¿Qué actividades hiciste con ganas? ¿Qué cosas hiciste con entusiasmo? ¿Qué de todo lo que hiciste te dejó una sensación de satisfacción?

4. Los talentos son las fortalezas de uno Las fortalezas de una persona son aquellas actividades que, al realizarlas, hacen que uno se sienta fuerte. Esto puede sonar extraño, porque mucha gente piensa que los talentos y fortalezas

son aquellas actividades en las que somos buenos, pero esa definición no está completa y no siempre es cierta, pues hay actividades en las que quizá uno sea muy competente, muy efectivo, pero que al realizarlas uno se termine sintiendo vacío, sin energía. Quizá alguien sea muy bueno para liderar a otros, pero luego de hacerlo durante un par de horas o días acabe extenuado e insatisfecho. Éste es muchas veces el problema de “la paradoja de los mejores trabajos” como uno esta tan orgulloso de lo bien que suena su puesto, de lo importante que es la empresa para la cual trabaja, como queda tan bien en el currículo y en las reuniones sociales, trata de ignorar el hecho de que, en la soledad de su oficina, los días de trabajo se le hacen interminables y cada semana la empieza pensando cuántas horas faltan para que llegue el viernes. ¿Qué se puede hacer si éste es el caso? Elegir hoy mismo, a conciencia, incluir dentro de tu semana más actividades que te hagan sentir fuerte. Para ver cuáles son uno tiene que observar cuáles son esas actividades que te llaman, que capturan tu atención, en las que logras concentrarte. En definitiva, prestar atención no sólo a lo que uno hace sino a cómo se siente mientras lo hace.

5. Usar los talentos para ser más felices en el día a día. Ésta es una de las claves para sentir más satisfacción en la realización de las actividades cotidianas. Es una manera de ofrecer lo mejor que alguien tiene para quienes le rodean. Es una forma de pasar por esta vida dejando nuestra huella y legado. Y nosotras pensamos que es también una manera de servir a Dios. Leo Buscaglia decía “Nuestros talentos son un regalo que Dios nos da… lo que hacemos con ellos es nuestro regalo para Dios”. (Buscaglia, p. 82.) Con esto el autor dice quiere decir que todos nacemos con un talento, y debemos descubrirlo y aprovecharlo. Haciendo esto nosotros seremos más felices y haremos felices a los que nos rodean.

Conclusión: Para concluir, si una persona conoce cuáles son sus talentos, los podrá utilizar en el día a día y formar parte de ese 20% que es realmente feliz, y si más gente es feliz, esa estadística que nos dice que solo el 20% de la población es feliz aumentaría. Además, para descubrir sus talentos uno debe ser específico para definir aquello que lo hace sentir fuerte, dejar de esperar que los demás le digan qué es lo que uno hace mejor y prestar atención a las señales que sus propios talentos le dan. Finalmente cambiar esos mitos sobre los talentos y suplantarlos por las otras cuatro verdades.

Referencias bibliográficas: Buckingham, M. & Clifton, D.: Now, Discover your Strenghts, New York, Free Press, 2001. Buzan, T. & Keene, R.: Book of Genius, London, Random House, 1994. De Bono, Edward: El pensamiento lateral, Barcelona, Paidós, 1991. Gladwell, Malcom: Outliers, The Story of Success, New York, Back Bay Books, 2010. Hill, Napoleon: Las llaves del éxito, Madrid, Edaf, 1996. Holden, Robert: Living Wonderfully, London, Harper Collins, 1994.

Howe, Michael: Genius Explained, Cambridge, Cambridge University Press, 2001. Shenk, David: El genio que todos llevamos adentro, Barcelona, Planeta, 2011.

Seudónimo: Alan Smithee Categoría: Única Modalidad: Ensayo