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Entrevista
| Miércoles 28 de enero de 2015
Toledo apunta lejos: sus objetivos para este año son los Juegos Panamericanos, el Sudamericano y la clasificación para el Mundial de Pekín
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e contó la apuesta que tenemos? Por cada tres metros que él la tire más lejos, yo bajo 10 kilos”, chicanea Fabián a Braian Toledo, que al costado de la pista se prepara para hacer sus pasadas de 400 metros en 1m11s. Fabián es un docente cordobés que decidió vivir en Marcos Paz, donde practica casi siempre Toledo. Allí, entre amigos y conocidos, Braian comenzó junto a su entrenador, Gustavo Osorio, que era su profesor de gimnasia, hace 12 años. Empezó jugando y lanzando piedras, como Osorio hace iniciarse a sus chicos de la escuelita de atletismo. Así el preparador conoció al discípulo cuando el pequeño tenía 10 años. Y en ese ritmo de pueblo, en que conviven en un escenario un docente que camina para ponerse en forma y un medallista olímpico juvenil, se entrena Toledo. La pista estará completa cuando se instale una corredera, la parte donde el atleta hace la carrera previa al lanzamiento, que está proyectada desde 2011. Pero estar cerca de los afectos fue una clave para, por ejemplo, no perder la cordura en el largo proceso que vivió hasta recuperarse de una lesión que prácticamente lo marginó de la competencia en 2014. Ahora, a diferencia de ese chiquito de melena hasta por los hombros que tiraba pelotitas lo más lejos posible, Toledo lanza con una jabalina de 800 gramos. En 2010 perforó el récord de menores (700 gramos), lanzó 84 y 85 metros, y después ganó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Luego, en 2011, obtuvo la medalla de bronce en los Panamericanos de Guadalajara, y en 2012 alcanzó su mejor marca personal en mayores, con 79,87 metros, en un certamen en Marbella, España. La curva creciente se interrumpió en 2013 y 2014. Braian no esquiva
Una lesión y un bajón anímico frenaron el ascenso del dueño del récord Sub 18 de jabalina; ahora se siente “muy fuerte”
Braian Toledo. “Este año voy a salir a romperla” Texto: Germán Leza | Fotos: Santiago Filipuzzi
La explanada donde desde 2011 debía estar la corredera la pregunta y responde con honestidad sobre el estancamiento: “Hay cosas que pasan emocionalmente. En 2013 me fui a vivir solo por cuestiones personales. Anímicamente no me sentía muy bien. La mejor opción que pude tomar era irme a vivir solo y distanciarme de muchas cosas, y encontrarme más conmigo. Después de que me pasara todo eso, llegó 2014, estaba en plena base y tiré 78,60m. Se dibujaba un 2014 her-
moso y me lesioné. Eso también me enseñó muchísimo, lo cual me llevó a ponerme muy fuerte.” Toledo se distendió el ligamento lateral interno del codo derecho. Se lesionó durante la pretemporada, en diciembre de 2013. Pero el diagnóstico preciso tardó en llegar y la recuperación fue más lenta que lo que él imaginaba. Durante seis meses no pudo lanzar, y la rehabilitación llevó ocho meses.
–¿Cómo fueron esos seis meses en los que no podías tirar? –Fueron muy tristes, porque lo que más me gusta es lanzar. El dolor me perturbaba, y me seguía todo el tiempo. Era mover el brazo y sentir una molestia, y levantarme llorando por un dolor. Pero no se lo comentaba ni a Gustavo [Osorio] ni a nadie. Me lo tragaba. Estaba seguro de que iba a irse. Sí, la pasé muy mal en esos meses. –¿Dónde te rehabilitaste? –Empecé en Sudádrica, en febrero del año pasado. Y después de los Odesur fui a Rosario, donde está la kinesióloga de la confederación [de atletismo], Romina González. Me quedé casi un mes y medio ahí. Todos los días hacía sesiones muy intensas. Después, estaba 20 días acá [Marcos Paz] y volvía a Rosario. Y me recuperé. –¿Cuáles son tus objetivos más importantes este año? –El primero es el de siempre: superarme a mí mismo. Y acercarme año tras año al infinito, que tanto anhelo. Pero sobre todo estar protegido de las lesiones, que este año no me saquen del buen trabajo que vinimos haciendo, de la concentración y del planteo anual de Gustavo. Sueño de la misma manera que antes, pero más intensamente. Mis tres anhelos son el Sudamericano, los Juegos Panamericanos y el Mundial de mayores. Y también, batir mi mejor marca personal. En 2013, a los 19 años, Toledo se fue a vivir solo. Aprendió a “cocinar, planchar, lavar, ser ordenado y pagar las cuentas”. Pero varias veces le cortaron la luz y el gas. “Llegaba de entrenarme y estaba sin luz, y tenía que andar con velas. O iba a bañarme y salía agua fría. Tenía que ir a Merlo [a 20 kilómetros de Marcos Paz] para hacer el reclamo para que me reinstalaran el servicio, y fui aprendiendo. To-
do eso me llevó a madurar a otro escalón de la vida. Con la lesión y en los últimos meses, aprendí a ser más disciplinado. No me refiero a que trasnochaba, porque no soy así, pero por ahí me dormía tarde, o no comía la porción que tenía que comer. Yo soy mi fábrica y si yo no me cuido, no va a venir un extraño a cuidarme, excepto Gustavo [Osorio] y algunos otros”, admite Braian, que ahora se levanta a las 6.30, almuerza a las 11.30, cena a las 19.30 y a las 21 ya está recostado en su cama. Todos hábitos que adoptó en tres semanas de pretemporada que tuvo junto a su entrenador en Sudáfrica, cerca de Ciudad del Cabo, en las instalaciones de la Universidad de Stellenbosch, donde se entrenan los Boks Seven. –¿Qué tan importante emocionalmente es la ayuda que te brindan tu psicóloga del Cenard Patricia Wightman y tu entrenador? –Con Patricia veo la parte psicodeportiva. Y Gustavo es duro como entrenador, pero también es como un papá que se enoja cuando hago mal las cosas. Por ahí también yo me enojo, hasta que nos decimos las cosas para seguir cuidando este dúo que ya lleva 12 años. No quiero separarme, y sí cumplir los grandes objetivos junto a él. Él me vio en la escuela cuando yo tenía 10 años. No dudo a la hora de entrenarme con lo que él me planifica. En octubre pasado, Toledo volvió a competir, ganando el Sudamericano Sub 23 con 77,75 metros. Todavía está lejos de lo que necesita (82 metros) para acceder al Mundial de Pekín, de este año. Pero de a poco se acerca a sus mejores marcas, y ahora afirma: “Volver a competir y sentir como si nunca hubiera pasado nada es sentirme seguro y me lleva a decir «bueno, este año me entreno y voy a salir a romperla»”.ß