Arte higiénico y corrección política

PARIS. La primera ventaja de Italia es que es un país poblado de italianos. Italia es la patria de la gentileza, la espon- taneidad y la sonrisa. Es como estar.
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ENFOQUES

I

Domingo 23 de enero de 2011

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| Humor |

Jeff Koterba / Omaha World Herald, de Nebraska, EE.UU. –¡Probar la fruta lo cambió todo! Ahora estoy lleno de deseo de IPads y IPhones y...

Riber Hansson / Suecia La visita del presidente chino, Hu Jintao, a los Estados Unidos

Cameron Cardow / Canadá –He sido Capricornio toda mi vida... Ahora descubro que todo este tiempo fui Sagitario. Ya no sé quién soy.

La dos

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| Perspectivas |

| Sin palabras por Alfredo Sábat |

| Entre paréntesis |

Deslices al calor del verano

Escenas de una película italiana

CLAUDIO A. JACQUELIN

LUISA CORRADINI

Qué lindo que es el verano, ¿no? La gente se relaja, las grandes ciudades pierden la crispación (salvo que sea Mar del Plata) y los problemas pasan a un segundo plano, salvo que sean muy graves o que no haya plata en el bolsillo. Bueno, mientras hay plata las estaciones suelen dar lo mismo, como los gobiernos, ¿no? Aunque en el verano se tolera más. Y para alegría del oficialismo, el Congreso no funciona y los políticos opositores se vuelven aún más inocuos. Su capacidad de daño se reduce a declaraciones presuntamente ingeniosas y punzantes en los medios, discursos arrebatados en un escuálido acto con militantes o apariciones en traje de baño en los balnearios que suelen atentar tanto contra el descanso de la gente común como contra el buen gusto. Es decir, nada para preocuparse. El Gobierno, por su parte, trata de seguir el ritmo del verano y prefiere no hacer olas. Por eso, dicen que decidió reducirle notablemente el poder a quien era el más poderoso y el más filoso de su gabinete antes de que empezara a generar conflictos internacionales, porque ya no le quedaba nadie por insultar fronteras adentro. Pero sobre todo optó por una estrategia preventiva y, para evitarse inconvenientes con el más sensible de los temas ciudadanos según todas las encuestas, le sacó la botonera al jefe de Gabinete cuando advirtió que varios de sus botones (precisamente) ya no funcionaban eficazmente o estaban demasiado ocupados en otros asuntos y la inseguridad empezaba a desbordarse. El único problema es que pese al cambio de manos el control, lejos de mostrar resultados inmediatos, todavía exhibe demasiadas fallas y los botones parecen menos eficaces o más descontrolados que nunca. Lo que nadie sabe es si se debe a que necesitan más reparaciones, a que han adquirido autonomía y funcionan como quieren o a que el desperfecto es estructural y el procedimiento para arreglarlo resulta inadecuado. Una verdadera pena, porque si no fuera por eso, por unos polvos blancos que contaminan el aire de las relaciones con España, por algunos precios que se inflaman con el calor y por las nuevas secuelas de la reaparición de super Moreno (minucias, obviamente) éste sería un verano excepcional. Tan excepcional que la Presidenta se pudo dar el gusto de viajar al cercano Oriente, a diferencia de cuando debió suspender el viaje al lejano Oriente porque temía dejarle el Gobierno a Julio Cobos. Es lógico, este año ya sabe que Cobos es definitivamente inofensivo. Además, no tiene problemas de reservas, Redrados que le impidan usarlas y una oposición que amenace con ponerle límites desde el Congreso. Esas amenazas ya no existen, sobre todo la de alguien que le ponga límites. Sólo eso, seguramente, explicará por qué la Casa Rosada y todo su aparato de difusión, estatal y paraestatal, se entusiasmó tanto en mostrar a la hija presidencial a la par de la hija de un emir, y encima destacar la infinidad de coincidencias entre una otra. No, no estamos hablando de Zulemita Menem. Era Florencia Kirchner en Qatar. Sólo queda una duda, ¿fue un desliz aprovechando que el clima veraniego todo lo tolera o una prueba de ensayo para una nueva etapa de la República?

PARIS La primera ventaja de Italia es que es un país poblado de italianos. Italia es la patria de la gentileza, la espontaneidad y la sonrisa. Es como estar siempre de vacaciones. Pero Italia también es la nación de las Brigadas Rojas, la mafia, la Lega Norte y, desde hace un tiempo, de Silvio Berlusconi. Lo bueno es que, al menos, los italianos no lo ocultan. Incluso lo exhiben. Gran parte del cine nacional les está consagrado. Los italianos adoran a los “cretinos” –en el sentido que le dan en ese país–, por ese aspecto tan humano que tienen. La audacia de la comedia italiana de los años 70 reside en que demolía tanto a los pequeños como a los burgueses y a los aristócratas. La “Italia eterna” es en parte eso: la Italia de “Feos, sucios y malos”, el inolvidable filme de Ettore Scola. La película era una reacción al cliché de una Italia en Vespa, feliz y despreocupada. Los italianos no sólo son irónicos y mordaces, también son descreídos. En lo primero que no creen es en la ley. A pesar de descender de los inventores del derecho, piensan en la justicia menos que un cowboy de Wyoming en la última colección de Karl Lagerfeld. Por eso Berlusconi sólo puede existir en Italia: muchos italianos piensan que sus excesos, desmadres y libertinajes son simples escenas de un filme, y que –como todo lo humano– sólo hay que esperar para que pase. Con ese razonamiento, hasta ese momento, Berlusconi hará de Italia lo que se le dé la gana. Además de seguir manteniendo en las sombras, como presuntamente hace, una armada de adolescentes pagadas para su placer personal –y vanagloriarse de ello–, podrá seguir comprando votos, insultando a jueces, gays y parlamentarios, y sumergiendo a su país en el ridículo. Si quiere, hasta podrá anunciar mañana la creación en Italia de un Tea Party copiado del modelo estadounidense. En el programa –según el periodista humorístico Michele Serra–, figurarán la reconstrucción de Fort Alamo, el traslado de la capital italiana a Anchorage, el rearme de los marines, la rehabilitación del general Custer, la invasión de China y el permiso de cacería contra los enanos de jardín en Francia. Profundamente satisfecho de sus fecundos vínculos con sus amigos Vladimir Putin y Muammar Khadafy, nadie impedirá a Berlusconi ampliar su estrategia de alianzas bilaterales a dictadores, déspotas, duces, autócratas, emperadores y tiranos poco conocidos y deseosos de descollar. ¿Le parece absurdo? Entonces no conoce Italia. La gente olvida que en Italia es un militar quien da las informaciones meteorológicas en la RAI; que los agentes del antiterrorismo leen al Dante en sus horas libres; que los policías se peinan con gomina, llevan anteojos de sol, usan seis pulseras en la muñeca y se dan vuelta a mirar las chicas, y que, en los pueblos, las campanas de la iglesia suenan todas las horas. Italia –junto con Inglaterra– es uno de los dos países neoplatónicos que existen en el planeta. Yo siempre pensé que habría que darle a los italianos el imperio del mundo. Roma lo perdió, es una lástima. Todo tendría un mejor sabor si no hubiera sido así.

LA NACION

CORRESPONSAL EN FRANCIA

© LA NACION

| Opinión |

Arte higiénico y corrección política MORI PONSOWY PARA LA NACION

El profesor Alan Gribben no tenía malas intenciones. Jamás sospechó que su decisión terminaría en escándalo. Al fin y al cabo, si cambiar una sola palabra del texto podía ayudar a que Las aventuras de Huckleberry Finn se leyeran más, ¿por qué no hacerlo? Convencido de la bondad de su propósito, fue a la editorial NewSouth y explicó su idea. “Hace décadas que estudio y enseño a Mark Twain –dijo–. Durante los últimos años muchos distritos lo han sacado del currículo escolar. Pero sé cómo evitar que eso siga sucediendo.” A los de la editorial se les abrieron los ojos de par en par. “¿Cómo?”, quisieron saber. “Muy fácil”, dijo Gribben. “Es cuestión de cortar y pegar.” Y así fue. Lo que cortaron fue la palabra nigger. Lo que pegaron fue slave, en su lugar. Doscientas diecinueve veces en total, a lo largo de la novela. ¿Muchas? Sí, claro. Pero para eso están las computadoras y, en segundos, con un CLIC, el nuevo texto estaba listo. Slave significa esclavo. Para nigger no hay traducción en castellano. Quiere decir

negro, pero es un modo tremendamente ofensivo de decirlo. Despectivo e insultante hasta la náusea. La palabra era de uso frecuente en el siglo XIX cuando casi nadie se escandalizaba de que quien no fuera blanco como nieve recién caída fuera considerado poco más que un animal. Pero ya no estamos en esa época y ahora muchos padres protestan cuando sus hijos llevan Twain a casa como lectura obligatoria. No es que no les guste Twain. El problema es la palabra hiriente. Por eso, desde hace años, Gribben se toma algunas libertades cuando lee en voz alta en el aula. “Es injusto que una palabra se convierta en una barrera entre los alumnos y un gran escritor”, explica. “Sólo quiero que Twain llegue a un público más amplio.” Sus buenas intenciones no fueron suficientes para convencer a sus colegas, ni a muchos amantes de la literatura. Semanas antes de que el Twain de bajas calorías salga de imprenta ya hay quien propone un boicot a todos los libros de NewSouth. En un país que se enorgullece de ser bastión de libertades políticas, individuales y civiles, muchos dicen que esto es un caso de censura. En la editorial argumentan que la de ellos no es la única

edición del libro y que cada lector puede comprar la que prefiera. En el ambiente literario critican a Gribben por edulcorar un clásico. Algunos van más allá y afirman que el profesor tergiversa la historia del país, ocultando sus facetas más macabras, en vez de aprovechar la lectura para hablar sobre el pasado, la identidad y la raza. Más que de censura creo que se trata de un caso extremo de corrección política. Algo cada vez más frecuente. La misma semana en que estalló la controversia sobre Twain, el Consejo de Radiodifusión Canadiense prohibió transmitir la canción “Money for Nothing”, de Dire Straits, porque un oyente se quejó de que la letra incluye la palabra faggot (marica). A nadie le importó el contexto en que estaba la palabra. Como tampoco parece importar que el mejor momento de la novela de Twain es cuando Huck, un chico blanco y pobre, decide hacer todo lo posible para que nigger Jim pueda escapar al norte y ser libre. ¡Ay, con las simplificaciones! Pensar, sopesar y discernir es trabajoso. ¿Pero quién dijo que el camino más justo es también el más sencillo? http://www.facebook.com/MoriPonsowy

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