Espectáculos
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Domingo 11 de marzo de 2007
A los 82 años murió Ricardo Espalter
Adiós a un gigante del humor Dejó una galería de personajes inolvidables, encabezados por Toto Paniagua MONTEVIDEO (AFP).– El actor uruguayo Ricardo Espalter, gran figura del humor rioplatense, falleció ayer en un sanatorio de Maldonado, a 140 kilómetros de esta capital, a causa de una insuficiencia renal. Tenía 82 años. * * * “Cara pálida y llena, con cierta expresión hondamente preocupada que atrae las carcajadas por alguna razón misteriosa, como si esas cejas afligidas (de pronto distendidas por una sonrisa inesperadamente atractiva que transfigura ese rostro cómicamente hosco y confuso) alcanzaran alguna fuente de risa asimismo confusa, indiscernible.” Como si hubiese querido con estas palabras incluir su nombre en una suerte de diccionario antológico del humor y la comicidad en el Río de la Plata, así definía la Revista LA NACION a Ricardo Espalter en julio de 1974, a propósito de un espectáculo de café concert que ofrecía por entonces en Buenos Aires junto con Enrique Almada y Katia Iaros. Ese mismo año y con los mismos compañeros, primero en la TV y más tarde en el teatro y el cine, Espalter alumbró a su personaje más popular, El Toto Paniagua. Aquel entrañable chatarrero de cabello engominado y raya al medio que de un día para el otro se convirtió en millonario, se sumó con sus impagables clases de buenos modales a la antología de la mejor comicidad televisiva de todos los tiempos en ambas orillas del Río de la Plata. Entre las quejas de su profesor (zamborotudo y chulángano era lo menos que le decía Almada) y el “vamo vamo” con el que Toto se ponía a la defensiva creció como nunca la popularidad de Espalter. Gracias en buena medida a esa presencia notable en tiempos del inolvidable Hupumorpo, el público comenzó a reconocer definitivamente el valor del humor que el actor nacido el 14 de abril de 1924 trajo al país junto a sus compañeros uruguayos desde el desembarco de Telecataplum, en 1963, una verdadera revolución humorística que siguió con Jaujarana, Hupumorpo e Hiperhumor, ejemplos de un humor lúcido, agudo y elaborado que está en las antípodas de la vulgaridad actual. En ese impar grupo que integraban Almada, Berugo Carámbula, Andrés Redondo, Raimundo Soto, Julio Frade, Emilio Vidal, Gabriela Acher y Henny Trayles, entre otros, Espalter dejó un aporte único gracias a sus excepcionales dotes para la pantomima y para hablar en distintos idiomas: sus apa-
Lalo Mir, el irreverente conductor de Por amor al arte
Televisión para poner en un cuadro Muy bueno
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Arriba, interpretando por última vez a Toto Paniagua en el homenaje de 2004, junto a Julio Frade; a la izquierda, con D’Angelo, Almada y Frade, en los años 80; abajo, a poco de su llegada a la Argentina, en los 60
riciones discutiendo en ruso con un norteamericano (D’Angelo) junto al Kremlin fueron memorables. “Espalter se sume en su somnolencia, abstraído y tozudo como si estuviera resolviendo mentalmente un problema”, decía de él la Revista LA NACION en 1974. Así lo veíamos en la televisión, con el gesto huraño y sufrido de quien no podía resolver una situación que lo tenía como víctima, pero a la vez producía un efecto humorístico irresistible: así era el pobre hombre internado en un sanatorio soportando a quienes lo visitaban y maltrataban, el sufrido farmacéutico al que le pasaban todas, el empleado de la disquería encerrado junto a un cliente de gustos muy
especiales o un adormilado aprendiz de kung fu. Más que un cómico, a Espalter le gustaba definirse como un actor con una larga formación teatral que nació primero en la revista y más tarde, a mediados de la década de 1950, en los grupos independientes La Máscara y Club de Teatro, donde llegó a representar obras de Shaw y Sartre. Se multiplicó en los años 70 con trabajos simultáneos en Chile, Uruguay y la Argentina, hizo varias películas (entre otras, La industria del matrimonio, Los irrompibles, La película, El dirigible y Maldita cocaína) y ciclos de TV en las dos orillas, dejó un libro con sus memorias (El comediante), volvió al teatro clásico
en 2002 y dos años después recibió un homenaje televisivo que conocimos aquí en marzo de 2006. Lo vimos más envejecido y gordo, pero igual de chispeante por última vez en la piel de su personaje más célebre. Y allí pareció, sin palabras, que repetía algo que dijo más de una vez: “Siempre he hecho reír sin proponérmelo”.
Marcelo Stiletano
Pinchinatti ■ Ni el Toto Paniagua ni Marieta (una de las hermanas Rivarola) le dieron a Espalter en Uruguay la popularidad que alcanzó Pinchinatti, un personaje que nació en la televisión oriental y que llenó plazas y estadios en 1989 “postulándose” como candidato presidencial, interpretando el desencanto de sus compatriotas frente a la política. Proponía entre otras “medidas” privatizar el Parlamento y fomentar el analfabetismo para que pueda aumentarse el producto bruto interno.
Por amor al arte, programa de actualidad y divulgación conducido por Lalo Mir. Idea original: Mir, Claudio Martínez y Sergio Ramírez. Escenografía: Gabriel Díaz. Diseño y animación: Mache González. Producción ejecutiva: María Marta García Scarano. Realización: Woody González y Luis Hassan. Producción general: Claudio Martínez y Sergio Ramírez. Una realización de La Brújula TV para Canal 7, los viernes, a las 20.
Lalo Mir, Claudio Martínez y Sergio Ramírez han hecho fácil lo que en apariencia parecía imposible: lograr que un programa de TV dedicado al arte sea atrayente, ameno, ilustrativo y, sobre todo, que entre por los ojos. Por amor al arte juega con la forma y el contenido a partir de un criterio que no abunda en nuestra pantalla chica. Aquí, las posibilidades que ofrece el lenguaje televisivo se ponen al servicio del tema tratado en forma cabal. Por lo tanto, la escenografía vacía de elementos a la que ingresa Lalo Mir en el comienzo es, casi literalmente, un lienzo en blanco. Y al final del programa, la imagen del mismo espacio ahora rebosante de elementos –que fueron agregándose en diferentes tramos– deja en el televidente una sensación de obra colectiva armónicamente elaborada, cuya elaboración irá variando semana tras semana. De todo esto se desprende que la palabra clave de este ciclo –una de las ideas televisivas más saludables aparecidas en mucho tiempo– es “creatividad”. Es creativo el envase con el que se pone la idea a consideración de los televidentes, sobre todo a partir del notable trabajo de escenografía, diseño y animación a cargo de Gabriel Díaz y Mache González. Es creativa la búsqueda de distintos enfoques para que el arte no sea apreciado como algo distante y acartonado y sí, en cambio, como una expresión digna de ser aprovechada televisivamente por productores tan avezados como Ramírez y Martínez. Y es creativa, también, la elección de alguien en apariencia tan irreverente y poco académico como Lalo Mir –que combina en su vestuario la etiqueta
y el desprejuicio– para ayudarnos a comprender desde el vamos las cuestiones que se tratan a lo largo de una hora. Las preguntas de Mir y el modo como se sitúa frente a sus interlocutores (bastó con seguir una ilustrativa conversación con el plástico Luis Felipe Noé) hacen que el televidente se sienta tan curioso como el conductor y ambos terminen situados a la misma altura.
Ideas logradas Así las cosas, Por amor al arte se sitúa como un equivalente perfecto de Científicos industria argentina, que ahora forma parte del mismo tándem de programación. En ambos casos hay conocimiento, espíritu didáctico, aprovechamiento visual, compromiso genuino y un trabajo de producción del que emanan resultados tan entretenidos como rigurosos. En la emisión inaugural hubo varias ideas logradas (la controversia creada por una artista que utilizó grasa de su propio cuerpo para expresarse con objetos, la convocatoria a un grupo de chicos para opinar sobre una muestra) junto a alguna nota un poco discordante, ya que la invitación a Noé para emitir un veredicto acerca de si un objeto es o no una obra de arte no conformó a nadie y dejó a todos (el artista, el conductor y quien acercó ese material) incómodos y sin dar mayores explicaciones. Este mecanismo, según el cual el televidente podrá llevar al estudio algún recuerdo o pieza para que un experto determine si se trata o no de una obra de arte, requiere precisiones que en el primer ensayo estuvieron lejos de aparecer. Y si el programa, como todo lo indica, sale a la búsqueda de un público que tiene todas las ganas de saber un poco más sobre el arte y los artistas argentinos no estaría de más incluir, de aquí en más, en la cartelera de exposiciones que aparece en el bloque final, las direcciones de los museos y las galerías. No todos saben dónde queda exactamente el Borges, el Bellas Artes o el Recoleta, y este programa es una inmejorable plataforma para descubrir ese fascinante mundo.
Marcelo Stiletano
Pantalla chica CANAL 7
Siguen las novedades en la emisora oficial ■ Además del nuevo programa de Lalo Mir, seguirán las novedades en Canal 7. Mañana comenzará la segunda temporada de Estudio país 24, el magazine federal encabezado por Juan Alberto Badía, se sumará Fanny Mandelbaum a Mañana vemos y habrá emisiones especiales de Científicos industria argentina (dedicado al problema del dengue)
y de Al Colón (con la primera de dos emisiones que revivirán la última puesta de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, en el estadio Luna Park a fines de 2006. ACTORES DE DOBLAJE
Amenazan con boicotear el film de los Simpson ■ MEXICO (AP).– Los actores sindicalizados que durante 15 años doblaron al español Los Simpson amenazan con hacer
un boicot a la película si no los contratan para ese proyecto. Gabriel Chávez, quien ha doblado la voz del señor Burns, dijo que en 2005 una de las condiciones para acabar con la huelga de los actores de doblaje fue que el grupo original participara del film. “Pero si nos vuelven a engañar y es doblado por los «transgénicos», como yo les digo, porque imitaron nuestras voces, se hará un boicot en toda América latina para no ver la película”, aseguró.