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ENFOQUES
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Domingo 28 de agosto de 2011
Innovador
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El legado de Jobs, más allá de Apple
Abel Albino, el médico que quiere poner fin a la desnutrición infantil Hace 20 años empezó a desarrollar un proyecto para terminar con los estragos que causa el hambre. Hoy su fundación, Conin, tiene dos hospitales, centros de formación y tratamiento y 35 sedes en distintos puntos del país. Su objetivo: “Terminar la guerra del hombre contra el hombre e iniciar la guerra del hombre contra el hambre” PAULA GINGINS LA NACION
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s un optimista. Asegura que cuando se es pediatra, como él, es necesario sonreír. Muchos lo miran con asombro, pero está convencido de que es posible terminar con la desnutrición infantil y se propone expandir el camino que inició hace más de 20 años. Abel Albino es doctor en medicina, pediatra, fundador y presidente de Conin en la Argentina, una cooperadora para la nutrición infantil, que él desarrolló en nuestro país a imagen y semejanza de la creada en Chile por el médico Fernando Mönckeberg. En 1993, decidió encarar en su ciudad, Mendoza, un proyecto con destino incierto, pero construido sobre la convicción de que era necesario “terminar la guerra del hombre contra el hombre, e iniciar la guerra del hombre contra el hambre”. Con ese objetivo, la organización trabaja sobre tres ejes: docencia, con talleres de capacitación para la familia; asistencia, a partir de programas que apuntan a satisfacer las necesidades de los beneficiarios y que promueven el esfuerzo de la familia junto con el de la institución, “para no caer en el asistencialismo, que genera dependencia, falta de autoestima y, en definitiva, más pobreza” y, por último, investigación sobre pobreza y desnutrición, para cuantificar el impacto que tienen las estrategias implementadas. Desde su creación, hace casi 20 años, y a pedido de varias ONG que quisieron sumarse al proyecto, Conin generó 35 centros a lo largo y ancho del país (el área metropolitana de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Córdoba), dos en Paraguay, uno en Perú y otro en Gambia. Con el asesoramiento de la fundación, hoy existen doce centros en formación, que replican el modelo de los dos originales. “Esta pasión se desparramó –reflexiona Albino–. Tenemos el primer centro de prevención de desnutrición del mundo y es el que vamos replicando en todo el país. De nuestro hospitalito en Mendoza, donde se hace prevención y tratamiento, han salido 900 niños desnutridos recuperados, con cero de mortalidad. Hemos atendido a más de 10.000 niños y hoy atendemos a 2500 chicos en el país y en el extranjero.” La red se fue tejiendo a partir de “franquicias solidarias.” La central, en Capital Federal (la gran expansión que tuvieron llevó a mudar oficinas al centro porteño), hace la capacitación, el asesoramiento, relevamiento y monitoreo del resto de las sedes encabezadas por las ONG, que “se autogestionan y autosustentan”. Unos 363 profesionales prestan servicio –entre pediatras, trabajadores sociales, especialistas en atención temprana y nutricionistas–, de los cuales el 62 por ciento es rentado y el resto, voluntario. Albino destaca que varios jefes comunales
Quién es Nombre y apellido: ABEL PASCUAL ALBINO
Edad: 64 AÑOS Formación Se recibió de médico en la Universidad de Tucumán, se doctoró en la de Cuyo e hizo una especialización en pediatría en Chile, donde conoció a quien sería su maestro. Fundó Conin en 1993 y hoy la red tiene 35 sedes en el país. Afectos y convicciones Es católico practicante, viudo (su esposa, Cecilia Barrio, falleció hace once años) y tiene cinco hijas. Recibió varios reconocimientos en el país y en el extranjero.
muestran “una toma de conciencia” y colaboran con la fundación, como los de Jesús María (Córdoba), Tigre, Mar del Plata, Vicente López y San Isidro. “Nos ayudan porque no estamos en contra de nadie”, enfatiza, y comenta que el Ministerio de Trabajo de la Nación paga los sueldos de algunas enfermeras, y el de Acción Social, por su parte, facilita varios alimentos. Además de las ONG y las instituciones del Estado que colaboran económicamente con la fundación, existe otra fuente de ingresos, algo así como un “club de amigos” que colaboran con lo que pueden todos los meses a través de www.conin.org.ar. “¿Que si me ofrecieron cargos?”, pregunta entre risas. “De vicepresidente para abajo, todos. Pero no me interesa. Soy un técnico y trabajaré desde este lugar por el país.” La tarea de Conin recibió varios reconocimientos locales e internacionales: el Fellow de Ashoka (Estados Unidos, 1994), quizás
MARIANA ARAUJO
el que más lo sorprendió porque “casi no había hecho nada en ese momento y confiaron”; el Konex, que reconoció el mérito como entidad de desarrollo social, en 2008, y el Humanitarian Prize de Ivy Foundation (Estados Unidos), el mismo año, entre otros. Pero ¿qué significan esos premios? “Todos necesitamos cariño y reconocimiento y los premios nos dicen que vamos bien”, dice, con satisfacción. Explorando los orígenes Su familia es de pura cepa mendocina, aunque, debido al trabajo de su padre, él nació en Morón, el 28 de noviembre de 1946. Cuando se le pregunta si puede detectar en su juventud alguna inquietud por los temas que le preocupan hoy, dice, sin dudarlo: “Vengo de una familia solidaria. A los Albino, prisioneros de guerra portugueses que lucharon en el conflicto por la Colonia de Sacramento [Uruguay] los llevaron a Mendoza. Al general San Martín, los Albino le dieron todo lo que tenían porque amaron su causa, su pasión, su sensibilidad. Desciendo de esos Albino, que amaron a este país. Mi papá me decía: «Tenés que querer a estas piedras y a estos sauces, porque este país nos ha dado todo». Entonces, quiero esto porque es la patria, que no viene de plata, sino de pater: es el lugar donde están enterrados los padres.” Estudió medicina en la Universidad de Tucumán. “Su lema dice: Pedes in Terra Ad Sidera Visus. Con los pies en la tierra y mirando las estrellas. Creo que mucho se ha dado así”, concluye. Una vez recibido, en 1972, viajó a Chile para hacer una especialización en pediatría. Allí conoció al doctor Fernando Mönckeberg, quien, dice, le pareció un hombre de una inteligencia poco común. “Recuerdo que le dije a mi mujer: «Conozco a uno de los hombres más inteligentes del mundo», y ella me
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PABLO MARTIN FERNANDEZ LA NACION
respondió: «Y yo conozco a uno de los más exagerados» –festeja con una carcajada–. Hasta que un día lo conoció y se dio cuenta de que tenía razón”. Mönckeberg significó una enorme influencia para el joven Albino. “Hablaba hace 40 años de que iba a quebrar la desnutrición en Chile. Parecía un sueño, pero fue real.” ¿Cómo comprobarlo? “Bueno, se cerraron varios centros Conin: de 36 que tenían, quedaron 12, que son para atender desnutridos secundarios.” No es que se cerraron los otros centros por falta de presupuesto, sino que fueron tan exitosos que ya no eran necesarios. Explica que siempre existen desnutridos secundarios: “Si abrimos un hospital de desnutridos secundarios en Londres, lo llenamos. Porque hay desnutridos primarios, que son los que les falta comida, y secundarios, que son los chicos que tienen una enfermedad de fondo. Pueden ser hijos de un ingeniero, vivir en Palermo y ser desnutridos, porque les falta un riñón o padecen una enfermedad genética”. Guardó como un tesoro los conceptos de aquel maestro: “Ningún desarrollo es posible cuando tenemos ejércitos de niños débiles mentales por desnutrición. Debemos preservar el cerebro y luego educarlo”, repite la frase tres veces, como una confirmación fundamental. “La principal riqueza de un país es su capital humano. Y si ese capital humano está dañado, ese país no tiene futuro.” Cuando concluyó su especialización en Chile, regresó y se doctoró en medicina en la Universidad de Cuyo, en 1977. Años más tarde, en 1992, pasó por Mendoza un profesor de la Universidad de Navarra, especialista en biología molecular, que lo invitó a sus clases. Cuando llegó a Europa, sintió el impacto de “ver esos países tan pequeños y tan poderosos y no dejaba de pensar en el nuestro, uno de los más ricos del mundo, tan empobrecido”. Ya no estaba feliz en el Viejo Continente y decidió regresar al país para ocuparse de la debilidad mental generada por el hambre. Dos ejemplos lo guiaban: la Madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II: hablaban de “sacrificio” y de que había que “ocuparse de los más pobres”. “Con la palabra de ellos, me cerró todo.” La revolución está en las mujeres De nuevo en Mendoza, organizó un curso al que invitó a Mönckeberg y le pidió que le enseñara sobre desnutrición y que lo ayudara a abrir un centro. Recuerda que su maestro le dijo: “No sabés lo feliz que vas a ser”. Y reconoce: “Nos pareció más que interesante que nos propusieran ser felices. Si uno hace el bien y encima lo pasa bien, es un negocio redondo”. El comienzo no fue fácil y debió renunciar a su trabajo en el hospital para poder ocuparse del nuevo proyecto. Se quedó sin obra social, sin sueldo y hasta hipotecó su casa. “Mucha gente pensó que estaba loco, pero mucha me ayudó. Es que si uno genera confianza, la gente es solidaria”, reflexiona. En la actualidad, sigue atendiendo su consultorio y vive de eso. Se enorgullece de sus cinco hijas: María Cecilia (29), María José (27), María Julia, (26), María Pilar (24) y María Luisa (21), y recuerda a su esposa, Cecilia Barrio, quien falleció hace 11 años por un derrame cerebral. “Mientras estaba internada, me dijo: «Pase lo que pase, no te quiebres, Abel. Seguí adelante. Lo que hacés es muy bonito y siempre hemos estado muy orgullosas». Y sin saberlo, iba a ser nuestra última conversación. Pero nos dejó un mandato.” Las mujeres, finalmente, son una pieza clave de todo su proyecto. La revolución está en ellas, porque son ellas las que están con los hijos, los educan, los alimentan. Y lo cierto es que, para Conin, “el principal agente sanitario son las madres. Ellas son las depositarias del mensaje”. © LA NACION
La renuncia de Steve Jobs no impacta únicamente en Apple, ni siquiera en la industria tecnológica en la que era uno de los líderes. Su salida del primer puesto en la firma de Cupertino impacta en toda empresa que intenta generar riqueza de la mano de la innovación y el marketing, dos características que en su caso venían de la mano. Su trascendencia hizo que Apple sea el ejemplo que muchas empresas quieran imitar, del sector que sean. Esto se puede ver en cientos de libros y publicaciones que señalaron a Jobs como el modelo que se debe seguir. A eso se suman los honores que recibió en diferentes universidades y el hecho de haber figurado reiteradas veces en el primer puesto de influyentes y poderosos que elaboran medios como Forbes y el Financial Times. Su biografía oficial es ya un éxito editorial, varios meses antes de salir al mercado. Más allá de todo esto, muchos de los productos que concibió, como el iPhone y la iPad, por nombrar dos de los más importantes, no sólo generaron enormes ganancias para Apple. El primer smartphone de la compañía cambió las reglas de juego de toda la industria de los teléfonos celulares. Desde 2007, cuando salió al mercado la primera versión del producto, todos los fabricantes debieron mejorar su oferta de alta gama. Ya no alcanzaba con tener una cámara decente, pantalla color y un teclado completo. El equipo debía tener una pantalla táctil de calidad y aplicaciones fáciles de utilizar. Casi cinco años después, la competencia todavía está procesando el golpe. En oposición, las críticas más frecuentes que recibe Jobs se relacionan sobre todo con que, mientras crea ecosistemas de negocios disruptivos y productos exitosos, lo hace siguiendo un modelo que tiende a ser cerrado, con un polémico foco en el patentamiento de sus invenciones, una tendencia a la posición dominante en algunos mercados y la creación de fans, no consumidores. En ese contexto, Tim Cook, su reemplazante, aparece como una figura confiable en el manejo del negocio. Las dudas sobre el futuro de Apple tienen que ver con lo difícil que resulta reemplazar la capacidad creativa de Jobs, y la facilidad con que lograba convertir en éxitos comerciales productos que, quizá con razón, nadie creía necesitar.
@fernandezpm
Más información. Enlaces, videos y otros contenidos multimedia www.lanacion.com.ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques
Recomendados
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http://bit.ly/nHxEgQ La carta de renuncia de Steve Jobs como CEO de Apple. http://nyti.ms/p8c87I El primer mensaje de Tim Cook a sus empleados como nuevo número uno. http://bit.ly/FOZov El recordado discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford.
Terapia (arriba también se sufre)
Hoy, Cristina Kirchner DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION
Cristina: (Sonriente, ganadora, plena) ... No sé quién decía que una buena foto de la Argentina actual es el siguiente diálogo: alguien pregunta: “¿Qué opinás del kirchnerismo?”. Y el otro contesta: “No hablo de religión”. Terapeuta: ... C: (Se encoge de hombros y sonríe maternalmente) A ver. Que la gente se apasione religiosamente por la política, creo que es un mérito de este gobierno. ¿Se acuerda del “que se vayan todos” y de cuando a los programas políticos en la tele los levantaban por falta de rating? Creo que les hemos devuelto a los argentinos las ganas de participar y de elegir qué modelo de país quieren. Además, asómese al mundo: el desempleo, los saqueos y los indignados están en los países que nos daban recetas. Le digo más: Mafalda, en su tierno escepticismo, hoy sería una nena española. Aclaro: no estoy pidiendo que me agradezcan nada...
T: ... C: (Camina por el consultorio, yendo y viniendo de sus propias obsesiones.) ...Además, si fuera una religión, la gente compraría todas las estampitas. Y se vio que me votaron a mí, pero a Sabbatella en la Provincia no. Yo gané en Santa Fe, pero Agustín Rossi no. Y salí primera en la Ciudad, y Filmus perdió por paliza... T: Tal vez entonces habría que corregir. La que accedió a ese lugar sacro sería usted, no su partido... C: (Sonríe, feliz, e intelectualiza) Es que, a ver, doctor. Yo no sé usted a quien votó. Pero esta Presidenta podría decir así. “Argentinos y argentinas, a los números: repartimos un millón de notebooks. El PBI va a crecer un 6% este año. La desocupación descendió al 7%. Desde 2003 en adelante, la mínima en la jubilación aumentó un 856%. La inflación para este año se calcula en 25%. Y desde 2003 a la fecha, mi patrimonio aumentó el 1000%. Digan si les gusta o no. El paquete se compra entero...
T: Déjeme decirle que se la ve... C: (Interrumpiendo) ¿Se acuerda de aquella publicidad del pájaro carpintero que le picaba dale que dale la cabeza a la pobre mujer con la misma idea? Bueno. ¿Sabe qué pienso? Que los medios opositores quisieron hacer de pájaro carpintero de la gente. Y pica que pica con mi enriquecimiento patrimonial. O con el de Boudou. Pero bueno, parece que el pájaro esta vez no pudo hacer mucho. ¿Y sabe por qué? Porque la gente eligió un modelo. Y si hablamos de moral, parece que prefiere el “doble estándar” a Standard & Poor’s... T:... C: (Se ofusca con ella misma) ¿Pero sabe qué? No hablemos más ni de medios ni de enemigos ni nada. Ahora lo importante es ser argentino. No importa si uno es radical o peronista. Enfrentados nunca vamos a crecer... (Sonríe.) Eso sonó muy Durán Barba, ¿no? T: Hábleme de usted...
C: ¿De mí? (Inspira profundo y se cruza de brazos, gozosa.) Creo que algún mérito esta Presidenta debe tener. Aunque es cierto que la oposición... De Duhalde ni le hablo. ¿Pero vio lo de Ricardito? Pobre. Si algo le faltaba para terminar de consolidar su imagen de debilidad, es haber tenido que hacerse un chequeo de urgencia y salir en las tapas de los diarios, en la puerta de la clínica poniéndose una mano sobre el corazón. (Sonríe.) No sé quién decía en Gobierno: “Qué diferencia, ¿no? Si Ricardito aparece con una mano sobre el corazón, la gente ve una arritmia. Pero si Cristina aparece con la mano en el corazón, ve a la líder “latiendo por su pueblo”... T: Mire. Cuando la gente arma un lazo afectivo de fuerte identificación con un líder, y relaciona, es decir, suelda –le diría casi pavlovianamente– la imagen de este líder con una emoción personal altamente positiva, después es muy difícil desoldarla. Ahora usted está blindada dentro de una ideali-
zación colectiva, que usted supo conseguir por mérito propio. Como fenómeno de masas sucede muy de vez en cuando... C: (Sonríe con algo de nerviosismo.) Guau. Me va a hacer dar vértigo... T: ... C: (Sonrojada como ante el primer piropo de la adolescencia) ¿Pero usted me compara con Evita? T: Creo que usted tuvo más suerte. El que “dio la vida” fue Néstor. Evita tuvo que poner ella el cuerpo... C: (Se queda en silencio, pensativa.) T: ¿Se dio cuenta? Estamos sobre la hora y no apareció un especial motivo de consulta... C: (Inspira y medita sobre si avanzar o no. Y avanza) ¿Sabe? En medio de tanta exaltación, no puedo evitar por momentos tener un pensamiento triste... T:... C: Creo haber logrado algo que me produce sensaciones encontradas... Conseguí que la gente, sin olvidar a Néstor... no extrañe a Néstor.