economía | 3
| Sábado 25 de octubre de 2014
A tres años del cepo cambiario, el sector inmobiliario vive su crisis más prolongada
sin repunte. El escaso acceso a los dólares y las malas expectativas económicas paralizan el mercado José Hidalgo Pallares LA nACIon
Viernes al mediodía. Desde la vereda, a través del ventanal, se puede ver a la empleada de una inmobiliaria en Belgrano con la mirada fija en el monitor de su computadora. Parecería que está concentrada en su trabajo, pero si se mira con atención se descubre que está jugando al Candy Crush. Una hora más tarde, al volver a pasar delante del mismo ventanal, se puede ver que el local continúa sin clientes. Escenas similares se repiten, desde hace varios meses, en cientos de oficinas del sector inmobiliario, que atraviesa lo que sus referentes coinciden en definir como la crisis más prolongada de la historia. La próxima semana, de hecho, se cumplen tres años desde que el Gobierno dio los primeros pasos en la instauración del cepo cambiario, medida que prácticamente paralizó a un mercado acostumbrado a trabajar con dólares. “El sector inmobiliario pasó por momentos negativos, como la crisis de los últimos meses de 2001 y los primeros de 2002, que nos afectó y mucho, pero la crisis actual ya dura tres años”, dijo a la nacion el presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), Roberto Arévalo. “A partir de la imposición del cepo cambiario, y principalmente desde octubre desde 2012, cuando se prohibió convertir los créditos hipotecarios de pesos a dólares, la situación se ha ido agravando cada vez más”, añadió. Las cifras de escrituras sostienen esa percepción: según el Colegio de Escribanos porteño, en agosto de
este año (último dato disponible), se concretaron 2762 operaciones de compraventa de inmuebles en la Capital Federal, 300 menos que en el mismo mes de 2013, 1000 menos que en 2012 y 3000 menos que en agosto de 2011, cuando la AFIP aún no había empezado a poner limitaciones a la compra de dólares. “En 2013 la venta de propiedades en la Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires, en base a la cantidad de escrituras que se inscriben en el Registro de la Propiedad, fue la más baja de toda la serie que empezó en 1980”, dijo José Rozados, director de la consultora especializada Reporte Inmobiliario. Y añadió un dato que muestra que la situación ha continuado deteriorándose: “En los primeros ocho meses de este año la cantidad de escrituras inscritas es incluso menor que en el mismo período de 2013”. También para Rozados el cepo cambiario es el causante de la actual crisis inmobiliaria. El experto mencionó que en la ciudad de Buenos Aires casi el 100% de las operaciones de compraventa de inmuebles se llevan a cabo en dólares y que, pese a las dificultades para acceder a esa moneda, “los vendedores, si no están apremiados, no están dispuestos a asumir una pérdida en la venta de su propiedad”. Por el lado de los compradores, en tanto, “quienes tienen dólares buscan conseguir un precio bajo”, lo que hace aún más difícil que se cierren las operaciones. Gabriel y Silvia pueden dar testimonio de esa complicación. Desde hace un año y medio están tratando de vender su departamento en Colegiales para poder comprar –crédito mediante– uno más grande. Con
Deuda: tres nuevos juicios al país por US$ 1000 millones reclamos. El fondo de un empresario y
varios ahorristas piden lo mismo que Singer
Silvia Pisani
CoRRESPonSAL En EE.UU.
WASHInGTon.– Con un reclamo conjunto superior a los US$ 1000 millones, tres nuevas presentaciones de tenedores de bonos que rechazaron entrar en los canjes se presentaron ante la justicia norteamericana para seguir la huella abierta por el fondo de Paul Singer e intentar cobrar su propia deuda. El mayor reclamo lo hizo el fondo EM, del financista Kenneth Dart, quien exige US$ 835 millones –entre capital e intereses– por bonos Global que vencieron en septiembre de 2008. “Pretendemos lograr el mismo tratamiento que se le dio al reclamo del fondo nML Capital”, dice la presentación de cerca de 60 páginas que, en nombre del financista, firma el abogado Charles Platto. Por vía separada y según documentos a los que accedió la nacion, hubo dos presentaciones más. Ambas refieren a ahorristas privados, la mayoría de ellos argentinos, por un total superior a los US$ 260 millones sólo en capital, sin contar intereses. De esas dos, la más fuerte es la que reúne a casi un centenar de tenedores de deuda. El primero de ellos –que da nombre al expediente– se identifica como Héctor Pérez. El grupo tiene sentencia firme. El segundo grupo –compuesto sólo por cuatro inversores, todos argentinos– reclama casi US$ 2 millones, también sólo en capital. Bajo el auspicio del abogado Charles Spencer, la presentación se hizo en nombre de los demandantes Virgilio Luis Foglia; María Cristina Barna, Ricardo Aurelio Triay y Adela noemí Juri. Los tres expedientes, conocidos anoche, no son los primeros que intentan seguir la huella judicial abierta por nML Capital. Tal como informó la nacion, semanas atrás hizo otro tanto un grupo de inversores italianos que tampoco aceptaron el canje de sus bonos. En la jerga de quienes siguen el litigio, a estos demandantes se los conoce como “me too” (yo también), porque van detrás de la huella abierta por nML Capital. Siempre existieron, pero comenzaron a moverse mucho más activamente ahora, que el fallo fue ratificado por la Corte Suprema de Justicia. Si bien en todos los casos se apela a la figura del “tratamiento igualitario” de acreedores cu-
yo reconocimiento logró nML Capital, cada uno de los nuevos demandantes debe completar su recorrido judicial. El fallo firme en favor de nML, por el que la Argentina fue condenada a pagar US$ 1600 millones, sólo compete a sus promotores. “Durante una década, hemos tratado de cobrar lo que la Argentina nos debe, pero ha sido en vano”, dice la presentación de Dart. “Rechazamos cambiar nuestros papeles de deuda y nunca nos pagaron”, añade. De acuerdo con la documentación que el propio fondo adjuntó, su acreencia inicial fue por US$ 595 millones. En octubre de 2003, la Cámara de Apelaciones de nueva York ratificó un fallo producido por el juez Thomas Griesa que, ya en ese entonces, reconocía un monto de US$ 724 millones, al sumar intereses y penalidades. Casi 11 años después, la cifra se elevó a US$ 835 millones, según la estimación de los demandantes. El documento sostiene que el gobierno de Cristina Kirchner le produce “un daño irreparable” al “no reconocer ni sentir que está obligado” a pagar el contrato de deuda vencido. “En la década transcurrida desde que obtuvimos fallo firme, no hicieron ningún intento concreto por intentar negociar”, añade el texto, que luego recuerda expresiones oficiales según las cuales no habría “ni un solo dólar para los buitres”. Mucho más breve, la presentación de los cuatro inversores argentinos pide también igual tratamiento y recuerda que sus firmantes no han cobrado desde que optaron por no canjear sus papeles de deuda en las dos ofertas lanzadas por el Gobierno en 2005 y en 2010. A inicios de mes, un grupo de bonistas italianos corporizó el primer reclamo para acompañar a los fondos buitre. Encabezado por un particular de nombre Graziano Adami –que da nombre a la causa–, el expediente reunió a varias decenas de ahorristas italianos –con la excepción de un par de ellos, de otra nacionalidad– que, en conjunto, presentaron en los tribunales neoyorquinos su caso contra la República Argentina. “Pedimos la misma solución que se le dio al fondo nML”, dicen. no está claro cuánto dinero en conjunto reclaman. Su presentación fue elevada a los juzgados de nueva York con el auspicio del abogado Anthony Constantini.ß
Cada vez menos anuncios de venta se hacen en pesos tres niños que corretean de un lado a otro y un cuarto en camino, la situación de ese ingeniero y esa abogada empieza a tornarse desesperante. Desde que pusieron su departamento en venta, recibieron un par de ofertas por montos que les parecieron demasiado bajos. Además, el alza del dólar paralelo –que marca el valor de las pocas operaciones que se cierran en pesos– hizo que algunos departamentos que habían visto se tornaran inaccesibles. Martín Boquete, vicepresidente del Colegio Único de Corredores
archivo
Una caída que no encuentra piso b hace tres años se inició el cepo cambiario, medida que causó el desplome del mercado inmobiliario, acostumbrado a trabajar con dólares. De hecho, los vendedores no están dispuestos a aceptar pesos por sus propiedades b En agosto de este año se concretaron 2762 escrituras
en la capital Federal, 3000 menos que en el mismo mes de 2011. También en la provincia de Buenos aires las ventas se derrumbaron b La situación económica y las expectativas inciertas sobre los ingresos futuros hacen que los clientes sean aún más cautelosos
Inmobiliarios de la Capital Federal, mencionó otro factor que frena las operaciones inmobiliarias: la situación macroeconómica. “Actualmente los clientes se muestran más cautelosos porque las expectativas sobre los ingresos futuros son inciertos. Incluso quienes tienen dólares están demorando sus decisiones de mudanza o inversión”, dijo. otra variable macroeconómica, la inflación, explica por qué los propietarios de inmuebles no están dispuestos a recibir pesos por sus departamentos o casas. Con una inflación que, según las estimaciones privadas, ronda el 40% anual y tasas de interés pasivas muy por debajo de ese nivel, cambiar ladrillos por pesos no se muestra como la opción más rentable. El temor a una nueva devaluación le resta aún más atractivo a la moneda local. De hecho, según un informe difundido ayer por el portal inmobiliario ZonaProp, cada vez menos anuncios de venta se publican en pesos. “Para la ciudad de Buenos Aires este proceso tiene sus inicios en diciembre de 2012, y en septiembre de 2014 tan solo el 7% de los avisos fueron expresados en pesos. Mientras que en el Gran Buenos Aires, el mismo proceso ocurre desde octubre de 2013, y la cantidad de avisos en pesos alcanza el 14%”, dice el informe. Para el próximo año Rozados tiene perspectivas poco optimistas sobre la evolución del sector inmobiliario: “En la medida en que no cambie la situación macroeconómica, es decir, cepo, inflación y expectativas sobre el tipo de cambio, no se puede esperar que se modifique demasiado la situación del mercado”, dijo. Boquete –para quien la actual crisis del sector inmobiliario no es la más profunda (lo fue, asegura, la de 2001), pero sí la más prolongada– dice tener “más que la perspectiva, el anhelo” de que “la demanda contenida de estos años en algún momento se exprese”. Pero reconoce que ese despegue, “que tiene que ver con las expectativas macroeconómicas”, puede seguir haciéndose esperar. ß