Fabián Arenillas vive el sueño del actor

25 abr. 2010 - La escena independiente ... cena independiente argentina: Fer- ... trabajo, le llegó el momento de gran exposición en televisión, cine y teatro.
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Espectáculos

Página 6/LA NACION

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Domingo 25 de abril de 2010

TELEVISION/TEATRO (Primer plano)

Fabián Arenillas vive el sueño del actor Luego de muchos años de trabajo, le llegó el momento de gran exposición en televisión, cine y teatro

Fernando Llosa, junto a Graciela Araujo, en Aguas (Teatro San Martín, 2005)

La escena independiente llora a Fernando Llosa Se destacó en las obras de Bartís y Veronese Anteayer, a raíz de un paro cardíaco, luego de un posoperatorio, a los 67 años, murió un gran actor de la escena independiente argentina: Fernando Llosa. Sus comienzos en el arte fueron con la música. A fines de los años 60 fue uno de los fundadores del grupo vocal Buenos Aires 8, que brilló durante la década del 70. Pero cuando el grupo se disolvió decidió ocuparse de una asignatura pendiente: ser actor. Hace 35 años, en el estudio de Beatriz Matar conoció a quien fuera su compañera en la vida y en la carrera: Elvira Onetto. Juntos pisaron escenarios, formaron una familia y, hasta hace menos de un mes, compartieron una gira europea que incluyó Palma de Mallorca y París, con la obra Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo (además de haber recorrido el mundo con diversas obras de Daniel Veronese). Además, de Beatriz Matar, pasó por los estudios de Carlos Gandolfo y Lito Cruz, y no paró de trabajar en cine y en teatro, tanto en la escena independiente, como en la oficial. Entre los tantos espectáculos en los que trabajó, pueden mencionarse Compañero del alma, dirigido por Villanueva Cosse (1988), sobre la vida de Miguel Hernández; El barrio del ángel gris, con Alejandro Dolina (1990); Aguas, de Gladys Lizarazu (2005); Una pasión sudamericana, dirigido por

Ana Alvarado (2005); Woyzeck, dirigido por Emilio García Wehbi (2006), y El círculo de Maiakovski, en montaje de Marcelo Subiotto (2008). Pero Fernando Llosa se caracterizó por ser uno de los actores elegidos por Ricardo Bartís y Daniel Veronese para sus mejores obras. Con el primero hizo El pecado que no se puede nombrar (1998) y Donde más duele (2003), y con Veronese, hizo Mujeres soñaron caballos, El suicidio, Apócrifo I, Un hombre que se ahoga, Espía a una mujer que se mata y Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo. En todas, la crítica fue siempre unánime y elogiosa con sus trabajos. Es que Llosa era de esos actores en quienes difícilmente el espectador no repare. También tuvo una activa participación en el cine nacional. Hizo Sin opción, de Néstor Lescovich; Casas de fuego, de Juan Bautista Stagnaro; Moebius, de Gustavo Mosquera; Tango, de Carlos Saura; Assassination Tango, de Robert Duvall; Un día en el paraíso, de Stagnaro, y Diarios de motocicleta, de Walter Salles, entre otras. Su ausencia será notoria no sólo en la escena independiente local, sino en el recuerdo y los corazones de quienes lo conocieron, ya que, junto a su amada Elvira, conformaron uno de los matrimonios más queridos del ámbito teatral.

Pablo Gorlero

Desde mayo del año pasado es Marcelo –novio de Carolina y acosador de la joven Jimena– en Agosto, condado Osage, la pieza de Tracy Letts que no se cansa de llenar el Lola Membrives. En octubre comenzó también a meterse en la piel de Peter “El Rubio” Silvani, el jefe de redacción poco menos que corrupto (ahora algo redimido) de Lucía, en la tira televisiva Ciega a citas, que todas las noches toma Canal 7. Y desde el último domingo se transforma en cuanto prócer haga falta para apoyar –desde el humor– el trabajo divulgador y literario de Juan Sasturain en su programa Ver para leer, que esta cuarta temporada en Telefé tiene intenciones bicentenarias. Fabián Arenillas está disfrutando de este momento de alta exposición que tiene tras muchos años de trabajo y preparación; esfuerzo que no tuvo siempre el resultado deseado. Hace cerca de quince años, Arenillas dejó de lado todo lo que tenía que ver con la actuación y decidió enfocase en una salida más redituable a partir de negocios de exportación. Pero si bien, económicamente, obtuvo la ganancia que le hubiera gustado obtener como actor, no estaba del todo contento. Y frente a la primera propuesta de un amigo (que lo invitó a que “le actuara algo” en el Rojas) largó todo los negocios que había emprendido vía Miami y volvió a apostar a su “yo” actor. El riesgo era alto para alguien que reconoce sin pruritos que no le gusta la “cosa bohemia” de los actores, pero todo se dio de tal forma que, al poco tiempo, tenía un contrato por cuatro años con una telefónica para protagonizar cuantos comerciales fueran saliendo. Con ese backup económico, Arenillas no volvió a dudar en dónde veía su horizonte profesional. En estos diez años participó en doce películas y formó parte de sitcoms como La niñera y Hechizada con lo que ya tenía un pie adentro de Telefé cuando lo convocaron a participar primero de Los exitosos Pells y luego en Ver para leer. “Todas estas experiencias han sido completamente diferentes unas de las otras y todas

Arenillas es elogiado actualmente por sus trabajos en Ciega a citas, Ver para leer y Agosto, condado Osage ANDREA KNIGHT

Hombre orquesta Para verlo estos días. En Agosto, condado Osage, miércoles a domingos, en el Lola Membrives. También en Ciega a citas, de lunes a jueves, a las 22.30, en Canal 7; y los domingos, a la medianoche, en Ver para leer, por Telefé.

Formación. Estudió con Carlos Moreno, Norman Briski, Ricardo Bartis y Augusto Fernandes.

Teatro. Participó de las puestas de La ópera de dos centavos, Rey Lear y Panorama desde el puente, todas producciones del Complejo Teatral de Buenos Aires, entre otros montajes.

Cine. Trabajó con Lucho Bender, en Felicidades; con Juan José Campanella, en El hijo de la novia; con Martín Rejtman, en Los guantes mágicos; en Encarnación, de Anahí Berneri; y en El nido vacío, de Daniel Burman, entre otras.

muy ricas, pero definitivamente el trabajo en Los Pells fue “casi como hacer un master”, explica Arenillas que tuvo que vérselas con un personaje chico que estaba más pensado para acompañar. Allí era Ricardo, el abogado del canal en el que el matrimonio Pells era la dupla estrella de las noticias. “Trabajaba codo a codo con actores con mucha experiencia y eso te pone en un lugar de tener que seguirlos, de adaptarte a sus propuestas, y si bien yo tenía experiencia fue un curso acelerado con un nivel de exigencia alto, muy alto”, sigue este actor que compartía escenas con Mirtha Busnelli, Hugo Arana y Andrea Bonelli. Ahora, con todo ese bagaje, Arenillas se siente a sus anchas en el rol de Silvani, donde ahora “soy el dueño de la pelota” rodeado en general de actores más jóvenes o con menos experiencia televisiva que él.

Experiencia que vuelve a volcar en el programa en el que comparte pantalla con Sasturain, oportunidad en la que sacó provecho también de los años de teatro off en el que solía hacer algo parecido a lo que hoy se conoce como stand up: “unipersonales en los que interpretaba personaje tras personaje solito su alma sobre un escenario”. Esa veta multitudinaria fue la que convenció a los responsables de Ver para leer de tenerlo en sus planes. De hecho en las primeras dos temporadas hacía hasta cuatro personajes por capítulo; en el tercer año ganó terreno “el amigo obse” de Juan, y ahora, con este espíritu bicentenario que está tomado forma y color, tendrá que mimetizarse con Sarmiento, Monteagudo y tantos próceres más. Gajes de un buen oficio al que Arenillas supo volver a tiempo.

Verónica Pagés

María José Gabin, deliciosa La actriz se vuelve narradora en un trabajo dedicado a su padre, Pérez Celis Buena (((

Lengua viva. Con María José Gabin. Idea y coordinación general: María José Gabin. Dirección y puesta en escena: Juan Manuel Wolcoff y Blanca Herrera. Multimedia: Javier Devitt y Juan Manuel Wolcoff. Música original: Patricia Lutteral y Máximo Scott. En El Portón de Sánchez. Duración: 60 minutos.

En teatro, todo discurso narrativo propone una hipótesis de interlocución directa con el espectador. El narrador puro apela sólo al sortilegio de la palabra y a la manera en que él la dice, para captar el interés de quien escucha y recrea imaginariamente el relato. El narrador actor pone también en juego su cuerpo y otros elementos escénicos cuando su labor intenta hacer del cuento un hecho teatral más completo. En el caso de Lengua viva, la actriz, bailarina y escritora María José Gabin –ya inscripta en la memoria mítica del teatro por su pertenencia a Gambas al Ajillo, aunque haya hecho, y muy bien, muchos otros roles fuera de ese grupo– se inclina más por esta última variante. Para esta empresa ha sido respaldada con mucha eficacia por Blanca Herrera, una de las creadoras de la Escuela del Relato, junto a Ana María Bovo y Juan Manuel Wolcoff. El espectáculo está constituido por ocho relatos escritos por la propia María José Gabin, que va contando con una personificación distinta según quién sea la protagonista

Sólo una escalera y muchas evocaciones, en el montaje de Lengua viva

de la historia. Las narraciones se internan en extraños mundos en que la soledad, el sueño, la nostalgia, el crimen o el absurdo cobran su cuota de angustia o irrisión a la vida y sus personajes, y producen escalofrío o inquietud en algunos pasajes e hilaridad en otros. Hay mucho clima de literatura o cine en ese material –Horacio Quiroga, Lewis Carroll, Alfred Hitchcock–, aunque transformado, procesado con rigor en un curso de escritura personal. Pero tal vez, y descontando la actuación de la Gabin, que tiene momentos excelentes, lo que más impresiona de esa herencia que exhibe el universo poético de la artista es la

presencia en este trabajo del factor plástico, que, como un doble operador y a través de una pantalla que muestra distintas y potentes imágenes, va produciendo un nuevo, más amplio o conmovedor sentido a lo que dice el texto. No en vano, el trabajo está dedicado al padre de la actriz, el gran pintor argentino, recientemente desaparecido, Pérez Celis. Ese fondo, la economía de los objetos escénicos –sólo una escalera que se convierte en los diversos ámbitos requeridos por cada episodio–, el poder evocador de la palabra y la buena música, dan al espectáculo una sugestión muy particular.

elenco. En el teatro Carlos Carella, Bartolomé Mitre 970 (4345-2774). Desde 50 pesos.

cotidiana, dirigidas por María Romano. Con Hernán Wallace, Victoria Baldomir, Belén López Marco, Jerónimo Freixas, Mariela Passeri, Osky y María Romano. En el Teatro de la Fábula, Agüero 444 (4862-6439). De 15 a 20 pesos.

Alberto Catena

(En escena) El Dante, en el Barolo Hoy, a las 19, se presenta Dante Remix, una obra de Doménico Coduto, inspirada en la Divina Comedia. El actor Raffele Fusaro guía a los espectadores a través de los rincones del Palacio Barolo, un espacio arquitectónico que resignifica la potencia de los versos de Dante Alighieri. En Av. de Mayo 1370 (4383-1065). Entrada gratuita.

Clásico argentino Los sábados y domingos, a las 19, sube a escena Un tal Servando Gómez, de Samuel Eichelbaum, con adaptación de Alfredo Devita. Esta historia de guapos está encarnada por Pablo Finamore, Marcela Bonté, Laura Corace, Silvia Adorno y

Visita histórica teatralizada Los domingos, a las 19, se realiza un recorrido histórico por el casco antiguo de la ciudad, con un espectáculo llamado Un viaje en el tiempo, de Hugo Aquino, dirigida por Jorge Zelik. Es una visita histórica teatralizada en La Manzana de las Luces, Perú 272. Entradas generales: 25 pesos. Jubilados y estudiantes: 15 pesos.

Varieté en el Abasto Hoy, a las 20.30, es la última función de Fabulosa varieté, postales de humor y delirio inspiradas en la vida

Espacio Polonia Los domingos, a las 20, se presenta De la espera de las cosas, obra de Teodora Scoufalos, dirigida por Soledad Sauthier, sobre seres que quieren escapar de algo y pretenden que las cosas cambien. Con María Eugenia D’Agostino, Lucila Garay, Rodrigo Gosende y Franco Midú. En Espacio Polonia, Ritz Roy 1477, timbre “P” (39659549). $ 20.