SOCIEDAD | 21
| Jueves 26 de Junio de 2014
El festival Pecha Kucha volvió a la carga para rescatar la oralidad como forma de comunicación elemental, aun en la instantaneidad de la era digital. Escuchar, la clave
¡A charlar... que se acaba el mundo! Un zapping cultural en minirrelatos Texto Emilse Pizarro | Fotos Santiago Filipuzzi
El proyecto Plato Lleno toma la palabra y sorprende treintañero de espectadores, la pantalla enorme muestra un clip sobre versiones de este festival en otras ciudades del mundo. Lo llamativo es que todas son en bares, en salones. Buenos Aires es de las que más convocan, acaso porque, como dice Groppo, “somos muy eventeros culturales”. Las charlas TED apoyan: a la última, que se hizo en septiembre pasado, asistieron 1500 personas. Y se habían anotado 12.355. Apagar los celulares se puede A las 20.20, el anfitrión, Esteban Menis, pide que los celulares sólo vibren. Entonces, el bartender Federico Cuco dispara la primera charla. Después de él se escuchará sobre un proyecto que enseña gratis a aprender a programar, el germen punk de las ideas de la editorial independiente Clase Turista (www.
testigo de jehová. Ocurrió en Rosario ante
la duda de su madre por razones religiosas
Germán de los Santos PARA LA NACION
G
rande, muy grande, como la de la casa de una princesa, pero ésta es de chapa y está pintada de naranja: la escalera enorme del Centro Cultural Konex cae desde un primer piso como una lengua gigante y seca. Abajo, en el patio, grupos de dos, muchos de tres y algunos de hasta cinco personas charlan mientras esperan que saquen la valla amarilla que impide subir hasta la garganta. Es martes 24 de junio y son las 19.57: faltan solamente tres minutos para que más de quinientas personas entren al auditorio que los suspenderá durante dos horas. Para escuchar y ver un zapping sobre lo que viene en el campo cultural. Pero acá, la cosa, sobre todo, es escuchar. Pecha Kucha (algo así como “cháchara” en castellano) se hizo por primera vez en Buenos Aires en 2006 y desde entonces se repite cuatro veces por año. Es una idea que nació en Tokio (2003), fue el formato que descubrieron un grupo de arquitectos para contarse en qué andaban. Y hoy se hace en más de 700 ciudades. En la versión local, doce personas explican qué hacen, a qué se dedican, aunque eso, a veces, sea muy difícil, porque el formato es corto. Apoyados en imágenes –veinte, que permanecen en pantalla durante veinte segundos cada una– deben lograrlo en tan sólo seis minutos. Pero eso no es lo más complicado; lo más difícil es lo que rescata: un regreso a la oralidad. En tiempos de Twitter, Facebook y dedos entumecidos que todo lo tipean, el evento que organizan Ciudad Cultural y May Groppo asfixia por dos horas a Johannes Gutenberg, porque nos dio la imprenta, pero nos mató el cuento: la charla. Ya son las 20.15 y sólo quedan unas pocas butacas libres entre las seiscientas dispuestas a modo de platea. Mientras se sientan los últimos, que se suman al promedio
Operan a una niña por orden judicial
edclaseturista.com.ar) y, cuando llegue Pedro Beckinstein, habrá un Big Bang cerebral para quienes encuentren seguridad en las tipificaciones. Pedro es biólogo, trabaja en un laboratorio para responder por qué no todos los recuerdos persisten y también escribe en la revista de humor Barcelona. Vendrá el intervalo, cervezas y Fernet con Coca en vaso de plástico frágil y manos congeladas, hasta que la lengua los trague de nuevo para escuchar sobre criptomonedas (bitcoin, monedas virtuales). Antes, charla, mucha charla, en pequeños grupitos. Es entonces cuando los celulares vuelven a vivir unos minutos, pero mueren de regreso al auditorio, para ver los posters que hace el diseñador gráfico Santiago Pozzi. Alexis Vidal y Paula Martino, en
nombre del proyecto Plato Lleno, exponen su idea simple y genial: buscan la comida que sobra de los eventos y se tira, y la llevan a comedores. Ya lo hicieron seis veces y les dieron de comer a 1500 personas así. Hay que escribirles (www. facebook.com/ProyectoPlatoLleno), avisarles cuándo y a qué hora, y ellos irán. Más tarde será momento de las primeras veces de la humorista Malena Guinzburg, un continuado de imágenes adolescentes perdedoras. El auditorio ríe, por ella, por identificación, ¿por qué? Hay algo o todo de lo que dijo media hora antes Iván Moiseeff, de la editorial Clase Turista, acerca de la comunicación contemporánea: “Tiene mucho de delirio, humor y tragedia”. Pero ningún celular: durante dos horas, en el Konex, hubo charla. ß
ROSARIO.– Los médicos del Sanatorio de Niños de Rosario le pidieron a la Justicia que autorizara la operación de una niña de diez años que padece cáncer luego de que su madre, que pertenece a la comunidad religiosa de los Testigos de Jehová, se opusiera a la intervención quirúrgica. Fue el sábado pasado y ese mismo día el juez de Familia Ricardo Dutto autorizó a los médicos a extirpar el tumor que la pequeña tenía en el fémur y le colocaran una prótesis en la cadera. La niña, cuya identidad está protegida, se recupera en el centro asistencial, donde fue sometida a un tratamiento de quimioterapia. El director del sanatorio, Eduardo Javkin, explicó que decidieron recurrir a la Justicia porque debido a la enfermedad que sufre la niña “no se podía reprogramar la operación”. Las operaciones y transfusiones son rechazadas por los Testigos de Jehová, a raíz de la interpretación de diversos versículos bíblicos que hablan de la prohibición de recibir sangre porque es como “comer la vida o el alma”. En algunos casos, en las intervenciones quirúrgicas se recupera la sangre perdida por el paciente, se la procesa y luego se lo transfunde con ella, lo que no plantea objeciones de conciencia. Pero en este caso, eso era imposible debido al tipo de enfermedad. En su resolución, el magistrado intimó a los padres de la paciente a ejercer su responsabilidad hacién-
dose presentes en el sanatorio “vigilando y cuidando a su hija”, porque de lo contrario, les advirtió, la niña será considerada en “estado de abandono”. “El Estado puede y debe inmiscuirse en la vida privada de estos progenitores priorizando la ciencia por sobre la conciencia, cuando se trata de salvaguardar la vida de su hija menor, más allá del credo religioso o de la ideología en virtud de la cual se intente justificar el hecho” de impedir el tratamiento médico, argumentó el magistrado en el fallo. “La niña tiene un sarcoma en la cabeza del fémur y viene haciendo quimioterapia. Se consultó la posibilidad de una intervención quirúrgica en Estados Unidos porque es un caso bastante delicado debido a que el tumor está en la cabeza del fémur. Se decidió luego realizar la operación en Rosario, y se gestionó una prótesis muy costosa”, señaló Javkin a la nacion. Según el médico, el papá de la paciente había convencido a la madre, que es testigo de Jehová, que la niña de diez años fuera sometida a una operación para extirparle el tumor y colocarle una prótesis en la cadera y en parte del fémur. Pero a último momento la mamá se arrepintió y rechazó la operación. Entonces, los médicos recurrieron a la Justicia. En menos de una hora el juez Dutto dio la autorización y la niña fue operada. “La operación resultó exitosa. Hubo que extraerle el tumor y reemplazarle toda la cadera y parte del fémur con una prótesis que es muy especial, que tiene un costo superior a los 300.000 pesos”, dijo Javkin.ß
Culto católico
Fe de errata
SAntorAl: San Josemaría Escrivá, obispo y fundador. Nació en Barbastro, Aragón, España. Fundó el Opus Dei y fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1992. liturgiA: hoy se leen pasajes del segundo libro de Reyes (24, 8-17) y del Evangelio de San Mateo (7, 21-29).
b En el gráfico publicado el lunes
último “En la pobreza y la indigencia”, de la página 11, debió decir “Es indigente” en vez de “No asiste a la escuela”, “Es pobre” en vez de “Trabaja por motivos económicos” y “Sufre inseguridad alimentaria” en vez de “No asiste a la escuela”.