espectáculos | 7
| Viernes 8 de febrero de 2013
La chica que apareció cuando el mundo se caía a pedazos
cine. José Luis García habla de La chica del Sur, el documental que registra su
compleja relación con una activista que conoció en Corea del Norte en 1989 Alejandro Lingenti para la nacion
En 1989, el azar llevó a José luis García a corea del norte, un destino poco frecuente para los argentinos, aun para aquellos de espíritu más explorador. Su hermano iba a participar en aquel país de un encuentro de jóvenes y militantes políticos organizado por el gobierno comunista, una auténtica novedad, dada la férrea política de aislamiento que siempre había caracterizado al régimen. pero una dificultad de último momento le impidió realizar el viaje, y fue así que José luis terminó emprendiendo el largo recorrido que lo llevaría a un país extraño y fascinante. En ese encuentro masivo, a los comunistas coreanos se les escaparon algunos detalles. im Su-kyong, por ejemplo. Una joven pacifista y religiosa que llegó desde corea del Sur y revolucionó el evento al pedir el fin de las hostilidades entre las dos coreas y la reunificación del país. la jovencita también anunció que volvería a su casa cruzando la frontera a pie, un acto simbólico que serviría para sellar su reclamo. la chica del Sur del título de esta película argentina –que se estrenó ayer– ocupó entonces mucho espacio en la prensa internacional, fue amada y odiada, y terminó presa cuando regresó a la corea capitalista. García también burló los sobrestimados controles de pyongyang y registró con su camarita Súper VHS notables y elocuentes imágenes de lo que pasaba allí en una época muy especial: todavía estaba muy fresca la masacre de Tiananmen, perpetrada por el Estado chino, aliado fundamental de corea del norte, y ya tambaleaba el Muro de Berlín.
García e Im Su-kyong, del amor platónico a los desencuentros García volvió a la argentina con veinticuatro horas de material y la convicción de que debía retomar contacto alguna vez con esa joven díscola que marcó a fuego su viaje. Tardó veinte años, pero lo hizo. En todo ese tiempo, la chica salió de prisión, fue docente universitaria, tuvo un programa de radio y perdió un hijo muy pequeño en un accidente en Filipinas. El reencuentro con ella se produjo luego del intercambio de mails. García viajó a corea del Sur y allí empezó una nueva historia, que es la que transformó toda esta peripecia exótica en una película realmente atrapante que ganó el premio del público en la última edición del Bafici. “cuando intenté editar por primera vez el material filmado en ese congreso de corea del norte del 89, el mundo se estaba cayendo a pedazos –recuerda el director, que ya ha-
bía cosechado muchos elogios con su película anterior, Cándido López, los campos de batalla–. Se caía el Muro de Berlín, caía la Unión Soviética... Ya no tenía sentido usar lo que había filmado en ese congreso. pero a principios de 2000, viviendo en Francia, volví a leer sobre las dos coreas y me pregunté de inmediato qué habría pasado con esta mujer. ahí decidí retomar el trabajo. creo que guardé lo que había filmado en el 89 porque imaginé que ahí estaba el embrión de una futura película.” Diario freak El paso del tiempo convirtió a la joven idealista en una mujer esquiva y neurótica que empezó a marear al documentalista argentino. En el film, García se enfrasca en conversaciones tensas y algo cifradas con la intermitente colaboración de un traductor coreano que conoce de
eduardo carrera/afv
Buenos aires (alejandro Kim), participa en algunas comidas regadas de abundante alcohol con amigos de la protagonista, conoce su singular entorno familiar y hasta termina hospitalizado luego de un accidente en una ruta coreana. El documental sobre la heroína empieza a cruzarse con un diario de viaje bastante freak donde García apela a la intuición y la perseverancia para lidiar con una entrevistada cada vez más reticente. la narración de sus pequeños fracasos adquiere cada vez más relevancia, mientras im Su-kyong estrecha lazos con el traductor y finalmente viene a visitarlo a la argentina, cerrando un círculo que también encierra momentos de humor involuntario, agresividad y emociones profundas e inesperadas. “alejandro Kim tuvo un rol fundamental en la película. Fue difícil para él, lo sufrió mucho –explica Gar-
cía–. no es sólo un traductor: tiene un doctorado en historia en la mejor universidad de corea, es supersensible, ubicado, muy inteligente… Y fundamentalmente maneja los dos mundos, las dos culturas, oriente y occidente. pero a los tres días de estar en corea se quería volver porque la tensión entre ella y yo era muy grande. im Su-kyong empezó ninguneándolo hasta que entendió que alejandro tenía esa capacidad para entender dos mundos diferentes, como ella la tiene para entender a las dos coreas.” Hoy en día, im Su-kyong es parlamentaria en su país. Una curiosidad más en esta historia plegada de rarezas: fue elegida el mismo día que se estrenó La chica del Sur en el Bafici. “a pesar de que renegó mucho y haberme pedido para estrenarla en corea una cantidad de cortes que la dejarían con la duración de un corto, ella difundió el estreno en el Bafici en los días previos –cuenta García–. Estaba en plena campaña y le era útil. corea es un país muy extraño. Hay una guerra entre las dos coreas y también una guerra ideológica interna entre los coreanos. acaba de ganar la ultraderecha. Ella pertenece a un partido de centro, es partidaria de un equilibrio, del diálogo. De cualquier modo, lo que cambió la historia de esta película no fue ningún componente político. En la investigación que hicimos hubo un momento clave: cuando nos enteramos de que ella había tenido un hijo, que ese hijo había muerto en un accidente y que ella se había internado en un monasterio budista. Eso me hizo cambiar el foco del documental y empezar una relación más estrecha con ella. la nuestra fue una relación muy especial. Empezó con una especie de amor platónico y siguió con muchos desencuentros. En el confucianismo hay muchas relaciones jerárquicas establecidas a partir de la edad. la edad es muy importante para fijar autoridad. nosotros tenemos la misma edad, lo que impedía definir jerarquías. creo que eso provocó parte de las tensiones constantes entre los dos. Y las tensiones que hubo entre nosotros, la dificultad para comunicarnos, simbolizan la falta de diálogo entre las dos coreas.”ß
Lo mejor del cine coreano, en Recoleta ciclo. El Palais de Glace extendió hasta marzo las funciones
El cine coreano atraviesa un momento de particular vitalidad, sobre todo en su inusual combinación de éxito comercial interno y reconocimiento crítico en el exterior, al punto de que esta cinematografía se ha vuelto uno de los mayores jugadores en el circuito festivalero global. Este año se programó un ciclo de nuevos directores de ese país asiático en el Festival de Mar del plata, uno de los más taquilleros del encuentro. El interés parece haberse extendido al ciclo programado en el palais de Glace (posadas 1725), que extendió sus funciones gratuitas hasta marzo. Hoy, a las 19, se proyectará El poder de la provincia Kangwon, de Hong Sang-soo (1998, 108 min.). Segundo film en la carrera de uno de los más importantes realizadores de corea, aquí se narran dos historias sobre la región del título, unidas sutilmente por sus personajes. Mañana, a las 19, se verá Hierro 3 (2009, 95 min.), de Kim Ki-duk, centrado en un volantero que descubre en su oficio la posibilidad vivir de prestado en casas ajenas (descubriendo en cuáles puertas no retiran las publicidades que deja). En una de esas incursiones conoce a quien lo acompañará en una rara relación. pasado mañana, a las 19.30, será el turno de poesía (2010, 139 min.) de lee chang-dong. El director se llevó el premio al mejor guión en cannes, con la historia de una anciana al borde del alzheimer que descubre en un taller de poesía la forma de contar su mundo.ß