Un recuerdo que se acrecienta

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Espectáculos

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Lunes 29 de octubre de 2007

Hugo Díaz: un CD y un documental sobre su figura

En el Palacio Barolo

Un recuerdo que se acrecienta Continuación de la Pág. 1, Col. 1

La actriz, durante un pasaje de su show: entrega pura HERNAN ZENTENO

Juliette Lewis, desde el infierno Cantó en una fiesta privada con famosos Como una ráfaga, Juliette Lewis pasó por Buenos Aires, ofreció un show exclusivo para invitados vip y partió. Algo bizarra, la velada que contó con la actriz y cantante como protagonista principal y con su banda en un rol secundario (Todd Morse, en guitarra; Jason Womack, en bajo, y Ed Davis, en batería) tuvo como finalidad inaugurar el “concepto” Campari Red Passion City. El Palacio Barolo fue la locación elegida para el show. El edificio, de 1922, es un homenaje a la Divina Comedia, de Dante Alighieri, y se compone de tres grandes espacios: el Infierno, el Purgatorio y El Paraíso. Y en el Infierno, claro, se instaló el escenario. Algunos invitados estaban citados a las 21 y las celebridades a las 22, mientras que el comienzo del show estaba previsto para las 23.30. La Lewis y los suyos subirían al escenario algo después de las 24, pero no había apuro entre la concurrencia. De Agustina Cherri a Bárbara Lombardo; de Gastón Pauls a Sandra Ballesteros y de modelos y más modelos a relacionistas públicos, todos disfrutaban de sus tragos y charlas de ocasión. Hasta que la actriz devenida cantante subió a escena y arrasó con todo. Efectivamente, puso la pasión, el cuerpo y la energía y, con todo eso, suplió ciertas carencias musicales.

Fue amor a primera vista. Chicas y chicos vips se entregaron a la propuesta, mientras la única estrella de la noche cantaba temas con títulos como “Purgatory Blues”, “Sticky Honey” y “Hot Kiss”. Un rock garagero, adrenalínico, con pocos matices y con una vocalista dispuesta a transpirar de principio a fin. Cantó entre la gente en un pasaje del show que duró una hora, miró a varios muchachos a los ojos como si a ellos estuvieran dirigidas líneas como “yo soy tu mujer y vos sos mi hombre”, y le exigió a otro que le gritaba “I Love You”, que se lo dijera en castellano. Tras el show, Juliette Lewis se entregó a la requisitoria periodística. “Iggy & The Stooges, Thin Lizzy, Queens Of The Stone Age...”, enumeraría ella sus influencias musicales. Terminaría la noche admitiendo que recién cuatro años atrás se animó a cantar en serio. Tiempo suficiente para editar dos discos, un EP, girar por todos lados y demostrar que aquella interpretación del tema de PJ Harvey, “Hardly Wait” (del film Días extraños) no fue un mero fruto de la casualidad. ¿Otra estrella de Hollywood que quiere rockear? Puede ser, pero ella siempre fue una chica “del palo”.

Sebastián Espósito

de la filmación de ese largometraje. “La película sobre mi papá me cambió la vida”, dice y, por como viene su agenda, no miente. Para aquellos que no sean del gremio folklórico o tanguero o tengan menos de 25 o 30 años habrá que aclarar que Hugo Díaz era un santiagueño que se transformó en un referente de la música popular argentina. Llegó a Buenos Aires cuando era jovencito con su amigo y luego cuñado Domingo Cura. Durante la década de los años 50 se presentó con su propio grupo en el que también participaba su esposa, Victoria Díaz (hermana de Domingo), cantante de folklore. Luego, Hugo siguió grabando discos y explorando varios géneros. En 2004, a Mavi la llamaron el director Alberto Larrán y el productor Luis Cruz para contarle el proyecto sobre la película documental A los cuatro vientos –se presentó días atrás en Santiago del Estero y se estrenará el jueves en el cine Gaumont–. Le pidieron que armara un grupo con gente que había tocado con su padre para filmar en un estudio de grabación la “Zamba del Angel” (de Hugo Díaz y Ariel Petrocelli). Pero Mavi pensó que debía dejar más testimonio con la publicación de un disco completo, que es el que presentará el domingo, en el Centro Cultural Rojas. El repertorio del CD está integrado por piezas que interpretaban sus padres y como uno de los discos que grabaron fue Baile en el campo, ella decidió titular su placa Baile en el cielo. Ahí participaron Domingo Cura, Mono Pereira, Kelo Palacios, Eduardo Spinassi, y los armoniquistas Antonio Serrano y Luis Saltos, entre otros, más los invitados Zamba Quipildor, Marcela Morelo, Claudio Ledda, Angela Irene y Vitillo Abalos. Durante el ensayo, días antes de su recital, varios de los músicos estables que grabaron en el disco están sentados en círculo. El lugar de Domingo Cura (fallecido a fines de 2004) lo ocupa Mariano Cantero, aunque nadie toma esto como un reemplazo. Mavi entona un clásico de la música del Litoral y luego va para el lado de los ritmos santiagueños. Uno de los músicos que forma parte de ese círculo y que está sentado junto a la cantante, para darle algunas indicaciones, es Vitillo. –Linda banda armaste, Mavi... –Yo tengo una cierta ignorancia sobre el swing de estas músicas que no me da vergüenza confesar –le cuenta al cronista en un recreo que se toma–. Pero voy tranquila, porque estoy con estos monstruos. Además, es un folklore muy tradicional y sin pretensiones. Para la gente va a ser una propuesta noble y de nivel porque los músicos tienen mucho nivel. Yo soy mi propia invitada en el disco. El folklore es de ellos. –¿Van a seguir después de la presentación de la película y el disco? –Quiero volver en enero para actuar en el Festival de Cosquín y recorrer el circuito folklórico. Ir al festival de la

Hugo Díaz en una de sus actuaciones, y su hija Mavi (derecha) en una mañana de sol en San Telmo; la tapa del CD Baile en el cielo es una foto donde aparecen juntos y la cantante era todavía una niña

Chacarera. En marzo, me llevo a toda esta monada a tocar a Madrid, porque vamos a presentar la película. –Es un mundo que conocés, pero no como cantante. –Claro, es el mundo en el que me crié, pero no en el que me desarrollé como artista. Me están pasando cosas muy locas. Cuando se terminó la película me dieron muchas pilas para armar la banda y salir a tocar. Para mí es como mi infancia. Me siento súper conectada con todos ellos [los músicos del grupo] porque los conozco de chiquita y la música es totalmente familiar. Para mí es como un Buena Vista Social Club. Por otro lado, cuando canto me sale la voz de mi mamá. –Pero también hay cosas tuyas que no son del folklore, aunque la instrumentación sea sencilla y criollita ¿A quién está destinado el disco? –No me siento con autoridad de versionar nada. Es mi primer acercamiento al folklore y los temas están bien así, no tengo porqué hacerles nada. La única intención del disco es que perdure en el tiempo. La idea del director fue simplemente que cantara la “Zamba del ángel” con varios músicos que habían tocado con mi padre y con mi tío Domingo Cura, que se murió poquito tiempo después de que hiciéramos esto. No era una propuesta comercial. No dije: “ahora voy a cantar folklore para revolear el poncho en la Argentina”. –Pero habrá una consecuencia... –Obviamente, pero no sé que va

“Reinserción de un mito”

a pasar con el público. Tampoco me preocupa. Estoy feliz con estos momentos. Soy como E. T., vengo de otro planeta y aterrizo en mi infancia con esta gente que es increíble. Que quieran tocar conmigo para mí es un lujazo. También tocar con [el armoniquista] Franco Luciani. Por eso me invitó a su show, y yo lo invito al mío. Y lo llamé a Mariano Cantero porque soy súper megafan del Aca Seca Trío [donde participa este percusionista] y porque quería a alguien que no comparen con Domingo Cura. –¿Te parece que tu papá no tiene hoy un merecido reconocimiento? –Sí, pero eso tiene que ver con el poco culto a la memoria que hay en la Argentina. No me parece que mi papá fuera el pobre desgraciado a quien no conoce nadie. En su época tuvo mucho reconocimiento, no sólo en nuestro país. Mirá, cuando vimos la película [terminada] con mi hijo pensamos que esto era un patrimonio que teníamos. Alberto Larrán le hizo un regalo increíble a mi familia.

Alberto Larrán es cineasta (por herencia familiar y por opción personal) y músico. Hugo Díaz era su “héroe” de la infancia y de la adolescencia. Por eso, cuando unos amigos le sugirieron a Larrán que hiciera una película inspirada en un músico la elección fue sencilla. Este director filmó A los cuatro vientos, sobre la vida de Hugo Díaz y, además, como músico se dio el gusto de tocar el Preludio en Do Sostenido mayor, de Bach, para acompañar una de las escenas. “Al principio pensé en hacer una biografía”, cuenta el director, que presentó el filme recientemente en Santiago del Estero y lo estrenará en Buenos Aires este jueves, en el cine Gaumont. “Luego me di cuenta de que tenía que ser un homenaje. Porque los jóvenes de 20 o 25 no saben quién era, incluso no lo saben algunos que son armoniquistas”, explica. La película tiene testimonios de los más variados. Larrán recuerda escenas y habla de una sesión memorable de grabación con Domingo Cura (amigo de la infancia y cuñado de Díaz) tres meses antes de su muerte. También habla del trabajo de Mavi Díaz, quien canta acompañada por los músicos que tocaron con su padre. “Hugo Díaz desapareció de los medios. Lo curioso es que no era un underground. Sin embargo, no ha quedado mucho. Supongo que algo habrá en Canal 7, pero me fue imposible conseguir. Realmente es una pena. Por eso creo que con la película se intenta la reinserción del mito. Porque fue una persona que hizo mucho por la cultura argentina.”