21 de septiembre
Día Mundial del Alzheimer Un diagnóstico precoz significa que se puede vivir mejor por más tiempo Desde 1994, el 21 de septiembre de cada año se conmemora el Día Mundial del Alzheimer y desde 2012, todo el mes de septiembre es conocido como el Mes Mundial del Alzheimer. Estas iniciativas buscan profundizar en la toma de conciencia y ampliar la información para el reconocimiento de la demencia y la lucha contra el estigma que la misma conlleva. En términos médicos, “demencia” no es sinónimo de “locura”, sino la consecuencia de enfermedades o procesos neurodegenerativos que afectan progresivamente las funciones cognitivas como memoria, lenguaje o razonamiento, así como conducta y emoción, generando incapacidad para desarrollar en forma independiente aquellas actividades cotidianas a la que la persona estaba habituada.
Actualmente casi 50 millones de personas tienen demencia, y se estima que esta cifra se triplicará hacia el año 2050. La enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular (secundaria a accidentes cerebrovasculares o ACV) son responsables del 90% de los casos de demencia.
Los síntomas del Alzheimer Los síntomas habitualmente referidos (pérdida de memoria, dificultades para encontrar las palabras, cambios de humor, pérdida de iniciativa) también pueden observarse en otras situaciones como depresión o envejecimiento normal, pero se diferencian ante todo en el grado de interferencia que generan para el desarrollo de actividades habituales; el siguiente cuadro nos ayuda a comparar los síntomas del envejecimiento normal con la enfermedad de Alzheimer: ENVEJECIMIENTO NORMAL
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Olvidar ocasionalmente nombres o citas, pero
Pérdida de memoria que compromete las
recordarlos con posterioridad
actividades de la vida diaria
Errores ocasionales con las cuentas o el
Dificultades para planificar o resolver problemas
presupuesto Necesidad de ayuda para tareas complejas o
Dificultades para realizar tareas domésticas,
inusuales (programar un electrodoméstico)
laborales o de ocio con las que estaban familiarizadas
Confundir el día o la fecha pero recordarlo
Desorientación en tiempo y/o espacio
después Dificultades visuales asociadas a cataratas o presbicia
Problemas de percepción visual
Dificultades ocasionales para encontrar una
Dificultades para comunicarse
palabra específica Perder u olvidar objetos de uso frecuente
Perder objetos o guardarlos en lugares
(anteojos, control remoto) en forma ocasional
inapropiados o infrecuentes
Tomar decisiones equivocadas de vez en cuando
Fallas en el sentido común y capacidad de juicio o toma de decisiones
En ocasiones no tener interés por cumplir algunas
Abandono de actividades sociales o laborales
actividades sociales o laborales Irritabilidad o “quejas” cuando algo no se hace “a
Cambios de humor y personalidad: Ansiedad,
su manera”
irritabilidad, depresión
Cómo prevenir el deterioro cognitivo Nunca es tarde para iniciar actividades y hábitos simples que se pueden incorporar en lo cotidiano y que ayudan a reducir el riesgo de demencia. Cuidar el corazón: El cigarrillo, la presión arterial elevada, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo son los principales “factores de riesgo vascular” y generan daños en las arterias aumentando el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un infarto cardíaco, incrementando también el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. Podemos cuidar nuestro corazón generando hábitos saludables y recibiendo tratamiento adecuado. Seguir una dieta saludable: El alimento es el combustible del cerebro y el cuerpo, numerosos estudios demostraron los beneficios de seguir una dieta de tipo mediterránea (rica en cereales, frutas, pescados, legumbres y verduras); por el contrario, la alimentación con exceso de grasas saturadas, azúcar o sal, aumenta el riesgo de enfermedad cerebrovascular y cardiovascular. Participar de actividades sociales: Las actividades grupales implican interacción con otras personas, intercambio de ideas y conceptos, oportunidad de ejercitar el lenguaje, adaptación, empatía; también aumentan la reserva cerebral y ayudan a reducir el riesgo de depresión. Realizar actividad física: El ejercicio físico ayuda a controlar la presión arterial y el sobrepeso, reduce el riesgo de diabetes y de algunos tipos de cáncer, además genera bienestar y es una excelente oportunidad para compartir actividades con amigos y familiares. Desafiar al cerebro: Mediante nuevas actividades que impliquen un aprendizaje (como aprender un idioma o desarrollar un nuevo hobby) el cerebro puede construir nuevas redes y conexiones, lo que ayuda a contrarrestar los síntomas producidos por la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. No debemos preocuparnos ni temerle a la demencia: Debemos ocuparnos por hacer todo aquello a nuestro alcance para prevenirla o tratarla adecuadamente en caso de ser necesario.