De la TV al cine: el gran salto de Jon Hamm y Bryan Cranston

En pleno auge de Los expe- dientes secretos X quiso pro- bar suerte en cine. La apuesta no salió bien. Volvió a la TV en la serie Californication. David Caruso.
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espectáculos

| Lunes 16 de junio de 2014

El arduo camino del éxito Los que usaron la TV como su plataforma de despegue

George Clooney Su personaje en E.R. le dio fama global. Después de cinco temporadas dejó la serie, empezó a hacer cine y se transformó en la estrella más grande de Hollywood

David Duchovny En pleno auge de Los expedientes secretos X quiso probar suerte en cine. La apuesta no salió bien. Volvió a la TV en la serie Californication

Luego de triunfar como Walter White en Breaking Bad, Bryan Cranston abrió un nuevo capítulo en su carrera con un papel en la taquillera Godzilla

De la TV al cine: el gran salto de Jon Hamm y Bryan Cranston

cosas de la fama. No suele ser fácil el tránsito

de un medio al otro, aunque sean estrellas Viene de tapa

Mucho antes de convertirse en Don Draper, el misterioso, mujeriego, alcohólico y talentoso creativo publicitario de la agencia Sterling Cooper en la serie Mad Men, Jon Hamm pasó por varios trabajos intrascendentes. En YouTube, ese archivo que parece infinito y no perdona, se puede ver al actor cuando tenía 25 años participando de un programa en el que una mujer tenía que elegir entre tres hombres para una cita ideal. Viéndolo resulta muy difícil imaginar que ese chico lindo pero algo torpe podía interpretar a un hombre de una confianza y atracti-

vo arrolladores. Tan difícil resulta que a Matthew Weiner, creador de Mad Men, le costó convencer a los directivos de AMC de que el actor, de 36 años, dueño de un currículum un tanto pobre, era el indicado para protagonizar la serie. Pero Weiner insistió y después de muchas pruebas Hamm se quedó con el papel. Para Bryan Cranston el rol consagratorio también tardó en llegar. El actor que alguna vez quiso ser policía hizo personajes de un solo episodio en una gran cantidad de series; desde Walker Texas Ranger, pasando por Baywatch hasta Sabrina, la bruja adolescente. Su oportunidad

de brillar llegó con un papel recurrente en Seinfeld, donde interpretó a Tim Whatley, un dentista que, entre otras rarezas, se convierte al judaísmo para poder contar ciertos chistes sin ser acusado de antisemita. Cranston tomó prestada algo de esa excentricidad para el personaje del padre en la comedia familiar Malcolm in the Middle, que con siete temporadas fue el trabajo que lo hizo conocido. Cuando la serie terminó, el actor, de 52 años, buscaba despegarse de aquel personaje y se encontró con el fascinante guión del piloto de Breaking Bad, que el creador de la serie, Vince Gilligan, le envió porque recordaba su trabajo en un episodio de Los expedientes secretos X, serie en la que trabajó como guionista. Hamm y Cranston fueron clave en la construcción de dos de las series centrales de la nueva era de oro de la TV norteamericana. Ellos pusieron sus herramientas interpretativas al servicio de dos personajes complejos, llenos de secretos y con una incertidumbre metafísica que se expresa de maneras distintas en cada uno. Sobresalientes en su trabajo, Don Draper y Walter White son hombres en pugna con su identidad, negándola o aprendiendo a vivir con ella, mientras sus familias sufren las consecuencias y libran sus propias batallas. Tal como lo hiciera antes

James Gandolfini en Los Soprano, Hamm y Cranston, sostenidos por un material de escritura superlativa, lograron convertir a estos antihéroes en personajes que el público apoya, aun ante cada nueva mala decisión que toman. Pero todo llega a su fin. Breaking Bad terminó en 2013, cerrando la historia de Walter White con la solidez que mantuvo la serie durante sus cinco temporadas y dejando a Cranston rico, famoso y con tres Emmy y un Globo de Oro en su haber. En los recesos de filmación de la serie el actor hizo papeles secundarios en películas como Argo, Drive y La era del rock. Este año ya se estrenaron Cold Comes the Night, de Tze Chun, y Godzilla, de Gareth Edwards, ambos films en los que el actor tiene un papel protagónico. Pero la gran jugada de Cranston fue su reciente debut en Broadway con la obra All the Way, en la que encarna a Lyndon B. Johnson, papel por el que acaba de conseguir el premio Tony como mejor actor. Entre el prestigio del teatro y un tanque como Godzilla, que lleva recaudados más de 395 millones de dólares en todo el mundo, Cranston parece estar aprovechando su amplio registro actoral. Aunque todavía no terminó Mad Men (la segunda mitad de la sépti-

ma y última temporada se emitirá en 2015), Jon Hamm ya comenzó a delinear sus siguientes pasos. Su trabajo en la película Un golpe de talento parece indicar una intención de convertirse en un protagonista tradicional de cine. Para esto cuenta con su aspecto de galán clásico y su ya probado talento, en películas como Atracción peligrosa, dirigida por Ben Affleck, y Plan perfecto, dirigida por Jennifer Westfeldt, su novia desde hace 16 años. Si bien Un golpe de talento no fue tan bien recibida por la crítica es un puntapié para demostrar qué tan lejos de Don Draper puede llegar. Hamm podría enfocar su carrera en la comedia, género para el cual demostró especiales aptitudes en sus participaciones en 30 Rock y Saturday Night Live. El mundo ya conoce sus nombres y sus caras. Los dos comparten un gran sentido del humor y demostraron que pueden interpretar tanto la oscuridad más profunda como escenas de pura comedia. Parecen no haber tenido dificultades para lidiar con el éxito, que al encontrarlos en la madurez les permitió disfrutarlo y tomarlo con calma. Todo indica que Hamm y Cranston tienen mucho más camino por recorrer al dejar atrás a los personajes con los que entraron en la historia de la televisión.ß

1925-2014

LA nACiOn

El jueves pasado murió el cantante norteamericano Jimmy Scott. Tenía 88 años y se encontraba durmiendo en su casa de Las Vegas. Todos conocemos a Little Jimmy Scott. Los más grandes y memoriosos, por su impactante aparición a fines de los años 40; los amantes del jazz, por su extensa y fructífera trayectoria, y los fanáticos de la serie de David Lynch, Twin Peaks, por su recordada interpretación de “Sycamore Trees”, tema escrito por el propio director e incluido en el capítulo final de la serie. A fines de los años 40, la Segunda Guerra Mundial era historia, Estados Unidos se relamía ante un horizonte prometedor y las grandes orquestas aún brillaban en la radio y en los escenarios. El pequeño Jimmy Scott, un cantante de voz aflautada, casi femenina, emergería de la banda de Lionel Hampton gracias a su interpretación de “Everybody’s Somebody’s Fool”. Había nacido en 1925 en Ohio, Cleveland, en medio de una familia muy numerosa: tenía diez hermanos. Sus comienzos fueron en el coro gospel de la iglesia. El síndrome de Kallmann, una enfermedad hereditaria, detuvo su crecimiento físico. El otro, el artístico, iría en aumento en los años 50. A comienzos de la década del 60 lanzaría el álbum que muchos medios especializados catalogarían como el Santo Grial de los discos de jazz vocal: Falling in Love is Wonderful (1962). Pa-

radójicamente, ese disco le traería un disgusto con la industria discográfica. Una pelea entre sellos lo desalentaría y lo alejaría del escenario por casi todo el resto de la década. De Dinah Washington a Madonna y de Billie Holiday a Marvin Gaye, muchos han sido los cantantes que sintieron admiración por Scott y a los que su interpretación les resultó influencia decisiva. El dramatismo que imprimía a sus interpretaciones estaba más cerca de voces como la del pianista cubano Bola de nieve (Casablanca) que de Frank Sinatra o Tony Bennett. En los 70 retornaría al disco y a los escenarios sin mucho éxito y necesitaría casi 20 años para recibir el reconocimiento y la bendición de otras músicas. Lou Reed lo invitaría a salir de gira y cantar en Magic and Loss (1992), lo que resultaría esperanzador para Little Jimmy, quien dos años más tarde se luciría con álbum propio en All the Way. La placa marcaría el inicio de una serie de reediciones y de nuevos álbumes que ubicarían al nombre de Scott en su merecido lugar. Twin Peaks y otras bandas de sonido lo tuvieron entretenido por el resto de la década, incluso discos de crossover como Holding Back the Years, en el que se luce con su interpretación de “Jealous Guy”, de Lennon, o “nothing Compares to You”, de Prince, pero inmortalizada por Sinead O’Connor. “En mi lista su voz está entre Johnny Cash, Elvis Presley y Michael Jackson”, señaló tiempo atrás Axl Rose, para sorpresa de muchos.ß

David Caruso De Policías de Nueva York a la pantalla grande y de allí al fracaso de taquilla. El actor pelirrojo regreso a la TV como Horatio Caine en CSI: Miami

Julia Louis-Dreyfus Desde Seinfeld es una de las comediantes televisivas más destacadas. En 2013 se lució en el film Una segunda oportunidad

Sarah Michelle Gellar Gracias a la popularidad de Buffy, la cazavampiros, consiguió papeles en films como Scream 2 y Sé lo que hicieron el verano pasado

tEAtro/flAMEnCo

Jimmy Scott. Un brindis en memoria del pequeño gigante del jazz vocal Sebastián Espósito

warner

Desde España, una gran propuesta la copla negra. ★★★★

muy buena . texto y dirección :

Antonio Álamo.

intérpretes: Alejandra López, Ana López Segovia y Teresa Quintero. música y espacio sonoro:

Mariano Marín. coreografía y ayudanta de dirección: Paloma

Díaz. iluminación: Miguel Ángel Camacho. vestuario: Eunice García. sala: Maipo Kabaret. funciones: De martes a domingos. duración: 90 minutos.

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Scott, en una imagen de 2007

bryan bedder / afp

undada en 2005, dentro del Festival Madrid Sur, la compañía Chirigóticas recorrió con notable éxito diversas capitales europeas mostrando un diferente modo de describir situaciones y personajes. La copla negra es una versión inédita de las temáticas específicamente femeninas. Sus protagonistas, Alejandra López, Ana López Segovia y Teresa Quintero combinan el humor, la realidad y el surrealismo a través de hechos y palabras propias del hombre, pero que la mujer guarda en su interior. Antonio Álamo, un andaluz con una larga trayectoria autoral en España, recrea situaciones con indudable talento en el que mezcla la picardía con los celos, los bailes y cantos flamencos y esa emoción que destila el trío de actrices, siempre dispuestas a cambiarse de papeles dentro o fuera del escenario. La copla negra es, pues, un espectáculo tan divertido como propicio para hallar también en su superficie toda la problemática social y política que ronda por el mundo. Con una atrayente música de Mariano Marín, el mismo que compuso los compases de los films Tesis y Abre tus ojos, ambos de Alejandro Amenábar, la pieza va siguiendo el camino de esos per-

sonajes que desean el triunfo, pero que apenas logran subsistir en esa taberna que sirve, al mismo tiempo, como marco escenográfico y como improvisado vestuario. Las actrices se destacan no sólo por su simpatía (que la tienen, y a granel) sino por su excelentes condiciones para la actuación y para rememorar con garbo los temas más alocados del repertorio andaluz. La anécdota se sigue con indudable interés y muestra que, sin duda, esta compañía decidió concebir un modo teatral alejado de las normas del género y, así, demuestra que todo es válido para recrear una historia (o historieta) en la que se engarzan lo típicamente andaluz con la emoción de transitar con una sonrisa ese micromundo en el que todo está permitido y en el que la mujer aparece como una contrapartida del hombre. Con un humor desgarrado y sin recato la obra trasciende el entretenimiento. Es, sin duda, un modo de ver con ojos atentos y sonrisas cómplices ese alocado universo en el que tres mujeres pueden ser, además de mujeres, hombres que deciden su suerte. El muy buen vestuario y la excelente coreografía ayudan en este regalo para el público porteño.ß Adolfo C. Martínez