Cómo sobrevivir a la información: el resurgir de los Newsletters

Cómo sobrevivir a la información: el resurgir de los Newsletters. Anabella Gonzalez. En una web llena de publicaciones, retweets y menciones, lo constante es ...
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Cómo sobrevivir a la información: el resurgir de los Newsletters. Anabella Gonzalez.

En una web llena de publicaciones, retweets y menciones, lo constante es scrollear y refrescar, aunque siempre nos perdamos algo. Lejos de todo ese “ruido” que satura está la calma, de la mano de los newsletters de contenido. Si bien el formato newsletter no es nuevo y estuvo siempre ligado al correo electrónico, es frecuente asociarlo a los boletines que pueden enviar las marcas queriendo fidelizar o vendernos algo, o los diarios con la recopilación de lo más relevante. Lo novedoso es que se aproveche este canal para compartir contenidos más asociados a los blogs que a la información en sí, en los que sus hacedores son a su vez curadores y eligen, a su criterio, qué y cómo compartirlo. Tal es el caso de varios newsletters que surgieron este año, las temáticas son amplias: cine, filosofía, tecnología, deportes. “Cómo funcionan las cosas” de Valentín Muro, “Elemental” de Tatiana Mon Avalle y “Observando” de Axel Marazzi, son algunos ejemplos. Tienen una frecuencia semanal, llegan al mail si estás suscripto, y buscan generar una relación con quien los recibe: una sensación de ser publicaciones envueltas para regalo. El vínculo entre hacedores y lectores se da en un clima de correspondencia personal donde el newsletter es un respiro: “a partir de la curaduría de contenidos podemos mantenernos informados sin tener que ser nosotros quienes procesemos toda la información disponible” sostiene Valentín Muro. Demasiada información: una de las motivaciones para hacerlos. “Hoy estamos expuestos a mucha más información que la que podemos consumir. Por eso el newsletter vino a ser el nuevo (y viejo) modo de aflojar ese consumo.” Enuncia Valentín Muro, quien escribe “Cómo funcionan las cosas”. En él se plantea consignas semanales que van más allá de lo literal del título: comparte contenidos de su autoría y de demás autores, textos filosóficos y literarios que surgen vinculados a su percepción personal. “No

sólo es una exploración de la curiosidad, de todo lo que conozco semana a semana, sino una exploración personal” comenta y, agrega: “una de las consignas es nunca escribir de manera desvinculada de lo que me pasa con el tema del que escribo.” Tatiana Mon Avalle, quien hace Elemental, sostiene que su iniciativa surge ante la necesidad de consumir noticias de series y que eso no implique estar online de manera constante. “El hecho de que hoy salgan tantas noticias por día dificulta mucho mantenerse actualizado” dice, reafirmando la idea de la importancia de una curaduría de contenidos. La intimidad ante todo. En el correo no hay interacciones de otras personas, ni visualización de cuántos lo vieron o qué les pareció. Esa intimidad que permite el correo electrónico se aprovecha y se potencia en calidad. “Es un formato que te permite entregarle contenido de calidad al lector de manera personal, privada y no invasiva.” Cuenta Tatiana, destacando además que la experiencia es lo que vale: “la sensación que da que una persona te esté hablando a vos y te esté contando algo como si fueras un amigo.” En la misma línea, Valentín alimenta este concepto: “cuando envío un correo lo hago pensando que alguien va a leerme en su intimidad, como un mensaje dirigido a esa persona. Ya no es un post en un blog, un tuit o un video en internet, es un mensaje que escribo para alguien más.” Acá los números no importan. Ante la inquietud de la llegada de lo que hacen, las respuestas son contundentes: no importa a cuántas personas llegan, el objetivo no contempla una llegada masiva. En el caso de «Cómo funcionan las cosas», Valentín sostiene: “no es tan importante el número de personas suscritas como el número que interactúa luego conmigo a partir de los mensajes, o quienes comparten lo que escribo.” Y argumenta que, al revés de la lógica Twitter o Instagram, los números no dicen nada. En un presente en las redes donde los números a menudo dan la sensación de ser el parámetro que determina un éxito, lo cierto es que los newsletters parecen salir airosos de eso, y es allí donde emerge su singularidad. Tatiana, por su parte, coincide con lo anterior: “No creo que sirva de mucho mirar ese

número de forma aislada, pueden ser 100 o 1000, pero lo que verdaderamente importa es la gente que decide abrir el mail y leerte semana tras semana.”