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Como cristianos, creemos que somos salvados por la gracia de Dios, a través de la fe en nuestro. Salvador (Jesucristo); es solo por fe, en Cristo únicamente.
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¿CÓMO SE SALVABA LA GENTE ANTES DE CRISTO?

SOLO POR LA FE ÚNICAMENTE EN CRISTO Como cristianos, creemos que somos salvados por la gracia de Dios, a través de la fe en nuestro Salvador (Jesucristo); es solo por fe, en Cristo únicamente. La salvación entonces, depende de algo que Dios ha hecho por nosotros, en lugar de algo que nosotros hagamos por nosotros mismos. Sabemos que nuestras buenas obras, simplemente no pueden salvarnos, y también reconocemos que Jesús hizo todo lo que era necesario hacer por nosotros; él murió en la cruz para pagar el precio por nuestros pecados. Desde el punto de vista cristiano, Dios no sólo existe, sino que él ha hecho algo para salvarnos y todo lo que él pide es que pongamos nuestra fe en Jesús como nuestro Salvador. Pero ¿qué hay de aquellos que vivieron y murieron antes que Jesús hubiera nacido? Si se requiere de la fe en Jesús, ¿cómo pudieron ellos salvarse antes de su llegada al mundo? Bueno, aquellos que vivieron antes de Jesús fueron salvados exactamente de la misma forma que tú y yo somos salvos; por la gracia de Dios y a través de su fe en el Salvador! Aquellos que vivieron antes de Jesús entendieron la gracia y pusieron su fe en el futuro Redentor…. ELLOS COMPRENDIERON LO QUE ES LA GRACIA Estos primeros creyentes amaban a Dios y querían vivir con él para siempre. Escuchaban atentamente las palabras de Dios conforme les eran reveladas por los profetas y las Escrituras. Como resultado, ellos entendieron la naturaleza de la gracia de Dios. Por ejemplo, David escribió acerca del perdón de Dios y la gracia: Salmo 32:15 (LBLA) “¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el SEÑOR no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño! Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mi gemir durante todo el día. Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí: mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. (Selah) Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al SEÑOR; y tú perdonaste la culpa de mi pecado. (Selah)!” David estaba plenamente consciente de la naturaleza del regalo de salvación de Dios, y Pablo nos lo deja en claro, cuando describe el conocimiento que tenía David a este respecto: Romanos 4:6-8 (LBLA) “….como también David habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras: BIENAVENTURADOS AQUELLOS CUYAS INIQUIDADES HAN SIDO PERDONADAS, Y CUYOS PECADOS HAN SIDO CUBIERTOS. BIENAVENTURADO EL HOMBRE CUYO PECADO EL SEÑOR NO TOMARÁ EN CUENTA.” David entendió claramente que todos somos pecadores que debemos ser salvados por la gracia de Dios (como dice Pablo, “aparte de las obras”). David no fue el único creyente de la antigüedad que sabía que ellos iban a ser salvados por su fe, aún cuando el Salvador aún no había llegado. El Nuevo Testamento nos dice que todos nuestros héroes en la fe, entendieron el papel que jugaba la fe en su salvación: Hebreos 11:13 (LBLA) “Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.” Estos antiguos creyentes ciertamente sabían que sus buenas obras no podían salvarlos; al igual que Isaías, ellos sabían que su ‘santidad’ no era ‘suficiente’: Isaías 64:6 (LBLA) “Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.”

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Los antiguos creyentes también sabían que los estándares de Dios eran imposibles de alcanzar. Sabían que cuando se comparaban con Dios, quedaban demasiado cortos para alcanzar esa altura, y como David, también sabían que a fin de cuentas ni aún los sacrificios de animales iban a satisfacer a un Dios Santo: Salmo 40:6 (LBLA) “Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado; has abierto mis oídos; holocausto y ofrenda por el pecado no has requerido.” ELLOS ESPERABAN AL MESÍAS Los antiguos creyentes, sabían que sus propias obras eran totalmente insuficientes a los ojos de un Dios Santo. Con el limitado conocimiento de Dios que se les había dado en ese tiempo, ellos entendían que Dios tendría que hacer algo dramático para salvarlos. Los seguidores de Dios que vivieron antes de Jesús, pusieron su fe en el Salvador que vendría, quien fue profetizado desde los primeros tiempos. Dios le dijo a Adán y Eva que uno de sus descendientes eventualmente vencería a Satanás….. Génesis 3:15 (LBLA) “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tu lo herirás en el calcañar.” Abraham entendió que Dios proveería un sacrificio por el pecado, al igual que comprendió que Dios proveería un sacrificio sustitutivo para tomar el lugar de su propio hijo, cuando Dios le ordenó a Abraham sacrificar a Isaac: Génesis 22:8 (LBLA) “Y Abraham respondió: Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto, hijo mío. Y los dos iban juntos.” Mirando hacia atrás, miles de años después, Pablo nos recuerda que Abraham fue salvado por su fe. Abraham prosiguió con Isaac hasta el punto del sacrificio, convencido de que Dios, en su bondad, proveería el “cordero.” Romanos 4:3 (LBLA) “Porque ¿qué dice la Escritura? Y CREYÓ ABRAHAM A DIOS, Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA.” Aunque Abraham pudo no haber entendido completamente el papel que algún día jugaría Jesús, o la manera exacta en la que Dios vendría a la tierra para ser sacrificado por todos aquellos que estaban en una desesperada necesidad de un Salvador, él sí sabía que Dios llevaría a cabo todo lo que había prometido, y esperaba ilusionado el futuro día en que Mesías llegaría. Juan 8:56 (LBLA) “Vuestro padre Abraham se regocijó esperando ver mi día; y lo vio y se alegró.” Job tuvo una expectación y esperanza similar y esperaba al Redentor. Él sabía que Dios de alguna forma lo salvaría, aunque no conociera los detalles con exactitud. Job 19:25-26 (LBLA) “Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha mi piel, aún en mi carne veré a Dios.” De manera similar, Moisés también esperaba y creía en la venida del Mesías, y anticipó la recompensa de la salvación. Hebreos 11:26 (LBLA) “… considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.”

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¡Moisés inclusive realizó la Escritura que señalaba hacia el Salvador que vendría! Juan 5:46 (LBLA) “Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.” Y Moisés no era el único. Sabemos que muchos de los profetas y hombres sabios del Antiguo Testamento, hablaron acerca del Salvador que vendría. Enoc, por ejemplo, habló acerca de la segunda venida del Mesías: Judas 1:14 (LBLA) “De éstos también profetizó Enoc, en la séptima generación desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor vino con muchos millares de sus santos.” Aún cuando Enoc no escribió sobre ello en la Escritura, es razonable asumir que él también habló sobre la primera venida de Jesús y su misión en la tierra. Los creyentes escuchaban acerca del Mesías, por medio de sus profetas, quienes describieron claramente dónde iba a nacer: Miqueas 5:2 (LBLA) “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser el gobernante de Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad.” Los profetas también describieron cómo sería traicionado el Mesías: Zacarías 11:12 (LBLA) “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi paga; y si no, dejadla. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata.” Los profetas también describieron cómo moriría el Mesías: Isaías 53:5 (LBLA) “Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados.” Y los profetas también describieron el hecho de que el Mesías resucitaría: Salmo 16:10 (LBLA) “… pues tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción.” Isaías 26:19 (LBLA) “Tus muertos vivirán, sus cadáveres se levantarán. ¡Moradores del polvo, despertad y dad gritos de jubilo!, porque tu rocío es como el rocío del alba, y la tierra dará a luz a los espíritus.” De hecho, se había escrito y profetizado tanto acerca del Salvador, que ¡aún aquellos que precedieron a Jesús fueron capaces de reconocer su llegada! Hechos 10:43 (LBLA) “De éste dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados.” Los detalles fueron claros para aquellos que honestamente amaban a Dios lo suficiente como para escudriñar las Escrituras. Es por lo que Jesús esperaba que alguien como Nicodemo entendiera la verdad del evangelio aún antes de su (Jesús) aparición: Juan 3:10 (LBLA)

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“Jesús respondió y le dijo: Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas?

SOLO LA SUFICIENTE FE ÚNICAMENTE EN EL MESÍAS Los santos del Antiguo Testamento, entendieron el papel y la importancia de la fe, y ellos esperaban la llegada del Redentor y Mesías que los salvaría. Eso realmente no debía sorprendernos, puesto que de acuerdo a la Biblia, el sacrificio de Jesús en la cruz fue planeado por Dios desde el principio de los tiempos. Apocalipsis 13:8 (LBLA) “Y la adorarán todos los que moran en la tierra, cuyos nombres no han sido escritos, desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado.” Aquellos que amaban a Dios y vivieron antes de Jesús, sabían que sus pecados serían expiados por el sacrificio de este Salvador. Isaías 53:6 (LBLA) “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el SEÑOR hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros.” Romanos 3:25 (LBLA) “… a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente.” Al igual que nosotros, los primeros creyentes fueron salvados únicamente por gracia, únicamente a través del Salvador; aún cuando su entendimiento del Salvador no haya sido tan completo como lo es el nuestro en la actualidad. Ahora, algunos podrán argumentar que su fe estaba incompleta; ellos no entendían exactamente la identidad del Mesías, y no sabían exactamente de qué forma Dios llevaría a cabo el sacrificio necesario para salvarlos. Pero piensa en esto por un minuto: ¿Quién entre nosotros tiene una fe absoluta? Si tú eres un cristiano, ¿eres absolutamente conocedor de todo lo que debe saberse acerca de Dios, su Salvador y su plan de salvación? ¿Qué tan teólogo debes ser para ser salvo? ¿Debe ser tu fe absoluta, o hay algún nivel de suficiencia que se requiera? ¿Qué tanto necesitas saber si eres salvo? Por ejemplo, ¿puedes responder cualquier pregunta respecto a la Trinidad? ¿Entiendes absolutamente cómo es que Jesús pudo ser totalmente humano y al mismo tiempo totalmente Dios? ¿Tu falta de comprensión absoluta te descalifica para la salvación? Se espera que cada uno de nosotros haga lo más que pueda con la información que tenemos. Algún día, cada uno de nosotros será responsable por la información que hayamos recibido de Dios. Se nos preguntará, “¿Qué hiciste con lo que te revelé a ti?” Al igual que nosotros, los santos del Antiguo Testamento hicieron lo más que pudieron con lo que se les había revelado a ellos. Ellos pusieron su fe en todo lo que Dios les había dado. Y esta fe en Dios y su promesa de un futuro Salvador fue suficiente para que ellos fueran incluidos en la familia de Dios. Material traducido de www.pleaseconvinceme.com Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

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