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Domingo 6 de enero de 2008
FUTBOL
Informe especial
La pelota Cada vez hay más cuentos y novelas sobre la actividad, y las editoriales ven un mercado redituable; la sensación es que el deporte más popular del país, tantas veces criticado por los sectores ilustrados, logró liberarse de los prejuicios y ahora también está de moda en el mundo de los intelectuales Por Pablo Hacker De la Redacción de LA NACION
C
omo fenómeno, el fútbol ha sido objeto de crítica por parte de distintos sectores intelectuales. “Desprecio este deporte y a las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan”, dijo alguna vez el escritor británico Rudyard Kipling, en 1880, y, de alguna manera, inauguró los comentarios negativos. Más cerca en el tiempo y en una versión más nacional, Jorge Luis Borges también se despachó: “Es feo estéticamente. Once jugadores contra once, corriendo atrás de un balón no son especialmente hermosos”, expresó. Estaba claro que entre las letras y la pelota no había amor. Transcurrió el tiempo y el fútbol empezó a ser aceptado como parte de la cultura popular. En la Argentina, a mediados de los setenta, un grupo de hombres encabezados por Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa, quizá las dos mejores plumas futboleras de la Argentina, más Juan Sasturain y Alejandro Dolina, se decidió a escribir sobre el deporte que tanto amaban y así la ficción también se adueñó de la pelota, ya que por entonces lo más común era leer crónicas deportivas. Hoy, el fenómeno ha crecido y son cada vez más las editoriales que apuestan por el fútbol. Hay cuentos, novelas, libros históricos e investigaciones periodísticas, todas con la N° 5 como referencia, y hasta una editorial especializada en estos temas como ediciones Al Arco (ver aparte). Incluso, algunas obras ya fueron best sellers, como Y el fútbol contó un cuento, de Alejandro Apo, y Hablemos de fútbol, de Víctor Hugo Morales y Roberto Perfumo, entre otras. Según la Agencia Argentina de ISBN (International Standard Book Number), en 1996 se publicaron 21 títulos con la temática fútbol; mientras que, en 2005, fueron 65 los ejemplares, y, en 2006, 59. Dentro de la categoría narrativa argentina, hay 48 libros que contienen en su título la palabra fútbol, pero, desde la Cámara Argentina del Libro, aseguran que la cantidad sería mayor, porque
hay muchos que escriben sobre este deporte, aunque al registrarlo no hacen ninguna mención temática. “En la Argentina, hasta la década del sesenta, los sectores ilustrados separaban de la cultura a todas las manifestaciones que estuvieran fuera de las bellas artes y la literatura. El fútbol era un fenómeno desdeñable, que se asociaba a la irracionalidad de las masas”, dice Sasturain, que a mediados de los ochenta publicó El día del arquero. Luego, sigue: “Con la cultura de masas, se amplió el concepto. A partir de los setenta, se empezó a mirar de otra forma algunas actividades y se visualizó a los escritores futboleros. Lo nuevo es que, a partir de los ochenta, el fútbol entra como elemento de ficción en forma regular”. Hasta mediados del siglo pasado, prácticamente no había títulos futboleros. Apenas se pueden nombrar al cuento Puntero izquierdo, de Mario Benedetti (“Para mí, fue la obra fundacional de la literatura futbolera”, destaca el periodista Alejandro Apo) o Suicidio en la cancha, de Horacio Quiroga. Con los textos de Fontanarrosa, cuya muerte el año último ha enaltecido a este tipo de literatura, y la aparición de la antología del poeta Roberto Santoro, Literatura de la pelota, que hace muy poco se reeditó, el fenómeno empezó a crecer, y hoy al recorrer alguna librería de la Argentina uno puede encontrar escritos sobre el tema del uruguayo Eduardo Galeano o del mexicano Juan Villoro, y también hay lugar para el libro de cuentos sobre la pelota de Larry de Clay, uno de los humoristas del programa de televisión Showmatch. En el medio, aparecen textos de periodistas deportivos, cuentistas contemporáneos como Eduardo Sacheri y biografías de deportes. Desde Diego Maradona hasta Marcos Di Palma. “Abrimos un espacio necesario, porque estos libros eran rechazados por otras editoriales, que ahora ven lo que hacemos y están interesadas”, piensa Julio Boccalatte, uno de los fundadores de Ediciones Al Arco, que en cuatro años editó por lo menos 25 títulos sobre deporte. En otros sellos, cada vez miran más hacia el sector, aunque descartan que sea un boom. “Había un preconcepto de que el fútbol no vendía, predominante en los ochenta y en los noventa. Cuando Planeta editó el libro Yo soy el Diego, con la historia de Maradona, se descubrió que era un buen nicho comer-
Críticas de todas las ideologías, según Sasturain “En la Argentina, el fútbol fue criticado por los puristas desde su profesionalización, en la década del 30. En los sectores de derecha, había un desdén hacia la pelota por considerar a este deporte como una práctica popular. Desde la izquierda, el progresismo consideraba a todo lo que fuera entretenimiento como alienación y pan y circo. Recién a fines de los sesenta se lo empezó a mirar de otra manera”, contextualiza Juan Sasturain.