Bovo La felicidad en un cantero

30 dic. 2011 - Me dijo: “Suerte que vine ahora que está el jacarandá florecido, porque si no este barrio es muy gris, como sin vida”. Ilustraciones: María Elina.
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Bovo

La felicidad en un cantero

Una tarde la llevé a Puerto Madero. Me dijo: “Suerte que vine ahora que está el jacarandá florecido, porque si no este barrio es muy gris, como sin vida”

Las vacaciones de mi madre POR ANA MARÍA BOVO Para La Nacion

N

i en el mar, ni en la montaña. Se veraneaba en casa de otra gente. En la valija de cartón, mi mamá llevaba algunos vestidos de entrecasa, uno nuevo, el camisón, y una bolsita de lienzo color crudo que a último momento agregaba mi abuela. Sobre la trama accidentada de la tela decía “Semillas”. A los catorce años, por ejemplo, viajó a visitar a su madrina que había emigrado a otro pueblo, a orillas del Paraná. Parece ser que una nueva planta de celulosa –una fábrica de papel– prometía

vivienda propia y trabajo. Todas casitas iguales, con un jardín chico adelante. Cada quince minutos se tapaba la nariz mi mamá porque de las chimeneas salía un olor apestoso, mezcla de afrecho y coliflor hervido. Cuando se iba, se respiraba de nuevo el perfume de jazmines y azucenas. ¡Y cuántas novedades! En el hogar de su madrina, otros manteles, otras sábanas, otras voces en la mesa y, a lo largo de la calle que llevaba al río, otra gente en las veredas. Otras chicas de su edad.

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25 Viernes 30 de diciembre de 2011

Ilustraciones: María Elina