La felicidad de trabajar en teatro

Charly García, David Lebón y León. Gieco y los uruguayos Jorge Nasser y Eduardo Mateo. EFE. Roman Polanski. Muy buena.. El último encuentro, de ...
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Espectáculos

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Domingo 11 de enero de 2009

TEATRO (Variedades)

Claudia Lapacó: estrena Tres viejas plumas, con dirección de Marcelo Moncarz

Fracaso judicial de Polanski LOS ANGELES (DPA).– El director de cine Roman Polanski fracasó en su intento de trasladar el caso pendiente que tiene en un tribunal de Los Angeles a otra corte, después de que el juez encargado del proceso, Peter Espinoza, rechazase la solicitud de los abogados del realizador. El director de El pianista o Chinatown, de 75 años, solicitó en diciembre pasado que se suspendiera un proceso pendiente desde 1977 en Los Angeles. En ese entonces se reconoció culpable de haber tenido relaciones con una menor de 13 años, pero huyó

La felicidad de trabajar en teatro

EFE

“Lo que más me gusta es lo que puedo provocar en la gente, lo que puedo producir en ellos”, afirma la actriz HERNAN ZENTENO

Continuación de la página 1 columna 2 muy convencida cuando se le pregunta acerca de cómo organiza los proyectos en los que participa. “No organizo, no sé hacerlo. Leo todas las obras que me acercan, me reúno con los directores que me llaman o los productores. Soy sólo una intérprete. No sé armar proyectos. Lo que me ofrecen, si me inquieta, me dispara cosas.” El lugar del ensayo es lo que más la fascina. Allí siente que el tiempo se detiene y sólo está dispuesta a buscar. “Así es el trabajo”, afirma. –¿Y en las funciones qué sucede? –¡Adoro las funciones! Por suerte, soy una persona bastante estable de humor y me gusta reírme y estar contenta. En las funciones, doy todo. No me guardo nada. Y si no doy más es, quizá, porque ese día no tenía más. Nunca en una función estoy baja y, cuando menos gente hay, más atenta estoy, porque voy a actuar para ellos, no para los que no vinieron. Y ellos se tienen que ir contentos y darse cuenta que tuvieron razón en venir. Lo que más me gusta es lo que puedo provocar en la gente, lo que les puedo producir. Porque a mí, esta profesión, más felicidad no me puede dar.

Claudia Lapacó y Marcelo Moncarz, director de Tres viejas plumas, se conocen desde hace tiempo. El fue el asistente de dirección de Corpiñeras, la obra de Miriam Russo, que, junto con Lucrecia Capello, la actriz estrenó en el teatro Regina bajo la dirección de Helena Tritek, en 2000. Entre ellos fue creciendo una bella amistad y la Lapacó hasta aceptó que la dirigiera en grandes piezas dentro del ciclo Teatrísimo, como Elenco interesante: Navarro, Montes, Lapacó y Julio López La tres hermanas, de Anton Chejov, y Doña Rosita la soltera, PARA AGENDAR de Federico García Lorca. El año paTres viejas plumas, de Claudia Piñeiro. sado, a propósito de los cien años del Intérpretes: Claudia Lapacó, Adrián Maipo, se organizó un ciclo de teatro Navarro, Marcos Montes y Julio López. semimontado y la intérprete tuvo la Dirección: Marcelo Moncarz. posibilidad de encontrarse, por priMaipo Club, Esmeralda 443. Tel. 4322mera vez, con esta madre que ahora 4882. De jueves a sábado, a las 21, y recupera. domingo, a las 20.45. Desde 40 pesos. “Al principio, dudé en hacerla –comenta–, pero el día que hicimos aquella función semimontada ocurrió algo con la gente, tan conmocionante, que acá estoy muerta, todo el tiempo escusentí que se cerraba la historia y que chando y, cuando hablo, ellos no me debía aceptar. Y es muy bueno. Siem- oyen. Pero estoy encantada.” pre me llaman para roles fuertes, per–¿Qué provoca ese encantamiensonajes que llevan la voz cantante. Y to?

–La obra de Claudia Piñeiro muestra cómo una persona, con poco, puede ser feliz y puede estar contenta. Esa es la teoría que tengo de la vida. Hay gente que se queja todo el tiempo, por más que tengan amor y dinero, son amargos. Y hay gente que con poco logra la felicidad. Y esta mujer es un buen ejemplo. Lapacó dispara algunos SONIA SUAREZ datos sobre el personaje y lo hace de una manera muy conmovedora. Cuando relata es como si se transformara en esa esposa que muere muy joven a causa de una enfermedad y deja a su marido –un bicicletero de no muy buen carácter– y a sus dos hijos. Hay dos momentos que surgen de ese relato que resultan de una extrema belleza. Y la actriz se encarga de que así los reciba este cronista. Sucede que baja la voz, recupera unas imágenes muy potentes de esas escenas y las transmite con suma sencillez y casi poéticamente. La primera se relaciona directamente con el título de la pieza –Tres viejas plumas– y consiste en un acto que la madre de-

sarrollaba con sus hijos para provocarles la risa, algo que en la familia estaba prohibido. Y la segunda parte de una pregunta: “¿cuando pasás por una bicicletería, alguna vez te detuviste a pensar en la historia del dueño de cada bicicleta? Esta mujer lo hacía y en un momento dice: «Es lindo vivir en una casa llena de bicicletas, yo fui feliz allí. Por cada bicicleta que entraba, entraba una historia, una vida». Estas ideas de Claudia Piñeiro me resultan sumamente emocionantes”. En este proyecto, Claudia Lapacó comparte elenco con tres actores con los que también la une el afecto. “Adrián Navarro fue mi hijo en televisión, en Doble vida; a Marcos Montes, lo admiro profundamente, y a Julio López, con quien nos conocemos desde hace muchos años y hasta hemos trabajado juntos, le tengo un profundo cariño.” Alejada en este momento de la televisión. Al cine, por ahora, lo ha dejado de lado porque dice que siempre la llaman para hacer sólo una escena, Claudia Lapacó disfruta del teatro. “Es mi pasión –confiesa– y siempre lo hago con la misma ingenuidad y la misma curiosidad, y ya tengo 50 años de profesión.”

Roman Polanski

de los Estados Unidos antes de que se anunciara la condena. Sus abogados consideran que errores del juez y de la acusación de ese entonces justifican la suspensión del juicio. Según algunas informaciones, si Polanski comparece, podría quedar detenido. Por eso, los abogados quieren trasladar el caso Polanski a otro tribunal.

Chimentos a la medianoche El periodista Luis Piñeyro se sumó a la programación de América24 con América24 Espectáculos, un espacio dedicado a repasar las noticias más importantes del día con una cobertura de lo que sucede en Mar del Plata, Córdoba y Buenos Aires. Se trata de un compacto con información de cine, teatro y televisión de media hora diaria, a la medianoche.

Se suicidó Gonzalo Farrugia El músico uruguayo Gonzalo Farrugia, que fue baterista en conocidas bandas de rock de su país y de la Argentina, puso voluntariamente fin a su vida. Farrugia formó parte de los grupos uruguayos Psiglo y Níquel, en las décadas del 70 y del 80 y de las bandas argentinas Crucis y Porsuigieco. El músico “no atravesaba un buen momento y se encontraba muy deprimido”, dijeron sus allegados, citados por Montevideo Portal. El sitio del diario El País agregó que Farrugia compartió escenario con Charly García, David Lebón y León Gieco y los uruguayos Jorge Nasser y Eduardo Mateo.

GENTILEZA DE GIANNI MESTICELLI

Fernando Heredia, Hilda Bernard y Duilio Marzio hacen trabajos sobresalientes

Magnífica versión de una novela de Márai Muy buena

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El último encuentro, de Sándor Márai. Versión teatral: Christopher Hampton. Traducción: Soledad Lagos. Intérpretes: Duilio Marzio, Hilda Bernard, Fernando Heredia. Música original: Lucas Fridman. Escenografía: Alicia Leloutre. Vestuario: Lorena Díaz. Iluminación: Magalí Acha. Asistente de dirección: Julieta Aure. Dirección: Gabriela Izcovich. En La Comedia (Rodríguez Peña 1062). Jueves a sábados, a las 21; domingos, a las 20. Duración: 70 minutos.

Cincuenta años debieron transcurrir para que la excelente novela de Sándor Márai El último encuentro llegara a manos de los lectores de este notable narrador, dramaturgo y periodista húngaro. Ahora también una muy buena versión teatral de ese texto posibilita el encuentro con sus personajes desde otro lugar. Ya la imaginación del lector no mediatiza esa historia. Unos cuerpos presentes fortalecen a esos seres diseñados por Márai y de una manera notable. En El último encuentro dos, alguna vez entrañables amigos, vuelven a verse después de 42 años. Entre ellos se impone una constante presencia femenina que se duplica: la de una esposa-amante ya fallecida y la de una criada que conoce exactamente la intimidad de esos seres y, por eso, puede completar sus discursos, aclarar y poetizar sus pensamientos y, hasta hacer que esa reunión resulte menos patética. Los hombres son mayores y, cada uno a su manera, posee una sabiduría particular. La exponen en escena y, tanto el exacerbado discurso de uno como los elocuentes silencios del otro, provocan una profunda inquietud que lleva a severas reflexiones sobre el pequeño y gran acto de

vivir, amar, querer a un amigo, sentirse traicionado, no comprendido, solo, vacío… mientras se espera la hora de la muerte. Unas preguntas requieren de unas respuestas y ellas no llegan o, en verdad sí, pero de una manera tan conmocionante. En esa noche en la que transcurre la acción se han develado unas historias, se ha buscado la verdad. El silencio, que finalmente ha cubierto todo, es muy profundo y no es buen presagio. Una muy delicada dirección de Gabriela Izcovich –segura, provocando la pura actuación, equilibrando tiempos de la acción y los de esos actores y, donde además, no faltan algunas señales que asoman en todos sus espectáculos– ha posibilitado que esos personajes encuentren a unos intérpretes ideales y logren, desde su propia sabiduría de actores, que esos tres seres se descubran en una acabada plenitud. Con fuertes presencias completan el espacio. Conocen la intimidad del teatro, narran con el cuerpo, saben que cierta austeridad de recursos provoca y que cierta elocuencia verbal desestabiliza y tienen, esa profunda convicción de que la palabra puede arrastrar la imaginación hasta donde lo necesite.

El protagonista En roles pequeños, Hilda Bernard y Fernando Heredia se imponen con fuerza. Duilio Marzio, el gran protagonista, logra que su extenso monólogo crezca de manera creativa, buscando riguroso apoyo en el cuerpo, en la imaginación y, sobre todo, en la voz. Hasta su respiración aporta la justa intensidad al discurso. Una magnífica escenografía de Alicia Leloutre completa el espacio, contiene ese mundo y también lo ayuda a vibrar.

Carlos Pacheco