Gergana, hija de Donka, con los objetos personales de su madre: sus cenizas, su ordenador y otros enseres
INMIGRACIÓN Y NECESIDADES SOCIALES Intervención Social desde el Ingreso en una Unidad de Cuidados Paliativos Podemos definir Migración, como el desplazamiento de personas o grupos humanos de unas zonas a otras, cambiando de residencia y permaneciendo de forma temporal o definitiva en el lugar de adopción. La inmigración en España, responde básicamente a motivos económicos, a la búsqueda del inmigrante de nuevos horizontes para mejorar sus condiciones de vida. El 13,15 % de los madrileños empadronados en la Comunidad de Madrid son extranjeros, contando con que el 51,55% son mujeres y siendo la población venezolana la que más ha crecido a lo largo de 2015. En Madrid, la nacionalidades empadronadas por este orden son: Rumanía, Marruecos, China, Ecuador, Colombia, Perú, Bulgaria y República Dominicana, por lo que se refleja que Madrid es una región de oportunidades y crecimiento, elegida por muchas personas para empezar una nueva vida, a la búsqueda de nuevos horizontes para mejorar sus condiciones de vida, siendo la media de edad de esta población inmigrante de 33,9 años. Este crecimiento de la población inmigrante también se ha convertido en una realidad dentro del contexto hospitalario y sobre todo en el ámbito de los cuidados paliativos, siendo un reto la intervención SOCIAL con el paciente inmigrante. El Trabajador Social es el profesional que asume dentro del equipo, el tratamiento de los problemas psico-sociales que aparecen en relación con la enfermedad, bien como aspectos que tienen que ver con el desencadenamiento de la misma o como consecuencia de ella. La intervención social se realizará desde el primer día de ingreso por lo burocrático de las gestiones y el escaso tiempo de vida del paciente. El Trabajador social sanitario debe tener una formación adecuada para hacer frente a lo que se consideran dificultades del sistema sanitario con la población inmigrante y el manejo y las habilidades que se requieren para trabajar con dicha población al final de la vida: barrera idiomática, desconocimiento de valores, religión, creencias, significados, situación legal… Cuanto antes conozcamos las necesidades de los paciente inmigrantes y sus familias, antes se establecerá un plan de intervención, dando un enfoque multidimensional. Donka fue una paciente paliativa, de 48 años, de origen búlgaro, que ingresó en nuestra Unidad de Cuidados Paliativos en julio de 2016, diagnosticada de un cáncer de pulmón con metástasis pulmonares y óseas. Era un mujer que llegó a nuestro país en busca de mejores condiciones de vida, y se encontró en un momento de ésta, con un diagnóstico atroz, en una situación de no tratamiento curativo, y en una situación de soledad, dado que no tenía ningún familiar en España. Realmente no sabemos hasta que no conocemos un caso así, cuánto de doloroso puede ser el diagnóstico de una enfermedad irreversible, pero cuánto más doloroso morir en soledad en un país que no es el tuyo.
Conocer al paciente, su entorno, sus costumbres, sus ideas, sus valores, en la etapa final de su vida, es esencial en cualquier paciente, pero sobre todo en los pacientes inmigrantes donde trabajando todos estos aspectos con ellos, se facilitará un buen trabajo y un buen MORIR. Ante la situación de vulnerabilidad y fragilidad en la que se encontraba Donka, sin conocer prácticamente el idioma, y con el tiempo corriendo en su contra, se propone con ella unos objetivos a conseguir, en un plazo corto de tiempo, dado que ella intuye el pronóstico de vida. Establecer un vínculo de confianza con la paciente y la necesidad de tomar ciertas decisiones en un plazo no muy largo de tiempo es fundamental para llevar con éxito un caso, y somos los Trabajadores Sociales, los profesionales idóneos por las habilidades, la experiencia y la formación, los que debemos establecer dicho vínculo. Es el paciente el verdadero protagonista de su historia, tomando ella misma las decisiones hasta el final, donde es una cuestión de derecho que hay que conseguir. Hemos visto por la experiencia como el no dominar la lengua de un país, puede hacer que el paciente llegue a una situación de aislamiento que hay que evitar, cuestión por la que se contactó con una ONG, “Seti”, llegando Julia, su mediadora interlingüística, a acudir a diario en el pase de visita médica, lo que permitió a la paciente decidir en cuestiones sobre su salud como titular del derecho a la información asistencial. La ley 41/2002, reguladora de la autonomía del paciente y de sus derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica establece que: “la información y la documentación clínica serán verdaderas y se comunicaran al paciente de forma comprensible y adecuada a sus necesidades (cap. 2, Art.1). Los mediadores e intérpretes representan un pilar fundamental para la garantía de esos derechos. Resaltar la gran labor de Julia durante todo este proceso, dado que no se limitaron sus visitas sólo como intérprete, sino que entre ellas, ambas compatriotas de una edad similar , se produjo una amistad durante la estancia de Donka, que traspasó fronteras. Durante su estancia se procuró que gracias a las nuevas tecnologías, Donka no dejara de estar en contacto con sus hijos en Bulgaria y Londres y que fuese ella y así se respetara, la información que quiso ir transmitiéndoles. Es importante abordar, desde nuestro trabajo, ciertas cuestiones prácticas, aunque sean muy dolorosas, que había que tratar, como el qué hacer con su cuerpo al fallecimiento y a quién avisar. Son cuestiones que aunque parezcan imposibles y difíciles de abordar, producen un gran alivio cuando se tratan cara a cara con el paciente. Ella quiso ser incinerada y se procuró que así fuese, gestionando un entierro social para personas sin recursos. El trabajo social también implica una labor de acompañamiento durante todo el proceso de hospitalización intentando comprender el sufrimiento de la otra persona, para procurar más calidad en la asistencia. Muchas veces sobran las palabras en las visitas, un apretón de manos, un abrazo, el propio silencio…es suficiente en muchas ocasiones para transmitir nuestra presencia y nuestro apoyo. Donka falleció el día 2 de julio en nuestra Unidad, arropada por todo el equipo de paliativos y de Julia, su mediadora y Miguel, su casero y amigo. Mi gran reconocimiento a esas personas que salen de su país en busca de mejores condiciones de vida, buscando un futuro prometedor y que fallecen en ese país que los acoge pero lejos de su casa. Gracias a Julia, su intérprete, que más allá de sus competencias, creó una relación de amistad con Donka, durante su estancia en el hospital, acompañándola en el final de su vida. Julia llevó personalmente las cenizas y las entregó a su familia en Bulgaria, para que pudieran enterrarla junto a sus padres. Fdo. Silvia Celemín Mengual Trabajadora Social Sanitaria Hospital San Rafael
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