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ENFOQUES
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Domingo 20 de mayo de 2012
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El perfil
Ariel Lijo, el juez que tiene en sus manos el futuro de Boudou
Conectados
La ciencia narrativa o el periodismo robot GASTON ROITBERG LA NACION
Aunque tuvo afinidad con la justicia menemista, llegó al fuero federal con el kirchnerismo como parte de una prometida renovación. Hoy está al frente de las dos causas que comprometen al vicepresidente y muchos esperan ver hasta dónde llega su promesa de juez independiente ROMINA MANGUEL PARA LA NACION
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acía tiempo que no se hablaba de él. Por lo menos no salía su nombre en los diarios. Su imponente anatomía había saturado los canales de televisión en marzo de este año cuando elevó a juicio oral la causa por encubrimiento del atentado a la AMIA tendiéndoles al ex presidente Carlos Menem y al ex juez Juan José Galeano, entre otros, el puente que los deja sin escalas en un juicio oral y público. Pero el 27 de abril, cuando en la bolilla virtual del sorteo se leyó el número 4, Ariel Lijo supo que tendría que reemplazar al recusado juez Daniel Rafecas y ponerse al frente de la causa Ciccone en la que está imputado, nada más y nada menos, que el vicepresidente de la Nación. De ahí en más, todas decisiones difíciles. Entre ellas, apartar o dejar en la causa al fiscal que estaba investigando, Carlos Rívolo. Lijo lo pensó. Mucho. Y se tomó unos días más de los tres que le marca el código. Todos los ojos estaban en su juzgado. ¿Jugaría para Boudou? ¿Sería funcional al gobierno que lo nombró corriendo de la cancha al fiscal que parecía incomodar a todos? ¿Les pasaría la pelota a sus superiores en la Cámara, consciente del costo político de la jugada? Todas las opciones parecían malas y las que no, peores. Pero Lijo sorprendió con una resolución inteligente y sumamente elegante que no se condice con su actitud de adolescente tardío que no termina de acostumbrarse a la corbata. Y en un pase de magia destapó la causa por enriquecimiento ilícito que también tenía su juzgado, unificó ambas causas, y sin tener que dejarlo afuera, Rívolo dejó de ser el fiscal de Ciccone. Los veinte años de escribir en tribunales le agilizaron la mano y resumieron conocimientos y picardías aprendidas en una resolución de algunas pocas páginas. Entrar a tribunales Hijo de dos maestros, Lijo nació en el Churruca por una extraña decisión de su padre de asilarse en la Policía para evitar el servicio militar. Y ahí estuvo unos pocos años, entre ellos en 1968, cuando nació el primero de los tres varones, Ariel Oscar. Históricos de Villa Dominico y dueños de un polirrubro en Sarandí, nada hacía prever que el primogéntio desembarcaría en el fuero federal, el más famoso y el que más poder concentra, entre otras cosas, porque es el que investiga, cuando lo hace, a los funcionarios públicos. Después de cursar en el Nacional Buenos Aires, donde entró con lo justo –que de tan justo no le alcanzó para recibirse en el prestigioso secundario y se fue con un par de previas al Nacional 7 de San Telmo–, Lijo enfiló para la facultad de Derecho. Sin tener claro por qué. Sin vocación definida y sin estar dispuesto a resignar las satisfacciones inconfesables del barrio. Sólo tenía una duda, si hacerlo en la UBA o en La Plata. La aspiración de clase inclinó la balanza. ¿ Por qué ir a la ciudad de las diagonales si podía hacerlo en Recoleta? A los 18 años, con rulos hasta los hombros y librando una lucha eterna contra la balanza, su único anclaje con la Justicia era la esposa de un primo segundo que tenía un título de abogada y un estudio en la casa. Lijo empezó a trabajar con ella. Por la tarde le cuidaba al hijo y le hacía trámites por la mañana. Odió los tribunales desde el primer día en que empezó a recorrerlos: Morón, La Plata, San Isidro. Detestaba los viajes, el calor, las mesa de entradas. La falta de vocación y el aburrimiento hicieron que estuviese a punto de abandonar una y mil veces. Pero Federico Merlini, actual juez de ejecución de Quilmes y entonces sólo su amigo buen mozo de San Isidro con el que cursaba materias, le consiguió
una entrevista en un juzgado. El día anterior, Lijo fue hasta una peluquería de Avellaneda donde dejó sus rulos. El pelo fue lo primero que entregó para entrar a Tribunales. Fue meritorio, pinche, super pinche, y siempre, cargo tras cargo, repetía como un mantra “ me quiero ir, me quiero ir”. Su mamá intuía que algo bueno podía pasar. Y le pedía que aguantara un poquito más. Hasta que finalmente su suerte tuvo nombre de mujer: María “Piru” Riva Aramayo, la mujer más fuerte del menemismo en la Justicia, artífice de maniobras inverosímiles que garantizaron impunidad de funcionarios durante todo el menemato. Ella lo incorporó a su círculo áulico. Primero en la fiscalía de la Cámara del Crimen y después, en 1993, en la codiciada Cámara Federal Porteña. Lijo no tardó en entender dónde estaba: los cientos de aspirantes a jueces que desfilaban por su despacho buscando su bendición y otros tantos magistrados que buscaban a “la Piru” para que les diera coordenadas hacían imposible disimular la ascendencia de esta mujer que solía correrle el velo a la Justicia. Le enseñó mucho. Y lo apuró: “Si no te recibís este año sos un boludo”. Las veces que Lijo la recuerda es para rendirle una Nombre y apellido: reivindicación priARIEL OSCAR LIJO vada: “La Piru era Edad: 43 una tía. Tipos a los que hizo jueces desInfancia en Villa Dominico: pués, cuando cayó Hijo de dos maestros, creció en Villa en desgracia, no la Dominico, barrio en el que aún viven llamaban ni para sus padres y que visita todos los fines Navidad”. El no la de semana. Está casado en segundas esconde. Siguió su nupcias y tiene tres hijos. consejo, puso el pie en el acelerador y Los inicios de su carrera judicial: dio 14 materias en Terminó su carrera de abogado en la UBA siendo ya empleado judicial, un año. Sus comen la Cámara del Crimen, durante el pañeros de estudio menemismo. Con el título en la mano, recuerdan que su fue ascendido a prosecretario. único recreo era mirar capítulos de diez minutos de Los Picapiedras en Cartoon Network. A Lijo concursaba para ser juez federal. Salió los 25 años Ariel Lijo seguía viviendo con primero en el examen, pero quedó quinto en sus padres en Dominico, miraba dibujitos la terna. Y llegó a juez sólo porque otros de animados y crecía bajo al calor de la justicia los ternados se fueron “cayendo”: Eduardo menemista. Cuando le llevó el diploma con “Chiche” Freiler finalmente fue nombrado un seis modesto, “la Piru” Riva Aramayo lo camarista y José Barbaccia terminó arrasnombró prosecretario de la Cámara. Des- trado por el escándalo del encubrimiento de pués secretario de la vocalía hasta llegar a AMIA. “Me nombraron porque no quedaba nadie más a quien nombrar”, dice con cierta secretario. En ese marco conoció al ex camarista sorna. Sus amigos del fuero no dudan en federal Gabriel Cavallo, que se convirtió en calificar a Cavallo como “ un obstáculo” en su cuñado, en su mejor amigo y en su peor la carrera de Ariel”. Hoy, la relación entre pesadilla. Con él, en los viejos buenos tiempos, ambos es distante, asegura un amigo de viajaron tres días de ida y tres de vuelta para ambos. Tan distante como la que mantiene estar en Tokio sólo 16 horas con el único fin con su colega Norberto Oyarbide, de cuyo de ver a Boca. Y fue por ese misterio de las juzgado sólo lo separa un pasillo. ¿La razón casualidades permanentes que Ariel Lijo se de las distancias? En la causa por los mediquedó con el juzgado que ocupaba Cavallo camentos truchos, Oyarbide dio en el punto cuando a éste lo ascendieron a camarista débil de Ariel Lijo: transcribió una converfederal. Cavallo se erigió en público como su sación entre el hermano del juez y uno de los Pigmalion. Y Lijo heredó los pocos amores y imputados. Porque si para el juez Lijo su ex sobrados odios que su entonces cuñado había cuñado resultó una pesadilla, su hermano cosechado en Tribunales. Pero a puertas Alfredo –41 años, abogado y socio en un escerradas, la realidad contaba otra historia, tudio junto con el hijo de Ricardo García– es de desencuentros y de traiciones, que fueron el protagonista que surge inexorablemente reflejadas en la prensa en el momento en que como primer argumento a la hora de atacar
Quién es
su independencia como juez. Las suspicacias que genera la presencia de “Freddy” en el despacho de Ariel son constantes entre sus detractores. Lijo es tajante: “ No voy a negar a mi hermano. Es mi hermano y no litiga ni en este juzgado ni en este fuero”. Maneja una Picasso familiar modelo 98 y, cuando trabaja, se sienta junto a su chofer en el Megane que le da la Corte. Padre de tres hijos y con dos matrimonios en su haber, la segunda vez que dijo “sí, quiero”, Lijo no solo cambió de mujer sino de ámbito. Sus primeras nucpcias las había celebrado en la Iglesia Metodista de La Boca. En 2010, ya con el cargo de juez, eligió para celebrar su nueva boda el Sheraton de Pilar y, entre sus invitados estelares, estuvieron Daniel Scioli, José Pampuro, Jorge Brito y Gregorio Whertein. Había otros cientos disfrutando en el salón principal del hotel donde parecía haberse trasladado el tout de tribunales: menos Oyarbide circulaban todos con pinchos de langostinos en la mano. Hoy vecino de Barrio Norte, sigue yendo los fines de semana a Dominico, a la vieja casa familiar donde todavía viven sus padres y en donde atesora 300 canarios a los que cría y vende en la feria “para salir hecho”. Apasionado confeso de la canaricultura, se relaja analizando las posibles cruzas, los colores y pelajes. Especulaciones más lúdicas y con menos costo que las que tiene que volcar en los expedientes. Con excelente diálogo con el jefe de bloque del FPV Miguel Pichetto, que le tomó las entrevistas en el Senado, niega cualquier vínculo con el ministro de Planificación Julio DeVido. Ni siquiera a través de la pasión compartida por los canarios. Es arquero del equipo de tribunales “Camarilla” con el que llegaron a salir de gira a República Dominicana. Pero los años, los kilos y las horas repartidas entre Comodoro Py 2002 y las aulas de Derecho dejaron los partidos como parte de los buenos recuerdos. Lijo formó parte de dos capítulos fundacionales en la historia de la relación entre la justicia y los gobiernos menemista y kirchnerista. No reniega de la primera etapa, de final conocido. La segunda se inauguró con el desembarco en el fuero federal de los jóvenes jueces nombrados por Néstor Kirchner que llegaban en 2004 a renovar un escenario cuestionado por administrar impunidad y no justicia: Daniel Rafecas, hoy apartado de la causa Ciccone en el juzgado 3; Guillermo Montenegro, actual ministro de Justicia y seguridad de la ciudad de Buenos Aires; Julian Ercolini, al frente del 10 y el propio Lijo, en el hoy particularmente famoso juzgado número 4. A casi ocho años de haber estrenado su cargo, la coyuntura le da la oportunidad para demostrar si de verdad se puso al hombro la tan mentada renovación del fuero federal o si es más de lo mismo.
En una columna publicada en el diario británico The Guardian, Emily Bell –directora del Centro Tow de Periodismo Digital de la Universidad de Columbia– se pregunta si lo que denomina “periodismo robot” es el apocalipsis de la industria de las noticias. Asegura que un conjunto de algoritmos que toma una serie de datos y los convierte en palabras comenzó como una prueba en un laboratorio experimental, pero ahora aparece aplicado en artículos de la edición online de Forbes. Al parecer, lo que había comenzado hace algunos años como una quijotada académica de la Universidad de Northwestern pasó del análisis teórico a la prueba empírica: el artículo en cuestión, referido al balance financiero de The New York Times, no lleva una firma sino la siguiente leyenda: “Publicado por Narrative Science (Ciencia narrativa) a través de su plataforma de inteligencia artificial propietaria, que transforma los datos en historias y reflexiones”. ¿Qué es Narrative Science? En su propio sitio web dice que se trata de una empresa de tecnología innovadora que desarrolló una solución que crea contenido enriquecido y nuevas narrativas a través de los datos. “Son narrativas perfectamente creadas a partir de fuentes de datos estructurados y pueden personalizarse completamente para ajustarse a un cliente que tiene su propia voz, estilo y tono. Se crean historias en múltiples formatos, incluyendo textos largos, titulares, tweets e informes de la industria con visualizaciones gráficas”, desafía. Algunos analistas levantaron la vista. El escritor e investigador de Belarús Evgeny Morozov ironiza en la revista Slate: “Un robot robó mi Pulitzer”. Dice que existen otras compañías como Narrative Science, que barren enormes volúmenes de datos y construyen piezas de información a menor costo, sin comprender e interpretar lo que esos números representan. Los creadores de NS se defienden: “No queremos exterminar el periodismo, queremos ayudarlo”. A juzgar por el caos online reinante, el desorden informativo y la multiplicidad de fuentes, la combinación de ambas técnicas (artesanal y automática) es probable que redunde en una oferta enriquecida.
@grmadryn
Más información. Enlaces, videos y otros contenidos multimedia. www.lanacion.com. ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques
Recomendados
1
www.narrativescience.com/?page_ id=6x Ingeniería y periodismo, dos especialidades que confluyen.
2
www.narrativescience.com/?page_ id=869 Los responsables del proyecto Narrative Science, en video.
3
www.reporterslab.org/news-robots/ Un periodista defiende el algoritmo aplicado a las noticias.
© LA NACION
Terapia (arriba también se sufre)
Hoy, Daniel Scioli DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION
Scioli: (Serio, tenso, ansioso de trabajar en sesión) Anoche la pasé muy mal con una pesadilla. Soñé que del mundo de los muertos regresaba El… Terapeuta: ¿Kirchn…? S: El… patacón. (Se rasca la cabeza, preocupado) Tenemos una brecha fiscal de 15.000 millones de pesos. ¿Cómo la vamos a cubrir? Diga que la vuelta del Patacón es fácticamente imposible. Ciccone está a pleno. ¿Quién los va a imprimir, Boldt? T:… S: Ya veremos qué herramienta financiera usamos. Podemos colocar letras o un bono a un año. Pero le aseguro que Lorenzino no nos gira nada desde hace seis meses. Puedo ser un poco masoquista. Pero esto es hipoxifilia. Me quieren ahorcar con el segundo cordón. T: Hasta aquí, nada nuevo con respecto a
sus últimas sesiones. Scioli quejándose. S: (Enojado) ¿Pero usted sabe lo que es gobernar si no le mandan los recursos financieros? ¿Por qué cree que ahora tengo mi pequeña 125 con los productores rurales? Estamos encarando una reforma impositiva que incluye un revalúo de todas las tierras de la provincia de Buenos Aires. Autoriza aumentos de los impuestos inmobiliario rural, sellos e ingresos brutos, elimina exenciones a la televisión e incrementa alícuotas a servicios telefónicos. Alguien decía: “Qué elocuente miniatura de lo que es el peronismo. Scioli y La Cámpora se matan, ¡pero qué maravillosa sinergia a la hora del tarifazo!” (Se rasca la cabeza) Que los ruralistas se hayan peleado a los golpes contra La Cámpora y no contra la Juan Domingo a mí me amortigua el costo político. (No se da cuenta de lo que está por decir y avanza, ingenuo) Es como si me dieran protección, a cambio de sumisi… (Freno de mano y coleada.)
T: ¿Perdón? S: (Tose y se acomoda, nervioso) Hay que avanzar con fe, con optimismo, con esperanza. Además, fíjese. Los productores rurales se quejan porque dicen que estos aumentos los va a obligar a pagar más Bienes Personales y Ganancia Mínima Presunta. (Piensa) Bueno, ellos se tienen que dar cuenta de que la soga se ajustó para todos. A mí me la apretó el gobierno nacional. (Sonrisa resignada) ¿Sabe lo que es el retaceo de fondos? El impuesto a la disidencia. T: Así que ahora es disidente. En este minuto, me refiero. S: (Hace una sonrisa incómoda) No me cargue. T: No lo cargo, lo obligo que se lo pregunte. Daniel, ¿cuán potente es su ambición presidencial? S: (Le da vértigo y se refugia en el casete) Bueno, no. Lógicamente que uno coincide con el proyecto de país de la Presidenta.
Después, como es normal, uno tiene su ambición como la tendrán otros. (Se le transforma la cara de bronca.) Aunque para otros, su principal ambición, es destruir mi ambición. T: ¿A quiénes se refiere? S: (Indignado) Escúcheme una cosa. ¿Cuál es la diferencia entre Cobos, diciendo frente a las cámaras en el Senado que su voto no es positivo, y Mariotto, diciendo frente a las cámaras de Fantino que yo no soy positivo? “Scioli no es alguien que derrame doctrina por los poros”, dijo. Hasta Karina, que estaba al lado mío viendo la escena, me preguntó: “¿Y si hacés como el ayudante de campo ése, que fue hasta el
estudio a fajarlo a Caruso? Además son lo mismo. Dos gorditos vende humo”. T:… S: (Vuelve a pisar el freno) Igual, yo, como siempre: con optimismo, con fe, con esperanza… (deja caer la cabeza, abatido) en los últimos tres meses envejecí 10 años. T: Scioli, volvamos a lo central. ¿Usted con cuánta fuerza desea ser presidente? S: (Nervioso, mordiéndose una uña) Hace unas semanas estaba en Olivos, a solas con la señora. Entonces busco el momento y le digo: “Presidenta, yo me tiro a candidato en 2015”. Como ella se queda en silencio, al segundo y medio agrego: “Salvo que usted se tire a la reelección. Si es así, la apoyo desde la provincia o desde donde me toque”. Entonces ella pone cara de compasión, me agarra de la mano y me dice: “Ay, Dany. Me das penita. Enfilaste decidido a cruzar el umbral de la puerta grande de la historia. Y otra vez, solito, te metiste en la puerta giratoria”.