animales mitológicos en la cultura de la india (2007)

Están presentes en la religión, en la mitología y en el arte; dioses, héroes culturales, forjadores de la agricultura, de los oficios, se han simbolizado mediante ...
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Investigación y Textos: Agripina García Díaz

ANIMALES MITOLÓGICOS EN LA CULTURA DE LA INDIA Agripina García-Díaz* *Investigadora del Museo Nacional de las Culturas.

En todas las culturas los animales han sido imprescindibles para el desarrollo de la humanidad: constituyen el alimento fundamental de los pueblos cazadores y proporcionan valiosas materias primas, son fuerza motriz y algunos se emplean como medio de transporte; son compañeros del hombre en el trabajo y en la guerra; también son ancestros míticos, héroes culturales, emisarios entre el hombre y los dioses, y suelen ser la misma representación de las divinidades u objeto de sacrificio ante éstas. Están presentes en la religión, en la mitología y en el arte; dioses, héroes culturales, forjadores de la agricultura, de los oficios, se han simbolizado mediante diversos MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS MONEDA 13, CENTRO HISTÓRICO, C.P. 06060, MÉXICO, D.F.

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animales que sintetizan y representan algunas de sus cualidades; finalmente existen los que se convierten en el ideal moral de una sociedad. El Minotauro representa las posibilidades simbólicas de la unión de lo humano con lo animal y provoca la ira de Poseidón, dios del océano, ya que es el fruto de la unión de Pasifae con un toro. Los animales fantásticos, terribles, enigmáticos y atrayentes, como las sirenas, dragones y unicornios, están vivos en la fantasía humana y encierran sus ideales y temores. Un ejemplo lo tenemos en los unicornios, los caballos con un cuerno recto en mitad de la frente, que se transformaban en dóciles corceles ante la presencia de bellas doncellas. Por otro lado, también el hombre adquiere poder y un lugar especial al transformarse en animal, como el hombre-lobo o en simples conejos que por las noches espían y durante el día, ya como humanos, chantajean y amenazan a los espiados. En resumen, muchos animales representan las debilidades y bondades humanas, aparecen como personajes de canciones y leyendas, forman parte de la literatura de los pueblos y toman cuerpo en elementos evocadores de esas historias y a la vez se incorporan a sus rituales. Esa fauna sagrada, legendaria, mitológica presente en las culturas de la humanidad hasta nuestros días, forma parte de la cosmovisión que alimenta y fortifica la imaginación de los hombres. ANIMALES REALES E IMAGINARIOS EN LA INDIA Y EL SURESTE DE ASIA En los territorios de la India y el sureste de Asia la fauna es muy rica y comprende una diversidad de especímenes típicos del bosque ecuatorial y la pradera; además, hay otros animales que desde su domesticación han tenido una estrecha relación con las actividades del hombre. El culto a los animales Los habitantes de la India, a través de su larga historia, han tenido gran veneración y respeto por los animales; desde las épocas en que dominaba la civilización del Valle del Indo(2500-1500 a.C.), sus pobladores les rendían culto y lo manifestaron en cientos de sellos y en las representaciones de sus juguetes de arcilla con preciosas tallas de toros, elefantes, caballos, búfalos y unicornios, entre otros. Posteriormente los inmigrantes arios introdujeron la domesticación y el ganado constituyó la medida de su riqueza, hecho que se refleja en la iconografía: aparecen figuras monumentales de elefantes ante una especie de pesebre y bestias prosternadas ante los hombres. Tanto los hinduistas y budistas como los jainistas daban igual importancia a todas las formas de vida, a las que tenían como encarnación de una fuerza vital y creían que al morir su energía volvía a nacer en una forma distinta; por eso se prohibía matar, ya que incluso los insectos podían contener la energía del alma de algún antepasado. Todavía en el siglo XVI los mismos musulmanes se sintieron atraídos por esas actitudes y sus artistas recrearon numerosas representaciones de animales. La compleja mitología de la India tiene sus fuentes en los antiquísimos mitos de los tratados védicos, aumentada con los grandes poemas épicos del Mahabharata y el Ramayana. De esas dos

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corrientes, la védica y la épica, mezcla de elementos brahmánicos y populares, se estructuró la mitología del hinduismo que respecto de muchas otras ofrece una diferencia esencial: todavía está viva y actuante, en ella encontramos muchos dioses con atributos universales que tienen un importante significado cultural en la cosmovisión del pueblo indio. El emblema nacional es una réplica del capitel de los leones que fue erigido por el emperador Asoka en el siglo III a.C., en el sitio donde Buda proclamó su “credo de la paz”, por lo cual se tomó como el símbolo de la reafirmación de la India contemporánea con su antiguo cometido: la defensa de la paz y la buena voluntad. Los cuatro leones sobre la “rueda de la ley” son el símbolo que el rey Moka impuso a su pueblo en representación de las “cuatro verdades” del budismo.

Capitel de los leones del emperador Asoka

ANIMALES FANTÁSTICOS DE LA INDIA Ganesa, el dios con cabeza de elefante Según la mitología hindú los primeros elefantes volaban y se desposaban con las nubes. Un día, un grupo de ellos se posó en una rama bajo la cual un santón enseñaba a sus discípulos. La rama se rompió y al caer sobre los alumnos mató a varios; el santón, furioso, invocó a los dioses para que les quitaran las alas a los elefantes y así sucedió, pero entre ellos y las nubes continuó la amistad, por eso pueden hacer que sus amigas descarguen las lluvias. Debido a esta facultad son

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venerados en toda la India, ya que están relacionados con la lluvia y las buenas cosechas. El símbolo de la buena suerte es una divinidad con cabeza de elefante llamado Ganesa, uno de los hijos de Shiva y Parvati, es el señor de los principios del hinduismo y el benigno “eliminador de obstáculos”, patrón del estudio, dador de la fortuna y una divinidad muy popular hoy en día. Los poetas lo invocan al inicio de sus libros, su imagen se coloca en el solar donde ha de alzarse una nueva casa y es honrado por quienes van a iniciar un viaje o emprender un negocio, siempre se invoca al principio de los cultos y los estudiantes al presentar un examen.

La imagen de Ganesa puede tener su origen en un tótem animal tribal; las historias acerca de cómo adquirió su cabeza de animal suelen verse como el reflejo de la asimilación de su culto tribal en la corriente principal del hinduismo. Actualmente se le adora como hijo de Shiva, aunque la leyenda dice que éste no fue su verdadero padre. El relato más extendido de su nacimiento es el que cuenta que mientras Parvatj se estaba lavando, cogió un poco de polvo y ungüento para formar una pequeña figura de hombre; dio vida a la figura, encargándole que guardara la puerta mientras ella se bañaba. Su marido, Shiva, volvió y se encontró a un extraño hombre-dios en su casa, y cuando trató de pasar por la puerta, Ganesa le negó la entrada. Furioso, Shiva cortó la cabeza del intruso y descubrió que había matado al hijo de Parvati. Shiva envió a sus ganas (demonios y enanos ayudantes) a traer la cabeza de la primera criatura que encontrasen; volvieron con la de un elefante Shiva la colocó sobre los hombros de Ganesa y le devolvió la vida. El valor de Ganesa al defender la puerta de Parvati lo convirtió inmediatamente en guardián de las entradas y “señor de las nuevas aberturas”. Así, suele encontrarse en las entradas

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de los templos y hogares. Sus atributos son una trompa de elefante, un nudo corredizo y un cuenco de manjares que se lleva a la boca eternamente. A menudo se le muestra con una mano alzada en un gesto de ausencia de temor, el colmillo roto que lleva en la mano se usó como pluma para escribir partes tardías del poema épico Mahabharata.

Ganesa heredó rasgos del ascetismo de Shiva: una cobra está enroscada sobre su vientre y mechones de cabello enmarañado recuerdan los mechones del “señor del yoga”. Su nacimiento se celebra en el festival Ganesa Chaturthi el cuarto día del mes lunar Bhadrapada (agostoseptiembre). En el estado de Maharashtra, y en su capital Bombay, se pasean por las calles elaboradas imágenes de arcilla del dios. El festival ha adquirido enormes proporciones y acuden a él miles de habitantes de la zona.

Hanuman Los monos son aliados de dioses y hombres y de ellos destaca Hanuman el dios-mono de la mitología hindú, que de la India a Camboya y de Borneo a Sumatra, en la epopeya Ramayana, es el más fiel servidor de Rama, encarnación del dios Visnú, personifica a la bhakti (devoción) y ofrece alegremente su vida al servicio de su dios. Es el hijo de Vayu, dios védico del viento del que hereda la fuerza de los huracanes y la capacidad de volar, además de que puede transformarse en lo que quiera. Hanuman se volvió más fuerte y más sabio a través de los años, nos dice el Ramayana, destruyendo demonios, matando elefantes solitarios e incluso volando hasta coger el Sol naciente, al que confundió con una manzana; pero sobre todo ayudó a Rama a rescatar a su esposa, Sita, del demonio Ravana, después de que el héroe le contó el rapto de ella; Hanuman se dio cuenta de que su destino era servir junto a Rama, reunió un ejército de monos y destruyó el reino de Lanka y a su rey demonio Ravana, y a Sita la reunió con su esposo.

La vaca sagrada En la India, durante siglos, el ganado ha sido esencial. Los toros sirvieron de animales de tiro y las hambrunas hicieron de la leche de vaca el alimento básico. A menudo sus productos y hasta el excremento, usado durante miles de años como combustible, se emplean en los rituales. Para el hindú, la veneración a las vacas, arraigada en profundas tradiciones de hace unos tres mil años, es parte inseparable de su vida. Surabhi es la vaca divina que representa la fertilidad y la

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abundancia en la mitología; es la proveedora total y por lo mismo es la forma encarnada del aspecto benigno de la “gran diosa”, la que nutre y mantiene la vida que surge de su “vientre infinito”. Se les permite vagar libremente por la calle y está prohibido matarlas. Más recientemente se dice que se han vuelto un símbolo de la “madre India”, la mítica personificación del moderno estado. El toro blanco Nandi Al toro se le tiene gran respeto en la India, y está asociado con el dios hindú Shiva, al que le sirve de compañero y montura cuando lucha contra los demonios. En los templos dedicados a Shiva siempre hay una estatua de Nandi ante la puerta principal del santuario, para que pueda vigilar a su amo. En las pinturas que representan a la divina familia de Shiva, su esposa Parvati y sus hijos Ganesa y Skanda, siempre aparece Nandi, el toro blanco, el que comparte muchos de los atributos de su dios: es fuerte, feroz y sexualmente potente, es la personificación del poder que se consigue al domar la fuerza bruta y controlar la pasión; según la mitología hindú es el hijo de Surabhi, la vaca divina.

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Serpientes nagas En el arte y la religión, las vacas, los toros y las serpientes, especialmente la cobra, tienen un gran valor simbólico; están consagrados específicamente a Shiva, pero hay elementos del culto a la serpiente (naga) y a la vaca que aparecen en los atributos y mitos de las principales deidades hindúes. El culto a las deidades en forma de serpiente se cree que precedió a la religión de los vedas, que traían los invasores guerreros arios, y hasta hoy se practica en el sur de la India, en zonas rurales. Su importancia se refleja en la permanencia de las deidades nagas en las principales religiones, por ejemplo: la serpiente Shesha personifica, en la mitología hindú, a la Vía Láctea y sus cuatro grandes anillos representan los cuatros yugas (edades) del tiempo cósmico; en la mitología budista se presenta el relato de Muchilinda, un rey serpiente que fue intimidado por los poderes de concentración de Buda; en la mitología jaimista el príncipe serpiente Dharanendra protege a Parshva en sus meditaciones, y en una leyenda visnuita, el dios Visnú y su esposa Laksmi descansan sobre la gran serpiente Ananta de mil cabezas, quien los protege.

Cobra La contradictoria naturaleza del dios Shiva como creador y destructor, ascético y erótico, es compartida por uno de sus símbolos de apoyo más importante: la cobra que adorna su cuello como protección. También Ganesa, su hijo, es cuidado por las cobras que lleva en los tobillos y en el pecho y Muragan —en su origen una deidad tamil y más tarde identificado como otro hijo del dios— va montado sobre un pavo real con una cobra en la boca.

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El ave Garuda Para los antiguos indios, así como para todo pueblo primitivo, las aves cruzando los cielos fueron fuente de inspiración; las relacionaban con otro habitante celestial: el Sol, que en la India es la fuerza agotadora que seca la tierra hasta la llegada de las benditas lluvias monzónicas. Las aves reales y míticas figuraron en la tradicional vida de la India desde la cultura del Valle del Indo, cuando sus habitantes hacían numerosas representaciones de pájaros nativos como gallinas y palomas. Al surgir y avanzar el hinduismo, la potencia del Sol se representó con una figura mitad ave y mitad hombre a la que se denominó ave Garuda, gran pájaro mítico de la literatura hindú y montura favorita de Visnú, dios protector y conservador del universo.

Como encarnación del principio espiritual es la aspiración a la verdad y se le invoca como un dios, dispuesto a ayudar a la humanidad en su lucha contra los demonios; por eso lleva a Visnú ya su esposa Laksmi a través de los cielos para cumplir con la misión de proteger el mundo. El gran don que Garuda da a los hombres es el soma, el néctar de la inmortalidad que ha robado a los dioses. En Indonesia, Garuda significa el águila del Sol, y su admiración por esta imagen es tal, que la nación la ha adoptado como su escudo de armas y la reverencia como un gran icono. El pavo real En 1963 el gobierno de la India lo adopto como el ave nacional, no sólo por su amplia distribución sino también por su larga asociación con la vida y la cultura del pueblo, ya que los lazos que unen al pavo real con sus habitantes son muy antiguos y estrechos. En la mitología hindú es considerado un ser divino, pues especialmente el vahana (vehículo)de Kartikeya, hijo del señor Shiva y comandante en jefe de los ejércitos de todos los dioses. En una ocasión, cuando los dioses tomaron la forma de diferentes pájaros, Devraj Indra(el dios de la lluvia)

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escogió la forma del más refinado, el pavo real, y desde entonces cuando el dios envía lluvia a la tierra, todos los pavos reales danzan de júbilo y de felicidad.

En el famoso poema épico Ramayana se encuentran muchas referencias a estas aves; también en un cuento folclórico budista jataka titulado “Mahamor” (El gran pavo real) se narra cómo Gautama el Buda era un pavo real dorado antes de nacer como ser humano. Desde la civilización del Valle del Indo se conoce el papel preeminente que la gente le concedía al pavo real, ya que había una creencia popular según la cual después de la muerte el alma humana viaja a su morada celestial con su ayuda y su forma. Los gobernantes maurias y guptas otorgaron un rango especial a las especies e incluso criaron a estas aves en los jardines de sus palacios. El emperador Moka (siglo II a.C.) prohibió su muerte para utilizarlo como alimento y algunos de sus edictos en piedra lo muestran visiblemente. Durante el periodo gupta, siglo V, se acuñaron monedas con la imagen de esta ave, que fue un tema favorito del arte de ese tiempo. Esta preferencia continuó en diferentes formas, aun durante el periodo medieval, cuando se impusieron los gobiernos musulmanes.

Pavo Real

Babur, el primer emperador mogol, lo describe en sus memorias como “ave espléndida y de bellos colores; su forma no se puede comparar con su color y belleza”. Sin embargo fue Shah Jahan, quinto emperador mogol, quien admiró al ave y le rindió un extraordinario homenaje cuando mandó construir el trono del pavo real, con pavos de gran tamaño, adornados con piedras preciosas: rubíes, diamantes, esmeraldas y perlas, entre otras, que es una obra de arte única. Shah Jahan tenía la creencia, según el código musulmán, de que el pavo real era el guardián original de las puertas del paraíso y según el mito persa dos pavos reales, uno enfrente del otro a los dos lados del árbol de la vida, simbolizan la dualidad de la naturaleza humana. Durante más o menos un siglo el trono del pavo real fue el símbolo más prestigioso del poder y de la autoridad

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mogol. Avatares de Visnú El dios Visnú se describe en los textos purana como el señor del universo y protector de la humanidad. Sus atributos son el chakra (disco), la shankha (concha), el gada (mazo) y el padma (loto). Su esposa Laksmi es la hermosa diosa de la riqueza, el honor, la fe y el amor, y se representa sentada en una flor de loto.

Sin embargo, Visnú es más conocido a través de sus “avatares” o descendimientos, o sea las encarnaciones que asume para ayudar a la humanidad en su lucha contra la oscuridad. Al principio se le adjudicaron veintiocho avatares, pero a medida que iban apareciendo nuevas deidades, en el siglo VIII se le reconocían sólo diez. De éstos, los tres primeros corresponden a animales que son criaturas mitológicas procedentes de los relatos cosmogónicos de los vedas, ninguna de las cuales estaba relacionada con Visnú en los textos originales: 1) Matsiavatara o encarnación en pez, que se transformó en un gigantesco animal para advertirle a Manú, progenitor de la humanidad, del peligro del diluvio y enseñarle a fabricar una nave donde embarcaría una pareja de cada especie viva y semillas de todas las plantas para salvarlos de la destrucción. 2) Kurmavatara o encarnación en tortuga, cuando los devas(dioses y titanes) batieron el mar de leche para encontrar la ambrosía y recuperar los tesoros perdidos. 3) Varaharatara o encarnación en jabalí; como tal se sumerge Visnú en el océano, para rescatar a la Tierra que desde hacía un milenio tenían prisionera los demonios; mataal jefe de aquellos y en sus grandes colmillos trae a la luz a la Tierra, representada como la diosa Bumidevi.

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