Aníbal Pachano y los Botton Tap

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Espectáculos

Miércoles 1º de agosto de 2007

LA NACION/Sección 4/Página 3

De estreno: Dominó, con Sandra Guida

Aníbal Pachano y los Botton Tap Continuación de la Pág. 1, Col. 2

En Córdoba 2797 está ubicada la nueva sala del director ANDREA KANIGHT

Agustín Alezzo tiene sala propia El Duende, un teatro en Barrio Norte Buenos Aires cuenta con una nueva sala teatral. El dato, tal vez, puede no llamar la atención de inmediato porque acontecimientos de este tipo son muy comunes en nuestra ciudad. Pero en este caso particular, el espacio en cuestión pertenece al director y docente Agustín Alezzo. Su estudio, ubicado en Córdoba 2797 (4964-5710), se llama ahora El Duende y allí comenzaron a desarrollarse las funciones de Independencia, la obra de Lee Blessing que, hasta ahora, venía representándose en Andamio 90, con dirección de Lizardo Laphitz (ahora los sábados, a las 21, y domingos, a las 19). De esta manera, Alezzo continúa una línea de producción escénica que varios maestros han decidido encarar en los últimos años, como el caso de Berta Goldenberg y su sala Anfitrión; Laura Yusem y Clara Pando, en Patio de Actores; Rubén Szuchmacher, en Elkafka; Raúl Serrano, en El Artefacto; Patricia Palmer, en El Taller del Angel, y Luis Romero en La Sala de Arriba, entre muchos otros. Los ámbitos de estudio se convierten también en lugares de creación donde alumnos y profesionales ya formados pueden encontrar un espacio para desarrollar sus propuestas. Que una nueva sala abra sus puertas también es una cuestión de importancia en el Buenos Aires actual. La vastedad de la producción dramática se ha intensificado tanto en las últimas temporadas que es muy común escuchar a directores o actores comentar que no encuentran salas para estrenar su nuevo proyecto. El director cuenta que el proyecto de abrir El Duende comenzó “hace ya tiempo y ahora decidimos ponerlo en práctica. Venía abriendo mi estudio para hacer espectáculos, pero siempre de forma privada. Ahora formalizamos esa cuestión y lo abrimos al público”. Ese lugar es muy emblemático también. Alezzo comenzó a dictar clases allí en 1966. Gran parte de los espectácu-

los que estrenó se ensayaron ahí. “Por lo tanto, es una sala que ha tenido pocos cambios a través de 34 años –comenta– y por la que han pasado miles de alumnos y gran cantidad de actores y directores profesionales.” La sala, que tiene capacidad para cincuenta espectadores, lleva el nombre de El Duende en homenaje a Hedy Crilla, con quien el creador tuvo una fuerte relación de trabajo y amistad. Alezzo cuenta que así se llamaba la casa que ella tenía en Pinamar y que había construido en homenaje a Lorca. “Fui muchos veranos a ese lugar, pasé momentos deliciosos y pensé que era el nombre adecuado para este espacio. Aquellos recuerdos están ligados con el placer y el trabajo, y éstas son cosas indispensables para la tarea que estamos desarrollando.” Si bien el espectáculo Independencia abrirá el nuevo ámbito, aún no están definidas totalmente las líneas de la programación posterior. Hay algunas intenciones y, según cuenta Alezzo, estarían relacionadas con “darles la posibilidad a directores y autores jóvenes que quieran hacer su experiencia en el lugar. Y yo también haría alguna”. “Creo que abrir nuevas salas siempre es un hecho auspicioso y habla del incesante interés que nuestro público tiene por su teatro, mantenido actualmente en forma fundamental por esa inmensa cantidad de pequeños teatros que nuestros actores y directores sostienen con su incansable esfuerzo y vocación –explica el director–. Nuestra aspiración es simplemente unirnos a ellos, con el mismo espíritu y animados por nuestros deseos de unir una voz más al concierto de voces diferentes que alimenta y enriquece nuestro quehacer teatral.” Mientras disfruta del éxito de Yo soy mi propia mujer, Alezzo estudia la posibilidad de llevar a escena una pieza de autor inglés, con Juana Hidalgo y Duilio Marzio.

Carlos Pacheco

del Teatro del Globo, donde se presentará la obra. ¿Qué es el grupo para Pachano? “Diría que es una compañía no tradicional de la avenida Corrientes que trabaja con gente que no está tan involucrada en el medio, que no sale corriendo con polainas de acá para allá, sino que trabaja a partir de cierto sentimiento. Diría que ésa es una de las claves de los Botton Tap. Con este espectáculo volvemos a formar una especie de cooperativa en la que todos tiramos para adelante para que este proyecto sea un éxito”, apunta con cierto entusiasmo, y con los lógicos nervios del debut. Si la marca de la compañía siempre fue el tap, de alguna manera Pachano considera que el grupo superó los límites que impone el género. “Tiene mucho de tap en cuanto a trabajar sobre la disociación, que, en nuestro caso, está aplicada a todas nuestras coreografías, sean de jazz o de tango. En ellas siempre hay mucha coordinación de los movimientos con la ropa y con los accesorios. Siento que, de alguna manera, con esta nueva obra volví a todo ese mundo”, dice minutos antes de la producción fotográfica en la que lucen el vestuario del primer cuadro.

Punto de inflexión Claro que nada es para siempre. “No sé por cuánto tiempo más voy a estar arriba de un escenario, porque también me siento muy bien abajo. De alguna manera, esto es un empezar y una despedida, porque a partir de este trabajo quiero transitar por un camino nuevo. Como dejar que otros hagan las cosas, porque a los cincuenta pirulos siento que he cumplido con todo lo que quería”, agrega. En ese recorrido, Aníbal Pachano pasó del mundo de la arquitectura al mundillo del espectáculo como bai-

Buenos regresos a la cartelera Cinco obras que vuelven a escena A la gran cantidad de estrenos teatrales que nos tiene acostumbrados la cartelera porteña, hay que agregar también –al menos este fin de semana– las reposiciones. A saber: mañana, a las 21, vuelve Oveja gris (no me dejaron ser negra) a La Casona del Teatro (Corrientes 1975), un espectáculo teatral y musical creado por Verónica Díaz Benavente. Por otra parte, pasado mañana, a las 21.30, volverá Guayaquil - El encuentro, la obra de Pacho O’Donnell que, con dirección de Lito Cruz, hace eje en la reunión entre San Martín y Bolívar (Sala Carlos Carella, Bartolomé Mitre 970). El sábado, a las 20, Una tragedia argentina, de Daniel Dalmaroni subirá nuevamente al escenario de Pan y Arte, en Boedo 876. El mismo día, pero a las 21.30, Mein liebster, la obra de teatro danza de Luis Garay, protagonizada por Martín Piroyansky y Florencia Vecino, hará lo propio en Teatro del Sur, Venezuela 2255. Y el domingo, a las 18.30, Pelota paleta, de Ezequiel Tronconi, volverá a Puerta Roja, Lavalle 3636.

Pachano, el director y coreógrafo de Botton Tap FABIAN MARELLI

larín, coreógrafo, director, vestuarista e iluminador. Y como la cosa continúa, ahora también tiene un programa de radio que va los martes a la noche por FM La Isla. “Quisiera estar más relajado. No quiero subirme al escenario, estar pendiente de la pestañita, de andar produciéndome. No... También me parece que mi personaje, ese payaso multicolor, pertenece a otra etapa. No tengo ganas de ser una mascarita vieja: tengo ganas de seguir manteniendo el glamour y la cosa fashion, pero desde otro lugar. Quizá próximamente tenga ganas de hacer un unipersonal despojado y no hacer algo con tanta cosa alrededor. En ese sentido, Dominó es como un premio que me doy. He hecho tanto y he trabajado tanto que me estoy haciendo un buen regalo”, apunta el responsable de varios éxitos.

También es cierto que si bien están festejando las bodas de plata, Botton Tap como tal se disolvió hace unos diez años. En cierta forma, Dominó será la fiesta por la llegada a las bodas de plata y una especie de segunda refundación de la compañía. “El grupo se disolvió, pero yo conservé la marca”, afirma casi desde el lugar empresarial. Y como 25 años no se cumplen toda la vida, como dice Pachano, sacó a relucir la marca, y a otra cosa. La historia de Botton Tap comenzó con un espectáculo que estrenaron en Mar del Plata. Amapola fue el primer éxito que presentaron en Punta del Este, plaza que, como diría Mirtha Legrand, “les trae suerte”. Luego vinieron Tonight, Too much, Botton Tap 1, Botton Tap 2 y Los 10 años de los Botton. Después, la marca (o el grupo) se disolvió en medio de problemas domésticos y Pachano

continuó por su lado. En ese último recorrido vinieron Mulan, Tangou y Smoke, entre otros trabajos, que presentó tanto en la costa uruguaya como en estas tierras. Con todo ese camino transitado, Aníbal Pachano vuelve al ruedo con varios históricos de Botton ocupando lugares artístico/técnicos de Dominó, junto con su hija Sofía, el bailarín y coreógrafo Alejandro Lavallen (con quien viene trabajando desde hace 10 años), Sandra Guida, como la figura invitada, y otras diez personas en una escena con mucho de contraste entre el blanco y el negro. Así es que, desde el jueves de la semana próxima, Pachano rearmará a su grupo y abrirá el juego. Como yapa, la cosa sirve para celebrar los 25 años de un grupo de tap que nadie imaginaba que podía tener tan largo alcance.