LA sociedad del siglo XXI está llena de retos. Aunque en España es un fenómeno reciente, la multiculturalidad lleva décadas estando ahí, especialmente en aquellos países que una vez tuvieron colonias y tras su independencia vieron cómo sus ciudades empezaban a cambiar de colores, olores, sabores, indumentarias y creencias. Cómo convivir en una sociedad que ya no es compacta es todo un reto que debemos afrontar con decisión, como si los otros fuéramos nosotros. El lugar de nacimiento o la pertenencia a un grupo étnico es un mero accidente que nos influencia en cuanto a costumbres y quizás creencias, pero no debería ser el determinante de discriminación en un mundo plural. El ser humano es persona, al margen de su origen, y elige cómo ser persona y cómo relacionarse con el ser persona del otro. Antonio Carmona y Mariola Orellana -él gitano, ella paya- nos hablan de cómo disfrutar de la pluralidad dentro de una familia con dos culturas, dos creencias, dos costumbres. Otro reto de nuestro tiempo tiene que ver con las nuevas tecnologías y su avance meteórico, lo que hace que en poco tiempo estemos en condiciones de tener en nuestras manos un artilugio nuevo de tercera o cuarta generación (que nuestros hijos manejan años luz mejor que nosotros) y que están generando en ellos formas de pensamiento diferentes a las nuestras. ¿Nos estamos convirtiendo los adultos en analfabetos digitales, con lo que eso implica para nuestras relaciones con las nuevas generaciones? ¿Cómo impedir que barreras ciberespaciales aparentemente infranqueables se interpongan entre nosotros y nuestros hijos? Conseguirlo no es una misión imposible, aunque sí todo un reto, porque ellos han nacido o crecido en un mundo digital, con internet, los videojuegos, los CD, los móviles, etc. y nosotros nacimos y crecimos en un mundo fundamentalmente analógico.

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Estas mismas tecnologías han acercado a la vida real un mundo virtual donde la violencia está hiperrepresentada frente a los juegos o simbología que representan la paz. Encontrar nuevos modelos que apuesten por una convivencia pacífica de todos los seres humanos es otro reto de nuestro tiempo. El consumo limitado y responsable de todos los productos que aboguen por la violencia es una forma de empezar.

Editorial

Los retos de nuestro tiempo

Ante la abrumadora tarea que a veces nos supone la complejidad del mundo en el que nos ha tocado vivir, es bueno recordar que somos seres humanos aprendiendo a vivir cada día, y que cada día puede ser un gran día, que eso depende en gran parte de nosotros, del uso que hagamos de lo que la vida nos pone por delante. Los retos son oportunidades para crecer, para mejorar como personas y para ofrecer lo mejor de nosotros mismos a los que forman parte de nuestro universo afectivo y a todos aquellos con los que, de una u otra forma, nos relacionamos. Unos y otros nos hacemos de espejo donde ver reflejadas sus potencialidades y las nuestras. Desarrollarlas o no dependerá mucho de que creamos que un mundo mejor es posible. Nosotros apostamos por ello. Marga Muñiz Ň Directora

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