“Viña crece al ritmo de las inmobiliarias y no de la demanda real”

museos, se sacaba plata al rico para repartirlo entre los po- bres como una especie de Ro- bin Hood. -El casino sigue siendo munici- pal y redistribuye sus ...
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4 | Entrevista

domingo | EL MERCURIO DE VALPARAISO | Domingo 24 de febrero de 2013

Marta Escudero, dueña del Hotel San Martín:

“Viña crece al ritmo de las inmobiliarias y no de la demanda real” En un blog ha volcado su energía para recuperar la identidad de la ciudad que vio crecer al alero de su padre. Descalificada por quienes se oponen a esta cruzada y la acusan de temerle a la competencia, ella asegura que el daño es, en general, para los residentes viñamarinos y para todos.

“EN VIÑA FALTA UNA VISIÓN DE CIUDAD, QUÉ CIUDAD QUEREMOS; SI ES

Fernanda Garcia [email protected]

M

ás espectáculos no tan empaquetados como los de ahora, revivir la Fiesta de la Primavera, abrir el aeropuerto de Torquemada a nivel internacional, limpiar la ciudad y hacer una moratoria a tanto edificio, entre otras medidas, para aminorar los tacos, es la reconstitución de escena que hace de Viña del Mar la empresaria hotelera Marta Escudero. Transitar por esta ciudad de antes es un ejercicio permanente a la hora de abordar con ella la Viña de hoy. Claramente descontenta ha dado una lucha contra viento y marea intentando detener muchas de las iniciativas que a su juicio convirtieron a la capital del turismo de Chile en una urbe sin identi-

dad. “Donde antes vivía una familia hoy viven 40”, reclama la dueña del Hotel San Martín, quien canaliza sus inquietudes a través de un blog, en el que, durante el invierno y desde su casa en Oregón, Estados Unidos, hace sus descargos. Cansada de las descalificaciones y cuidando sus cuerdas vocales que la tienen a punto de una ronquera crónica, prefirió escribir, rememorar la época en que Viña era la Ciudad Jardín por excelencia título al que contribuyó Joaquín Escudero, su padre, que en 1928 trajo el primer casino a la zona. Por eso se siente con autoridad para hablar del deterioro de esta urbe que a su juicio empezó cuando a alguien -en un ataque de gigantismo- se le ocurrió que el borde costero era

para poner edificios y no para gozarlo.

CIFRAS REALES En medio de sus críticas, admite que no se puede quejar. En su hotel situado en un lugar privilegiado, se hospedó el equipo de producción del reciente ATP de Viña y ahora aloja a los canales de TV del Festival de Viña. No obstante, ad portas de cerrar la temporada, Marta Escudero se niega a hacer un balance y apela a una falla estructural. “Siempre me he preguntado por qué ni en Viña ni en Valparaíso tenemos estadísticas reales. Los números que se dan por la prensa salen de la imaginación de cada cual; no son verdaderos ni exactos, no están fundamentados porque eso se hace al ojo. A ver, cuántos pasajeros obtu-

viste tú, tú y tú…”. Acota que en Viña hay varios hoteles grandes y un sinfín que tienen 20 a 30 habitaciones. “Con un bus se llenan al 100%. Yo necesito varios buses porque tengo capacidad para 320 pasajeros. Si un hotel chico está al 100% yo puedo estar al 50% y, sin embargo tener más pasajeros. Entonces las estadísticas son engañosas”.

Sernatur que hablan de un 20% de crecimiento del turismo en la V región el 2012? -Lo que pasa es que esas son cifras nacionales. En Viña las playas se ven llenas de gente, pongamos que son 5.000 personas, de esas 4.900 son viñamarinos, de los cerros o excursionistas que vienen sin pernoctar, llegan de Quilpué y Villa Alemana.

-¿Son cifras acomodadas a la conveniencia de quién? -Son cifras siempre exitistas. Algo que me produce mucha gracia es cuando hablan de que las ventas subieron un 6 o 7%. Es raro porque no hay estadísticas. Hablan de que la ocupación subió y hemos tenido tanto más turistas para que la gente se sienta bien. -¿Entonces no avala las cifras de

-¿Cómo puede determinar eso? -Los hoteles grandes llevamos una estadística de lo que se llama el set competitivo. El Radisson de Concón, el Gala, el Conference Town, el Enjoy, el Sheraton y nosotros todos los días tenemos las cifras y porcentaje de ocupación, el “market share”. Según esas cifras que las llevamos hace varios años- la ocupación anual nues-

tra no sobrepasa el 72 a 75%. En verano tenemos días al 100% pero no todos. De hecho el Enjoy desfigura un poco la estadística porque tiene 60 habitaciones, pero de esas, yo diría que el 50 o 59% son jugadores del casino, no turistas. Entonces, yo tengo una ocupación de 72%, ese es mi techo, pero no porque mi equipo de venta o mi hotel no atraigan más turistas, sino porque a la ciudad no viene más gente. Los hoteles grandes nos quedamos con un 20 a 25% de habitaciones sin llenar. -¿Problema de oferta? -Hay que ver de qué segmentos estamos hablando. Acá tenemos varios tipos de turista: el argentino, de Mendoza, que viene porque lo único que le interesa es ver el mar y gene-

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Entrevista

PABLO TOMASELLO

trajeron las máquinas tragamonedas que se dirigen a un bolsillo más pequeño, entonces no solo producen ludopatía, sino que es otro nivel de gasto. Estamos con un turismo de pocos medios económicos que no gasta más de 25 mil pesos diarios. Entonces tanto que piden hoteles cinco estrellas que no son para cualquiera, son para el turista con más medios y al que hay que darle lo que quiere. Es cuestión de conciliar ambas realidades, no de quitar todo. Las playas populares pueden serlo, pero para qué tanta parafernalia. Los teams son totalmente innecesarios, lo mismo el ruido, las borracheras en la playa de Reñaca. Los residentes se arrancan, yo también, no tolero eso.

TURÍSTICA, BUENO HAY QUE ARREGLARLA Y NO LLENARLA DE EDIFICIOS AL CUETE. LA CIUDAD YA NO RESISTE, SE HA DESARROLLADO INORGÁNICAMENTE”.

ralmente se aloja en hoteles chicos con una tarifa la mitad de la mía, pero con la cuarta parte de los servicios. Y está el turista nuestro -4 o 5 estrellasque no está viniendo a Viña porque esta ciudad no le ofrece lo que busca. -¿Por ejemplo? -En verano quiere playas desocupadas, paseos. En Europa, Niza es un buen ejemplo, el borde costero es una vereda de a lo menos 15 metros de ancho donde no hay nada, solo unos bancos mirando al mar, otros al paseo y una ciclovía. La gente va a donde la vista es casi ininterrumpida, sólo hay algunos hoteles que tienen pedazos de la playa pero no tapan nada. Eso es lo que buscaría yo, si quiero descansar, no vendría a Viña.

GRAN TRANSFORMACIÓN -Pero la impronta de Viña no es ese turismo de exclusividad. -Es que esa era la impronta antes. Viña ha sufrido una transformación a lo largo de los años. Antes Viña y Reñaca daban eso que el turista buscaba, tranquilidad. Yo me acuerdo que iba con mucha frecuencia a la calle Valparaíso en la noche a pasear con mi mamá. Hoy eso es impensado, o te asaltan o no hay nada que ir a ver, a no ser que quieras vitrinear farmacias. Antes el plan eran casas bonitas, se hacían concursos de jardines, ahora ya no existen ni las flores. El casino era diferente, mi padre ( Joaquín Escudero) fue concesionario 37 años. Era una ciudad turística realmente, pero ese turista ya no viene; lo que hay ahora es para otro público

“El señor Saieh puede hacer su hotel si quiere donde no hay mucha demanda y va a estar medio vacío, es su problema; pero que lo ponga en otra parte, no en el paseo costero. Una mole de 19 pisos entre la avenida y el mar…no”

Ministerio de Turismo  -¿Cambiaría algo crear el Ministerio del Turismo? -El problema es que son cargos políticos. Todos tenemos nuestra visión de lo que deberían ser las políticas turísticas. Mire, yo le escribí a Daniel Pardo, director subrogante de Sernatur, quejándome de un video que no encontré adecuado y él me dice: “ a mí me encantó”. Ante eso qué puedo hacer. Yo trabajé doce años en Nueva York como publicista, mi otra carrera, llegué a ser directora creativa…y le fundamenté mis observaciones. A lo mejor a otras personas les encanta la ciudad de Viña del Mar como está, parece que a las autoridades les gusta, entonces qué puede hacer uno.

que no es justamente el cinco estrellas. Esa ocupación ha bajado, pero se disfraza con el turista de negocios y convenciones. -¿El perjuicio entonces es para los hoteles de la categoría del suyo? -No, el perjuicio es para la ciudad, para los residentes. Esta plaza en la que pusieron el restaurante Tierra de Fuego era un lugar de encuentro, yo lo viví desde mi hotel que está desde el año 58. La gente ahora pasa de largo porque ya no puede gozar de la vista pese a que decían que el restaurante es de vidrio. Ahora hay que mirar el mar por debajo de las patas de la mesa. La ciudad perdió su identidad, ya no es la ciudad jardín aunque se le siga llamado así; ciudad bella tampoco, para qué estamos con cosas…cualquiera que tenga un par de ojos tiene que caminar mirando el suelo lleno de hoyos, las veredas carcomidas, sin pintar. -Hay que reconocer que la gente está agradecida de la recuperación del borde costero. -El paseo costero costó una mi-

llonada con cosas que no son necesarias, sólo necesita pasto, senderos, jardines para que la gente pasee. La avenida Perú desde que llegué el 2003 a hacerme cargo del Hotel -yo vivía en Estados Unidos-, está igual o más sucia. Cada vez que hay un evento clausuran los miradores, para qué los hicieron entonces, además, los hacen de madera cuando saben que las marejadas se los llevan. -¿Su propuesta entonces es hacer en Viña turismo elitista? -El turismo elitista es el que deja plata. Es una manera de decirlo. Mire, antes para entrar al casino había que vestir smoking, ir de gala, era elitista, pero parte de los ingresos eran para la beneficencia. Gracias a eso se pudieron hacer puentes y palacios, se pagó la mitad del Hotel Miramar (el anterior), museos, se sacaba plata al rico para repartirlo entre los pobres como una especie de Robin Hood. -El casino sigue siendo municipal y redistribuye sus ingresos a la ciudad. -Pero eso se desvirtuó cuando

-¿En qué momento fue la transición de ese Viña de antes al de ahora? -Desde el momento que se hicieron estos tres edificios aquí al lado (del hotel) grandotes. Alguien, no sé si fue en la época de doña Eugenia Garrido, pensó que el borde costero era para poner edificios y no para gozarlo y de ahí en adelante ha ido todo en declive, porque se piensa malamente (también pasa en Valparaíso) que el borde costero hay que equiparlo, metiéndole restaurantes y una pila de cosas. Un hotel de 19 pisos y dicen que no pasa nada porque es transparente, todo de vidrio. Perdóneme pero no es la tendencia mundial. -Claramente no quiere el Hyatt. -Con un 75% de ocupación la demanda no está como para hacer otro hotel. Si tuviéramos un 85 u 89% de ocupación yo diría sí, necesitamos más hoteles, pero aquí se pone la carreta antes de los bueyes. El señor Saieh puede hacer su hotel si quiere donde no hay mucha demanda y va a estar medio vacío, es su problema; pero que lo ponga en otra parte, no en el paseo costero. Una mole de 19 pisos entre la avenida y el mar…no. -Son más fuentes de trabajo. -Eso es relativo porque se sacan trabajadores de acá para llevarlos allá entonces lo que se produce es un intercambio. Aunque no lo crea, a mí me conviene el hotel Hyatt porque si tiene salones para mil personas y habitaciones para 500 obviamente va a tener un rebalse que me va a caer a mí. Siempre me dicen que no quiero competencia y se me descalifica fácilmente, pero lo que yo veo es la ciudad que en gran parte es obra de mi padre. Cuando él llegó estaban prácticamente comiendo los chanchos. Él abrió el primer casino en Recreo en el año 28, después puso el casino donde está y se creó la avenida Perú, la ciudad creció. -Usted aduce que falta una buena administración en Viña…¿que haga qué? -Es más que eso, porque la administración tiene que ver con fondos y eso es común a todas

las municipalidades que gastan más de lo que tienen o lo que se tiene se gasta en cosas para las que no están destinadas. En Viña falta una visión de ciudad, qué ciudad queremos; si es turística, bueno hay que arreglarla y no llenarla de edificios al cuete. La ciudad ya no resiste, se ha desarrollado inorgánicamente. Viña del Mar crece al ritmo de las inmobiliarias y no al ritmo de la demanda real, de las personas y del turismo. -¿Está perdida la batalla contra el boom inmobiliario? -La batalla no se va a ganar a menos que empecemos como lo hicieron en España a derribar. Aquí si hubiera una ley de costas, habrían derribado estos tres edificios (señala al exterior de su ventana); no se podría poner publicidad de ningún tipo, ninguna construcción sólida entre el área de la calle y el mar, en la arena como se hace acá. -No hay ley de costas pero hay Ley Lorca. -Sí, pero desgraciadamente con siete votos queda en nada. Como ahora hay seis personas (concejales) que son del mismo partido político de la alcaldesa, ahí están los siete votos, no hay vuelta. -No obstante, el crecimiento inmobiliario significa recursos al municipios, a la ciudad, porque no es sustentable ese turismo que usted quiere…¿o sí? -Yo diría que sí, porque si le damos al turista lo que quiere, va a empezar a venir. Las playas no es sólo el problema, lo otro es que Viña no tiene suficientes espectáculos que sean inherentes a Viña más que el Festival que cada día se pone más falto de categoría. -¿Lo eliminaría? -No. Lo que haría es que en las 17 hectáreas de las petroleras haría un centro de eventos, no de convenciones, un edificio bonito, multipropósito; una gran inversión porque sería una arena grande para traer los espectáculos que se dan en Santiago y no llegan acá. Disney On Ice, Circo Soleil, Lollapalooza; campeonatos, exposiciones y con una buena administración, es la mejor forma de romper la estacionalidad. Ahí haría el Festival de Viña, en un recinto cerrado, con capacidad para 5 a 6 mil personas, no una cosa tan monstruosa, porque tenemos un monstruo que se come a cualquier artista lo suficientemente ingenuo que se para ahí a mostrar cualquier cosa y eso las autoridades lo permiten. -Hoy ¿cuáles son los íconos de Viña del Mar que usted vendería al extranjero? -Antes teníamos varios íconos, ya no. El Muelle Vergara siempre fue mal tratado. Ahora el reloj de flores, las victorias están cada vez más crujientes, tenemos el casino pero desgraciadamente ya no es el icono, antes era el gran atractivo de Viña.