Una maratón de spas en busca del relax más perfecto

1 mar. 2014 - rativos de las aguas termales y en construir alrededor de esos ma- nantiales baños públicos. Allí se podía gozar tanto de los minerales.
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SÁBADO

| Sábado 1º de marzo de 2014

N

ingún placer es malo en sí mismo, adoctrinaba en el siglo III a. C., ese hedonista racional que fue Epicuro, malinterpretado hasta el hartazgo en su doctrina sobre el placer, entendido como la supresión del dolor y de las aflicciones del alma humana. Sólo los métodos para obtenerlo pueden serlo, puntualizaba. Sabio al fin hoy, también advertía sobre el riesgo de que el exceso de placer pudiese convertirse en vicio. He aquí una brújula para no corromper mi espíritu, dado que estoy a punto de “inmolarme” en un infrecuente ejercicio de hedonismo supremo: prestaré mi cuerpo a una maratón de spas, de manera de que el antiguo adagio latino de sanitas per aquam (salud a través del agua) junto a diferentes terapias de bienestar puedan ser ensayadas sobre mi magullada anatomía. El objetivo será armonizar la mente y el cuerpo durante tres días en distintos spas del centro porteño y la bucólica provincia de Buenos Aires. Me ayudarán las terapias de agua a diferentes temperaturas junto a un repertorio de técnicas de relajación y bienestar desplegadas con arte por algunos de los mejores connoisseurs. A mis veinte y tantos años veía esos incipientes centros de bienestar como guaridas terapéuticas donde “gente mayor” intentaba atemperar sus achaques. Pero los prejuicios, con suerte, cambian. También los usos: hoy la epidemia de estrés es la razón por las que estos recintos se llenan con gente de cada vez más corta edad. Son también las nuevas estrellas para las despedidas de solteras y la excusa para compartir momentos de bienestar en pareja. Por mi parte, aquí estoy, en la mitad de mi cuarta década, en busca de un bálsamo reparador. Los romanos fueron los primeros en difundir los beneficios curativos de las aguas termales y en construir alrededor de esos manantiales baños públicos. Allí se podía gozar tanto de los minerales en las aguas, como de baños a diferentes temperaturas y humedad. Recintos majestuosos, abiertos a toda la comunidad, funcionaban como centros de esparcimiento, relajación y tertulia. Los negocios y la política también se inmiscuían entre los vapores de saunas y baños turcos. Fue precisamente ése el germen del culto al cuidado del cuerpo. Así que, si hay alguna queja por el desenfreno de este placer egoísta, ¡la culpa la tienen los romanos con su herencia mediterránea! Mi tournée se inicia en el spa del Hotel Sofitel de La Reserva de Cardales, en Campana. Tiene uno de los circuitos de agua más completos de América latina. Con una breve ducha escocesa comienza un sinfín de placenteras sensa-

eXPerIencIas Loreley Gaffoglio

Una maratón de spas en busca del relax más perfecto Siguiendo los consejos de Epicuro, recorremos tres centros saludables para probar los tratamientos más exóticos y terapéuticos

Hasta la luz se adapta para el relax en el spa del Duhau-Park Hyatt ciones, que liberarán toxinas, relajarán y activarán la circulación sanguínea: deberé combinar lapsos de sauna húmedo (con temperatura entre 40° y 60° y humedad del 30%) con otros cinco minutos de sauna seco a 90°. Hay una pausa refrescante entremedio, con escamas de hielo que Marianella, mi terapeuta, me indica colocar en los pliegues de los codos, detrás de las rodillas y sobre el abdomen para apaciguar la temperatura corporal. Una ristra de cinco diferentes duchas individuales sobreviene después: un baldazo de agua fría que, a la usanza primitiva, cae de un contenedor de madera en el techo; otra revitalizante con cambios graduales de temperatura; otra más en cascada para masajear hombros y espalda; para terminar

en la “ducha de sensaciones”, que mezcla aromas silvestres, luces de colores, y diferentes temperaturas e intensidades. Todo en un minuto de duración, para gozar con los ojos cerrados. El hamman o baño turco con aroma a eucaliptos, en sesión de 10 minutos, viene después: limpia las vías respiratorias, produce sudoración y renueva las células epiteliales. Para las inmersiones –y los masajes de pies– hay que atravesar un doble camino de piedras que de ida se supone que es caliente (no lo es) y a la vuelta, frío. Entonces sí: una gran pileta climatizada a 35° simula ser un centro termal. Dentro de ella habrá sectores de jacuzzi, cuellos de cisne con chorros de alta presión para la espalda y cervicales, jets laterales, un manantial de agua burbujean-

Soledad aznarez

te tratada con ozono que brota del fondo para los muslos y glúteos, y un sector de agua templada para el shock final. Pero el corolario será una tumbona de piedra caliente o tepidarium para el relax. Algo similar a cuando los reptiles, de sangre fría, retozan sobre piedras calientes y energizadas por el sol. El tepidarium, con la hidratación de tés y aguas saborizadas, es un auténtico hallazgo. El full-day spa incluye además una hora de masajes relajantes y descontracturantes con aceites de almendras para las áreas críticas, el cuadrado lumbar; suaves apliques de toallas húmedas en las plantas de los pies, más otra sesión corporal “remineralizante” con productos franceses. Salí al parque del Sofitel casi nueva y cambié la música

de mantras del spa, por la sonora sinfonía de calandrias y zorzales en los árboles. El Ahín Wellness & Spa del Hotel Duhau-Park Hyatt es de una sofisticación exquisita, y honra a los pueblos originarios. Tiene una ambientación lumínica que cambia según las horas del día: interiores rosados por la mañana (para el despertar del período Liwen); violáceos para el mediodía (etapa Ragiantü, dedicada a la nutrición), y azulados para la tarde (etapa Pun, destinada al relax). Las áreas de jacuzzi y sauna son por género y están sectorizadas dentro de vestuarios de última generación. El fitness center tiene máquinas conectadas a la Web, lo que me permite leer el diario online mientras camino en la cinta. El gran plus es la pileta semiolímpica de 25 metros. Aunque para mi gusto el agua está fría. Salteo los largos entonces y viene lo mejor: las manos de la terapeuta Luján Zakec. Las casi tres horas de terapia corporal, del ritual Renew, es digno de los cuidados de una emperatriz: hilvana un tratamiento purificante de fango marino de Parma de acción reductora que se quita con ducha Vichy, es decir, con una lluvia que cae sobre el cuerpo “enlodado” sin que uno se mueva de la camilla. (¡Invento superlativo!) Pasamos luego a una suite spa perfumada con velas y esencias silvestres para la nutrición corporal con emulsiones orgánicas. Enseguida, un masaje sueco de 50 minutos con vibración de cuencos, que diluye el estrés. Y para el final, un facial con algas que tensará la piel y suavizará las expresiones del rostro. A estas alturas alcancé el estado nirvana, a mitad de camino entre la vigilia y el sueño. Un blend de rosa mosqueta e hibiscus me devuelve a los mármoles del Duhau. En el remozado Spa & Fitness Center del Alvear Palace Hotel, al que accedo por la entrada de socios, en la galería Promenade, paso por alto las máquinas de poleas Kinesis con TV satelital y voy directo al plato fuerte: el masaje ayurvédico, sincronizado a cuatro manos, que, con música de mantras hindúes, me practican dos masajistas en todo el cuerpo. ¿Hace falta que aclare que estamos frente al colmo del placer? Lo corona un té de salvia y rosa búlgara. Los “saltos” del sauna al hamman y, de allí, al original jacuzzi de 3 x 4 m, de acero inoxidable y luz natural imponen un generoso plato de frutas y agua con limón. Obligada a mi propia subjetividad y a decidir entonces cuál de todos los spas me pareció el mejor, no elijo el más lujoso, pero sí el más placentero: el Sofitel de Cardales. No existe masaje, ni aromaterapia ni técnica terapéutica por más excelsa que sea, capaz de producir en mi cuerpo los inagotables efectos del agua.ß

Vida saludable

El turismo en bici ya tiene un documental Let’s bike it!, del ruso Vladimir Kumov, llegó a Buenos Aires Cuando Vladimir Kumov regresó a Moscú de su viaje por Europa en 2010, lo esperaban cuatro horas más de recorrido en auto desde el aeropuerto hasta su casa. Cansado en medio de un largo trayecto que le podría haber llevado sólo media hora en bicicleta, el joven ruso tuvo muchas ganas de generar un cambio. Así, en el medio de tránsito, nació el proyecto Let’s bike it!, que pretende generar conciencia sobre la movilidad urbana y los beneficios del uso de la bici como medio de transporte. El mismo año, Kumov y su amigo Peter Keleptrshvili emprendieron un viaje en dos ruedas desde Rusia hasta Portugal para aprender sobre las prácticas de ciclismo en los países europeos e implementarlas en ciudades rusas. El viaje duró dos meses y medio, y terminó con un documental hecho de forma amateur, que fue mostrado en 80 ciudades de 14 países. Ayer, espectadores porteños también pudieron verlo en la Casa de Rusia en Buenos Aires. “Lo más difícil es viajar la primera semana, después te acostumbrás”, cuenta Kumov a la nacion, tras su llegada a Buenos Aires desde México. Este último viaje, también en bici, duró 15 meses y en él recorrió más de 9000 kilómetros. La mayoría del tiempo Kumov viajó solo. A pesar de los largos trayectos e inconvenientes que atravesó, como el robo de la bicicleta en Bogotá, logró mantener la velocidad deseada. “Hacía como mínimo 40 o 50 kilómetros por día y llegué a un máximo de 228 kilómetros”, recuerda. Para todos los que quieren hacer una larga travesía en bicicleta, Kumov aconseja cuidarse las rodillas y no gastar mucha energía en los primeros días. “Además hay que alimentarse bien y tratar de no viajar de noche”, agrega. Ahora, Kumov esta trabajando en el segundo documental sobre su travesía en América latina y juntando dinero para su regreso a Rusia. Ambos viajes fueron financiados con sus ahorros, ayuda de amigos y a través de crowdfunding. Hasta el momento logró juntar la mitad para el pasaje aéreo hasta Moscú.ß

escenas urbanas Ignacio Coló

Ana Paula Rodríguez, Romina Aranda, Denise Deriodoukas, Brena Mato y Carla Caldi, el miércoles pasado, en la galería Bond Street

pequeños grandes temas Maritchu Seitún

Los chicos y las fases de su madurez

L

a madurez intelectual de los chicos suele correr pareja con la emocional y con el control de los impulsos, y en ese caso nos encontramos cómodamente respondiendo preguntas que sentimos adecuadas para su edad. Pero algunas veces la inteligencia

o la madurez intelectual de nuestros hijos nos ponen en aprietos. El caso más claro es el chico que hace preguntas difíciles de contestar, ya sea de temas que nos incomodan (como la muerte o la sexualidad) o creemos que no tiene edad para conocer las respuestas (como los robos, la desho-

nestidad, la corrupción, etc.). Podría ocurrir también que nuestro hijo descubriera incongruencias o fisuras en temas de su casa o del entorno: pueden darse cuenta de que su papá está sin trabajo aunque los padres no quieran decirlo, o de las dificultades de pareja de su padres, o simplemente discutir con fuerza y argumentos el “vos no podés tomar gaseosa en la comida, pero tu papá sí”. Veamos el desfase entre la madurez intelectual y la emocional. Son chicos que se dan cuenta de más cosas de las que pueden procesar: a pesar de que su inteligencia les permite interesarse por ciertos temas (“¿por qué existe la pobreza?”, “¿qué es un travesti?”, “ese personaje de la tele es un varón vestido de mujer”, “¿papá y mamá se van a separar?” y muchos otros), no pueden procesarlos o asimilarlos porque su madurez emocional no es acorde con ese “darse cuenta” que les

permite su inteligencia. Un chiquito de tres años puede angustiarse ante la idea de enfermarse cuando a la mayoría de los de esa edad ni se les cruza por la cabeza como problema. Por otro lado, no resulta sencillo explicarle el tema o calmar su preocupación… porque es muy chiquito para entenderlo. Cuando lo que no alcanza es el control de los impulsos, vemos cómo le pegan a la hermanita porque no entienden algo que para ellos es obvio, o contestan mal a la maestra ante una penitencia que consideran injusta. Estos desfases muchas veces traen problemas, porque los chicos se encuentran enfrentando temas o situaciones que no pueden resolver y que a veces los padres tampoco podemos resolver por o para ellos. No es sencillo calmar a Juanita (4), preocupada por la eventual muerte de su madre (quien goza de excelente

salud) porque a pesar de que puede conceptualizar la muerte como problema no tiene tanta facilidad para entender que es muy improbable que ocurra en los próximos años, que los seres humanos tenemos que acostumbrarnos a vivir con esa incertidumbre, que la muerte es un hecho irremediable de la vida y parte de la vida misma, o que su preocupación se debe a que es chiquita y hoy la necesita mucho, y que en cambio cuando sea adulta va a tener los recursos necesarios para poder vivir sin ella. A veces los padres se encandilan con esas inquietudes “geniales” y favorecen por demás el desarrollo intelectual/racional, contestando en exceso las preguntas o favoreciendo programas de televisión o lecturas que terminan agrandando la distancia entre lo que le interesa al niño y lo que de verdad puede comprender,

aprehender y procesar. Estos chicos pueden luego tener problemas de integración con sus pares, porque sus intereses y preocupaciones se apartan mucho de los de sus compañeros. Incluso chicos con dificultades de integración pueden escudarse en esos intereses intelectuales y así evitan comprometerse en relaciones en las que no se sienten seguros, por lo que pasan horas leyendo o investigando en la computadora, con lo que se alejan cada vez más de sus pares, porque sólo en la práctica se adquieren habilidades sociales. Del mismo modo que en las habilidades de las que hablaba en la columna anterior, es importante favorecer un desarrollo parejo de la maduración intelectual, la emocional y el control de lo impulsos de nuestros hijos.ß La autora es psicóloga y psicoterapeuta